Blue Note: La banda sonora de una época
A 70 años de su creación, la firma sigue exhumando grandes discos de su inagotable catálogo de jazz. De Miles Davis a Clifford Brown y de Grant Green a Thad Jones, todas buenas excusas para entrar al género.
Por Víctor Hugo Ghitta
No sucede a menudo que un sello discográfico defina los estándares de sonido de una época. Ocurrió en 1898 cuando Emile Berliner creó Deutsche Grammophone (cuna de los más grandes intérpretes de la música clásica durante el siglo pasado), y en 1959 con la fundación de Motown por Berry Gordy (etiqueta que desde entonces reunió lo más filoso de la música negra, de las Marvelettes y Smokey Robinson a Marvin Gaye y los Jackson 5). En los Estados Unidos de fines de los años 30, el francés Alfred Lion impulsó el sello Blue Note, casa discográfica que albergó a los más grandes músicos de jazz e impuso un sonido inconfundible además de un concepto estético reconocible en las tapas de los vinilos, con fotografías de Francis Wolf que capturaron la intimidad de los estudios y diseño gráfico de Reid Miles.
Considerado el punto de encuentro de los grandes intérpretes del hard bop -una extensión del bebop que poco antes habían moldeado Dizzy Gillespie y Charlie Parker-, Blue Note "fichó" a Thelonious Monk, Miles Davis, Sonny Rollins, Bud Powell, Horace Silver, Art Blakey y otros renovadores del lenguaje musical de mediados del siglo XX.
Las grabaciones aquí reunidas (9 volúmenes de la colección The Rudy Van Gelder Edition) pueden servir como sonido de fondo de los años 50 y 60, cuando los norteamericanos asisten al estallido del expresionismo abstracto de Jackson Pollock y Willem de Kooning y a la provocadora expansión de la literatura beatnik de Jack Kerouac y Allen Ginsberg. El mérito incontrastable de estos registros no es ya la potencia creadora de los artistas seleccionados (los trompetistas Miles Davis, Clifford Brown, Donald Byrd, Kenny Dorham, Freddie Hubbard y Thad Jones; el saxo tenor Wayne Shorter y el guitarrista Grant Green), sino la minuciosa reconstrucción de estos álbumes diseñada por Van Gelder en 2003. El jazz tuvo muchas casas discográficas que llevaron su impulso creador a las audiencias de todo el mundo (Prestige, Atlantic, Riverside), pero Blue Note era otra cosa. A Van Gelder le debemos ese sonido hondo, cálido, de un refinamiento que jamás conspira contra la intensidad emocional del jazz.
En su extensa carrera como ingeniero de sonido, que alcanzó su cúspide en los estudios que a fines de los 50 montó en Englewood Cliffs, Nueva Jersey, Van Gelder grabó a todos los grandes. Estas nueve piezas discográficas recuperan parte de ese legado, que se inscribe en la tradición del bebop y el hard bop, con sus disonancias, su diversidad rítmica, sus tonalidades novedosas y su invencible capacidad de improvisación. Porque estamos, claro, en el territorio de la sorpresa, de lo inesperado, de los impensados cambios de rumbo.
La colección es impecable, y su interés se acrecienta a los oídos del estudioso o el oyente bien entrenado: en más de un caso (Idle Moments de Grant Green, Miles Davis Vol. 2 y Memorial Album de Clifford Brown) incorpora tomas alternativas que en cotejo con las originales son una lección útil para comprender (no ya de modo teórico) qué es la improvisación. Hay rarezas y encuentros formidables entre los miembros de un verdadero seleccionado del jazz: el piano de Tommy Flanagan y el saxo tenor de Joe Henderson junto a la trompeta de Kenny Dorham; el piano de John Lewis, el bajo de Percy Heath y la batería de Art Blakey junto a la trompeta de Clifford Brown; el piano de Herbie Hancock y la batería de Joe Chambers junto al saxo tenor de Wayne Shorter, apenas tres muestras que delatan la diversidad de estilos y la riqueza artística que promete cada album.
