La crítica: Música. El último vuelo de Byrd
A un músico lo constituye toda su carrera, aunque unos prefieran un periodo determinado. Byrd será recordado por su paso por el hard bop como un solista incendiario, de una gran ternura en las baladas y sumamente espiritual en una pieza como “Cristo Redentor”.
Cultura • 13 Febrero 2013 - 1:54am — Xavier Quirarte
México • Forjado en el mundo del hard bop, en grupos como Art Blakey sus Jazz Messengers y al lado de líderes como John Coltrane, Sonny Rollins, Max Roach, Jackie McLean, Cannonball Adderley y Hank Mobley, el trompetista Donald Byrd cimentó desde muy joven su carrera como solista y líder de sus propias bandas, grabando ni más ni menos que para tres grandes sellos: Blue Note, Riverside y Prestige. Sin embargo, en los años 70 fue visto con malos ojos por la llamada policía del jazz cuando decidió grabar música accesible. Su mezcla de jazz con elementos de soul, y hasta música disco, significó el repudio de los puristas y el éxito monetario para el músico bautizado como Donaldson Toussaint L’Ouverture Byrd II.
En una larga entrevista le preguntaban a Byrd, quien murió el 4 de febrero a los 80 años, qué discos de su carrera destacaba, a lo que respondió: “Cada uno surgió en un periodo determinado. Y todos y cada uno de ellos fueron algo muy honesto y válido. Cada uno es único en sí mismo porque muestra donde estaba en ese tiempo. Cuando hice ‘Cristo Redentor’, fue algo de tipo muy religioso. Trying to Get Home fue, otra vez, algo en ese sentido. Ethiopian Knights fue mi primer intento de encaminarme hacia algo tipo rock. Fancy Free era como algo flotante. Fuego tenía que ver con Jackie McLean y todos ellos (...) Bueno, para evitar que mi crecimiento se frenara, no hubo un periodo en particular que fuera más significativo que otro”.
A un músico lo constituye toda su carrera, aunque unos prefieran un periodo determinado. Byrd será recordado por su paso por el hard bop como un solista incendiario, de una gran ternura en las baladas y sumamente espiritual en una pieza como “Cristo redentor”. Se hablará de su periodo discotequero que, a la distancia, suena bastante bien, aunque en un tono muy accesible. También se hará referencia a la fotografía que William Claxton le tomó en el metro de Nueva York, en un vagón donde viaja un puñado de pasajeros y únicamente uno de ellos lo mira con curiosidad.
Alejado de la música algunos años por cuestiones de salud, retornó a fines de los 80 y volvió a tocar hard bop, pero también participó en el proyecto Jazzmatazz en los inicios del acid jazz. Con una larga dedicación a la enseñanza, en sus últimos años fue artista en residencia en la Universidad Estatal de Delaware. Su música, dijo el trompetista Marcus Belgrave al hablar sobre “Cristo Redentor” —aunque podría estar refiriéndose a gran parte de su obra—, “hablaba de la cultura negra y la iglesia, el hogar, y hablaba de toda la estética negra y todas esas voces hermosas”.
Donald Byrd - Cristo Redentor - A New Perspective (1963)