martes, 28 de abril de 2015

Pete Townshend / The Classical Version of The Legendary "Quadrophenia" 42 Years Later



The Who's guitarist Pete Townshend will release a classical version of the bands legendary album "Quadrophenia"

Dec 05, 2014 06:17 PM EST | Jaime Prisco

The Who's Pete Townshend to Record a Classical Version of 'Quadrophenia' with Alfie Boe on Vocals

Pete Townshend, legendary guitarist and song-writer of The Who, has announced that he has created a classical version on the bands 1973 album Quadrophenia for symphony orchestra, opera singers and choir.

A premiere concert at the Royal Albert Hall will be on July 5, starring Townshend and Alfie Boe, who will be singing the parts originally sung by Roger Daltrey. They will be accompanied by the Royal Philharmonic Orchestra and London Oriana Choir, conducted by Robert Ziegler. The recording will be released by Deutsche Grammophon next summer.

In a statement, Townshend said he hoped this version of Quadrophenia would help “reinvigorate” classical audiences, “[bringing] people who might not otherwise go to see a symphony orchestra perform without lights and fireworks and a movie screen”.

The new “symphonised” version of Quadrophenia was orchestrated by composer, orchestrator and singer-songwriter Rachel Fuller, who is Townshend’s long-time girlfriend. This project means a lot to Townshend, who has made it his mission to break molds in traditional music-making and to take rock music to a higher artistic level. Known for the long-running rock opera, Tommy, Quadrophenia took his artistic vision to the next level. Conceived and written by Townshend, Quadrophenia went on to become a feature film, as well as a theatre production. The album was also performed in its entirety on The Who’s most recent live tour. Townshend began working on the project as a part of his plan to leave a legacy of all his work arranged for orchestra as sheet music, for future generations to enjoy. He hopes the new work will go on to become a regular part of the orchestral repertoire and boost attendance at classical concerts.

http://www.classicalite.com/



Pete Townshend - Classic Quadrophenia (2015)



miércoles, 15 de abril de 2015

Robert Wyatt / "Mejor dejar el escenario cinco minutos antes, nunca cinco minutos después"



El adiós a la música de Robert Wyatt, último ángel guardián


10 de Noviembre de 2014
Por Ánxel Grove

La despedida de un amigo es siempre una mala noticia. La despedida de un ángel de la guardia es una maldita tragedia. Si el ángel de la guardia es quien maneja el orden del jardín la despedida te rompe el alma. Te quedas durante un momento sin aliento, luego dejas de sentirte tú mismo y, como si el día se entintase de noche, deseas irte a la cama para no ver a nadie, para que nadie te vea.

"Veo mis canciones como un jardín salvaje. Soy un jardinero que está enamorado de la belleza orgánica de lo que se trae entre manos."

El músico Robert Wyatt se declaraba labrador de jardines embrollados en una entrevista que le hizo para El País en 2007 el gran periodista Íker Seisdedos, capaz, según alguien me reveló por entonces, del acto de amor de viajar en coche hasta Louth, un pueblo del norte de Inglaterra —estación de tren más cercana a 45 kilómetros— donde nació el extravagante poeta Tennyson, quien dejó notas que convendría pegar al pecho como imanes sentimentales: “es mejor haber amado y perdido que jamás haber amado”; “la felicidad no consiste en realizar nuestros ideales, sino en idealizar lo que realizamos”; “hay más fe en una honrada duda, creedme, que en la mitad de las creencias”.

En Louth tienen su casa un par de veteranos hippies que, estoy seguro, admitirían los consejos del poeta: Wyatt y su esposa, la pintora, ilustradora, musa y enfermera Alfreda Alfie Benge:

"De no haber existido ella, me habría dedicado a beber hasta morir escuchando a Thelonious Monk (…) Soy un cocinero terrible, no soy capaz de vestirme solo, ni puedo administrar mi dinero. En nuestro contrato, a mí me toca hacer discos"

Acabo de leer en la revista Uncut que Wyatt se retira, que no hará más música, que el doble disco Different Every Time, anunciado para el 17 de noviembre (2014) por la discográfica Domino Records, tiene el carácter de un epitafio.

