El despertar futbolístico de África alcanzó un punto de no retorno con George Weah, el delantero que cambió para siempre el concepto del jugador africano. El primer gran descubrimiento de Wenger fue también el primer extranjero en ganar el Balón de Oro.
A Arsene Wenger siempre se le ha reconocido un extraordinario ojo clínico para captar jóvenes talentos. Uno de sus primeros descubrimientos fue George Weah, un potente delantero al que el técnico francés fichó desde Camerún para convertirlo en uno de los extranjeros más rentables del fútbol europeo en el último tercio del siglo XX. Rápido, hábil para desmarcarse, de zancada larga y fuerte pegada, Weah pronto destapó todo su potencial en la liga francesa, llamando la atención del Milán, con el que ganó dos Scudettos. Su mayor virtud fue integrar las excelentes actitudes físicas que tenía a un control del balón en carrera que le permitía tener una gran movilidad en la zona de ataque. Desmarque, galopada y disparo. Tres señas de identidad para la ‘pantera indomable’, quien fue el gran valedor del fútbol africano en el viejo continente. Antes de su irrupción los grandes clubes europeos rara vez fijaban sus objetivos en el continente negro para captar nuevos talentos, excepciones contadas que brillaban en algún partido de la Copa del Mundo. Pero tras su proclamación como Balón de Oro en 1995, los grandes equipos comenzaron a poner sus ojos en África con el fin de descubrir nuevos talentos. En Liberia, Camerún, Nigeria o Ghana se empezó a apostar por el ‘perfil Weah’ como el prototipo de delantero exportable.
El camino hacia su consagración fue un proceso lento y escalonado. Cuando Wenger lo fichó para el Mónaco en 1988 procedente de Camerún pocos aventuraban lo que daría de sí el liberiano, que pasaba por ser un delantero de físico imponente y gran rapidez pero sin condiciones de estrella. El técnico francés se encargó de pulirlo, mejorando su posicionamiento táctico y sus condiciones técnicas para transformarle en un ariete al que costaba quitarle el balón cuando encaraba en carrera. A medida que avanzaba temporadas en la Ligue 1 francesa su cotización subía enteros y el Paris Saint Germain decidió apostar por él para su nuevo proyecto. Weah fue la piedra angular de un equipo que tomó el relevo del Olympique de Marsella en la elite del fútbol francés. En el torneo doméstico era la pesadilla de los marcadores rivales. En Europa, sus actuaciones tampoco no desapercibidas para los ‘grandes’ del viejo continente y en 1995, tras alcanzar las semifinales de la Champions League, se convirtió en objeto de deseo de los clubes punteros.
Mientras a Weah se le quedaba pequeña la liga francesa, en Italia el Milán andaba buscando un sustituto de Marco Van Basten. Doce millones de dólares de la época convirtieron al liberiano en el encargado de hacer olvidar la magia del holandés. Sus galopadas le hicieron ganarse el respeto de la grada y el reconocimiento de prensa y compañeros de profesión como uno de los mejores futbolistas del mundo. En 1995 se convirtió en el primer jugador no europeo que ganaba el Balón de Oro, y, ese mismo año, la FIFA le otorgó el prestigioso trofeo World Player, adelantando en la votación a Paolo Maldini y Jugen Klinsmann. Durante las cuatro campañas que vistió la camiseta ‘rossonera’ conquistó dos Scudettos, antes de poner fin a su etapa italiana e iniciar un fugaz paso por Inglaterra en las filas de Chelsea y Manchester City. Con 34 años regresó a Francia para jugar en un Olympique de Marsella que quería iniciar con él un nuevo proyecto ganador con el que olvidar la crisis deportiva e institucional que había sufrido a finales de los noventa, aunque sin éxito. Tras colgar las botas en 2003, Weah regresó a su Liberia natal, donde emprendió una carrera política como candidato presidencial. En las urnas no tuvo tanto éxito como en las canchas de juego, donde abrió una nueva vía para buscar talentos en África. Jugadores como Drogba o Eto’o afloraron a partir de que los ojeadores europeos pusieran sus ojos en el continente negro buscando un nuevo George Weah.
