lunes, 28 de junio de 2010

George Weah / The Great Liberian Star of Hope


Leyendas: George Weah

El despertar futbolístico de África alcanzó un punto de no retorno con George Weah, el delantero que cambió para siempre el concepto del jugador africano. El primer gran descubrimiento de Wenger fue también el primer extranjero en ganar el Balón de Oro.

A Arsene Wenger siempre se le ha reconocido un extraordinario ojo clínico para captar jóvenes talentos. Uno de sus primeros descubrimientos fue George Weah, un potente delantero al que el técnico francés fichó desde Camerún para convertirlo en uno de los extranjeros más rentables del fútbol europeo en el último tercio del siglo XX. Rápido, hábil para desmarcarse, de zancada larga y fuerte pegada, Weah pronto destapó todo su potencial en la liga francesa, llamando la atención del Milán, con el que ganó dos Scudettos. Su mayor virtud fue integrar las excelentes actitudes físicas que tenía a un control del balón en carrera que le permitía tener una gran movilidad en la zona de ataque. Desmarque, galopada y disparo. Tres señas de identidad para la ‘pantera indomable’, quien fue el gran valedor del fútbol africano en el viejo continente. Antes de su irrupción los grandes clubes europeos rara vez fijaban sus objetivos en el continente negro para captar nuevos talentos, excepciones contadas que brillaban en algún partido de la Copa del Mundo. Pero tras su proclamación como Balón de Oro en 1995, los grandes equipos comenzaron a poner sus ojos en África con el fin de descubrir nuevos talentos. En Liberia, Camerún, Nigeria o Ghana se empezó a apostar por el ‘perfil Weah’ como el prototipo de delantero exportable.

El camino hacia su consagración fue un proceso lento y escalonado. Cuando Wenger lo fichó para el Mónaco en 1988 procedente de Camerún pocos aventuraban lo que daría de sí el liberiano, que pasaba por ser un delantero de físico imponente y gran rapidez pero sin condiciones de estrella. El técnico francés se encargó de pulirlo, mejorando su posicionamiento táctico y sus condiciones técnicas para transformarle en un ariete al que costaba quitarle el balón cuando encaraba en carrera. A medida que avanzaba temporadas en la Ligue 1 francesa su cotización subía enteros y el Paris Saint Germain decidió apostar por él para su nuevo proyecto. Weah fue la piedra angular de un equipo que tomó el relevo del Olympique de Marsella en la elite del fútbol francés. En el torneo doméstico era la pesadilla de los marcadores rivales. En Europa, sus actuaciones tampoco no desapercibidas para los ‘grandes’ del viejo continente y en 1995, tras alcanzar las semifinales de la Champions League, se convirtió en objeto de deseo de los clubes punteros.

Mientras a Weah se le quedaba pequeña la liga francesa, en Italia el Milán andaba buscando un sustituto de Marco Van Basten. Doce millones de dólares de la época convirtieron al liberiano en el encargado de hacer olvidar la magia del holandés. Sus galopadas le hicieron ganarse el respeto de la grada y el reconocimiento de prensa y compañeros de profesión como uno de los mejores futbolistas del mundo. En 1995 se convirtió en el primer jugador no europeo que ganaba el Balón de Oro, y, ese mismo año, la FIFA le otorgó el prestigioso trofeo World Player, adelantando en la votación a Paolo Maldini y Jugen Klinsmann. Durante las cuatro campañas que vistió la camiseta ‘rossonera’ conquistó dos Scudettos, antes de poner fin a su etapa italiana e iniciar un fugaz paso por Inglaterra en las filas de Chelsea y Manchester City. Con 34 años regresó a Francia para jugar en un Olympique de Marsella que quería iniciar con él un nuevo proyecto ganador con el que olvidar la crisis deportiva e institucional que había sufrido a finales de los noventa, aunque sin éxito. Tras colgar las botas en 2003, Weah regresó a su Liberia natal, donde emprendió una carrera política como candidato presidencial. En las urnas no tuvo tanto éxito como en las canchas de juego, donde abrió una nueva vía para buscar talentos en África. Jugadores como Drogba o Eto’o afloraron a partir de que los ojeadores europeos pusieran sus ojos en el continente negro buscando un nuevo George Weah.

Weah fue uno de los protagonistas del gran Paris Saint Germain de mediados de los noventa. En las tres campañas que el liberiano estuvo en el Parque de Los Príncipes conquistó una Liga, dos Copas, una Copa de la Liga, un subcampeonato liguero y disputó las semifinales de la UEFA, la Recopa y la Copa de Europa. Con Ginolá y los franceses Raí y Leonardo se entendía a la perfección y fue la pesadilla del Real Madrid en los cuartos de final de la Copa de la UEFA de 1992/93 y la Recopa de 1993/94, marcando dos goles decisivos en ambas eliminatorias.

Fuera de los terrenos de juego, George Weah siempre fue una persona muy comprometida con las causas solidarias, colaborando en proyectos de desarrollo en su Liberia natal. Tampoco ocultó nunca su agradecimiento hacia Arsene Wenger, el hombre que apostó por él y que moldeó su talento. En 1995, tras recibir el FIFA World Player, regaló el trofeo al técnico francés. “Él hizo de mí el futbolista que soy. Me enseñó a perseverar, a llevar una vida decente y a jugar con deportividad”, afirma el liberiano sobre el técnico galo.

http://www.futbolistadigital.com/2008/11/28/leyendas-george-weah/



Hollywood prepara película biográfica sobre el futbolista africano George Weah

El legendario jugador liberiano buscó cambiar a su país e incluso se presentó como candidato a Presidente.

Emol
Viernes 25 de Junio de 2010 13:04

LOS ANGELES.- Poco tiempo después de acabar su debut como director, el habitual actor Dermot Mulroney encabezará una película que seguirá la vida del futbolista liberiano George Weah, quien luego de convertirse en una de las máximas figuras salidas del continente africano, volvió a su país para seguir una carrera política.Weah, quien triunfó en el fútbol francés y en el AC Milan de Italia, es considerado uno de los jugadores que abrió puertas a otros jugadores africanos para arribar al fútbol europeo y convertirse en grandes estrellas.Mulroney, que acaba de finalizar la comedia romántica "Love Wedding Marriage", cambiará de género para esta cinta en la que también participará como productor, según informa "The Hollywood Reporter".La cinta no se centrará en la carrera como futbolista de Weah, sino cómo tras colgar los botines se convirtió en un activista humanitario y luego en importante referente político de Liberia, donde llegó a postular a la presidencia.

Los productores del largometraje estuvieron cerca de un año intentando convencer a Weah para que ceda los derechos de su historia, hasta que finalmente accedió. Así se cumple un sueño de Mulnorey, reconocido fanático del fútbol y también interesados en temas vinculados a África."Es una historia extraordinaria", afirma Mulroney. "Involucra política, guerra, amor y fútbol. Pacientemente caminamos hacia él y finalmente (el productor) Rainier (Negri) se lo ganó", añadió.Weah, quien se crió en los suburbios de la capital liberiana, Monrovia, se convirtió en 1995 en el único jugador en el mundo en haber ganado estas tres distinciones en un mismo año: Jugador FIFA del Año, Futbolista del Año en Europa y Futbolista Africano del Año.El ex futbolista ayudó al desarme de "niños soldados" en su país y su influencia facilitó la caída del dictador Charles Taylor, quien hoy es juzgado por el Tribunal de La Haya por crímenes de guerra.Cuando el jugador intentó presentarse a la presidencia de Liberia, se convirtió en un violento objetivo de sus opositores: su mansión fue quemada y algunos miembros de su familia sufrieron violaciones. Finalmente perdió la elección en 1995, pero piensa presentarse nuevamente, para lo cual busca un título universitario en Estados Unidos.

http://www.emol.com/noticias/todas/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=421047

George Tawlon Manneh Oppong Ousman Weah (A Chori Rosso Nero)

Javier Malosetti / Electrohope en Mendoza


Una fiesta del jazz con pulso rockero

Junto a su nueva banda Electrohope, Javier Malosetti ofreció un show en el Independencia que sumó talento, energía, entrega y buen gusto.

Cecilia Salinas - Especial para Los Andes
Lunes, 28 de junio de 2010


Nuestro teatro mayor recibió a sala llena a Javier Malosetti y su nueva banda el sábado a la noche, ante un público amplio en edades que parecía seguir sus búsquedas y recibirlas con emoción. Y también con risas. Malosetti le habla al público como si estuviera en la intimidad de su hogar y desde las butacas hay respuesta verbal, sonora, como la de los chasquidos que se mantuvieron a lo largo de toda una zapada del músico, solo.

La banda, Electrohope, no paró de mostrar su talento y energía. Malosetti, orgulloso de los músicos sub 30 con los que grabó su placa número diez, fue presentándolos a lo largo del show, al darse las improvisaciones propias de la banda de swing. Pero también hubo momentos particulares, como aquél en el que se pudo escuchar a Nico Rafetta, el tecladista, en una larga zapada de rithym and blues que hizo bailar a los escuchas en sus asientos.

El espectáculo, que fue caminando por el orden de “Ten” (la última placa, cuyo título juega con el significado inglés de “diez” pero también en castellano conlleva una connotación de “entrega”), hizo a Malosetti pasar del bajo tradicional a su M2: un instrumento de doble mástil construido para él por Mariano Maese, compuesto por un bajo de cinco cuerdas y una guitarra.

