Los Pumas escribieron la página más gloriosa de la historia
Sábado 08 de agosto de 2015 | 23:57
Por Jorge Búsico - Para canchallena.com
Hay en la historia de los Pumas , que es una historia de emociones, como lo es el rugby mismo, un cuadro de honor de victorias en el cual es muy difícil -y también injusto- determinar cuál fue la más importante de todas. Ahí están, inmaculados, los triunfos ante los Junior Springboks en 1965, con Francia en el partido inaugural del Mundial 2007, frente a los Wallabies de visitantes en 1983, ante Inglaterra en Twickenham en 2005, con Francia en 1985 o el del Mundial 99 con Irlanda. Lo que sí puede asegurarse es que ayer en Durban ocurrieron tantas emociones que, todas juntas, terminaron de escribir la página más gloriosa del seleccionado argentino.
Alcanza el dato concreto de la primera victoria de la historia ante los Springboks para magnificar lo que ocurrió en el Kings Park. También lo que brindó el juego, con una actuación monumental del equipo y de todos los que entraron. O lo estadístico, que indica que por primera vez los argentinos no terminan últimos en el Rugby Championship, dejándolos en ese lugar nada menos que a los sudafricanos. Pero lo que pasó ayer tuvo un toque de emoción producto de un factor único: la presencia de los Pumas del 65, los que iniciaron la leyenda allí mismo, en Sudáfrica, 50 años atrás.
Toda esa conjunción de la historia que arrancó en la cena del jueves, que siguió el viernes en la visita al estadio y que hizo retumbar el vestuario antes de salir al césped con el famoso "Yo te daré una cosa que empieza con P.", tuvo un pico máximo de emoción a la hora de los himnos. Pumas del 65 y del 2015, unos enfrente de otros, mirándose a los ojos estallados en lágrimas. Fue el traspaso del legado adentro de la cancha. Como si cada uno del 65 le dijera a cada uno del 2015, "ahora te toca a vos". Con otro agregado maravilloso: la camiseta. El mismo modelo -sin publicidad alguna- de medio siglo atrás. Sin dudas, ayer los Springboks enfrentaron a muchos más de 15 jugadores.
Esa entonación del himno, ejecutado entero y no en la versión acortada que se estrenó en el Mundial 2007, dio las mismas señales que la noche del partido inaugural ante Francia, en el Stade de France. Se presentía que algo histórico iba a ocurrir. La emoción en cada rostro, el pecho inflado. De aquella vez en París, la prensa francesa dijo que los Pumas habían empezado a ganar el test en el himno. Ayer pareció lo mismo.
La idea de llevar a los Pumas del 65 a Sudáfrica nació de la cabeza de Agustín Pichot y requirió de una ardua tarea logística de la UAR, que puso el dinero para tal fin. Se pensó como un homenaje a los 50 años, que, además, coincidía con un partido de los Pumas por el Rugby Championship. Pero una causa justa siempre genera algo mejor. Y ese reconocimiento terminó siendo un factor emocional que contagió a los actuales jugadores para completar la página más gloriosa.
Este encuentro que ocurrió en Durban tuvo esos ribetes emocionales que la historia es capaz de dar. Los dos medio scrum de los Pumas del 65, Adolfo Etchegaray y Luis Gradín, son del CASI y de Belgrano. Los dos actuales, Martín Landajo y Tomás Cubelli, también. Juan Leguizamón y Guido Petti llevaban el legado del SIC de otros dos que estuvieron el día del impacto en el Ellis Park, Arturo Rodríguez Jurado y Roberto Cazenave. Héctor Silva, el capitán que sucedió Aitor Otaño, es de la ciudad de La Plata, al igual que Agustín Creevy, quien hoy lleva ese honor. Y lo más increíble: un solo Puma del 65, José Luis Imhoff, tiene un hijo en este plantel 2015, y ese cachorro, Juan, ayer se despachó con tres tries.
Los Pumas de ahora necesitaban en este momento a Los Pumas del 65. Necesitaban recurrir a la historia después de dos partidos en los cuales les había costado encontrar su juego y la identidad. Pero los necesitaban así, estando al lado de ellos en la cena, en la visita al estadio, en el vestuario antes del partido, enfrente a la hora del himno y en la tribuna recibiendo su aliento. Cualquier equipo la necesita. Los All Blacks tienen su libro negro, en cuyas páginas figuran quiénes fueron los que dejaron la sangre por esa camiseta; donde se dice que debe entregársela en mejores condiciones de las que se la recibió. Guillermo Vilas también decía que no se podía jugar bien al tenis sino se conocía la historia de los que construyeron ese deporte. Cuando se sabe de dónde se viene, es más fácil saber hacia dónde se va.
Los Pumas del 65, ese grupo de hombres que desde hace 50 años se junta el 19 de junio y que son un símbolo de unidad para el rugby argentino, quizá no puedan concurrir a próximos partidos, pero ya dejaron su marca en este plantel. Se notó ayer. El equipo jugó un test extraordinario desde donde se lo mire, y de comienzo a fin. Fue una paliza, desde lo emocional y desde lo táctico.
Como el del 65, el del 2015 marcó tries en cada situación cercana al ingoal; aquella vez fueron 3, esta, 4. Como el del 65, el del 2015 salió del asedio final tackleando a mansalva y llevando a su rival a su campo. Como el del 65, el scrum fue una bandera.
Por todo esto, el triunfo de ayer en Durban es la página más gloriosa del rugby argentino. En el cuadro de honor ahora solo falta ganarles a los All Blacks. Habrá una nueva oportunidad en el debut del Mundial, el 20 de septiembre. Ahora es el momento de que los Pumas vayan por más.
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