Weah fue uno de los protagonistas del gran Paris Saint Germain de mediados de los noventa. En las tres campañas que el liberiano estuvo en el Parque de Los Príncipes conquistó una Liga, dos Copas, una Copa de la Liga, un subcampeonato liguero y disputó las semifinales de la UEFA, la Recopa y la Copa de Europa. Con Ginolá y los franceses Raí y Leonardo se entendía a la perfección y fue la pesadilla del Real Madrid en los cuartos de final de la Copa de la UEFA de 1992/93 y la Recopa de 1993/94, marcando dos goles decisivos en ambas eliminatorias.
Fuera de los terrenos de juego, George Weah siempre fue una persona muy comprometida con las causas solidarias, colaborando en proyectos de desarrollo en su Liberia natal. Tampoco ocultó nunca su agradecimiento hacia Arsene Wenger, el hombre que apostó por él y que moldeó su talento. En 1995, tras recibir el FIFA World Player, regaló el trofeo al técnico francés. “Él hizo de mí el futbolista que soy. Me enseñó a perseverar, a llevar una vida decente y a jugar con deportividad”, afirma el liberiano sobre el técnico galo.
http://www.futbolistadigital.com/2008/11/28/leyendas-george-weah/
Hollywood prepara película biográfica sobre el futbolista africano George Weah
El legendario jugador liberiano buscó cambiar a su país e incluso se presentó como candidato a Presidente.
Emol
Viernes 25 de Junio de 2010 13:04
LOS ANGELES.- Poco tiempo después de acabar su debut como director, el habitual actor Dermot Mulroney encabezará una película que seguirá la vida del futbolista liberiano George Weah, quien luego de convertirse en una de las máximas figuras salidas del continente africano, volvió a su país para seguir una carrera política.Weah, quien triunfó en el fútbol francés y en el AC Milan de Italia, es considerado uno de los jugadores que abrió puertas a otros jugadores africanos para arribar al fútbol europeo y convertirse en grandes estrellas.Mulroney, que acaba de finalizar la comedia romántica "Love Wedding Marriage", cambiará de género para esta cinta en la que también participará como productor, según informa "The Hollywood Reporter".La cinta no se centrará en la carrera como futbolista de Weah, sino cómo tras colgar los botines se convirtió en un activista humanitario y luego en importante referente político de Liberia, donde llegó a postular a la presidencia.
Los productores del largometraje estuvieron cerca de un año intentando convencer a Weah para que ceda los derechos de su historia, hasta que finalmente accedió. Así se cumple un sueño de Mulnorey, reconocido fanático del fútbol y también interesados en temas vinculados a África."Es una historia extraordinaria", afirma Mulroney. "Involucra política, guerra, amor y fútbol. Pacientemente caminamos hacia él y finalmente (el productor) Rainier (Negri) se lo ganó", añadió.Weah, quien se crió en los suburbios de la capital liberiana, Monrovia, se convirtió en 1995 en el único jugador en el mundo en haber ganado estas tres distinciones en un mismo año: Jugador FIFA del Año, Futbolista del Año en Europa y Futbolista Africano del Año.El ex futbolista ayudó al desarme de "niños soldados" en su país y su influencia facilitó la caída del dictador Charles Taylor, quien hoy es juzgado por el Tribunal de La Haya por crímenes de guerra.Cuando el jugador intentó presentarse a la presidencia de Liberia, se convirtió en un violento objetivo de sus opositores: su mansión fue quemada y algunos miembros de su familia sufrieron violaciones. Finalmente perdió la elección en 1995, pero piensa presentarse nuevamente, para lo cual busca un título universitario en Estados Unidos.
http://www.emol.com/noticias/todas/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=421047
George Tawlon Manneh Oppong Ousman Weah (A Chori Rosso Nero)