Acompañado también por efectos (como el octavador para el bajo, parte de su sello personal), el sonido eléctrico de estas canciones tuvo momentos altísimos, como en “Disco inferno” o en “Maybe I’m a Leo” (cover de Deep Purple incluido en “Machine Head”). Otros momentos, como aquél en el que Javier y Hernán Segret cantaron “Bring me in your cup”, fueron emocionantes cantos corales con el público.

Con matices y sin altibajos, con lo emocionante del toque propio de Malosetti y su paseo por las cuerdas en forma vertiginosa, brotó esa energía que puede sentirse en el ensayo de una banda que se entiende (y que se comunica todo el tiempo a través de miradas y risas), con los riesgos musicales y su adrenalina y también el ritmo del corazón que comparten Malosetti y su público: el blues. “Cómo les gusta el blues a los mendocinos”, dijo riéndose.

Y alabó de Mendoza sus vinos, mientras buscaba el próximo efecto y salpicaba con alguna anécdota de sus músicos, entre los que se contaba, además, la presencia de su asistente desde hace tiempo y también percusionista: Damián Carballal, encargado también de hacer aparecer el bajo y el M2 en escena.
El sonido y las luces acompañaron muy bien el espectáculo que tampoco careció de escenas intimistas, como esa canción en la que Malosetti, según confesó, develaba su costado “tierno”, o aquellas en que los sonidos se elevaban como en un recital de rock.

El humor, también infaltable, acercó comentarios desde el público y respuestas del músico. Las canciones de “Ten”, con una banda potente y fluida, conjugaron las raíces de la música negra con la elegancia, el swing y el sonido inconfundible de un Javier Malosetti que sigue creciendo con cada una de sus creaciones.

http://www.losandes.com.ar/notas/2010/6/28/estilo-499152.asp


Javier Malosetti- Electrohope- “Ten”

War / The World is a Ghetto



War /The World is a Ghetto
AVENUE/RHINO, 1972

Por Luis Lapuente

La noche antes de su muerte, Jimi Hendrix tocó en directo, secundado por una incendiaria banda californiana que acompañaba al cantante británico Eric Burdon. Dos años después, ya sin Burdon en su formación, War publicaban en el sello United Artists The world is a ghetto, su primera obra maestra y una de las referencias imprescindibles de la encrucijada soul/funk/black rock.

Como Mandrill y Santana, aunque más arrimados a la escuela del funk callejero, War enarbolaron la bandera del rock negro y chicano de la Costa Oeste con discos como All day music, The world is a ghetto, Live, Why can’t we be friends? o Platinum jazz, la clase de sonidos que uno espera escuchar al ver el dibujo de portada de este álbum magistral: seis músicos negros y uno blanco (el armonicista y percusionista danés Lee Oskar) liderados por el gran Lonnie Jordan, traduciendo el pálpito de los suburbios de Los Ángeles al lenguaje del rock negro, el mismo trabajo desarrollado en otras latitudes por The Isley Brothers, The Ohio Players y Funkadelic.

No hay puntos muertos ni respiros en The world is a ghetto, ni siquiera en los temas más cercanos al jazz latino (“Beetles in the bog”, con su aire de marcha, y el sensacional “City, country, city”, un instrumental proteico escrito originalmente para la película Nigger Charlie), pero sí hay dos piezas sobresalientes, tanto por su repercusión comercial inmediata (Top 2 y 7 respectivamente en las listas de pop) como por su extraordinaria fuerza: “Cisco Kid”, una parábola colorista y mestiza dedicada a un héroe televisivo mexicano, famoso en los años 50; y “The world is a ghetto”, impresionante mosaico multicultural en clave de funk/jazz latino, con un estribillo coral estremecedor y un extraño olor a desolación y a miseria sin salida


War - The world is a ghetto- Four Cornered Room

sábado, 26 de junio de 2010

Ron Carter/ Galardonado en Jazzaldia 2010


Ron Carter, Premio Donostiako 45 Heineken Jazzaldia 2010

Ron Carter, uno de los bajistas de jazz más importantes del momento (y que actuará el 22 de julio en la plaza de la Trinidad), recibirá en el festival de este año el Premio Donostiako Jazzaldia.

Ron Carter será galardonado con el Premio Donostiako Jazzaldia de este año y se suma así a la lista que, desde 1994, se ha ido creando con los nombres de grandes artistas del jazz. Entre otros, Keith Jarrett, Ahmad Jamal, Wayne Shorter, Herbie Hancock, Shirley Horn, Elvis Jones o Ray Brow.

Con una larga carrera profesional, Ron Carter (Michigan, 1937) es uno de los músicos que aparecen en más álbumes de jazz; para hacerse una idea, en más de 2.000. Precisamente, este éxito, fruto de su amor por la música, lo comparte con el Premio Donostiako Jazzalida 2001, Ray Brown.

Ron Carter actuará el 22 de julio a partir de las 21 horas en la plaza de la Trinidad de San Sebastián. El mismo día y en el mismo escenario se podrá disfrutar del concierto de Christian Scott, uno de los grandes valores del jazz actual. La entrada para escuchar a ambos artistas cuesta 24 euros.

Es una eminencia del contrabajo, al que ha liberado de su papel como mero componente de la sección rítmica para dotarlo de una voz solista. Su biografía está marcada por su presencia en los 60 en aquel fabuloso quinteto de Miles Davis que señaló el camino a todo el jazz posterior; pero muchos otros se han disputado tenerlo a su lado, hasta el punto de que Ron Carter aparece en 2.500 discos de todos los maestros del jazz actual.

Publicada la programación y desvelado el cartel, el Jazzaldia siempre se guarda para su última presentación un pequeño misterio: la identidad del Premio Donostiako Jazzaldia. Miguel Martín, director del longevo festival donostiarra, desveló ayer que recaerá en el contrabajista Ron Carter, "por su carrera importante en la historia del jazz". Se barajaba su nombre junto con los de Archie Shepp y Wadawa Leo Smith, pero el elegido fue el integrante del legendario quinteto de Miles Davis que marcó el camino para el jazz posterior; hoy es "quizá el más importante bajista de jazz en activo".

Ron Carter Trio - Autumn Leaves (Live)

viernes, 25 de junio de 2010

David Murray/Teatro Coliseo de Buenos Aires


Jazzero y Vanguardista por naturaleza

Es uno de los nombres más fulgurantes y activos del jazz reciente y viene acompañado por un octeto de músicos cubanos para repasar el repertorio que Nat King Cole grabara en español. “Toco lo que la canción me pide”, asegura.

EL SAXOFONISTA DAVID MURRAY ACTUARA ESTA NOCHE EN EL TEATRO COLISEO
Viernes, 25 de junio de 2010

Por Diego Fischerman

Si hubiera que buscar una escena fundante, probablemente estaría en el título del primer disco que grabó con uno de los grupos más importantes del jazz de las últimas décadas, el World Saxophone Quartet. Point of No Return (Punto sin retorno) se llamaba y fue publicado en 1977, cuando David Murray tenía 22 años y ya era el saxofonista al que había que escuchar. Su debut como solista, editado un año antes, también era una declaración de principios: Flores para Albert. Y es que en su temprano homenaje a Albert Ayler, uno de los padres y sumos sacerdotes del free jazz, se fundaba una parte esencial de su estética. Sin embargo, no era la única. En su genial solo de “One for Eric”, el primer tema de Special Edition, el extraordinario disco que el grupo de Jack De Johnette grabó en 1979, aparecía otra de sus fuentes: Eric Dolphy. Es que, como en su manera de tocar, los multifónicos, la utilización de dinámicas extremas, el uso de sonidos no temperados –esas especies de desafinaciones voluntarias con las que deformaba cada nota–, los saltos a los sobreagudos y los armónicos y las rítmicas asimétricas e imprevisibles, solían entrar en el contexto de bases armónicas más o menos estables. Y se daban la mano, además, con un poderoso sonido à la Ben Webster y un vibrato que recordaba a saxofonistas clásicos como Coleman Hawkins.

A partir de ese momento –y de uno de los inicios de carrera más fulgurantes del jazz reciente–, Murray fue el músico que más grabó y que más proyectos diferentes armó, desde su extraordinario octeto o una big band arrasadora hasta cuartetos con los que tocaba exclusivamente baladas, grupos donde revisitaba el viejo repertorio de Nueva Orleans o el folklore del Missisippi, música de Senegal o de Coltrane, o donde literalmente recreaba aquel histórico solo de Paul Gonsalves en la versión de “Diminuendo and Crescendo in Blue” que sonó en el Festival de Newport de 1956. El proyecto con el que hoy llega a Buenos Aires se inscribe, obviamente, en esa serie. Junto a un grupo cubano que incluye bronces, piano, contrabajo, batería y una pequeña orquesta de cuerdas hará, esta noche en el Teatro Coliseo, su versión de los boleros, mambos y cha-cha-chás que Nat King Cole cantó en castellano. En un antiguo reportaje realizado por la revista especializada Down Beat decía, riéndose de sí mismo, que tal profusión de emprendimientos se debía “a la necesidad de pasarle dinero a una ex esposa”. Más en serio, en una conversación telefónica mantenida con Página/12 desde Marruecos, poco antes de emprender el viaje hacia América del Sur, dijo: “El mundo actual es muy diferente de la Nueva York de los lofts vacíos de mediados de los ’70, donde se instaló la vanguardia de entonces. El mismo concepto de vanguardia cambió. En realidad, nunca me sentí con la obligación de ser vanguardista. Sí tuve la sensación, y la sigo teniendo, de que tenía que ser fiel a mí mismo. Y eso pasa por encontrar una voz propia, una voz en la que uno pueda creer. Esa voz puede manifestarse de maneras muy diferentes, tocando una balada, tocando en un contexto más free o haciendo estas maravillosas canciones que Nat Cole cantó en castellano y que en los Estados Unidos conocimos gracias a él. Es una música maravillosa y me interesaba recrear ese mundo”.

