Entrevista a Roy Haynes:
¿Cómo se vivía el jazz cuando empezó a darle a las baquetas?
En aquella época, el jazz era como el pop ahora, era un género extremadamente popular, sonaba en todo tipo de locales y creo que esa es una de las razones por las que surgieron tantos y tan buenos músicos y compositores. Ahora se ha convertido en una música bastante más minoritaria y, quizás, con cierta tendencia a la repetición de modelos.
¿Cuál es, entonces, la mejor medicina para evitar esa repetición de estereotipos?
No se trata de cambiar la manera de tocar sino de crecer siempre cuando tocas, aunque sea desde hace sesenta años. Yo no he cambiado mi manera de to-car sino que me fijado siempre y he aprendido constantemente mientras tocaba la batería. Sintetice la clave que hace único al jazz como música. Su latido interior que procede directamente del corazón del músico, del ejecutante. Mi batería siempre ha tenido ese latido.
http://www.lavanguardia.es/cultura/noticias/20100505/53921940411/roy-haynes-el-jazz-actual-carece-del-swing-de-antano-charlie-parker-louis-armstrong-billie-holiday-e.htm
El octogenario batería tocó en el Jamboree con la energía de un debutante
ROGER ROCA/BARCELONA/7/5/2010
Pocos artistas celebran su 85 aniversario con una gira por el mundo. Y ninguno lo hace en el asombroso estado de forma de Roy Haynes, una de las pocas leyendas vivas que le quedan al jazz. Lo de leyenda no es un decir. Su currículo, hoy, no lo iguala nadie: fue percusionista de Charlie Parker, Thelonious Monk, John Coltrane, Sarah Vaughn... De manera que cuando Haynes toca clásicos, no solo recorre la historia del jazz. Recorre su propia historia. Y a juzgar por el entusiasmo con el que repasa su vida, se siente un hombre feliz. Y qué vivo está Haynes. Seguro de sí mismo, en guardia, incluso presumido, Roy Haynes se presentó el miércoles en el Jamboree arropado por los jóvenes talentos que forman su cuarteto Fountain of Youth (la fuente de la juventud). El juego de palabras es obvio. Lo que no está claro es quién bebe de la juventud y la energía de quién, si el líder o los tres músicos que, por edad, podrían ser sus nietos.A petición del maestro de ceremonias de la sala, el público recibió en pie al artista. Fue un gesto de respeto a un veterano, pero también un merecido anticipo a cuenta de lo que vendría a continuación. En una hora y cuarto que pasó como un suspiro, sonó un estándar, un clásico del bop, una balada y hasta un éxito de Pat Metheny, con quien también tocó Haynes en los años 80. A los músicos, con un apabullante Jaleel Shaw al saxo, se les vio algo fuera de lugar cuando tenían que hilvanar la melodía de Metheny, quizás demasiado pop para su gusto. Haynes no. Toda esa música, que toca con energía, con convicción, es su vida. Y viendo cómo seguía y respondía a cada inflexión de la banda, cómo se levantaba del taburete para escuchar más atentamente a sus solistas, oyéndole manejar el tempo como si el tiempo fuese algo elástico, uno tiene la certeza de que Roy Haynes va a morir con las botas puestas. Lo que cuesta de imaginar es que eso pueda ocurrir algún día.
http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=711351&idseccio_PK=1013&h=
"Lo que hace único al jazz es ese latido que viene directo del corazón del músico"
"Antes el jazz era tan popular como el pop de hoy y no repetía modelos musicales"
ESTEBAN LINÉS Barcelona 05/05/2010
Una de las indiscutibles leyendas de la historia del jazz, el batería estadounidense Roy Haynes, está celebrando este año su 85.º aniversario de la única manera que el aficionado se puede imaginar: en activo y haciendo lo que más le gusta, tocando la batería. Porque el músico de Boston debutó en 1942 como miembro de la banda de Tom Brown y desde entonces ha tocado con prácticamente todo el olimpo de estrellas del género de forma ininterrumpida. En el decenio de los noventa deslumbraba todavía formando trío memorable con los también explosivos Danilo Pérez y John Patitucci, y ya anuncia que este año grabará un nuevo disco junto al pianista Chick Corea.