"Los maquinistas de tren se retiran a los 65, yo tengo 69. Prefiero decir que lo dejo, es una palabra más exacta que retirarse. Cincuenta años en la silla de montar es suficiente (…) Hay orgullo en dejarlo. No quiero seguir."

El volumen de despedida es en realidad una recopilación: el primer disco, Ex Machina, está concebido como un grandes éxitos cronológico, y el segundo, titulado Bening Dictatorships (Dictadores benignos) con un humor muy reconocible, se dedicada a congregar las colaboraciones desprejuiciadas de Wyatt con otros músicos: Hot Chip (We’re Looking For A Lot Of Love), Cristina Donà (Goccia), Anja Garbarek (The Diver), Nick Mason (Siam), Björk (Submarine)…

Para cerrar todos los candados y fundir las llaves, Wyatt, un tipo hablador pero con ciertas reservas hacia los periodistas metomentodo, ha dado su consentimiento a una biografía autorizada, titulada también Different Every Time, firmada por Marcus O’Dair, columnista musical de The Guardian. En el libro está todo: los años patafísicos de Soft Machine [vídeo de una actuación en 1968 en Francia, 25 minutos], la demente gira por los EE UU como teloneros de Jimi Hendrix, la expulsión del grupo por ser demasiado canalla (“somos ingleses, no expresamos sentimientos, seguramente toda la conversación se redujo a: ‘Que te follen, tío”), los discos de la unidad democrática Matching Mole y la caída, el uno de junio de 1973, durante una fiesta y en estado de semicomatosa ebriedad, desde un cuarto piso, con el resultado de seis meses de sedantes, un año de hospital, paraplejia y silla de ruedas de por vida.

"Aunque suene chocante, yo no contemplo aquel accidente como algo malo. Fue un nuevo comienzo. Puesto que mi vida es mejor después que aquello, mucho mejor, de hecho, no lo veo como una tragedia. Es sólo un cambio. Y en mi caso, a pesar de las dificultades obvias, soy una persona más feliz. La gente que no se ha roto nunca la espalda piensa: qué terrible vivir así. Pero es algo que sucede. ¡Bang! y a otra cosa. Parecido a un animal salvaje cuando está en la jungla. Llega un helicóptero, le atrapa con una red, y al poco está en una reserva en Tanzania. Y piensa: cojones, dónde están mis amigos, mis árboles… y al final se da cuenta de que está en un lugar más seguro. Si fuese religioso, diría que fue un don. Esto me recuerda la mejor mala crítica sobre mi trabajo que nunca leí. “Como mucho nos temíamos, Wyatt se cayó aquel día sobre su cabeza”."

Se llama Robert Wyatt y tiene edad para ser tu abuelo. La discográfica Domino, hogar mercantil de nuevos y aparatosos trovadores (Franz Ferdinand, Artic Monkeys, The Kills), se ha hecho con la dispersa obra de Wyatt y solventa el agravio de su descatalogación con la reedición de toda su discografía como solista (9 álbumes).

Hippie de primera generación, Wyatt fundó en 1966 el grupo pivotal del rock progresivo británico, The Soft Machine y, cuando le expulsaron por canalla, montó Matching Mole, la banda central del sonido de Canterbury, lo más brillante que el Reino Unido ha dado al rock desde los Beatles. Ha tocado con Jimi Hendrix, Syd Barrett y Brian Eno pero viste ropa comprada en tiendas de beneficencia. Björk y Paul Weller le adoran pero él prefiere a Nat King Cole y Thelonious Monk.

Sabe volar y sumergirse pero es parapléjico desde 1973, cuando una borrachera absoluta le hizo caer de un cuarto piso durante una fiesta que organizaba Pink Floyd. Hasta entonces había sido el batería más loco del Reino Unido. Por consejo de su colega de parranda Keith Moon (también batería conThe Who, también alcohólico, muerto en 1978), utilizaba el combustible más eficaz para la destrucción: un trago de tequila y otro de whisky en un bucle eterno.