Nacido en Berkeley, con padres músicos –la madre tocaba el piano y el padre, la guitarra– y educado formalmente desde pequeño, fue en el Pomona College –donde tuvo como profesor a un antiguo compañero de Ornette Coleman, el trompetista Bobby Bradford– donde conoció a Stanley Crouch. Con él viajó a Nueva York, a los 20 años: fue con él con quien abrió su propio loft, cerca de la calle 14, llamado Studio Infinity y fue él quien funcionó como una especie de manager informal y ayudó a colocarlo, en muy poco tiempo, en el centro de la escena. Un año después, Murray ya tenía dos discos grabados –en trío con el contrabajista Fred Hopkins (que formaría parte del trío Air con otro de los grandes nombres de ese movimiento, el también saxofonista Henry Threadgill) y el baterista Phillip Wilson– y había fundado el cuarteto de saxos que integraron junto a él Julius Hemphill, Oliver Lake y Hamiet Bluiett. “Era una época excepcionalmente creativa –afirma Murray– y si tuviera que compararla con la actual no hay duda de que este momento parece, para el jazz, mucho más tranquilo, menos explosivo y, tal vez, menos creativo. Sin embargo, no es totalmente así. Aunque quizá se hable menos de ello o sea menos visto por los que no están directamente involucrados, hay muchísimos músicos sumamente activos y creativos. Hay que saber buscar.”

Murray asegura no decidir demasiado en cuanto a su manera de tocar de acuerdo con qué proyecto musical encare. “Yo toco”, dice. “Y toco lo que la canción me pide.” Y hace hincapié en que el grupo de músicos cubanos con los que actuará aquí “es fantástico”. En especial destaca la tarea del saxofonista Román Filiú (“es uno de los grandes músicos del momento”) y del trombonista Denis Cuni. Y confiesa su interés por la música de Daniel Melingo, a quien conocerá en Buenos Aires y con quien espera grabar. “Su música me parece muy original y sorprendente. Hay algo allí que me atrae”, confiesa.

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/3-18398-2010-06-25.html

David Murray "Morning Song" Live at Village Vanguard

Carlos Gardel/75 Años Sin El Mudo del Abasto


Carlos Gardel, a 75 años de su muerte y del nacimiento del mito.

La Voz Inigualable del Zorzal Criollo
24 de Junio de 2010 10:26h

El 24 de junio de 1935, en un accidente de aviación en Medellín, el cantante ingresó a un Olimpo reservado a unos pocos elegidos: el de la leyenda. La figura del Zorzal tiene la virtud de mitigar las diferencias argentinas.

Por Humberto Acciarressi

La leyenda -escribió Jean Cocteau- es una mentira que al final se hace historia. El axioma del autor de "Opio" falla con Carlos Gardel, mito alegre del alma porteña según Unamuno. Las razones son difíciles de rastrear, aunque más allá de cualquier avatar biográf ico o artístico, cada día canta mejor. Y que un cantante muerto hace tres cuartos de siglo cante cada vez más bello, es algo que podían permitirse las antiguas mitologías, pero casi no hay antecedentes en los años del más estricto positivismo.

Pero además hay que añadir que Gardel, desde el día fatídico en que ardió entre las ruinas del avión en el aeropuerto de Medellín, logró lo que casi nadie: que el fervor por su voz y su figura no disminuya ni un ápice y se renueve con las nuevas generaciones. En vida lo admiraron los grandes de su época -desde Caruso hasta Chaplin- y en sórdidos arrabales o conventillos donde se apiñaban los desposeídos de la sociedad. Su fugaz paso por Hollywood le dejó algunas películas malas pero entrañablemente queribles, y esas escenas en las que cantaba -canta- y que sus fanáticos hacían repetir hasta diez veces en los cines ante la amenaza de prenderle fuego a la sala.

Gardel, en tanto, vivía aferrado a un porteñísimo estilo de vida, dejando algunos huecos imprescindibles para que sus biógrafos se pelearan en el futuro que le llegaría más pronto de lo esperado.

Todo en la vida de Gardel es misterio. El nacimiento, la educación, la sexualidad, la madre y hasta la misma muerte se han puesto en duda. Si Elvis "vive" recluido en Memphis, el Zorzal Criollo lo hace con el rostro desfigurado por las llamas en una perdida ciudad colombiana.

Esas leyendas enriquecen el mito y lo vuelven más inaprehensible.

Lo cierto es que Gardel nació en Toulouse, Francia, el 11 de diciembre de 1890, y murió el 24 de junio de 1935 cuando el avión que lo llevaba de gira se estrelló contra otro en el aeropuerto colombiano de Medellín.

No existe cantor popular, en ninguna época ni geografía, que haya inspirado un número tan espectacular de libros sobre su esquiva biografía. Sólo hay algo que está más allá de cualquier contingencia biográfica: su voz única, su entonación impar, su genio artístico. A diferencia de otros mitos populares argentinos que han trascendido las fronteras (el Che, Evita, Maradona), Gardel es el nombre de las coincidencias. Ese artista que frecuentaba el Abasto pobre y las luminarias de la meca del cine de Estados Unidos con la misma naturalidad, representa lo mejor de los argentinos, que es la amistad que se cultiva con esmero y se disfruta por siempre.

Puede ocurrir que Gardel no le guste a alguien, pero es muy difícil que haya quien hable mal de él. Eso sin contar que alguien pueda manifestar que le gusta más cualquier otro cantante, pero nadie en su sano juicio musical puede quitarle un ápice de su genio. Esa es una de las grandes virtudes de Carlitos, y los motivos por los cuales fue acuñado el "cada día canta mejor".

Muchos se ha dicho sobre Gardel, vivo o muerto. "Este muchacho pinta el dolor callado de la madre que sufre, con emoción tal que conmueve de verdad", señaló José Ortega y Gasset. "Soy gardeliano auténtico desde que mi padre me habló de él", se suma el cantautor y coleccionista de sus discos Joan Manuel Serrat. " Gardel es parte inseparable de la genealogía de los pueblos del Plata", manifestó Juan Carlos Onetti. "Salvo Gardel, nadie ha poseído la ciudad", indicó Florencio Escardó. "Digan ustedes al público que con Gardel pierdo a uno de mis más simpáticos amigos, y que sepan que los países sudamericanos no tenían mejor representante entre nosotros", precisó Charles Chaplin. "Jamás escuché una voz más hermosa", añadió Bing Crosby. El sólo hecho que cuando alguien logra ser el más destacado en cualquier actividad merezca el elogio "Es Gardel", dice mucho más que miles de palabras.

Qué añadir, entonces, de quien fue Gardel de verdad. Salvo que cada día canta mejor.



Carlos Gardel "Anclao en París" (In Memorian Don Félix Suarez)

lunes, 21 de junio de 2010

Radiohead / Somewhere, After "In Rainbows"



El Regreso de Radiohead

El grupo de rock inglés planea sacar un nuevo disco a finales de año

EFE / LONDRES
Día 21/06/2010

El grupo inglés de rock Radiohead planea publicar un nuevo álbum antes de finales de año, según ha sugerido en una entrevista radiofónica su guitarrista Ed O'Brien.

«Sería estupendo si el álbum saliera en algún momento este año. Tiene que ser así, eso espero. Estamos dando los retoques finales», ha manifestado O'Brien en declaraciones a la BBC.

El guitarrista ha adelantado que este trabajo es «muy diferente» de «In Rainbows», el último disco de la banda, publicado en 2007.

«Estamos trabajando en el corazón del disco. Es realmente excitante. Es muy diferente de lo que hicimos la última vez (...). Es tan bueno estar haciendo música con la banda que sentimos que es tan bueno como lo ha sido siempre», ha dicho el músico.

O'Brien no ha dado detalles sobre la fecha exacta en la que estará en la calle el nuevo trabajo del grupo de Oxford, fundado en 1985 y considerado uno de los conjuntos punteros del rock alternativo, pero sí ha dejado caer que el anuncio puede ser inminente.

«Se trata de un proceso creativo, también en la recta final, y hay arrebatos de energía con los que consigues un montón de cosas en un pequeño periodo de tiempo. Cuando estás a punto de terminar, de repente puedes bajar el ritmo. Pero sí, con un poco de suerte será cuestión de semanas», ha manifestado.

http://www.abc.es/20100621/cultura-musica/radiohead-201006212019.html
Radiohead - Jigsaw Falling Into Place (Live in Tokio Japan)

sábado, 19 de junio de 2010

Marcus Miller/‘Tutu Revisited’/ VII Edición Festival Internacional de Jazz de Peñíscola


Marcus Miller inicia su gira española en el Festival de Jazz de Peñíscola con el proyecto ‘Tutu Revisited’

19/06/2010

El festival se celebrará los jueves viernes y sábado del mes de julio
El legendario bajista revisa el disco que grabó junto con Miles Davis en los 80 y que marcó un hito en la historia del jazz

La VII Edición del Festival Internacional de Jazz de Peñíscola dará comienzo con la actuación del bajista y composito norteamericano Marcus Miller. Este concierto supone también el inicio de la gira española de un músico que viene a Europa a presentar un nuevo proyecto musical: “Tutu revisited”.