La sala Jamboree, que celebra el medio siglo de existencia, le acogerá esta noche (pases a las 21 y 23 horas) con su grupo que le acompaña desde hace unos años: Jaleel Shaw, saxo; Martin Bejerano, piano, y David Wong, contrabajo. Al otro lado de la línea telefónica el octogenario percusionista despliega un envidiable estado de forma y una aguda analítica.
¿Cómo surgió la idea de celebrar así su cumpleaños?
Cuando el pasado mes de marzo estaba celebrando en la sala Blue Note de Nueva York mis 85 años con unos conciertos a los que se sumaron Christian McBride, Roy Hargrove o Chick Corea, surgió la posibilidad de hacer un amplio tour por Estados Unidos y Europa, junto a los músicos de mi grupo. Era también una manera de que el aficionado internacional conociera de primera a mi banda, que es sin duda una de las mejores con las que he trabajado.
Siendo testigo privilegiado de casi sesenta años de jazz a pie del cañón, ¿cuál es su balance comparativo?
He sido una persona muy afortunada porque he podido tocar con muchos compañeros de profesión, jóvenes entonces y ahora, consagrados entonces y ahora, pero creo que lo que yo llamaría buen jazz fue algo más consustancial a la época de los grandes nombres. Piense que comencé con esos maestros como miembro durante una semana de la big band de Louis Armstrong en 1946, que acompañé a cantantes mágicas como Sarah Vaughn o Billie Holiday o que he formado parte de los grupos de los más grandes como John Coltrane, Lester Young, Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Gene Kruppa, Bud Powell, Thelonious Monk o Gary Burton. Más allá de la habilidad en la interpretación había un swing que no he vuelto a encontrar desde aquellos años.
¿Algún colega especialmente inolvidable con quien tocó?
No le puedo destacar a nadie porque son monstruos del arte: Lester, Dizzy, Charlie Parker...
"Antes el jazz era tan popular como el pop de hoy y no repetía modelos musicales"
ESTEBAN LINÉS Barcelona 05/05/2010
Una de las indiscutibles leyendas de la historia del jazz, el batería estadounidense Roy Haynes, está celebrando este año su 85.º aniversario de la única manera que el aficionado se puede imaginar: en activo y haciendo lo que más le gusta, tocando la batería. Porque el músico de Boston debutó en 1942 como miembro de la banda de Tom Brown y desde entonces ha tocado con prácticamente todo el olimpo de estrellas del género de forma ininterrumpida. En el decenio de los noventa deslumbraba todavía formando trío memorable con los también explosivos Danilo Pérez y John Patitucci, y ya anuncia que este año grabará un nuevo disco junto al pianista Chick Corea.
La sala Jamboree, que celebra el medio siglo de existencia, le acogerá esta noche (pases a las 21 y 23 horas) con su grupo que le acompaña desde hace unos años: Jaleel Shaw, saxo; Martin Bejerano, piano, y David Wong, contrabajo. Al otro lado de la línea telefónica el octogenario percusionista despliega un envidiable estado de forma y una aguda analítica.
¿Cómo surgió la idea de celebrar así su cumpleaños?
Cuando el pasado mes de marzo estaba celebrando en la sala Blue Note de Nueva York mis 85 años con unos conciertos a los que se sumaron Christian McBride, Roy Hargrove o Chick Corea, surgió la posibilidad de hacer un amplio tour por Estados Unidos y Europa, junto a los músicos de mi grupo. Era también una manera de que el aficionado internacional conociera de primera a mi banda, que es sin duda una de las mejores con las que he trabajado.
Siendo testigo privilegiado de casi sesenta años de jazz a pie del cañón, ¿cuál es su balance comparativo?
