Anatomía de la melancolía
El pianista, compositor y productor propone un disco claro y profundo, bien acompañado por Mariano Loiácono, Pepei Taveira y Ezequiel Dutil.
Por Santiago Giordano 02/05/2012 00:00
Incluida entre los desvaríos distinguidos de nuestro tiempo, la melancolía puede ser el umbral de un fascinante universo simbólico, sostenido entre el aura mítica de sus orígenes y el encanto de sus sucesivos exégetas. Melancolía se llama el nuevo disco de Adrián Iaies, un trabajo que lejos de lo que la cosmogonía griega consideraba una patología terrible y funesta -cuyas derivaciones podían llevar a la locura-, es un producto del spleen, por usar un término del siglo XIX, o de la saudade, más cerca. O más cerca aún, una muestra clara de esa dulce tristeza ciudadana pincelada de nostalgia que predispone a la meditación y es capaz de impulsar intuiciones profundas.
En Melancolía Iaies reafirma un estilo que es mucho más que la acción jazzística de reverdecer standars de aquí y de allá. Al frente del trío afirmado en Esa sonrisa es un santo remedio (2009), con Pepi Taveira en batería y Ezequiel Dutil en contrabajo, el pianista se hace preguntas con temas propios e indaga sobre la tradición y sus posibilidades con páginas de otros. El gusto por la claridad melódica que caracteriza la música de Iaies se sublima con la participación de Mariano Loiácono, en trompeta y fluguelhorn.
Taveira colorea con notable buen gusto y sensibilidad, Dutil marca con precisión, Loiácono alterna timbres con bella expresividad. Nada se mueve de sí mismo porque sí, sino en dosis de swing, en un lenguaje pianístico elaborado en su introspección y en los bien ajustados códigos del trío. Y, cuando aparece, en la cálida voz "cantante" del bronce.
Tres momentos del pianista y arreglador Billy Strayhorn -que puestos al inicio al medio y al final son como el chasis del disco-, y una reflexión personal sobre Tommy Flanagan, otro pianista de referencia para Iaies, dialogan con otras composiciones de Iaies como Waltz for Beatriz (Sarlo), Ese terciopelo y Maia, además de un blues a partir del tango Fuimos, acaso variaciones sobre el tema de la melancolía. Lo más swingueado del disco resulta lo más melancólico: una versión del Himno a Sarmiento, tema con interesantes pliegues melódicos que Iaies desarrolla con mano maestra. El final, con la versión en piano solo de Lotus Blossom, la balada de Strayhorn, es casi la explicación de todo lo que se escuchó antes.
Melancolía - Adrián Iaies (Piano), Mariano Loiácono (Trompeta), Pepi Taveira (Batería), Ezequiel Dutil (Contrabajo)