Tras la convalecencia y la parálisis, como si el accidente fuese una epifanía, Wyatt se convirtió en otra persona. Estremece escucharle resumir la mutación: “¡bang! y a otra cosa”. De no ser por la flojera física provocada por la curda, hubiese muerto.

Desde 1974, siempre de la mano de su mujer, la pintora Alfreda Benge, ejerce de artesano ensimismado. Es capaz de licuar el jazz o achicharrar el pop. Han llamado a su música ‘jazz confesional’ y ‘folk visionario’, pero ambas expresiones son puro lenguaje. La palabra genial, tantas veces utilizada como gratuita etiqueta, tiene con Wyatt la calidad seminal de adjetivo calificativo.

Con él no son válidos los estándares ni los caprichos: cantó baladas obreristas durante el señorío deleznable de Margaret Thatcher y ahora se avergüenza de ser inglés y cantar en el idioma que se ha convertido en “el latín” de los rituales del fracaso social y la explotación. Gracias a Wyatt muchos esnobs saben de la existencia de Pablo Milanés, Víctor Jara y Violeta Parra. Hasta la caída del Muro de Berlín militó en el Partido Comunista. Los marxistas, dice, le enseñaron a leer mientras otros aprendían como robar a sus semejantes.

Algunos de los discos de Robert Wyatt, Rock Bottom (1974), Ruth Is Stranger Than Richard (1975), Nothing Can Stop Us (1981), Old Rottenhat (1985), Dondeestán (1991),  Shleep (1997), Cuckooland (2003), Comicopera (2007)… No son discos, son moralidad. Es música testamentaria de un hombre, no por casualidad educado en el marxismo, que, además de la melancolía y el alcoholismo, tiene un gran enemigo: “Gran parte de mi problema es decir siempre la verdad”.

La discografía de Wyatt desde la silla de ruedas es la que elegiría salvar en caso de incendio, la que regalaría a mis hijos como única herencia, la que desearía escuchar en mi lecho de muerte, la que emplearía como arma de ataque antes de una noche de furor sexual, la que me acerca a los bosques donde cada rama es sagrada, la que me convence de que ha valido la pena estar aquí sin rendirse, la que remitiría como arte postal a todos los desgraciados, la fuente de la eterna juventud, la única declaración política necesaria —la que siempre sostuvo que sí, claro que sí, podemos, siempre que antes dinamiten los cuarteles del poder—, el tratado más lúdico sobre qué y cómo sentimos los deprimidos, la deseperanza que sostiene la ilusión, la certidumbre de que Víctor Jara y Duke Ellington beben del mismo manantial…

Robert Wyatt lo deja. Me desangro en la evidencia: no es este un tipejo que juegue a la rentabilidad del me-voy-pero-regreso. Sólo me consuela pensar que nunca le veré como a otros —por ahí anda Leonard Cohen en un grotesco kickstarter non stop—. Sé que tuve y tengo a Wyatt y que, cómo él mismo dice:

"Lo mejor es dejar el escenario cinco minutos antes, nunca cinco minutos después"

Entiendo que las secuelas de las más agradables heridas no han de ser presenciales —como prueba les dejo una ristra de vídeos de Wyatt— pero no puedo evitar la orfandad: me despojan de mi último ángel guardián.


http://blogs.20minutos.es/trasdos/2014/11/10/robert-wyatt-adios/


Robert Wyatt - Turn Things Upside Down (with Happy End)  
Different Every Time - Ex Machine (2014)



martes, 14 de abril de 2015

Eduardo Galeano / El Intelectual Claro y Profundo, Fustigador de Males y Miserias




El mejor de todos

Por Osvaldo Bayer

Cuando esta mañana me informaron de la muerte de Eduardo Galeano tuve una sola reacción: “Ha muerto el mejor de todos”. Y es así y cuento para ello a mi generación. Su obra Las venas abiertas de América Latina es una obra máxima de esos días. Allí está tal cual la verdad, los hechos, los intereses. La gran injusticia cometida contra todos los pueblos comenzando por los pueblos originarios. Repito: Las venas abiertas... es una verdadera biblia de la verdad y la sabiduría y debería ser de lectura obligatoria en todos los colegios secundarios del continente. Sólo así lavaríamos las culpas de las persecuciones ideológicas que sufrió el gran Eduardo Galeano.

