Miles Davis, 20 años sin el músico más importante del Siglo XX (1ª parte)
Sergio Ariza Lázaro 27/09/2011 El 28 de septiembre de 1991 desaparecía en Nueva York, el músico más importante del Siglo XX, alguien que siempre fue por delante de los demás, abrió múltiples caminos para la música y nunca se quedó en ellos, siempre en busca de una nueva dirección, capaz de volver a despertar su capacidad de excitación. Etiquetado como músico de jazz, Miles fue músico a secas. Alguien que siempre huyó de etiquetas y calificaciones. Para él la música no tenía nombre y ponérselo tendía a reducirla.
Contar la historia de Miles es contar la historia del jazz desde los años 40. Un género del que fue la máxima estrella y el faro que guiaba su evolución. Primero al lado de sus ídolos Charlie Parker y Dizzy Gillespie, junto a los que estuvo en primera línea de la revolución bop, después como líder de sus propias bandas y epicentro de todos sus movimientos.
Miles Davis nació el 26 de mayo de 1926, su infancia y primera juventud las pasó donde East St. Louis donde aprendió a tocar la trompeta. Su familia era de clase acomodada pero eso no lo libró de algunos incidentes racistas que le marcarían profundamente. Claro que no tanto como la primera vez que pudo escuchar a Charlie Parker. Tanto es así que cuando la orquesta de Billy Eckstine, en la que tocaba Parker, pasó por su ciudad a tocar, Miles fue el primero en aparecer por la sala. Allí se le presentó la oportunidad soñada. Alguien se le acercó para pedirle que subiera a tocar con ellos. Era Dizzy Gillespie. Aunque no dejó una gran impresión, Miles supo lo que tenía que hacer. Unos meses después se embarcaba hacia Nueva York.
Una vez en la "ciudad que nunca duerme" Miles se gastó todo el dinero que le dieron sus padres en buscar, y encontrar, a Bird. Su reencuentro con Parker fue propicio, el saxofonista, por sus crónicos problemas con la heroína, no tenía ningún sitio donde quedarse y se fue a vivir con Miles, al que su padre pagaba todos los gastos, además de sus estudios en la prestigiosa escuela de música Julliard. Pero no fue en Julliard donde Davis aprendió a tocar, sino con la fuente de la revolución musical que supuso el Be Bop. Parker le presentó a Thelonious Monk y éste y Dizzy le daban clases particulares. Así cuando Charlie Parker entró en un estudio de grabación para la que sería su primera sesión como líder, el joven Miles con 19 años estuvo presente. Aquello pasó a ser conocido como"la sesión más importante de la historia del jazz" y dejó dos piezas inolvidables 'Now´s the time' y 'Koko'. Miles sólo tocó en la primera pues le fue imposible tocar el difícil motivo de la segunda, Dizzy tuvo que hacerse cargo de la trompeta. El alumno todavía no estaba a la altura de los maestros.
Esto no duraría, tras una época en la banda de Parker, Davis comenzó a volar en solitario. Su paso junto a Bird le había dado el reconocimiento del mundillo del jazz y algo más importante, no contentarse con hacer siempre lo mismo, como el propio Miles apuntó "Bird tocaba en cuarenta estilos diferentes". Parker sería siempre su ídolo e inspiración. Como en el relato de Cortázar sobre Parker, Miles seguiría buscando como un incansable "perseguidor" la música que escuchaba en su cerebro.
El nacimiento del 'cool'
En 1949 se produjo un encuentro fundamental en su carrera cuando conoció a Gil Evans. Juntos crearían una manera de salir de lo que se había convertido en norma, el be bop. Miles buscó en el lado más lírico de Parker y encontró la influencia de la manera relajada de tocar de Lester Young. Junto a un noneto de músicos, entre los que se encontraban Gerry Mulligan o Lee Konitz, sacaron al mercado las canciones que darían "nacimiento al cool". Un estilo lírico y relajado que anteponía la simplicidad de la melodía a las pirotecnias del bop.
A pesar de recibir grandes críticas, canciones como 'Boplicity' o 'Godchild' no consiguieron grandes ventas y Miles se vio en apuros económicos. Tras una vida burguesa, la frustración de no verse valorado en lo que merecía empujó a Davis a seguir a Parker en lo único en que no lo había hecho, su adicción a las drogas. Su descenso a los infiernos fue desastroso, llegó a robar y a actuar de chulo, y su música se vio afectada. Nuevos trompetistas aparecieron que eclipsaban su fama. En California, estaba el "Miles Davis blanco", Chet Baker, al frente de la escuela 'cool'. En Nueva York apareció el tono perfecto de Clifford Brown al frente del 'hard bop'. Miles corría el riesgo de ser olvidado.
Tras ser recogido por su padre, Miles decidió acabar su dependencia de las drogas de forma radical. Encerrado en su cuarto durante tres semanas, luchando con el 'mono', Davis salió victorioso. Corría el año 1954 y Miles quería recuperar el tiempo perdido. Ese año dejó su huella con 'Walkin´' y la mítica grabación de la víspera de Navidad que lo reunía con Monk. Pese a las discusiones, y al hecho de que Miles prohibiese a Thelonious tocar durante sus solos, la sesión dejó perlas como 'Bemsha Swing', 'Bag´s groove' o 'The man I love'. Miles había vuelto a lo grande, la belleza de sus interpretaciones, el sonido de la sordina y su tono único entusiasmaron a todos.