A los no iniciados, tal vez no les diga mucho el nombre de Marcus Miller, pero si se aclara que fue el bajista de la última etapa creativa de Miles Davies, la eléctrica de los años 80, seguro que comprenderán la importancia de este músico que también ha grabado con Aretha Franklin, Roberta Flack, y un larguísimo etcétera de artistas reconocidos hasta alcanzar una producción discográfica que ronda los 40 discos.

Fue precisamente con Miles Davies que Marcus Miller grabó el disco Tutu en 1986, un trabajo que marcó un hito en la historia del jazz y la maestría del genial trompetista en el terreno electrónico, y su facilidad para adaptarse a cualquier tipo de medio.

Casi 25 años después, Marcus Miller se ha unido con el joven trompetista Christian Scott (nacido en 1983, y con varias nominaciones a grammys y media docena de discos grabados), para revitalizar este proyecto musical y mostrar su vigencia. Junto a ellos estarán Alex Han (saxo), Federico González Pena (teclados) y Ronald Barner (batería).

Ellos serán los encargados de abrir la sección oficial de un festival que, en su séptima edición, traerá a Peñíscola otros destacados nombres de la escena jazzística internacional, como son Herbie Hancock, Tom Harrell y Madeleine Peyroux.

Marcus Miller nació en Brooklyn en 1959 en el seno de una familia de músicos. Estudió clarinete, piano y bajo, a los 15 años ya trabajaba de manera regular por los clubes de NuevaYork.

En 1980 ganó un premio Grammy por la producción del CD Voyeur de David Sanborn. Fue en esos años cuando empezó a colaborar con Miles Davis. En los 90 empezó a publicar discos como líder de las formaciones.

En los últimos años, Marcus Miller ha compuesto la música de películas de Spike Lee, Eddie Murphy, Tim Meadows, etc.

http://www.elperiodic.com/penyiscola/noticias/78008_marcus-miller-inicia-gira-espaola-festival-jazz-peiscola-proyecto-%E2%80%98tutu-revisited.html


Marcus Miller- Portia -Tutu Revisited- Live at Billboard -Japan 2009

viernes, 18 de junio de 2010

Bill Dixon / A Free Jazz Leadership Man


El jazz pierde a otro histórico: Murió trompetista Bill Dixon

Uno de los fundadores de la Jazz Composer's Guild, asociación que impulsó el free jazz, y en su larga trayectoria académica universitaria creó además un Departamento de Música Negra. Dixon falleció anoche a los 84 años.

DPA - Jueves 17 de Junio de 2010

PARÍS.- El lengendario trompetista de free jazz Bill Dixon murió anoche miércoles a los 84 años en su vivienda de North Bennington, en el estado norteamericano de Vermont, informó hoy "The Washington City Paper" citando al manager del artista.

Al contrario que la mayoría de genios del jazz, oriundos del sur de Estados Unidos, Dixon procedía de Massachusetts, en el noreste del país. Aunque no aprendió a tocar la trompeta hasta la edad adulta, pronto se convirtió en uno de sus mejores intérpretes.

A finales de los '50 Dixon encabezó en las Naciones Unidas la UN Jazz Society, que aún hoy existe. A principios de la década siguiente se convirtió en una destacada figura del free jazz, subestilo que hacia 1959 y 1960 organizó espontáneamente el saxofonista Ornette Coleman, hoy de 80 años de edad.

Viva la revolución

Su serie de conciertos conocidos como "October Revolution in Jazz", que dirigió en 1964, posibilitó un año más tarde a la creación de la Jazz Composers Guild, una asociación destinada a promover el pensamiento y los alcances del free jazz a través de diversos ensambles y una orquesta.

Bill Dixon, que nació el 5 de octubre de 1925, no debe confundirse con el bluesman Willie Dixon, como habitualmente ocurre. Los pasos determinantes del trompetista comenzaron a darse a fines de los años, cuando integró los conjuntos de freejazzistas de alto impacto como el pianista Cecil Taylor (en 1958) y el tenorista Archie Shepp (en 1960). Sus tres discos más importantes en esta línea son Somewhere (1962, con e propio Shepp), Metamorphosis 1962-1966 (1967) y November 1981 (1981).

Tras impulsar esta Jazz Composer's Guild, entre 1966 y 1968 Dixon se vinculó con el trabajo académico e inició una cátedra en el Bennington College de Vermont, donde creó el Departamento de Música Negra. Hacia las décadas de 1980 y 1990, Dixon compatibilizó sus clases y actividades docentes prácticas con actuaciones en los círculos del free jazz y el avant-garde en Europa, cuyas sociedades, desde los tiempos de Charlie Parker, siempre estuvieron muy abiertas a la entrega musical de los jazzistas afroamericanos.

http://www.emol.com/noticias/magazine/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=419484

Bill Dixon- Avant Garde Trumpeter And Influential Educator

miércoles, 16 de junio de 2010

Robby Krieger / A New Instrumental Álbum


El The Doors, Robby Krieger lanza un nuevo álbum

Miércoles 16 de Junio de 2010
Fuente :Agencias


Robby Krieger, guitarrista de The Doors lanzará el 29 de julio su disco "Singularity" bajo el sello Oglio Records.

El título se basa en la pintura de la tapa, hecha por el mismo Krieger. Y lo explica de esta forma: "Una singularidad es un evento tan profundo como el Big Bang, que fue la creación del universo. Podría haber empezado con algo pequeño, como la destrucción de una o dos galaxias, pero imaginé que era el Infierno. La música evoca pensamientos al respecto. Estoy muy feliz por poder, después de todos estos años, haber podido grabar unas guitarras flamencas como introducción a dos canciones, ‘Russian Caravan’ y ‘Event Horizon’”.

Singularity, el primero álbum luego de su última placa Cinematix, editada ya hace una década, y el octavo de su carrera.

La dirección musical de este nuevo trabajo fue catalogada por Krieger como “Flamenco con jazz y sentimiento rockero”.

Robby Krieger es autor de muchos de los mayores éxitos de The Doors, tales como “Light My Fire,” “Love Me Two Times”, “Touch Me,” y “Love Her Madly”. Luego de la disolución de aquella, formó The Butts Band, en 1973.

Robby Krieger - Southern Cross- from his upcoming album "Singularity”

martes, 15 de junio de 2010

Blue Note Records / The Quintessential Jazz


Sellos legendarios: Blue Note Records

Lunes 14 Junio 2010

Vivimos días extraños. Días en los que algunos se muestran convencidos de que los sellos discográficos tradicionales se encaminan de manera directa e irreversible hacia la desaparición o, cuanto menos, hacia una reconversión progresiva hacia modelos de negocio más rentables que la edición de discos en formato físico. Podríamos debatir sobre las prácticas abusivas de algunos de ellos. Podríamos hablar del papel que han tenido las grandes multinacionales del disco en convertir la música en un producto con el que enriquecerse de manera obscena. Podríamos, pero no. Hoy no.

Porque hoy lo que toca es darles las gracias a todos. Pequeños, medianos y también grandes. Porque -y de eso no hay duda- si no fuera por la labor encomiable desempeñada desde las discográficas, la música del siglo XX no hubiera sido lo que fue. Con todo lo bueno y todo lo malo. Por eso, hoy quiero inaugurar una nueva serie dedicada a homenajear a algunos de los sellos más emblemáticos de la historia de la música. Y para empezar, no se me ocurre ninguno mejor que el hogar del jazz por excelencia: Blue Note. Bienvenidos, pues, al maravilloso universo de la nota azul.

El nacimiento de una leyenda

Paradojas de la historia; Si el pueblo alemán no hubiera caído embelesado por la retórica de Adolf Hitler, probablemente nunca hubiera existido Blue Note. El fulgurante ascenso al poder del fuhrer obligó a un incalculable número de judíos a buscar refugio en otros países. Uno de ellos fue Alfred Lion, un berlinés que había descubierto el jazz casi por casualidad cuando, en 1925, asistió a un recital de la Sam Wooding’s Orchestra en su ciudad natal. En 1929, poco antes de que los neoyorquinos comenzasen a arrojarse por las ventanas ante el panorama de haber perdido todos sus ahorros en el Crack de la bolsa, Lion llegaba puntual a su cita con el destino en la ciudad de los rascacielos.

Apoyado por dos amigos, el ferviente comunista Max Margulis (quien, paradójicamente, hizo las veces de socio capitalista) y el fotógrafo y amigo de la infancia Francis Wolff, Lion fundó en 1939 Blue Note. Su propósito era sencillo: dar salida única y exclusivamente a la música que les llegaba al alma.




Un catálogo abrumador

Durante los años 40, Blue Note fue el trampolín de algunos de los más prometedores artistas de be-bop, boogie woogie y el jazz más tradicional. Sin embargo, los años dorados comenzarían a mediados de la década de los 50. Bajo la batuta del ingeniero de sonido Rudy Van Gelder, que convertía las sesiones de grabación en auténticos rituales de luz tenue y ambiente cargado de humo y creatividad, y el inconfundible diseño de portadas de Reid Miles, Blue Note comenzó a dar salida a una amalgama de artistas inolvidables que abarcaban todos los subgéneros del jazz. Nombres para la historia. Desde John Coltrane a Chet Baker. Desde Jackie McLean a Thelonious Monk. Sonny Clark, Miles Davis, Kenny Cox, Edmond Hall… grandes maestros de todo un género y una manera única de entender el lenguaje musical.