Cuando salí a la calle también dije mirando al cielo: “Seguiremos tus pasos, querido amigo”.




Recordamos a Eduardo Galeano I (1940 - 2015) AcequiaTV




Un hombre para tener de modelo

Por Eduardo “Tato” Pavlovsky
Dramaturgo, director de teatro, actor, psicoanalista.

Yo no dudo de que la muerte de Galeano me impactó enormemente. No es cierto que haya sido gran amigo suyo, sí un admirador de su obra, por supuesto. Pero sobre todo admirador de la coherencia. Fundamentalmente del amor que tenía, de su fervor por todos los procesos revolucionarios. Creo que Eduardo siempre fue una reserva moral de la izquierda, no sólo por Las venas abiertas de América latina, que fue tal vez su obra más poderosa, leída por tantas generaciones, sino por su presencia. Una manera coherente de pensar durante toda la vida.

El único robo que hizo fue un lápiz Faber alemán, lo hizo en primer grado y la maestra lo retó. Fuera de ese pequeño robo, uno lo vio siempre alejado de negocios, de todo tipo de pensamiento que no fuera la misión cultural del revolucionario. Era un hombre para tener de modelo. Yo mismo como hombre de izquierda lo he tenido siempre presente en mis raros vericuetos como autor de teatro, pero no porque él escribiera teatro, sino por el ejemplo moral, muy bien descripto en sus devenires periodísticos. No es fácil encontrar otra personalidad como la de Eduardo Galeano. Esa manera de hablar, tan lenta. Parecía mascullar el espíritu de un revolucionario cabal y comprometido. Personalmente, cuando me entreguen el premio de Ciudadano Ilustre no voy a dejar de nombrar esta pérdida, este latinoamericano en serio, que no descubrió Latinoamérica hace pocos años, sino que en toda su vida fue zurdo e hincha de fútbol. No sé si de Peñarol o de Nacional. Un hombre que uno percibía coherente en sus manifiestos periodísticos y en todos los acontecimientos que uno podía marcar artificialmente desde la Revolución Cubana hasta hoy.

Pierdo un amigo que no fue. Lo que no tuve. Tal vez, una figura que hubiera deseado tener cerca. No lo conocí sino un rato en el exilio, porque me ofreció una nota para una revista alemana en la que tenía que contar toda la odisea de mi escapada. Lamentablemente dije que no, porque ya tenía el pasaje de vuelta. Era para mí medio peligroso, haberme ido así y volver con la nota en la revista alemana. Pero fue un encuentro de dos hermanos. De dos compañeros. De dos hinchas de fútbol. De todo eso que es inherente a los uruguayos, a los argentinos.

Chau Eduardo. Me llevo de vos no solamente lo que te llevás vos. Sino esa luz. Esa luz imborrable, que tiene la izquierda cuando es coherente y fue siempre decente.




Recordamos a Eduardo Galeano II (1940 - 2015) AcequiaTV





Esos papelitos

Por Eduardo Aliverti

Galeano era un tipo tan enormemente sencillo como lo que escribía. No sé por qué algunos le habían hecho cierta fama de persona complicada, presa de su ego, algo despectivo. Supongo que por envidia, como en tantos casos respecto de los grandes. Rescato esa faceta de su personalidad, la sencillez, porque justamente no se encuentra todos los días la coherencia entre cómo se piensa, cómo se dice y cómo se vive. Tenía el raro mérito de hablar como se escribe, además. Hacerle una nota a Galeano significaba que después no había que preocuparse por el tiempo que llevaría la desgrabación. Su sintaxis oral era perfecta, sin una sola muletilla, sin un solo cliché, y eso es un símbolo de convicciones muy profundas, además del placer inconmensurable que es charlar con alguien que habla así. Llevaba esos papelitos donde anotaba todo cuanto le era de interés. Los tenía en los bolsillos del pantalón, arrugados. Papelitos de servilleta de bar, de libretas, de cualquier cosa. Estaban transcriptos signos, palabras y oraciones, que podían provenir de algo que acababa de ver desde el taxi, de un dato tras encontrarse con una indígena a la orilla de un lago centroamericano, de lo que se le ocurrió en el almuerzo. En esos papelitos, no me cabe la menor duda, estaba el resumen de la sensibilidad social de Galeano. Y entre eso, su capacidad de observación y el talento para transcribir, se encuentra el secreto obvio de una obra monumental. No tenía una técnica específica para escribir, quizá con la única excepción de las frases cortas. Una vez escuché decir que sus palabras eran como cuchillos, porque siempre –siempre– tenían la propiedad de atravesar al lector. Tal vez sea una definición algo cursi, pero es indesmentible. Uno no encuentra oraciones de Galeano que lo dejen indiferente, porque son todas de una precisión asombrosa en el logro del objetivo. Es el escritor de las imágenes y los sonidos. Sus textos se ven y se oyen como pocos o ninguno.