Al año siguiente, el 12 de marzo, se produjo la muerte de Charlie Parker. El rey había muerto, su sucesor ya tenía nombre. En 1955 Miles Davis estaba preparado para recoger la corona. Los músicos que habían grabado con él el año pasado, como Sonny Rollins u Horace Silver, se habían hecho un nombre propio, así que decidió formar una banda fija para sus grabaciones y sus presentaciones en directo. Fue el nacimiento de su primer gran quinteto. Red Garland al piano, Paul Chambers al bajo, Philly Joe Jones a la batería y un desconocido saxofonista de 29 años (la misma edad que Miles) llamado John Coltrane. Juntos cambiarían la historia del jazz.
Tras un primer trabajo titulado simplemente 'The New Miles Davis Quintet', el momento de esplendor del quinteto llegaría en 1956. Ese año Miles Davis fichó por la potente discográfica Columbia donde entregaría el clásico 'Round about midnight', pero además para terminar su contrato con su anterior discográfica, el quinteto grabó en dos maratonianas sesiones cuatro discos fundamentales: Workin´, Cookin´, Relaxin´ y Steamin´. El resultado puso a Miles al frente del mundo del jazz e hizo de sus músicos verdaderas celebridades. Pero por encima de todo estaba el sonido de su trompeta, algo tan único y personal que hacía que con solo una nota fuese reconocible.
Millas por delante
Cuando todo parecía propicio Miles volvió a dar una vuelta de tuerca. En 1957 rompió el quinteto y grabó junto a Gil Evans un disco con un título de lo más profético, 'Miles Ahead'. Un disco en el que Miles a la trompeta y al fiscornio ejercía de solista de las partituras orquestales de Evans. Un proyecto ambicioso que pudieron realizar gracias a la confianza de Columbia en el músico. El resultado dejó asombrado a público y crítica. Claro que lo mejor estaba por llegar en 1958, la pareja se embarcó en otro proyecto, la realización de la ópera popular de George Gershwin 'Porgy & Bess'. A su lado 'Miles Ahead' parecía un disco de probaturas. Sin lugar a dudas, habían dado a luz uno de los mejores discos de la carrera del trompetista.
Su popularidad era mayor que nunca, ese mismo año apareció en la revista Time, y sus pasos eran seguidos internacionalmente. A finales de 1957 le llamó el director de cine francés Louis Malle para realizar la banda sonora de su película 'Ascensor para el cadalso'. Miles volvió a entregar un disco revolucionario en el que comenzaba a jugar con lo que sería su siguiente paso, la música modal. Su encuentro definitivo con ella se produjo con 'Milestones' canción que daba nombre a su nuevo disco. Miles había vuelto a contratar a su antiguo quinteto y además le sumaba el saxofón alto de Cannonball Adderley. Coltrane había pasado algún tiempo a las órdenes de Thelonious Monk y ahora encontraba a su jefe en una nueva fase, "ahora utilizaba cada vez menos progresiones de acordes. La música de Miles me daba mucha libertad. Era un enfoque hermoso".
Coltrane supo aplicar este nuevo enfoque y creó una superposición de acordes con mucha libertad a la que se aplicó el nombre de "sábanas de sonido". La contraposición del furioso ataque del saxofonista con el lírico timbre de la trompeta de Miles daría como resultado la que es considerada la obra maestra del jazz, 'Kind of blue'.
http://www.diariocritico.com/ocio-cultura/musica/miles-davis/xx-aniversario-muerte/john-coltrane/400419 Miles Davis - So What - Kind of Blue (1959)
Miles Davis, 20 años sin el músico más importante del Siglo XX (2ª parte)
Sergio Ariza Lázaro 28/09/2011
Continuamos con el repaso a la carrera de Miles Davis en el XX aniversario de su muerte.
Una cierta tristeza
Este disco se realizó en 1959, con Jimmy Cobb a la batería, Paul Chambers al bajo, Coltrane al saxo tenor, Cannonball Adderley al saxo alto y Bill Evans al piano. Este último fue otro de los elementos fundamentales a la hora del éxito del disco. El pianista trajo consigo su aprecio por la música impresionista. Tocó en todas las canciones menos en 'Freddie Freeloader' donde lo hizo Wynton Kelly. Pistas como 'So what' o 'All blues' pasaron a convertirse en fijos dentro del repertorio en directo de Miles.
Su siguiente paso fue más allá. Una vez más junto a Gil Evans, Miles buceó en la música española. Su 'Sketches of Spain' es un disco que escandalizó a los más puristas dentro del jazz. Su mezcla de música clásica contemporánea, de Rodrigo y Falla, con la música popular de los gitanos, con los que Miles se veía emparentado, fue un nuevo logro artístico e hizo del 'Concierto de Aranjuez' del maestro Rodrigo una pieza estándar del repertorio jazzístico.
