Desencantado pero vivo
Van Morrison lanza su 34º cancionero tras cuatro años sin grabar 'Born to sing: No plan B' bebe del jazz y el blues, clama contra el materialismo y reivindica la música como su único refugio
Miércoles, 3 de octubre del 2012
NANDO CRUZ / BARCELONA
Hace solo cinco años el lanzamiento de un nuevo disco de Van Morrison no hubiera sido noticia. El León de Belfast llevaba cuatro décadas publicando canciones a un ritmo impensable para cualquier otro artista de su edad y categoría. En 45 años de trayectoria como solista había editado 38 discos, solo cinco de los cuales eran en directo. Únicamente Neil Young puede presentar unas cifras tan imponentes.
Pero tras el exitoso Keep it simple (2008), exitoso en la modesta liga de los artistas de sólida reputación y discretas ventas como él, Morrison se embarcó en la gira de celebración del 40º aniversario de Astral weeks, de la que se derivó un disco en directo y un DVD, y cerró el grifo compositivo. Pasaban los meses, los años, y no anunciaba nuevo álbum. Y, claro, la inquietud se acentuó al comprobar que el hombre que se ha subido al escenario más de 3.000 noches, el hombre que defendía una media de más de 60 conciertos por temporada, solo ofreció media docena en 2011.
En la década de los 70, justo después de publicar Veedon fleece (1974), Van Morrison atravesó una crisis creativa que lo mantuvo alejado del estudio de grabación. No se encerró en casa, ya que colaboró con múltiples artistas, pero buscaba un nuevo impulso creativo y salió adelante con un disco de título elocuente: A period of transition (1977). Nunca antes había pasado tres años en barbecho. Y nunca después volvió a necesitar tantas vacaciones, manteniendo una frenética media de disco cada 18 meses.
UNA REAFIRMACIÓN ESTÁTICA / El nuevo disco de Van Morrison ya existe. Y en Born to sing: no plan B, título de reafirmación donde los haya, encontramos al Van Morrison de siempre: rodeado de músicos discretos y de un gusto exquisito y entregado a los géneros que más le han marcado: el blues y el jazz. La mayoría de composiciones parecen estándares centenarios, pero esto tampoco es noticia. De hecho, la intención de Blue Note, el sello que publica el disco, era que grabase una colección de versiones de jazz, pero finalmente Van decidió entregar piezas de factura propia.
Una de las diez canciones, Close enough for jazz, es la reinterpretación de un instrumental del disco Too long in exile (1993) al que ha puesto letra. Suena francamente jovial y vitalista. Dice: «No hay razón para estar triste, no hay razón para quedarse en cama». Hay más títulos que apelan a ese inesperado optimismo, como Mystic of the East (la enésima canción de Morrison que emplea la palabra mística) y Born to sing, donde evoca ese momento en que suena la música y todo encaja porque lo que más te entusiasma en este mundo es cantar.
Pero Born to sing: no plan B también transmite decepción, acritud y desencanto. En canciones como End of the rainbow, If in money we trust y Educating Archie (cuyo título proviene de un programa de radio de los años 50 protagonizado por un ventrílocuo), Van Morrison carga contra la fiebre consumista, el culto al dinero y el callejón sin salida al que ha llegado la sociedad occidental. Sí, el norirlandés lo ve claro, aunque en Open the door (To your heart) simplemente alcance a aconsejarnos que abramos nuestro corazón y arrinconemos la codicia.
Habrá quien anuncie la llegada de un Van Morrison más airado o, apoyándose en la coyuntura social, de un Van Morrison indignado. Pero el mal humor y la amargura siempre han alimentado la obra del gruñón de Belfast; casi tanto como su fe ciega en el poder curativo de la música. Y en Born to sing: No plan B ambas líneas argumentales se reparten las letras del mismo modo que blues y jazz comparten la partitura como buenos amigos.
Tras cinco décadas de oficio y estos cuatro años y medio sin entregar canciones, Van Morrison debe haberse preguntado cómo debe posicionarse ante el mundo e, incluso, si valía la pena seguir publicando discos. Es una reflexión menos abstracta de lo que parece, ya que en una reciente entrevista el cantante describía la industria discográfica como un imán de vagos y timadores. Finalmente ha decidido que su estrategia de supervivencia es encerrarse en su caparazón de jazz y blues, o acomodarse en Montecarlo, como canta en Goin' down to Monte Carlo, y lanzar desde allí sus puyas de falso jubilado. La opción del retiro, la que evoca Retreat and view, queda aparcada hasta nueva orden. Lo suyo, por ahora, será un retiro activo.
Van Morrison - Born To Sing - Live in East Belfast, Sep 2012 (Official Video)