Blue Note, hoy

En 1987 fallecía Alfred Lion, retirado desde 1965 por problemas de corazón. Ocho años antes de su desaparición, la multinacional EMI compró Blue Note, en una maniobra que contribuyó a revitalizar al sello neoyorquino con nuevas incorporaciones, reedición de viejos discos y un renovado entusiasmo. En los últimos años, artistas jóvenes del sello como Amos Lee o Norah Jones han alcanzado grandes cotas de éxito comercial. El año pasado, con motivo de su 70 aniversario, Blue Note editó un disco especial con 36 canciones emblemáticas escogidas de entre toda su discografía. Un disco fundamental para adentrarse en la apasionante historia del sello.

Hoy, Blue Note sigue siendo considerado el sello del jazz por excelencia. Y así seguirá siendo. Al menos, el tiempo que los sellos discográficos sigan sobre la faz de la tierra.

http://blogs.20minutos.es/entradagratuita/2010/06/14/sellos-legendarios-blue-note/

Blue Note Records The Finest in Jazz Since 1939

lunes, 14 de junio de 2010

Jeff Beck / "Live at Ronnie Scott’s Club”


Jeff Beck, virtuosismo y sentimiento nato

09-Junio-2010
Por Jorge Blanco

Esta semana recién terminada, mientras estaba de viaje por cuestiones de trabajo, me di un tiempo para curiosear las tiendas de música, rara vez no encuentro algo interesante y esta ocasión no fue la excepción. Encontré un concierto del que ya sabía de su existencia, pero no había tenido la oportunidad de comprar. Hablo de Jeff Beck, el video es “Performing This Week: Live at Ronnie Scott’s”, el cual es maravilloso.

Jeff deja ver un estilo virtuoso que ha evolucionado desde sus inicios con Yard Birds, justo después de la salida de Eric Clapton. Beck pertenece a toda la pléyade de guitarristas con un talento sobresaliente de ese tiempo, como Jimmy Page y Clapton, sólo por mencionar algunos.

El concierto se llevó a cabo en el afamado club de jazz Ronnie Scott ubicado en Soho, una zona muy exclusiva de Londres, como dato raro, entre los asistentes al evento aparece Robert Plant, vocalista de la legendaria banda Led Zeppelin. Quisiera decirte cuales canciones destacan, pero en realidad todo el concierto es un manjar para los oídos y la vista.

Participa en dos canciones Imoge Heap, una jovencita inglesa con una voz preciosa y que tiene un estilo popfolk ingles muy fino, así mismo, también aparece Joss Stone, una chica blanca que tiene una voz también impresionante, con un estilo más soul y R&B, otra estrella invitada es Eric Clapton con quien Jeff alterna en dos blueses con un toque virtuoso y clásico, es como si Eric te llevara al blues de Chicago y Jeff te trajera de vuelta al virtuosismo y el rock progresivo.

Jeff, con su estilo poco habitual de ejecutar la Fender Stratocaster, hace que literalmente no despegues la vista de la pantalla. En el video aparece otra jovencita con mucho talento para tocar el bajo, Tal Winkelfeld, quien ya tiene poco más de cuatro años de tocar para Jeff. Y el extraordinario Vinnie Colaiutta en Batería.

El video es, literalmente, una obra de arte de rock, progresivo, blues, pop y folk excelsamente desempeñado por la banda, que se compone de guitarra, bajo, batería y teclados.

http://www.vanguardia.com.mx/jeffbeckvirtuosismoysentimientonato-508207-columna.html

Jeff Beck- Live at Ronnie Scott’s – London UK

domingo, 13 de junio de 2010

Rory Gallagher / The Greatest Irish Guitar


Recuerdan a Rory Gallagher con memorable estatua en su ciudad natal

El guitarrista británico Rory Gallagher, quien se convirtió en un icono del rock y rhythm and blues, es recordado con una memorable estatua que se dio a conocer en la ciudad natal, a 15 años de su fallecimiento

Notimex - Para coincidir con su aniversario póstumo, será publicado en septiembre próximo el DVD titulado "Ghost blues", que presenta un documental de su carrera musical, y un acercamiento único al virtuoso guitarrista, que impactó a sus seguidores al fallecer el 14 de junio de 1995 a causa de una infección tras un transplante de hígado.

Gallagher nació el 2 de marzo de 1948 en la ciudad de Ballyshannon, Condado de Donegal, Irlanda.

Se crió en la portuaria ciudad de Cork, donde su familia se trasladó cuando él aún era niño.

Pronto mostró su gusto y talento por la música, hasta llegar a ser reconocido como uno de los más influyentes roqueros irlandeses y músicos de blues de todos los tiempos, lo que plasmó en álbumes como "Blueprint", "Tatoo" y "Live in Europe".

A los nueve años empezó a tocar de manera autodidacta la guitarra debido a su gran atracción por las canciones de los músicos estadunidenses de blues y principalmente del "Rey del Skiffle", Lonnie Donegan, a quien escuchaba en la radio; sus primeros acordes aludían a ritmos como el rock, folk y sobre todo blues.

Más tarde, participó en varios concursos y adquirió su primera guitarra eléctrica. Debutó en una orquesta a los 13 años, tras enterarse en un anuncio periodístico que se solicitaba un guitarrista; fue así como comenzó a tocar en pequeñas fiestas con The Fontana Showband.
Por aquella época su fotografía apareció en la portada del periódico "Evening Echo".

Posteriormente, con influencia musical de The Beatles, su estilo dio un giro con la banda Impact, en la que sus integrantes trataban de lucir ataviados como el cuarteto de Liverpool y tocaban varios de sus temas en clubes a los que asistían militares estadunidenses.

La banda se desintegró más adelante, por lo que Gallagher formó un trío con Johnny Campbell y Oliver Tobin, con el cual dio varios conciertos. Para 1966 fundó Taste, un nuevo grupo al lado de Norman Damery (batería) y Eric Kitteringham (bajo), el cual interpretaba temas propios y versiones personalizadas de clásicos del blues.

Fue así que los descubrió el cazatalentos Marvyn Solomons, y quedó tan sorprendido que al término de su "show" les ofreció grabar un disco.

En julio de 1967 editaron "En el principio", un álbum de breve duración debido a que un técnico despistado borró parte del material; no obstante, fue el inicio de una gira y cambios en la alineación, pues llegaron Richard McCracken (bajo) y John Wilson (batería).


Gracias a los recitales que ofrecieron con Blind Faith en Estados Unidos y con John Mayall en Europa, la fama los siguió a todos los lugares que se presentaron.

Así, y pese a que su primer disco formal homónimo no logró brillar, el segundo, "On the boards", impactó a los fans y a los críticos, quienes calificaron a Gallagher como uno de los mejores guitarristas del momento.

Posteriormente llegó a brillar con luz propia en el Festival de Wight. El músico lanzó su primer disco homónimo junto con Gerry McAvoy (bajo), Wilgar Campbell (batería) y Vincent Crane (piano).

Según la publicación "Melody Maker" fue el guitarrista número uno del mundo entre 1971 y 1972, por encima de Eric Clapton y Alvin Lee.

Para 1973 colaboró con Jerry Lee Lewis en "London sessions", en el disco de Chris Barber y con Muddy Watters en "London revisited"; tocó con Albert King en el Gran Casino de Montreux, concierto editado después como "Albert King live", y en 1978 se convirtió en arreglista de la obra de Mike Batt, "Tarot suite".

Después grabó "Against the grain" (1975) y "Calling card" (1976), placa producida por el bajista de Deep Purple, Roger Glover, en la que se acercó al sonido del hard rock y lo llevó a realizar una nueva gira. En 1990 lanzó su última placa musical, "Fresh evidence".

Debido al gran reconocimiento del que gozaba en el medio, constantemente fue requerido como guitarrista por artistas como Box of Frogs, The Fureys & Davey Arthur, Davy Spillane Band, Phil Coulter y Gary Brooker, entre otros.

Sin embargo, su estrepitosa vida, cargada de excesos como el de alcohol, hicieron mella en su salud y tuvo que someterse a un trasplante de hígado; sin embargo, algunas complicaciones motivaron su deceso, el 14 de junio de 1995.

Además, el guitarrista fue homenajeado durante cuatro días en Irlanda, con el espectáculo The Rory Gallagher International Tribute Festival 2008, en el marco del 60 aniversario de su natalicio y 13 años de su deceso.


http://www.info7.com.mx/a/noticia/199592

http://www.rorygallagher.com/


Rory Gallagher - Bad Penny - Live at Montreux Jazz Festival 1985

viernes, 11 de junio de 2010

Yo-Yo Ma / Teatro Colón de Buenos Aires



Retrato de un músico curioso e inconformista

YO-YO MA ACTUARA ESTA NOCHE EN EL COLON, EN EL INICIO DEL ABONO BICENTENARIO DEL TEATRO

Viernes, 11 de junio de 2010

Por Diego Fischerman

El cellista francés ofrecerá un repertorio ecléctico, que irá de Morricone a Rachmaninov y de Brahms a Camargo Mariano. “En este mundo y en esta época nadie crece escuchando una sola clase de música”, dice Ma, que tendrá como partenaire de lujo a la pianista Kathryn Stott.