He sido una persona muy afortunada porque he podido tocar con muchos compañeros de profesión, jóvenes entonces y ahora, consagrados entonces y ahora, pero creo que lo que yo llamaría buen jazz fue algo más consustancial a la época de los grandes nombres. Piense que comencé con esos maestros como miembro durante una semana de la big band de Louis Armstrong en 1946, que acompañé a cantantes mágicas como Sarah Vaughn o Billie Holiday o que he formado parte de los grupos de los más grandes como John Coltrane, Lester Young, Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Gene Kruppa, Bud Powell, Thelonious Monk o Gary Burton. Más allá de la habilidad en la interpretación había un swing que no he vuelto a encontrar desde aquellos años.
¿Algún colega especialmente inolvidable con quien tocó?
No le puedo destacar a nadie porque son monstruos del arte: Lester, Dizzy, Charlie Parker...
¿Cómo se vivía el jazz cuando empezó a darle a las baquetas?
En aquella época, el jazz era como el pop ahora, era un género extremadamente popular, sonaba en todo tipo de locales y creo que esa es una de las razones por las que surgieron tantos y tan buenos músicos y compositores. Ahora se ha convertido en una música bastante más minoritaria y, quizás, con cierta tendencia a la repetición de modelos.
¿Cuál es, entonces, la mejor medicina para evitar esa repetición de estereotipos?
No se trata de cambiar la manera de tocar sino de crecer siempre cuando tocas, aunque sea desde hace sesenta años. Yo no he cambiado mi manera de to-car sino que me fijado siempre y he aprendido constantemente mientras tocaba la batería. Sintetice la clave que hace único al jazz como música. Su latido interior que procede directamente del corazón del músico, del ejecutante. Mi batería siempre ha tenido ese latido.
http://www.lavanguardia.es/cultura/noticias/20100505/53921940411/roy-haynes-el-jazz-actual-carece-del-swing-de-antano-charlie-parker-louis-armstrong-billie-holiday-e.htm
Roy Haynes Quartet
La eterna juventud de Roy Haynes
ROGER ROCA/BARCELONA/7/5/2010
Pocos artistas celebran su 85 aniversario con una gira por el mundo. Y ninguno lo hace en el asombroso estado de forma de Roy Haynes, una de las pocas leyendas vivas que le quedan al jazz. Lo de leyenda no es un decir. Su currículo, hoy, no lo iguala nadie: fue percusionista de Charlie Parker, Thelonious Monk, John Coltrane, Sarah Vaughn... De manera que cuando Haynes toca clásicos, no solo recorre la historia del jazz. Recorre su propia historia. Y a juzgar por el entusiasmo con el que repasa su vida, se siente un hombre feliz. Y qué vivo está Haynes. Seguro de sí mismo, en guardia, incluso presumido, Roy Haynes se presentó el miércoles en el Jamboree arropado por los jóvenes talentos que forman su cuarteto Fountain of Youth (la fuente de la juventud). El juego de palabras es obvio. Lo que no está claro es quién bebe de la juventud y la energía de quién, si el líder o los tres músicos que, por edad, podrían ser sus nietos.A petición del maestro de ceremonias de la sala, el público recibió en pie al artista. Fue un gesto de respeto a un veterano, pero también un merecido anticipo a cuenta de lo que vendría a continuación. En una hora y cuarto que pasó como un suspiro, sonó un estándar, un clásico del bop, una balada y hasta un éxito de Pat Metheny, con quien también tocó Haynes en los años 80. A los músicos, con un apabullante Jaleel Shaw al saxo, se les vio algo fuera de lugar cuando tenían que hilvanar la melodía de Metheny, quizás demasiado pop para su gusto. Haynes no. Toda esa música, que toca con energía, con convicción, es su vida. Y viendo cómo seguía y respondía a cada inflexión de la banda, cómo se levantaba del taburete para escuchar más atentamente a sus solistas, oyéndole manejar el tempo como si el tiempo fuese algo elástico, uno tiene la certeza de que Roy Haynes va a morir con las botas puestas. Lo que cuesta de imaginar es que eso pueda ocurrir algún día.
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