J.M. MARTÍ FONT - Barcelona - 04/04/2011
En cuanto a si echa de de menos las giras con los Stones, afirma: "No, no echo de menos las giras, echo de menos tocar juntos y vernos; pero ellos viven repartidos por todo el mundo, así que solo los veo cuando vienen a Londres".
Aún es más huidizo al referirse a su relación con Mike Jagger, Keith Richards y el resto de la banda. "¿Qué le parecen las memorias de Keith Richards?", le pregunta el periodista, esperando que tenga algo que decir sobre las maldades que el guitarrista deja caer en Life, su autobiografía. "Fantásticas", es la respuesta. Y cuando se inquiere si se ha divertido leyéndolas y si cree que es cierto lo que cuenta o son fantasías, zanja: "No tengo ni idea, porque no las he leído".
Se siente más a gusto cuando se habla exclusivamente de música, especialmente de la que le lleva a Barcelona: el jazz y sus parientes más próximos, que es lo que realmente le interesa a Watts desde muy joven, desde antes de entrar en los Stones, y a lo que ha dedicado la mayoría de sus proyectos en solitario. Con el Charlie Watts Quintet ha realizado dos álbumes sobre Charlie Parker, el gran revolucionario del género: From one Charlie y A tribute to Charlie Parker with Strings. Porque Watts era un jazzman cuando en 1963 los Stones le llamaron para sustituir a Tony Chapman, y contribuyó de forma significativa a la aproximación de la banda al rhythm & blues. Fue, por ejemplo, uno de los promotores de las grabaciones homenaje de Howlin Wolf en Londres en 1971, con Jagger, Bill Wyman, Eric Clapton, Steve Winwood y otras grandes estrellas del rock. "Con Wyman sigo en contacto y a Clapton le veo de vez en cuando, pero Wolf está muerto".
Ahora hace algo parecido con el boogie woogie, cuya influencia en los Stones, asegura, es decisiva, especialmente en lo que respecta a las texturas pianísticas. Respecto a la música que le interesa y a si sigue la actualidad, dice: "No, ni nunca lo he hecho; solo escucho jazz antiguo o música clásica. También escucho música soul, bastante".