De Bach al Camino de la Seda, el nombre del extraordinario grupo de músicos asiáticos del que participa. De Piazzolla y Grappelli a Shostakovich, al folklore de los Apalaches, a Dvorak o a Tan Dun. O, tal como sucederá esta noche, de Morricone a Rachmaninov y de Brahms a Camargo Mariano. Esos son los recorridos que definen la carrera de uno de los violoncellistas más importantes de la historia. Yo-Yo Ma, nacido en París y formado con Leonard Rose en la Julliard neoyorquina es, por supuesto, un intérprete de virtuosismo inusual, de sonido exquisito y fraseo siempre perfecto pero es, sobre todo, un músico curioso e inconformista. Alguien que, antes de grabar su segunda –y extraordinaria– versión de las “Suites para cello solo” de Bach (que acaba de ser editada localmente) se fue, siendo ya una estrella, a estudiar a Holanda con Jaap Ter Linden, un cellista especializado en la interpretación del barroco. Y que, según cuenta Gerardo Gandini, cuando se grabó el disco que Ma dedicó a Piazzolla, no se cansaba de preguntar, a los músicos que habían tocado con el bandoneonista, cuál era la manera correcta de frasear esa música.

Ma actuará esta noche en el Colón, dando comienzo al Abono Bicentenario del teatro, que contará, a lo largo del año, con varios intérpretes de primer nivel, entre ellos Daniel Barenboim y el notable pianista húngaro Andras Schiff cuya integral de las Sonatas de Beethoven, grabada en vivo por el sello ECM, está entre las mejores de toda la discografía. El concierto, a las 20.30, contará con una partenaire de lujo, la pianista británica Kathryn Stott, responsable, por ejemplo, de la fantástica grabación de la obra pianística de Gabriel Fauré para el sello Hypérion. Y el programa, que incluirá un arreglo de la “Pieza de Gabriel”, la recordada cantilena para oboe de la música escrita por Ennio Morricone para el film La misión, de Roland Joffé, y la pieza “Cristal”, de César Camargo Mariano (quien fue el arreglador de Elis Regina, además de su marido), se completará con “L”, compuesta para el cellista por Graham Fitkin y estrenada en Liverpool hace dos años, el “Preludio No. 2” de George Gershwin (una transcripción de una transcripción, la realizada para violín y piano por Jascha Heifetz), la “Sonata No. 1 para violoncello y piano en Mi Menor Op. 38”, de Johannes Brahms, y la “Sonata para violoncello y piano en Sol Menor Op. 19”, de Sergei Rachmaninov.

A Yo-Yo Ma posiblemente le quepa con precisión la idea de multiculturalismo. El crítico musical Alex Ross, autor de The Rest is Noise y columnista especializado del New Yorker, lo entrevistó y preguntó, por supuesto, acerca de qué era la música clásica para el cellista. “No tengo la menor idea”, contestó él. “Creo que recuerdo a Bernstein diciendo algo como ‘es exactamente música’. Y creo que tengo un punto de vista un poco diferente. En este mundo y en esta época nadie crece escuchando una sola clase de música. Si uno escucha a Stravinsky, por ejemplo, se tiene la sensación inmediata de que él trabajó con una multitud de fuentes: música religiosa, música profana, música escrita, música folklórica. Siempre estuve interesado en la cuestión de qué es lo que una persona necesita saber para relacionarse con la música. Como escritor, como compositor, como intérprete o como oyente, ¿cuáles son los valores centrales? Cuando empecé con el Silk Road Project, comencé a entender las conexiones geográficas y musicales entre todas esas culturas increíbles, toda esa otra ‘música clásica’ de Persia, de la India; el mugam de Afganistán. Tuve la sensación de que, por un lado, todas esas conexiones eran muy cercanas y que, además, se trataba, en muchos casos, de lenguajes que se habían separado de un tronco original y habían tenido desarrollos independientes, de la misma manera que el francés que se habla en Louisiana o en Quebec se separó del francés metropolitano. Lo mismo sucede, por ejemplo, con la música persa y la música griega. Y en las fronteras de las tradiciones siempre se encuentra gente buscando cruzar hacia lo que se percibe como otras culturas. Franghiz Ali-Zadeh, cuando Rostropovich nació, creció en Baku, donde nació Rostropovich, y fue educada como pianista clásica y conoció la vanguardia soviética. Y después comenzó a escuchar el mugam y empezó a crear obras que eran, esencialmente, mugam escrito aunque atravesado por su educación y por la música del siglo XX. Y después esa obra es tocada por el Kronos Quartet. ¿Es clásica o no lo es?”

Más que sobre los géneros, a Yo-Yo Ma le interesa reflexionar acerca de las diferentes idiosincrasias musicales. Y lo sintetiza en la cuestión de las afinaciones. “Trabajando con Pablo Casals y Alexander Schneider, junto al Cuarteto Budapest, aprendí que cada nota tiene una afinación central y que las pequeñas desviaciones que se hacen deben ser tan pequeñas como se pueda. Esa es la afinación correcta para la música llamada clásica y para las cuerdas. Pero ya no es lo mismo cuando hay un piano, que no puede desviarse de la ‘afinación central’. Allí deben hacerse ajustes, entonces. Cuando empecé a trabajar con Mark O’Connor (junto a quien grabó Appalachian Journey), todo lo que él hacía era increíblemente consistente pero no tenía nada que ver con mi manera de afinar. Y cuando toqué música barroca con el clavecinista Ton Koopman, nada de lo que yo hacía estaba afinado. Todo eso abrió mi mente.” Y es que Yo-Yo Ma es quien es, y hasta podría pensarse que toca el cello como lo toca, aun en el repertorio más tradicional, precisamente por eso. Porque tiene la mente abierta.

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/3-18262-2010-06-11.html

Ecstasy of Gold-Yo Yo Ma Play´s Ennio Morricone
Al encuentro de tradiciones varias

PRESENTACION DE YO-YO MA EN EL TEATRO COLON

Lunes, 14 de junio de 2010


En el notable concierto de apertura del Abono Bicentenario, el cellista francés eludió explícitamente la categorización de géneros. Junto a la gran pianista Kathryn Stott interpretó obras de Morricone, Brahms, Gershwin y Camargo Mariano, entre otros.

Por Diego Fischerman

“En este mundo y en esta época nadie crece escuchando una sola clase de música”, decía Yo-Yo Ma en la nota publicada por este diario el viernes pasado. La frase difícilmente podría ser discutida. Y aun si se pensara en particular en las músicas de concierto, en aquellas que demandan una escucha atenta y juegan con esa idea, es claro que el panorama, después del jazz, de cierto tango, de la bossa nova, de los “nuevos folklores” surgidos en varias partes del mundo a partir de la década de 1950, de King Crimson o de los mismos Beatles, es totalmente otro que en los finales del siglo XIX, cuando la única música capaz de perdurar y de viajar de un lado a otro –y de circular y ser discutida como arte– era la que estaba escrita.

Nadie menor de 60 años, en todo caso, utilizaría hoy, como se hacía otrora, los conceptos de “música popular” y “música ligera” de manera indistinta. Está claro que “A day in the life”, de los Beatles, o “Starless and Bible Black”, de King Crimson, son mucho menos ligeras que “Don Pasquale”, de Donizetti. Y está claro, también, que en todos los repertorios hay piezas más livianas o menos comprometidas –o con una relación menos densa entre duración e información– que otras. Yo-Yo Ma, en el extraordinario concierto con el que abrió el Abono Centenario del Colón, no se manejó con una categorización de géneros. Fiel a sí mismo, fue y vino entre piezas de distintas tradiciones. Pero manejó con maestría la posibilidad de ir de lo leve a lo compacto como una manera de establecer un relato. Una pequeña suite, en la que entrelazó, casi sin pausa, el tema “El oboe de Gabriel”, de la película La Misión, compuesto por Ennio Morricone, el Preludio No. 2, de George Gershwin (arreglo para cello y piano de la transcripción realizada para violín y piano por Jascha Heifetz) y “Cristal”, de César Camargo Mariano, dio lugar, en la primera parte, a la Sonata No. 1, de Johannes Brahms. En la segunda, la juvenil Sonata, de Sergei Rachmaninov, llegó después de L (50, en numeración romana), una obra con un potente ritmo motor del británico Graham Fitkin. La obra, escrita para el 50º cumpleaños del cellista, abreva en Bartók pero, podría decirse, es un Bartók pasado por Chick Corea o por la rítmica de Emerson, Lake & Palmer. Rachmaninov en el final, en todo caso, cerró un círculo de manera casi perfecta. Allí pudo escucharse mucho del hiperromanticismo con el que se construyó la música de cine durante los mediados del siglo XX y del que la pieza inicial de Morricone es una clara heredera.

Más allá de la desafortunada decisión de que el concierto se realizara delante del telón del escenario, lo que perjudicó notablemente la proyección del sonido del cello (la tapa abierta del piano ayudó para que el sonido de ese instrumento no fuera igualmente chupado por el pesado cortinado) fue notable el trabajo de Yo-Yo Ma con las cualidades tímbricas, sus posibilidades de ir casi desde lo brutal a lo etéreo y de sumergirse en un magma junto al piano o despegarse de él con un vuelo cristalino. Kathryn Stott, una intérprete extraordinaria –bastaría la manera en que el tema del fugato del último movimiento de la obra de Brahms, al ser tomado en los graves, adquirió peso y presencia– fue mucho más una deuteragonista que una acompañante y fue capaz de ir, con naturalidad, del balanceo juguetón de “Cristal” –una suerte de samba– al espeso tejido de la escritura brahmsiana. Este compositor, con su característico juego entre expansión y contracción y ese fluir entre la expresión más romántica y el énfasis en lo formal (el hermoso tema inicial, una melodía absolutamente genial armada sobre una relación casi matemática de intervalos, es un ejemplo inmejorable) encontró en Ma y Stott dos intérpretes privilegiados, capaces de lograr que la excepcional demanda técnica que la sonata exige se integrara con naturalidad a lo expresivo. El dúo, generosamente, tocó, como bis, una obra de aliento mayor que la clásica pieza breve y virtuosa reservada para tales ocasiones, “Le Grand Tango”, que Astor Piazzolla había escrito para Mstislav Rostropovich. Y con esa pieza llegó, de manera tal vez paradójica, la demostración de aquello que, finalmente, sí diferencia a las músicas artísticas de tradición popular de las de tradición europea y escrita: el valor de la interpretación. Y es que, a diferencia de Rostropovich, quien nunca logró tocar de manera convincente “Le Grand Tango” –finalmente una obra popular, una gran condensación de todos los gestos del piazzollismo, con un cierto grado de estilización, algo más virtuosa pero en nada diferente de sus piezas para el quinteto–, Ma y Stott lo interpretaron con el tono exacto que hubiera tenido en manos de dos integrantes de su quinteto: sin ampulosidad y, sobre todo, con swing. En el final, y ante la ovación admirada de un Teatro Colón lleno, llegó, literal, el canto del cisne: la bellísima –y cinematográfica– pieza que Saint-Saëns dedicó a esa ave en el Carnaval de los animales.