Gracias

Por Diego Maradona 

“Gracias por luchar como un 5 en la mitad de la cancha y por meterles goles a los poderosos como un 10. Gracias por entenderme, también. Gracias, Eduardo Galeano: en el equipo hacen falta muchos como vos. Te voy a extrañar”.



SB - Venas Abiertas (Homenaje a Eduardo Galeano)





lunes, 13 de abril de 2015

Eduardo Galeano / "Un Mendigo De Buen Fútbol"




Eduardo Germán María Hughes Galeano 
(Montevideo, 3 de septiembre de 1940 - Montevideo, 13 de abril de 2015)



El fútbol. 

La historia del fútbol es un triste viaje del placer al deber. A medida que el deporte se ha hecho industria, ha ido desterrando la belleza que nace de la alegría de jugar porque sí. 

En este mundo del fin de siglo, el fútbol profesional condena lo que es inútil, y es inútil lo que no es rentable. 

A nadie da de ganar esa locura que hace que el hombre sea niño por un rato, jugando como juega el niño con el globo y como juega el gato con el ovillo de lana: bailarín que danza con una pelota leve como el globo que se va al aire y el ovillo que rueda, jugando sin saber que juega, sin motivo y sin reloj y sin juez. 

El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue. La tecnocracia del deporte profesional ha ido imponiendo un fútbol de pura velocidad y mucha fuerza, que renuncia a la alegría, atrofia la fantasía y prohíbe la osadía. 

Por suerte todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad. 


El hincha. 

Una vez por semana, el hincha huye de su casa y asiste al estadio. 

Flamean las banderas, suenan las matracas, los cohetes, los tambores, llueven las serpientes y el papel picado; 

la ciudad desaparece, la rutina se olvida, sólo existe el templo. En este espacio sagrado, la única religión que no tiene ateos exhibe a sus divinidades. Aunque el hincha puede contemplar el milagro, más cómodamente, en la pantalla de la tele, prefiere emprender la peregrinación hacia este lugar donde puede ver en carne y hueso a sus ángeles, batiéndose a duelo contra los demonios de turno. 

Aquí, el hincha agita el pañuelo, traga saliva, glup, traga veneno, se come la gorra, susurra plegarias y maldiciones y de pronto se rompe la garganta en una ovación y salta como pulga abrazando al desconocido que grita el gol a su lado. Mientras dura la misa pagana, el hincha es muchos. Con miles de devotos comparte la certeza de que somos los mejores, todos los árbitros están vendidos, todos los rivales son tramposos. 

Rara vez el hincha dice: «hoy juega mi club». Más bien dice: «Hoy jugamos nosotros». Bien sabe este jugador número doce que es él quien sopla los vientos de fervor que empujan la pelota cuando ella se duerme, como bien saben los otros once jugadores que jugar sin hinchada es como bailar sin música. 

