El primer músico de jazz
Buddy Bolden es la figura más enigmática de la historia del jazz; una leyenda transmitida a través de testimonios orales; ninguna grabación suya llegó a nosotros.
La Razón / Nicolás Peña Diez Romero
00:00 / 27 de mayo de 2012
El enigma y el misterio han estado siempre presentes y constituyen algo consustancial en la historia del jazz. Forman parte de su personalidad, de su esencia, de su magia y de su inmenso poder de evocación. Cientos de historias de músicos, de personajes, de amantes, de asesinatos, de suicidios, de grabaciones, de ciudades, de locales y, por supuesto, de canciones han quedado ocultos tras la aplastante losa que supone el paso del tiempo. Es posible especular con algunos datos e historias, pero posiblemente nunca sabremos realmente todo lo que el jazz ha dado de sí.
En ese sentido, en la historia apócrifa del jazz la figura de Buddy Bolden es una de las más enigmáticas. Mucho se ha escrito sobre él y pocas son las referencias documentadas, por lo que casi siempre suele contarse lo mismo. Todo lo que sabemos pertenece a testimonios vertidos por sus contemporáneos y con frecuencia está vinculado al ámbito de la conjetura o la recreación, donde tal vez se sitúe el inicio de su leyenda.
Aunque muchos creen que Bolden realizó algunas grabaciones, ninguna ha llegado hasta nuestros días. Sólo una foto de su banda, la única que se conserva de él, nos muestra el testimonio real de este hombre. Mucho antes de que Louis Armstrong revolucionara el mundo de la trompeta y del jazz, él ya hacía sonar su corneta en alguna de las numerosas bandas que alborotaban las calles de su ciudad. Los recuerdos que contaba de manera difusa, hasta quizá inventada, de un jovencito Armstrong resultan reveladores:
BUDDY. “Buddy Bolden fue uno de los primeros maestros del género. Recuerdo haberlo oído tocar por primera vez cuando yo tenía alrededor de cinco años. Bolden y sus muchachos actuaban en el Funky Butt Hall, primero una media hora en la calle, frente a las puertas del Hall y luego en el interior. Los niños escuchábamos desde el otro lado de la calle y la pasábamos de maravilla bailando su música. Cuando la banda entraba en el Hall, nos volvíamos a casa. Ésa fue la primera vez que oí tocar a Buddy Bolden y tenía uno de los sonidos más potentes que jamás había escuchado en toda mi vida”. Con la mente puesta en recrear ese mismo sonido, el clarinetista Sidney Bechet, también coétaneo de Bolden, compuso el tema Buddy Bolden Stomp.
Charles “Buddy” Bolden nació en Nueva Orleans, en 1877. Su oficio real era la de barbero, ya que su padre desempeñaba temporalmente un cargo en una barbería ubicada en Franklin Street, en pleno Storyville, pero la verdadera pasión de Buddy fue la corneta, un instrumento antecesor de la trompeta que actualmente conocemos. También emulaba ser periodista editando The Cricket, un panfleto incendiario que hacía eco de todos los rumores y escándalos que sucedían en la ciudad; de hecho, ocasionalmente trabajaba como soplón para la policía, debido a su gran conocimiento de la información que se generaba en los bajos fondos.
A pesar de que lo usual para un músico dedicado a un instrumento de viento era comenzar tocando en las bandas de metales que interpretaban marchas y polkas, la primera vez que Bolden se introdujo en la vida musical pública fue gracias a los grupos de cuerdas que actuaban en bailes y fiestas. A mediados de los años 90 del siglo XIX, en la parte posterior de su barbería empezó a reunir una banda junto con el trombonista Willy Cornish, uno de sus compañeros de andanzas musicales.
Bolden no sabía leer música. Según el libro In searh of Buddy Bolden: First Man of Jazz de Donald M. Marquis, cuando no recordaba un pasaje musical, empezaba a inventar adornos que los oyentes disfrutaban más que la propia música escrita. Le encantaba profundamente crear en tiempo real melodías y frases que se fugaran de lo que originalmente había sido escrito por el compositor. Le gustaba improvisar, algo absolutamente innovador para la época, y revelador para nosotros que concebimos a la improvisación como una de las características fundamentales del jazz. Pero el rasgo que realmente diferenciaba a la banda de Bolden del resto de agrupaciones, era el afán por fusionar los ritmos sincopados del ragtime y las inflexiones del blues, preparando el terreno para lo que sería la transición al jazz. Improvisación y fusión, dos elementos fundamentales para entender el jazz desde entonces hasta nuestros días, que un hombre a finales del siglo XIX ya incorporaba en su lenguaje musical.
En 1939 el libro Jazzmen, el primero sobre historia del jazz, se describe el sonido de Bolden como único e inigualable cuando soplaba su corneta en las afueras de Gretna, en Lousiana. Las notas traspasaban el río Mississippi hasta llegar a la parte alta de Nueva Orleans. Durante el día tocaba en todo tipo de fiestas privadas, picnics y celebraciones y por la noche se escurría por los salones de baile, burdeles y barrel-houses del distrito negro.
PARQUES. También se lo podía ver por parques públicos, donde eran habituales las actuaciones nocturnas. Cuando Bolden tocaba en Johnson Park y aún no tenía la audiencia suficiente, gritaba “es hora de que los negritos vuelvan a casa”, para después introducir su corneta en uno de los agujeros de la valla y emitir unas notas de llamada para alertar a los que se encontraban en el cercano parque Lincoln de que la actuación iba a comenzar. A los pocos minutos de esta imaginativa e inusual convocatoria, el parque se llenaba completamente de gente que se preparaba para disfrutar de los divertidos sonidos que salían de la corneta de Buddy.
La única vez que apareció en un medio de prensa en vida, no fue por su música, sino a que fue detenido por agredir a su suegra con un jarrón. Alrededor del año 1906, su carácter violento, sus problemas con el alcohol y su inestabilidad mental —padecía esquizofrenia— lo recluyeron en un manicomio en Jackson donde pasó el resto de su vida hasta su muerte en 1931.
Cuando las primeras grabaciones de jazz surgieron en los años 20, el estilo de tocar de Bolden ya había pasado de moda, por lo que ningún disco pudo reflejar con fidelidad su sonido. A pesar de ello, para la historia ha quedado el famoso Buddy Bolden Blues o I Thought I Heard Buddy Bolden Say, un homenaje del pianista Jelly Roll Morton basado en Funky Butts compuesto por Bolden, un tema emblemático que siempre es usado para ilustrar el exótico carnaval de ritmos de Nueva Orleans y que fue recuperado en una versión multi-instrumental, donde se destaca Sidney Bechet en el clarinete.
“La Policía te metía en la cárcel si te oía cantar aquella canción. Yo acababa de empezar a tocar el clarinete, tenía seis o siete años y Bolden estaba haciendo una competición entre los miembros de la Imperial Band, que estaban encima de un camión. Bolden empezó su tema, la gente comenzó a cantar y los policías se pusieron a golpearlos en la cabeza con sus bastones”, dice Sidney Bechet sobre Buddy Bolden Blues.
Nueva Orleans. Una vieja fotografía fechada antes de 1895. En ella se ve un sexteto de músicos criollos presentando una formación típica de la época.
Cornetas, clarinete, trombón de válvulas, contrabajo y guitarra. Nada se sabe del fotógrafo que la hizo o del momento de la escena en el que fue tomada.
Quizás después de una actuación callejera por alguno de los parques de la ciudad. Aunque, en realidad… eso tampoco importa mucho.