Murió Joe Frazier, el peleador que jamás retrocedió.
Frazier, la vida en una toalla
Antonio Sanchidrián
Actualizado martes 08/11/2011 09:27 horas
En el boxeo, donde se escenifica la lucha por la vida, los grandes campeones se miden por la estatura de sus enemigos. Y si el mundo vio el pánico inyectado en los ojos de Muhammad Ali, 'The Greatest', el más grande por los siglos de los siglos, fue porque existió Joe Frazier, fallecido este martes a los 67 años a causa de un cáncer de hígado. El duelo en tres terribles combates entre el maravilloso charlatán de Louisville y 'Smokin'' Joe es uno de los capítulos sobresalientes de la historia del deporte, pero se derrama mucho más allá del cuadrilátero.
Ali y Frazier representaban dos maneras de boxear y también dos formas de entender la vida. Se odiaban furiosamente. Se respetaron a la fuerza. Y se perdonaron cuando ya fue demasiado tarde. Al primero le correspondió toda la gloria, era la bella mariposa que bailaba y encandilaba a la masa con esas maneras, mezcla de actor de cine y propagandista político. El otro era tosco, un martillo pilón feo y demasiado bajito (1,81) para medirse con los pesados de la era dorada. Frazier ha fallecido pobre, con pura melancolía en los ojos y rabia contenida al recordar aquellos días de la década de los 70. Su suerte cambió en Manila y fue por una toalla arrojada como se lanzan las monedas al aire. Y para él salió cruz.
Es conocida la historia de aquella noche del 1 de octubre de 1975, pues se ha contado en mil ocasiones. Era el tercer Ali-Frazier, auspiciado por el presidente Ferdinand Marcos y rodeado de un boato hoy inimaginable para un combate de boxeo. A más de 40 insoportables grados, 14 asaltos estremecedores que resumió Ali con más prosa que poesía: "Fue lo más cerca de morir que he estado". Repasar las imágenes le dan la razón: el combate de Manila la última frontera del boxeo. Y tal vez, el límite del deporte.
A Ali, que subestimaba a Frazier como también despreció a George Foreman, le contaron que Joe llegaba fuera de forma a la pelea. Extraordinariamente inteligente, no se fió. E hizo bien. Desde otra noche, la del 8 de marzo de 1971, la mandíbula de Ali sabía que la izquierda de su enemigo no era asunto de broma. Aquel día, los 20.455 espectadores del Madison Square Garden quedaron atónitos al ver al antes conocido como Cassius Clay desplomarse como un edificio dinamitado. Sucedió en el último asalto, pocos segundos antes de que Frazier diera gracias al cielo por su victoria y por los 2,5 millones de dólares que viajaban directos a su bolsillo. Era primera vez que Ali hincaba la rodilla: "La mejor pelea fue la del año 71, cuando ninguno de los dos había perdido ningún combate todavía. Fue lo más grande que me pasó en mi vida", recordaba. Aquello fue recordado como 'El combate del siglo', uno más: lo narró Norman Mailer y lo fotografió en primera línea Frank Sinatra.
Casi tres años después hubo revancha, en circunstancias diferentes. Una segunda oportunidad que calentó, magistral, Ali en los estudios de la ABC. En el programa 'Wide World of Sports', ambos repasaban el décimo asalto de su primer pleito cuando llegó el directo dialéctico al mentón de Frazier: "Después de la pelea, yo estuve 10 minutos en el hospital... Y tú un mes, Joe". Ali ganó fuera y dentro del cuadrilátero: el 28 de enero de 1974, venció por decisión unánime -tras tumbar en dos ocasiones a su oponente en el quinto asalto-, ganándose el derecho a luchar por el título mundial de los pesados con el amenazante George Foreman, quien había pulverizado a Frazier -cuyo reinado duró sólo cuatro peleas- el enero anterior en Jamaica.
Actualizado martes 08/11/2011 09:27 horas
En el boxeo, donde se escenifica la lucha por la vida, los grandes campeones se miden por la estatura de sus enemigos. Y si el mundo vio el pánico inyectado en los ojos de Muhammad Ali, 'The Greatest', el más grande por los siglos de los siglos, fue porque existió Joe Frazier, fallecido este martes a los 67 años a causa de un cáncer de hígado. El duelo en tres terribles combates entre el maravilloso charlatán de Louisville y 'Smokin'' Joe es uno de los capítulos sobresalientes de la historia del deporte, pero se derrama mucho más allá del cuadrilátero.
Ali y Frazier representaban dos maneras de boxear y también dos formas de entender la vida. Se odiaban furiosamente. Se respetaron a la fuerza. Y se perdonaron cuando ya fue demasiado tarde. Al primero le correspondió toda la gloria, era la bella mariposa que bailaba y encandilaba a la masa con esas maneras, mezcla de actor de cine y propagandista político. El otro era tosco, un martillo pilón feo y demasiado bajito (1,81) para medirse con los pesados de la era dorada. Frazier ha fallecido pobre, con pura melancolía en los ojos y rabia contenida al recordar aquellos días de la década de los 70. Su suerte cambió en Manila y fue por una toalla arrojada como se lanzan las monedas al aire. Y para él salió cruz.