Cuando el partido concluye, el hincha, que no se ha movido de la tribuna, celebra su victoria; qué goleada les hicimos, qué paliza les dimos, o llora su derrota; otra vez nos estafaron, juez ladrón. Y entonces el sol se va y el hincha se va. Caen las sombras sobre el estadio que se vacía. En las gradas de cemento arden, aquí y allá, algunas hogueras de fuego fugaz, mientras se van apagando las luces y las voces. El estadio se queda solo y también el hincha regresa a su soledad, yo que ha sido nosotros: el hincha se aleja, se dispersa, se pierde, y el domingo es melancólico como un miércoles de cenizas después de la muerte del carnaval.


El lenguaje de los doctores del fútbol. 

Vamos a sintetizar nuestro punto de vista, formulando una primera aproximación a la problemática táctica, técnica y física del cotejo que se ha disputado esta tarde en el campo del Unidos Venceremos Fútbol Club, sin caer en simplificaciones incompatibles con un tema que sin duda nos está exigiendo análisis más profundos y detallados y sin incurrir en ambigüedades que han sido, son y serán ajenas a nuestra prédica de toda una vida al servicio de la afición deportiva. 

Nos resultaría cómodo eludir nuestra responsabilidad atribuyendo el revés del once locatario a la discreta performance de sus jugadores, pero la excesiva lentitud que indudablemente mostraron en la jornada de hoy a la hora de devolucionar cada esférico recepcionado no justifica de ninguna manera, entiéndase bien, señoras y señores, de ninguna manera, semejante descalificación generalizada y por lo tanto injusta. No, no y no. El conformismo no es nuestro estilo, como bien saben quienes nos han seguido a lo largo de nuestra trayectoria de tantos años, aquí en nuestro querido país y en los escenarios del deporte internacional e incluso mundial, donde hemos sido convocados a cumplir nuestra modesta función. 

Así que vamos a decirlo con todas las letras, como es nuestra costumbre: el éxito no ha coronado la potencialidad orgánica del esquema de juego de este esforzado equipo porque lisa y llanamente sigue siendo incapaz de canalizar adecuadamente sus expectativas de una mayor proyección ofensiva hacia el ámbito de la valla ri-val. 

Ya lo decíamos el Domingo próximo pasado y así lo afirmamos hoy, con la frente alta y sin pelos en la lengua, porque siempre hemos llamado al pan pan y al vino vino y continuaremos denunciando la verdad, aunque a muchos les duela, caiga quien caiga y cueste lo que cueste. 


El gol. 

El gol es el orgasmo del fútbol. Como el orgasmo, el gol es cada vez menos frecuente en la vida moderna. 

Hace medio siglo, era raro que un partido terminara sin goles: 0 a 0, dos bocas abiertas, dos bostezos. Ahora, los once jugadores se pasan todo el partido colgados del travesaño, dedicados a evitar los goles y sin tiempo para hacerlos. 

El entusiasmo que se desata cada vez que la bala blanca sacude la red puede parecer misterio o locura, pero hay que tener en cuenta que el milagro se da poco. 

El gol, aunque sea un golecito, resulta siempre gooooooooooooooooooooooool en la garganta de los relatores de radio, un do de pecho capaz de dejar a Caruso mudo para siempre, y la multitud delira y el estadio se olvida de que es de cemento y se desprende de la tierra y se va al aire. 


El Fútbol Criollo. 

Fue un proceso imparable. Como el tango, el fútbol creció desde los suburbios... Lindo viaje había hecho el futbol: había sido organizado en los colegios y universidades inglesas, y en América del Sur alegraba la vida de gente que nunca había pisado una escuela. 

En las canchas de Buenos Aires y de Montevideo, nacía un estilo. Una manera propia de jugar al fútbol iba abriéndose paso, mientras una manera propia de bailar se afirmaba en los patios milongueros. Los bailarines dibujaban filigranas, floreándose en una sola baldosa, y los futbolistas inventaban su lenguaje en el minúsculo espacio donde la pelota no era pateada sino retenida y poseída, como si los pies fueran manos trenzando el cuero. Y en los pies de los primeros virtuosos criollos, nació el toque: la pelota tocada como si fuera guitarra, fuente de música. 