Si los años 60 comenzaron bien, esto no duró. Coltrane y Adderley abandonaron la banda para formar sus propios grupos y a Miles le costó reemplazarlos. Por si fuera poco, la corriente del free jazz, encabezada por Ornette Coleman, amenazaba con dejar obsoleto al artista. Coleman y el propio Coltrane eran ahora la punta de lanza del jazz y, a pesar de conservar su popularidad, hacían que Miles no estuviese al frente por primera vez desde los 40.
Esto duro hasta 1965 cuando se formó su segundo gran quinteto. Esta vez sus componentes eran Wayne Shorter al saxofón, Herbie Hancock al piano, Ron Carter al bajo y el joven Tony Williams a la batería. Tanto Shorter como Hancock ya habían grabado algunos discos en solitario pero fue su paso por la banda de Miles lo que les catapultó a la fama. Juntos llevaron el hard bop a su máxima expresión, llevando a su música por caminos todavía no transitados. Su máxima expresión era en los directos donde los cinco músicos interactuaban telepáticamente. Discos como 'Miles smiles' o 'Nefertiti' devolvieron a Miles su posición como guía. Pero a mediados de los 60 Davis estaba empezando a escuchar otro tipo de música.
De un modo silencioso
En 1967 Miles descubrió a Jimi Hendrix y comenzó a interesarse por la música rock. Demostrando una saludable falta de prejuicios Davis declaró: "En cuanto a la música pop, debe de ser algo básico en la escucha de todos". En 1968 su dieta musical se basaba en Beatles, James Brown, Sly & The Family Stone o los Byrds. Ese mismo año en una escucha a ciegas para el crítico Leonard Feather, Miles expuso la máxima por la que siempre se guió: "Hay que ubicar a un tipo en un punto en que tenga que hacer otra cosa, aparte de lo que ya sabe". El jazz más convencional no le aportaba ya nada y sobre la corriente más avant garde lo tenía claro, "la gente es tan crédula, acepta eso, acepta algo de lo que no sabe nada, porque siente que no es moderno aceptarlo".
Era evidente que algo se avecinaba, 'Filles de Killimanjaro' dio algunas pistas al ver la introducción de instrumentos eléctricos en la banda, pero la nueva dirección encontró su forma plenamente con 'In a silent way' publicado en 1969. Este disco veía a un Miles que comenzaba a utilizar el estudio de grabación como un instrumento más. Primero venían las jam sessions en el estudio de grabación y después, junto a su productor Teo Macero, Miles las editaba a su gusto. Para esta nueva etapa, el trompetista se rodeó de una nueva generación de músicos, gente como Chick Corea y Joe Zawinul a los teclados o John McLaughlin a la guitarra eléctrica.
Muchos le acusaron de venderse al rock pero la música de Miles Davis seguía siendo única e inimitable, 'Bitches brew' editado en 1970 era un disco doble donde Miles exploró su fusión sin importarle equivocarse. Es un disco lleno de aciertos y errores donde Miles se adentra por sendas nunca exploradas, pero desde luego no es una obra fácil. Aun así su presencia en festivales de rock, su nuevo look con ropa llamativa y su acercamiento a los instrumentos eléctricos hicieron del disco el más vendido en la carrera de Davis. Pero Miles no estaba del todo contento, quería conectar con la juventud negra más que con los hippies blancos. Para ello se acercó al funk, aunque siempre desde su particular óptica y entregó alguno de los discos más callejeros de los setenta como 'A tribute to Jack Johnson' o 'On the corner'. Después sus directos se volvieron caóticos, su empleo de la trompeta fue decreciendo y su música tendió hacia la abstracción.
En 1975 dejó de tocar, problemas de salud y, posiblemente, cierta sensación de no saber hacia donde ir le mantuvieron apartado de la escena hasta su vuelta a principios de los 80. Como siempre ésta estuvo marcada por un nuevo enfoque y una nueva polémica.
Ian Carr lo explica con brillantez en su biografía sobre Miles, la actividad creativa para éste se basa en tres etapas, se empieza con lo que se conoce; luego se ingresa en nuevas áreas, menos familiares y, por último, se absorbe esa nueva área y se convierte en familiar. Así cuando muchos llegaban, Miles ya no estaba allí. Su última etapa, coqueteando con sonidos más pop, con Prince como nueva referencia y versiones de Michael Jackson o Cindy Lauper volvió a escandalizar a los autodenominados "guardianes de la esencia" del jazz. El joven Wynton Marsalis atacaba a Miles cuando su propia música no era sino una recreación de la del segundo gran quinteto de Miles.
Miles siempre prefirió equivocarse a repetirse y eso es algo verdaderamente loable. Tras pasar por cientos de reencarnaciones y periodos por encima de todos ellos destacaba el sonido de su trompeta. El 28 de septiembre de 1991 Miles Davis falleció en Santa Mónica. Nos dejaba un legado de seis décadas de música y una huella indeleble en la historia de la música, posiblemente la más profunda de todo el Siglo XX.
Miles Davis -Bitches Brew- Live in Copenhagen Denmark (1969)