Los oyentes menos habituados al género pueden encontrar dos piezas que son todo un viaje de iniciación: Idle Moments del guitarrista no siempre bien apreciado Grant Green (con Joe Henderson en saxo tenor y Bobby Hutcherson en vibráfono) y The Magnificent Thad Jones (Billy Mitchel en el saxo tenor), con pasajes de una intensidad emocional y un lirismo devastadores. Sólo la versión de "April in Paris" justifica la audición del álbum
http://www.conexionbrando.com/1518697-la-banda-sonora-de-una-epoca
Grant Green - Idle Moments - Album: Idle Moments - Year: 1963 - Label: Blue Note
Obras cumbres de un siglo que pasó
Todo un acontecimiento: diez títulos clásicos de la colección de jazz del sello Blue Note han sido editados por primera vez en la Argentina.
04/10/12
Por Jorge Fondebrider
Tanto entre el público como entre la crítica existe el consenso de que el lapso que va entre 1950 y 1965, aproximadamente, es el más rico en la historia del jazz . En primer lugar, conviven tres generaciones de grandes músicos: la de los maestros del pasado (Duke Ellington, Count Basie, Earl Hines, Louis Armstrong, Coleman Hawkins, Lester Young, etc.), la de los inventores de la modernidad (Dizzy Gillespie, Charlie Parker, Thelonious Mo-nk, Charles Mingus, Miles Davis, etc.) y la de los jóvenes revolucionarios (John Coltrane, Sonny Rollins, Ornette Coleman, Wayne Shorter, Eric Dolphy, Albert Ayler, Cecil Taylor, Archie Shepp, Freddie Hubbard, Herbie Hancock, etc.). Esa es también la época de algunos de los más importantes sellos discográficos de la historia. Entre estos, Savoy, Prestige, Riverside, Impulse, Verve y, ocupando un primerísimo lugar, Blue Note. Fundado en 1939 por Alfred Lion y Max Margulis, más tarde reemplazado por Francis Wolff, Blue Note comenzó grabando jazz tradicional. Pero en 1947 se volcó de lleno a la modernidad y, fundamentalmente, al hard-bop , estilo derivado del be-bop , con una fuerte impronta del blues y del gospel , que suele identificarse con los nombres de Horace Silver, Hank Mobley, Lee Morgan, Lou Donaldson y Art Blakey, entre otros.
Cuestion de sonido
Sin embargo, a la extraordinaria reunión de grandes artistas y “jóvenes leones”, Blue Note sumó otras dos blasones: un sonido impecable, definido por el trabajo del ingeniero de grabación Rudy Van Gelder, y un diseño vanguardista, que se apoyó, primero, en las fotografías del propio Francis Wolff, y luego, en el arte de tapa de Reid Miles. Así, los discos clásicos de Blue Note –la compañía fue vendida en 1979 a la EMI y ahí comienza otra historia– son referencia obligada, garantía de altísima calidad y, en ocasiones, verdaderas cumbres del arte musical.
Ahora bien, en una época en que Sony y Universal, las dos multinacionales que reúnen a algunos de los más importantes sellos discográficos, ya no editan discos de jazz en la Argentina, es una excelente noticia que la filial local de la EMI haya decidido lanzar de una sola vez 10 títulos del catálogo clásico de Blue Note. Más aún, cada uno de esos títulos corresponde a la serie “The Rudy Van Gelder Edition”, en la cual el mítico ingeniero fue nuevamente convocado para remasterizar las antiguas grabaciones analógicas, adaptándolas a la nueva tecnología de 24-bit de resolución.
Los trompetistas han sido especialmente beneficiados: hay dos volúmenes de Miles Davis con las estrellas de la compañía registrados entre 1952 y 1954, el Memorial Album (1953) de Clifford Brown, The Magnificent Thad Jones (1956) de Thad Jones, Free Form (1961) de Donald Byrd, Trompeta Tocata (1964) de Kenny Dorham y Without A Song: Live in Europe 1969 (grabaciones encontradas y editadas en 2009) de Freddie Hubbard. La serie se completa con Newk’s Time (1957) de Sonny Rollins, el fantástico Idle Moments (1963) de Grant Green, y Adam’s Apple (1966) de Wayne Shorter. Todos son verdaderas joyas y nunca antes fueron editados localmente, con la incidencia que este dato tiene en el precio de los discos.
Wayne Shorter - Footprints - Album: Adam’s Apple - Year: 1966 - Label: Blue Note