Simultáneamente, el fútbol se tropicalizaba en Río de Janeiro y San Pablo. Eran los pobres quienes lo enriquecían, mientras lo expropiaban. Este deporte extranjero se hacia brasileño a medida que dejaba de ser el privilegio de unos pocos jóvenes acomodados, que lo jugaban copiando, y era fecundado por la energía creadora del pueblo que lo descubría. Y así nacía el fútbol más hermoso del mundo, hecho de quiebres de cintura, ondulaciones de cuerpo y vuelos de piernas que venían de la capoeira, danza guerrera de los esclavos negros, y de los bailongos alegres de los arrabales de las grandes ciudades. 

Eduardo Galeano - El fútbol a sol y sombra (1995)




Eduardo Galeano (1940-2015) La Cultura del Fútbol.


"Ha muerto el mejor de todos" Osvaldo Bayer

miércoles, 8 de abril de 2015

Leandro Romagnoli / Personalidad Destacada del Deporte Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires




¡Enorme, Pipi!


08-04-2015

En un acto repleto de emoción y colmado por la familia sanlorencista, Leandro Romagnoli fue declarado por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires como Personalidad Destacada del Deporte. El 10, una figura contemporánea que está en la historia grande de San Lorenzo de Almagro.

"Se da lectura y cumplimiento a la Ley N° 4957. Leandro Atilio 'el Pipi' Romagnoli es declarada Personalidad Destacada del Deporte por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires", anunció el locutor oficial de la ceremonia realizada en el salón Dorado del palacio porteño, luego de la gestión realizada por la diputada María Raquel Herrero, el legislador Cristian Ritondo y la Subsecretaria de Comunicación Adriana Montes. "Les damos las gracias en nombre de San Lorenzo de Almagro, hoy es un día muy especial para nosotros", agradeció el vicepresidente segundo del Ciclón, Roberto Álvarez.

Cuántas cosas pasaron desde aquel 13 de diciembre de 1998, cuando Oscar Ruggeri lo llamó para que ingrese por Adrián González, en un clásico con Racing en Avellaneda. La fría estadística dirá que desde ese debut, hasta la actualidad, Leandro Romagnoli jugó 353 partidos, convirtiéndose en el tercer futbolista con más presencias en San Lorenzo de Almagro, autor de 35 goles, ganador de cinco títulos, tres de ellos internacionales, donde se luce la reciente Copa Libertadores de América, siendo el primer jugador en la historia del club en levantar el ansiado trofeo, en una imagen inmortal que ya forma parte de las fotografías más gloriosas del CASLA.

Pero más allá de sus números, que lo convierten en un ídolo indiscutible, en un patrimonio grande de la historia del Ciclón, el Pipi es la encarnación de lo que representa San Lorenzo de Almagro en muchas cuestiones que van más allá de lo futbolístico. Porque estuvo en las buenas, pero sobre todo en las malas. Y por eso una Legislatura colmada de sanlorencistas, donde brillan otros dos históricos como Bernardo Romeo y Alberto Acosta, le rinde un merecido tributo. Un reconocimiento no sólo a la trayectoria, sino también a la persona, al chico de Soldati, al hombre de Boedo.

Los aplausos y cantos le dan color al acto. El video con sus goles cristaliza los ojos no sólo de su familiares, como mamá Rita o Papá Atilio. Nos hace lagrimear a todos, nos abraza el alma porque recorremos en pocos minutos sus 15 años de trayectoria. Porque lució con su gambeta como en la recordada Final en Medellín por la Copa Sudamericana, o porque emocionó jugando con la rodilla rota para no dejar al equipo con un hombre menos. Porque es un forzoso del club, fruto de la casa, jugando en todas las categorías del Ciclón. Porque se hizo desde abajo, y llegó a lo más alto superando todo tipo de adversidades para alegrar a los hinchas con los éxitos más deseados. Porque se quedó. Porque está. Porque quiere seguir y continuar escribiendo la historia grande con San Lorenzo de Almagro.




Gol de Leandro Romagnoli en El Clásico de Barrio Más Grande Del Mundo 
San Lorenzo 3 Huracán 1 - Fecha 5 - Torneo Primera División 2015 (FPT)




"San Lorenzo es mi segunda casa"


08-04-2015

Leandro Romagnoli fue declarado Personalidad Destacada del Deporte por la Legislatura y se mostró muy emocionado y agradecido con la gente de San Lorenzo. Además recordó sus inicios en el club y se refirió a su futuro en la institución.