Yo-Yo Ma: cello
Kathryn Stott: piano
Obras de Morricone, Gershwin, Camargo Mariano, Brahms, Fitkin y Rachmaninov.
Fuera de programa: Piazzolla y Saint-Säens
Concierto de apertura del Abono Bicentenario
Teatro Colón. Viernes 11.

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/3-18293-2010-06-14.html

jueves, 10 de junio de 2010

Ray Charles / La Oscuridad Convertida en Luz

Ray Charles (Sept. 23, 1930 – June 10, 2004)



Se cumplen hoy, 6 años de la muerte de Ray Charles

El cantante y pianista estadounidense Ray Charles, pionero del soul en los 50, es recordado, a seis años de su muerte, con un libro que muestra una galería inédita de su carrera. "Ray Charles, yes indeed!" es el título del libro y DVD publicado en homenaje al artista por su representante Joe Adams.

El material cuenta con fotografías recién encontradas en un estudio de Los Ángeles, donde el músico creaba su talento, y entrevistas con las que le rinden tributo músicos y amigos como Willie Nelson, Stevie Wonder y Quincy Jones, quienes hablan de su mítica trayectoria.

Además, en abril pasado fueron remasterizados los discos "Genius+soul>jazz" (1961), "My kind of jazz" (1970), "Jazz number II" (1972) y "My kind of Jazz part 3" (1975).

Ganador de 12 premios Grammy, Ray Charles Robinson nació el 23 de septiembre de 1930 en Albany, Georgia, y murió el 10 de junio de 2004.

Ray creció en Florida, donde perdió la vista desde los seis años por un glaucoma que su familia no pudo atender médicamente por razones económicas; sin embargo, eso no impidió que formara su grupo y realizara giras durante su infancia.

El talento de Charles, quien nunca recibió clases de piano, pasó por el blues, el gospel y el rock and roll. Aprendió la música en braille en la "St Augustine School", un centro para invidentes.

Nat King Cole fue su artista favorito y sus primeras grabaciones así lo manifestaron.

Mediante el cantante de rhythm and blues (r&b) Wynonie Harris, Ray entró en contacto con esa música y ese estilo, lo cual se tradujo años más tarde en el sello Atlantic.

Su forma de tocar el piano y sus cualidades vocales eran manifiestas. Con una sabia mezcla de la música originaria de Nueva Orleans y una pincelada de gospel y blues surgió entonces el estilo vocal inconfundible de Ray Charles, que encandiló al mundo.

En ocasiones sus discos eran arreglados por Quincy Jones en formato de big band, y también participó en dos memorables sesiones acompañando al vibrafonista Milt Jackson, antes de que éste formara su célebre Modern Jazz Quartet.

Es también relevante su disco con la cantante de jazz Betty Carter, el cual es referencia ineludible en la discografía de ambos.

En 1960 fundó su propia compañía de discos y buscó un público más heterogéneo, con lo que su apuesta jazzística creció en popularidad a mediados de esta década, debido, en gran parte, a los temas "Busted" y "Crying time".

Por ese entonces, a pesar del éxito con el público, Ray se vio relegado de los escenarios debido a que fue acusado por posesión de drogas; sin embargo, rápido se recuperó y volvió a los escenarios con "Let's go get stoned", en 1966.

A partir de ese momento Charles comenzó a cambiar su sonido rock y soul por uno más pop y con arreglos de guitarra, creando un sonido más acorde a las audiencias de la época. Tal fue su impacto, que influenció a artistas como Joe Cocker y Van Morrison.

Algunos de sus éxitos musicales son "Greenbacks", "Come rain or come shine" y "Friendship". En los años 90 Ray incrementó su discografía, en especial con recopilaciones como "The birth of soul", "The genius of Ray Charles", "Ray Charles at Newport 1958" y "Love songs", entre otros.

Ray Charles murió el 10 de junio de 2004, año en el que había realizado el álbum de duetos "Genius loves company", que fue nominado en los Grammy Awards a Mejor Álbum Vocal Pop, Álbum del Año y Canción del Año.

El material triunfó en las categorías de Álbum del Año y Canción del Año. Asimismo, un dueto con Norah Jones, "Here we go again", fue postulado en la categoría de Mejor Canción.

El músico logró su popularidad en la década de los 60, con éxitos como "Busted", "You are my sunshine", "Take these chains from my heart" y "Crying time", además de contar con una gran colección de discos que experimentan géneros como soul y jazz.

http://elmercuriodigital.es/content/view/28026/356/


Ray Charles - Georgia On My Mind (Live At Montreux Jazz Festival 1997)

Miles Davis/Bitches Brew:40th Anniversary


Bitches Brew 40th Anniversary : Release Part of Miles Davis Birthday Celebration!

Bitches Brew, el innovador doble álbum de Miles Davis-LP de 1969, cuyo cuadragésimo aniversario se celebrará con dos set boxs separados, ambos se lanzan al mercado 31 de agosto.

Miles Davis "Bitches Brew: Legacy Edition"

Un set de tres discos, que incluye dos CD que contienen 94 minutos extras, de la versión original de estudio de 8 pistas mezclas disponible en CD desde hace muchos años, además de varios cortes bonus, y un DVD que contiene un concierto previamente realizado por el quinteto de Miles Davis filmado en Copenhague, noviembre de 1969.

Miles Davis "Bitches Brew: Edición Coleccionista 40 º Aniversario"

Los mismos tres discos que el anterior, más un tercer CD que incluye una performance inédita realizada por la alineación de nuevo septeto en Tanglewood en Berkshires, en agosto de 1970; junto con un folleto de 48 páginas a color y un vinilo de 180 gramos, replica del doble LP desplegable del álbum original.

En DSP, los consumidores podrán adquirir los dos discos de Bitches Brew: Legacy Edition, pero el DVD no estará disponible. Los mismos dos discos en edición para coleccionistas estará disponible en DSP, pero el tercer disco de audio y el DVD sólo estará disponible en el box set.

http://www.allaboutjazz.com/php/news.php?id=57277

Miles Davis Live at Tanglewood Berkshires


Miles Davis "Bitches Brew"


Por Enrique Martinez

En el año 1.969 Miles Davis siente nuevamente la necesidad de cambiar. Era un impulso innato e irrefrenable en él, que le había llevado a tener una influencia decisiva en algunos de las más importantes cambios de tendencia dentro del Jazz. A finales de los años cuarenta impulsó el movimiento "Cool" con sus grabaciones con el noneto arreglado por Gil Evans (recogidas en "Birth Of The Cool"). Sus trabajos orquestales con el propio Evans a finales de los años cincuenta ("Miles Ahead", "Sketches Of Spain") crearon escuela y aún fascinan. El trabajo de Hard Bop de su primer quinteto a mediados de los cincuenta es considerado como algunas de las mejores grabaciones de todos los tiempos, a pesar de no haber sido excesivamente innovador en su momento. Y decirlo ahora afortunadamente es un poco tópico, pero no está de más recordar que "Kind Of Blue" convirtió su improvisación modal en el estándar inmejorado de los siguientes diez años, y que aún hoy representa, tal vez, la cumbre del Jazz como expresión artística. Pero este enésimo salto no fue comprendido por todos, acusándolo de convertirse en un hereje y de prostituirse comercialmente. Sin duda se trató de un cambio radical, impulsivo, pero que salvó su comercialmente maltrecha carrera.

Para llevarlo a cabo Davis se miró en el espejo del rock y del emergente Funk. Miles era consciente de que por aquel entonces el favor y el cariño del público negro (su predilecto) hacía tiempo que se dirigía a los coloristas sonidos de Sly & The Family Stone y, antes ya, al soul más académico. Y que el público blanco se hallaba fascinado por un músico negro de rock, al cual Davis respetaba por su pericia e imaginación: Jimi Hendrix. Cada vez más convencido de la conveniencia de introducir instrumentos eléctricos en el Jazz, cada vez más insatisfecho con su propia música y con la dirección que estaba tomando el jazz ("la fealdad del Free-Jazz" como él mismo la definió) su nuevo cambio de rumbo tiene un primer golpe de timón con "In A Silent Way" (1969), un disco atmosférico, hermoso y melódico, pero radicalmente nuevo. El siguiente golpe lo da con "Bitches Brew". A partir de aquí no había, y de hecho no hubo, vuelta atrás.

