Bill Frisell: A Portrait
El guitarrista ganador de un Grammy y nativo de Seattle sale de las sombras para una exploración en capas de su vida, trabajo y proceso de colaboración, incluyendo cómo desarrolló una voz sónica única que combina jazz con folk, rock, clásica y avant garde.
Bill Frisell no es simplemente un guitarrista y compositor universalmente admirado -y muy posiblemente la persona más amable del mundo, como sugiere Emma Franz-, sino una encarnación viva de la inadecuación de las etiquetas que atribuimos a los géneros musicales.
Viene del mundo del jazz, pero, especialmente en los últimos años, aquellos que intentan describir su producción son tan aptos para mencionar el país o la cultura americana. La música que ha germinado sus abundantemente imaginativas improvisaciones incluye el trabajo de John Lennon, Aaron Copland y Madonna; entre sus colaboradores a través de los años han estado Renee Fleming, Lucinda Williams y la Sinfonía de la BBC, que se muestran aquí en una cantidad generosa de material de ensayo para una de las composiciones de Frisell. Franz también lo visita en su casa de Bainbridge Island, llena de sus grabaciones (cuando Frisell dice que ha hecho cientos de álbumes, no es broma) y sus guitarras (cada una tiene una historia). Las cabezas parlantes aquí se entusiasman no solo con la versatilidad de Frisell sino, a la inversa, con el estilo y el sonido personal e inconfundible que aporta a todo lo que toca; su compañero guitarrista John Abercrombie quizás lo resume mejor cuando dice "Escuchas la historia de la guitarra cuando toca".
Bill Frisell es uno de los mejores guitarristas vivos, con una visión tan personal como libérrima del jazz, el folk, la improvisación y lo que se tercie. Todo feeling e intuición, la antítesis de un “guitar hero”. Este entrañable y apacible paseo por su arte y su vida deviene una oda a la creatividad, la humildad y la sed de aprendizaje.
Bill Frisell es uno de los mejores y más influyentes guitarristas vivos, con una visión tan idiosincrática como apasionada del jazz, el folk, la improvisación y lo que haga falta. Todo sentimiento e intuición, la antítesis de un guitar hero. A pesar de su extrema timidez ante la cámara y los elogios, accede a que le acompañemos en un apacible paseo por su arte, sus amigos, su colección de guitarras, su quehacer diario. Le vemos actuando en el Village Vanguard de NY donde arrancó su carrera, trabajando con la BBC Symphony Orchestra, reinterpretando olvidadas partituras de principios de los 80 y charlando con el genial dibujante Jim Woodring. Contribuyen al retrato personas cercanas como su mentor el guitarrista Jim Hall, su viejo aliado el batería Joey Baron (Naked City) y un agradecido John Zorn, cuya rompedora aleación de free jazz y punk se vio “validada” por el inconfundible toque de Frisell. De la interminable lista de artistas con los que ha colaborado (Elvis Costello, Lou Reed, Brian Eno, Manianne Faithful…), Bonnie Raitt, Paul Simon y el productor Hal Willner coinciden en señalar que cuando Frisell entra en un estudio es como si se apareciera “un ángel capaz de mejorarlo todo, de hacer aflorar belleza en todas direcciones a partir de la melodía más simple”. Una oda a la creatividad, la humildad, la sed de aprendizaje y el placer de no saber qué va a pasar.
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Bill Frisell: A Portrait - Director Emma Franz / 2017