“No esperaba todo esto, me pone muy contento. Quiero agradecer las Diputadas Raquel Herrero y Adriana Montes por esta distinción y a la gente de San Lorenzo por el cariño de todos los días”, declaró Leandro Romagnoli tras el reconocimiento en el Salón Dorado de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.

Además, expresó sus sensaciones al recibir esta distinción: “Estoy muy emocionado. Este año cumplo 17 años de carrera y es mucho. En estos momentos me vienen todos los recuerdos, los buenos y los malos. Las vueltas olímpicas y las lesiones”.

Por otro lado, el ídolo de San Lorenzo, se refirió a los logros que consiguió en la institución: “Siempre hay muchos sueños. Los que pude conseguir, los soñé toda mi vida. Estoy muy agradecido a la gente de San Lorenzo por todo lo que me da y yo trato de devolver ese cariño adentro de la cancha”.

“Recuerdo cuando me inicié en el club y pasé por todas las categorías hasta llegar a primera. San Lorenzo es mi segunda casa. Cada vez que entro al vestuario, me siento en el living de mi casa”, reconoció el máximo ganador de la historia de la institución.

Leandro Romagnoli, ya tiene pensado el futuro de su carrera: “Hice todo el curso de entrenador, me falta dar la evaluación final. Quiero seguir jugando estos últimos años que me quedan y después la idea es seguir en esto porque es lo que me gusta”.

Para finalizar se refirió a las divisiones juveniles y a los consejos que le brinda a los más jóvenes: “Convivimos con muchos jugadores de inferiores que están en la pensión y tienen el mismo sueño que yo tenía de chico, cuando veía a Gorosito o al Beto Acosta. Lo importante es que estudien, se pueden hacer las dos cosas juntas. Trato de darles consejos y ojalá que tengan algún día la posibilidad de jugar en primera”.


http://www.sanlorenzo.com.ar/noticia.php?codigo=1724



Leandro Romagnoli Ovacionado en El Clásico de Barrio Más Grande Del Mundo
San Lorenzo 3 Huracán 1 - Fecha 5 - Torneo Primera División 2015 (FPT)

Felicitaciones y Gracias, Pipi!!!

miércoles, 1 de abril de 2015

Jean-Michel Basquiat / Basquiat: The Unknown Notebooks Organized By The Brooklyn Museum




Brooklyn Museum Exhibition: Basquiat: The Unknown Notebooks

April 3–August 23, 2015
Morris A. and Meyer Schapiro Wing, 4th Floor


Brooklyn-born artist Jean-Michel Basquiat filled numerous notebooks with poetry fragments, wordplay, sketches, and personal observations ranging from street life and popular culture to themes of race, class, and world history. The first major exhibition of the artist's notebooks, Basquiat: The Unknown Notebooks features 160 pages of these rarely seen documents, along with related works on paper and large-scale paintings.

A self-taught artist with encyclopedic and cross-cultural interests, Basquiat was influenced by comics, advertising, children's sketches, Pop art, hip-hop, politics, and everyday life. Basquiat: The Unknown Notebooks emphasizes the distinct interplay of text and images in Basquiat’s art, providing unprecedented insight into the importance of writing in the artist’s process. The notebook pages on display contain early renderings of iconic imagery—tepees, crowns, skeleton-like figures, and grimacing faces—that also appear throughout his large-scale works, as well as an early drawing related to his series of works titled Famous Negro Athletes.
    
Basquiat: The Unknown Notebooks is organized by the Brooklyn Museum and is curated by Dieter Buchhart, guest curator, with Tricia Laughlin Bloom, former Associate Curator of Exhibitions, Brooklyn Museum. A fully illustrated catalogue accompanies the exhibition.

Support for this exhibition is provided by the Steven & Alexandra Cohen Foundation and Christie's.


http://www.brooklynmuseum.org/exhibitions/basquiat_notebooks/



Jean-Michel Basquiat (Tribute)