Fue publicado originalmente como álbum doble de vinilo con tan sólo seis cortes de larga duración, y ahora está reeditado en C.D doble con un corte añadido ("Feio", grabado meses después de las sesiones) y también en un Box-set que contiene todas las grabaciones ("The Complete Bitches Brew Sessions" (Columbia/Legacy). Para grabarlo se nutrió de un personal muy amplio para que grabase simultáneamente: dos baterías (Lenny White y Jack DeJohnette), dos percusionistas (Don Alias y Jim Riley), dos pianistas (Chick Corea y Joe Azwinul), dos bajistas (Harvey Brooks y Dave Holland), un guitarra (John McLaughin), un saxo barítono (Wayne Shorter), un clarinete (Bernie Maupin) y él mismo. Todos ellos músicos jóvenes y virtuosos, situados muchos en algunas de las formaciones más punteras de la cada vez más bollante fusión Jazz-Rock. Con ellos entran sonidos que los puristas rechazan, algunos de los cuales ya figuraban en discos anteriores de Davis: bajos y pianos electricos, el frenetico punteo de McLaughin. En esta ocasión, incluso, él mismo trata su trompeta con efectos de sonido inéditos, ecos y "delays", tal y como haría también en los años setenta con el "wah-wah".

Pero el absoluto radicalismo de la propuesta de Davis y Teo Macero (su productor y mano derecha absoluta) desconcierta a los propios músicos, que abandonan el estudio convencidos de no haber grabado piezas enteras válidas de música en las tres sesiones. Y ahí esta la otra innovación de Davis y Macero, su "agenda oculta". Después de la grabación se consagran durante semanas a un minucioso y laborioso trabajo de posproducción, seleccionando las tomas buenas, juntándolas y pegándolas, y en algunos casos repitiendo los mismos fragmentos grabados en una única ocasión como si fuesen los propios riffs de los temas, por medio de primitivos "loops". Todas la técnicas del "overdub", mucho más habituales y empleadas en el rock que en el jazz, son llevadas aquí mucho más allá de lo que el propio rock hacía por aquel entonces Cuando el resultado final llega a la calle se produce un fenómeno de aceptación por parte de la audiencia rock, que consagra el disco al lado de obras entonces en boga como las de Santana, o grupos de desarrollos instrumentales densos como Grateful Dead. El sonido atmosférico del doble sexteto de Davis conecta en cierto modo con la onda reinante, pero en realidad oculta mucho más.


"Bitches Brew" es aún hoy una propuesta radical y rompedora, profundamente contemporánea. Es un disco de jazz absolutamente atípico, porque aunque está construído a partir de improvisaciones colectivas muy libres, el énfasis se ha puesto en el groove y en las texturas, y no en los desarrollos de los propios temas, a veces carentes de ellos. Con una sección rítmica tan amplia, la resonancia de la percusión y de los bajos se hace insistente. Es una música nerviosa, sensual, colorida, atmosférica, falsamente progresiva, más bien cíclica e hipnóticamente reiterativa, aunque en ocasiones también muy desestructurada. Y resulta por todo ello una fuente aún no agotada de ideas que mantiene fascinado hoy día, y con razón, a mucha de la "intelligetsia" rockera. Es citado con veneración por luminarias como Thom Yorke o Bobby Gillespie, por ejemplo. Lógico, pues aunque éste no fuera el primer disco de Jazz Rock, sí fue el primero que mostó el nuevo subgénero como algo más que una mera y abigarrada yuxtaposición de las estéticas de dos mundos que siempre se habían mirado con profundo recelo, cuando no con con verdadera indiferencia, e incluso beligerancia.

"Pharoah's Dance" abre el disco y ocupa con sus veinte minutos toda la antigua Cara A. Es el tema en el que más se pueden notar las señas de identidad de "Bitches Brew". Repleto de "loops" y editajes, con un motivo recurrente que contiene la trompeta de Davis tratada con el delay mencionado, con McLauglhin tocando unas nerviosas y minimales figuras rítmicas, los pianos y baterías repartiéndose el trabajo, el saxo de Shorter peleando por encontrar intuitivamente su lugar en la maraña de sonidos que produce una banda tan extensa, no hay duda ante todo esto de que el disco es un mundo en sí mismo. Extremo confirmado por la homónima "Bitches Brew", que se desarolla de manera similar durante casi veintisiete minutos.

"Spanish Key" y "Miles Runs The Voodoo Down" son, tal vez, la cumbre del disco. Frente a cierta sensación de cansancio y alargamiento excesivo que producen algunos momentos de los maratones del primer disco, aquí la frenética tensión del banda es sostenida en todo momento, sin que sobre ni un minuto de improvisación, con un McLaughlin en papel estelar. "Sanctuary", una composición de Shorter que Davis ya había tocado en otras ocasiones con un tratamiento absolutamente diferente, es el momento más melódico del disco. Pero el peculiar método de "Bitches Brew" provoca que el arreglo al que es sometido el tema resulte sorprendente y original. Como siempre, la trompeta de Miles se eleva sobre el resto de sonidos para dibujar figuras de azul transparente, de enorme belleza y sugerencia con los mínimos trazos. Ese es en realidad el hilo conductor de toda la movida trayectoria de Miles Davis, en perpetua y gloriosa rebeldía contra su propia obra.

Y así hace más de treinta años Davis tomó prestado del rock lo que creyó que hacía falta para intentar salvar al Jazz. Ahora vemos como el antaño arrogante rock quiere que se lo devuelvan, y con intereses. En realidad, y si depende de lo invertido en este disco, no habrá ningún problema de solvencia para cobrar.

http://www.sysvisions.com/feedback-zine/criticas/c_milesdavis.html
Miles Davis Bitches Brew (Nov. 4, 1969) Tivoli Konsertsal, Copenhagen, Denmark.

miércoles, 9 de junio de 2010

Dweezil Zappa / En el Nombre del Padre / Concierto Tributo a Frank Zappa


Planean concierto con estrellas invitadas en homenaje a Frank Zappa

(DPA) 04-06-2010

“Mi padre hacía música durante 17 horas al día y nunca iba al médico. Quizás por eso murió tan joven, a causa de un cáncer de próstata devastador que tal vez pudo haberse prevenido”, recuerda Dweezil Zappa, hijo del legendario músico estadounidense Frank Zappa (1940-1993).

Zappa, célebre compositor de música sinfónica, de rock y de cámara, cantante y virtuoso guitarrista, hubiera cumplido 70 años el próximo 21 de diciembre. El acontecimiento no pasará inadvertido para millones de admiradores en el orbe y mucho menos para su hijo, el segundo de los cuatro que tuvo el artista.

“Estamos armando un concierto con muchos músicos invitados para conmemorar su cumpleaños, aunque todavía no puedo dar nombres”, adelantó Dweezil Zappa en entrevista con dpa en Ciudad de México, donde el jueves dio un concierto con su banda-tributo.

El hijo de Frank Zappa nació en Los Angeles en 1969 y, como su padre, eligió a la guitarra como instrumento de expresión. En 2006 organizó la gira “Zappa Plays Zappa” con un grupo que formó para dar a conocer la música de su padre entre los jóvenes.

“El tenía el control artístico de toda su obra. Hacía lo que quería, no sólo como artista, sino también como persona. Y, además, era un tipo muy divertido”, afirmó.

“Una vez, le vino a hacer una entrevista un periodista que tenía fama de agresivo y agudo. Un tipo que además tenía una pata de palo. El periodista le dijo a mi padre si no pensaba que su cabello largo lo hacía una dama, a lo que Frank respondió que, si era así, entonces la pata de palo a él lo convertía en una mesa”.


Dweezil lamenta que la música de su padre “no se escuche en la radio y que no se hable de ella en las revistas especializadas”, por lo que entiende como una misión obligatoria “llevarla por todo el mundo, para comprobar, cuando se llenan los conciertos, algo que pasa a menudo, el interés que despierta aún su trabajo”.

“Cada vez más jóvenes escuchan la música de Frank, un hombre que adoraba a su familia y que en la intimidad no tenía nada que ver con esa imagen estrafalaria que suelen mostrar los medios”, dijo.

“Escribía en los aviones, a toda hora. Cuando volcaba su música a las partituras lo hacía ya con todas las partes exactas para cada instrumento, porque primero tenía todo muy claro en su cabeza, ya sabía cómo iba a sonar. Eso es algo muy difícil de hacer y muy pocos músicos lo logran”, agregó. “Era increíble. Sacaba por lo menos cinco discos al año”.

Dweezil, cuyo nombre obedece a la manera que Frank Zappa llamaba al dedo meñique de su esposa Gail, dice que uno de los mejores consejos que le dio su progenitor fue que se alejara del alcohol y de las drogas.

“Los adictos al alcohol y a las drogas encuentran en su vicio el permiso para comportarse como un idiota, así que, si no quieres ser idiota, no tomes nada”, le dijo su padre. Y el hijo hizo caso.

“Otra de las cosas que siempre me decía era que no me convirtiera en un patán, a menos que me dieran mucho dinero por serlo”, recordó.

Sabe la importancia de su padre en la historia de la música contemporánea y la admiración muchas veces devocional que despierta, pero no deja de sorprenderse cuando algunas personas, al conocerlo a él, quieran tocarlo por haber estado “en los brazos de Frank”.

“A veces es muy raro, pero lo cierto es que para mí no ha sido difícil ser hijo de Frank Zappa y conectarme principalmente con su música. Claro, es una experiencia fuerte, pero respeto tanto su obra que no dudo en ejecutarla, sin miedo a las comparaciones”.

http://www.lacapital.com.ar/contenidos/2010/06/04/noticia_0070.html

Dweezil´s Zappa Play´s Zappa - Eat That Question