Es conocida la historia de aquella noche del 1 de octubre de 1975, pues se ha contado en mil ocasiones. Era el tercer Ali-Frazier, auspiciado por el presidente Ferdinand Marcos y rodeado de un boato hoy inimaginable para un combate de boxeo. A más de 40 insoportables grados, 14 asaltos estremecedores que resumió Ali con más prosa que poesía: "Fue lo más cerca de morir que he estado". Repasar las imágenes le dan la razón: el combate de Manila la última frontera del boxeo. Y tal vez, el límite del deporte.
A Ali, que subestimaba a Frazier como también despreció a George Foreman, le contaron que Joe llegaba fuera de forma a la pelea. Extraordinariamente inteligente, no se fió. E hizo bien. Desde otra noche, la del 8 de marzo de 1971, la mandíbula de Ali sabía que la izquierda de su enemigo no era asunto de broma. Aquel día, los 20.455 espectadores del Madison Square Garden quedaron atónitos al ver al antes conocido como Cassius Clay desplomarse como un edificio dinamitado. Sucedió en el último asalto, pocos segundos antes de que Frazier diera gracias al cielo por su victoria y por los 2,5 millones de dólares que viajaban directos a su bolsillo. Era primera vez que Ali hincaba la rodilla: "La mejor pelea fue la del año 71, cuando ninguno de los dos había perdido ningún combate todavía. Fue lo más grande que me pasó en mi vida", recordaba. Aquello fue recordado como 'El combate del siglo', uno más: lo narró Norman Mailer y lo fotografió en primera línea Frank Sinatra.
Casi tres años después hubo revancha, en circunstancias diferentes. Una segunda oportunidad que calentó, magistral, Ali en los estudios de la ABC. En el programa 'Wide World of Sports', ambos repasaban el décimo asalto de su primer pleito cuando llegó el directo dialéctico al mentón de Frazier: "Después de la pelea, yo estuve 10 minutos en el hospital... Y tú un mes, Joe". Ali ganó fuera y dentro del cuadrilátero: el 28 de enero de 1974, venció por decisión unánime -tras tumbar en dos ocasiones a su oponente en el quinto asalto-, ganándose el derecho a luchar por el título mundial de los pesados con el amenazante George Foreman, quien había pulverizado a Frazier -cuyo reinado duró sólo cuatro peleas- el enero anterior en Jamaica.
Muhammad Ali Vs Joe Frazier I “Fight of the Century” March 8, 1971 Madison Square Garden NYC (Highlights)
De Kinshasa a Manila
La historia del boxeo viaja fugaz y gloriosamente a Kinshasa (Zaire), donde el 30 de octubre de 1974 Ali borda el boxeo ante Foreman, con Frazier en la tribuna de comentaristas. Aquella pelea fue denominada 'The rumble in the jungle' y se cuenta en el magnífico documental 'Cuando éramos reyes', de Leon Gast. El coloso de Louisville firma un 'knock out' a cámara lenta que le sirvió para reivindicarse ante quienes ya le llamaban viejo y para volver a lucir el cinturón de campeón.
Regresamos así a Manila, a Quezon City, con más de 300 millones de personas pendientes de ese 'ring'. De nuevo se cruzan la torva mirada de Frazier y la enorme y provocadora bocaza de Ali, sólo a la altura de sus prodigiosos puños. Una boca que se propuso cerrar 'Smokin' Joe desde el primer asalto en un acoso demoledor. No había pasos atrás en los códigos de Frazier, dispuesto a morir antes que a perder. Nadie llegó más lejos para destruir al mito, tanto que se especula con que la degeneración en la salud de Cassius Clay está directamente relacionada con la soberana paliza recibida aquella noche asfixiante
Tras 14 asaltos monumentales, después de un gancho de izquierda al mentón de Joe que le hace perder el protector bucal y salpica de sangre las primeras filas del 'ringside', algo sucedió en la esquina del aspirante. Eddie Futch, el preparador de Frazier, constata que su pupilo está ciego. Es imposible seguir la pelea: hay que tirar la toalla. "Nadie olvidará jamás lo que hiciste hoy aquí", ésa fue la frase para la historia de Futch ante un boxeador dispuesto a perder el último aliento en la pelea.
Cuenta la leyenda que, al mismo tiempo, al otro lado del 'ring', también había movimiento. Angelo Dundee, el ángel de la guardia de Ali, se mueve inquieto y alguien escucha pedir a Ali que le quiten los guantes, que no puede seguir. Es la versión que cuenta Tommy Frazier, hermano de Joe, negada posteriormente por el eterno entrenador de Ali. "La gente se confunde", aseguró displicente.
Una toalla vuela al ring, mientras Ali no tiene fuerzas para el festejo, sólo para dar gracias por seguir con vida. Y da paso al tormento de Frazier, que revivió la pelea en noches innumerables, diciendo a quien quisiera escuchar, allá en el pobre gimnasio de Filadelfia donde se ganaba el sustento, que, en realidad, él jamás salió derrotado de Manila. Nunca fue el mismo tras perder con Ali y acabó colgando los guantes de mala manera. Defendió cuatro veces el título de campeón mundial y ganó 32 de sus 37 combates. Perdió cuatro y tuvo uno nulo. "Quiero que me recuerden como un boxeador que jamás retrocedió". Frazier esperó 67 años para caer, ante un enemigo bastante peor que los brillantes puños del más grande
http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2011/11/08/masdeporte/1320740853.html
Muhammad Ali Vs Joe Frazier III "Thrilla in Manila" October 1, 1975 Araneta Coliseum Manila Philippines (Highlights)