Ensalada de Jazz
El virtuoso instrumentista Trombone Shorty presenta disco en España
22 Septiembre 2011 - - Ulises Fuente - Madrid
«Cuanto más refinado es tu concepto, más primitivo ha de ser». Ésta es la definición que, en términos elogiosos, dedicó Wynton Marsalis, uno de los grandes del jazz actual a un muchacho de apenas 25 años, Troy «Trombone Shorty» Andrews (Nueva Orleans, 1986), después de verle interpretar en directo su primer disco, «Backatown». Doscientos conciertos después, aparece el segundo, «For true», que le trae de gira por España, a Barcelona (martes, 27 de septiembre) y a Madrid (28), donde presenta esta batidora sin control de ritmos jazz, funky y rock. Porque, te guste o no, nacer en Nueva Orleans es decisivo. «Eso significa educarse en la mezcla, en una calle especial en la que muchos músicos de muchos estilos diferentes aprenden a tocar los instrumentos de los demás, de la forma en la que ellos lo hacen».
Su linaje es el de una familia de músicos, y su aprendizaje es el de la precocidad natural. Con tres años, tocaba por casa «la trompeta más pequeña del mundo». Con cuatro, se apoderó de un trombón y pasó a formar parte de una «parade». Con seis, ya era solista líder de una de ellas, y fue entonces cuando se ganó el sobrenombre. Su hermano, un trompetista de fama local, le vio desfilando en una de esas marchas callejeras dirigiendo a músicos mucho mayores, manejando un trombón que le duplicaba la estatura.
Formó su propia banda con algunos chicos de la calle. Algunos siguen hoy con él, como Dwayne Williams, percusionista. Y la música, simplemente, iba brotando. «Nunca nos paramos a pensar realmente en conceptos y sobre cómo queríamos hacer nuestra música. Con el paso de los años hemos dejado simplemente que cada uno de los miembros aportara sus influencias. El hecho de ser de Nueva Orleans hace que cualquier cosa que oigas, acabe saliendo a la luz, y, de hecho, si paso mucho tiempo en algún lugar, lo que oigo lo llevo de vuelta y se lo enseño a la banda. No hacemos más que juntar todo en un recipiente», explica Andrews con cierto orgullo de haber nacido en una ciudad que estuvo a punto de ser arrasada literalmente tras el huracán Katrina de 2005.
La formación de este joven es la del encuentro, la del vagabundaje por los géneros. «Nunca he seguido una ruta», dice cuando se le pregunta por su bagaje musical omnímodo. Él ha compuesto los catorce temas del álbum, en ellos interpreta tanto la trompeta como el trombón, y, además, el órgano, la batería, piano, teclados, sintetizador, percusión, y se ha atrevido a cantar por primera vez. Es el músico más joven que ha sido nombrado miembro de la Fundación NOCCA, que está detrás del centro para las artes creativas de la ciudad.
El resultado es un «mix», una mezcla de jazz, funky y rock, que él mismo se ha ocupado de bautizar como «Suprafunkrock» y que define como un «gumbo» (una sopa o guiso) musical que contiene todas las músicas que me interesan. El disco tiene grandes momentos, pero los mejores son los del directo: «Nos hemos encontrado gente emocionada por todas partes. Toda la banda ha ido mejorando con los directos, y ahora aspiramos a cosas más altas». Sus conciertos son una forma de estar en Nueva Orleans sin ir. O como dijo Marsalis, antes de declararse su «mayor admirador»: «Shorty posee la más infrecuente combinación de talento, aptitud técnica y el soul de la calle».
En el disco brillan las colaboraciones, algunas bastante sorprendentes, pero todas ellas «por amistad y admiración mutua». Sin excepciones. Entre ellos el guitarrista Jeff Beck, que se llevó a Andrews de gira por Inglaterra tras escucharlo en EE UU «alucinado». «Fue lo mejor del año», aseguró.
El virtuoso instrumentista Trombone Shorty presenta disco en España
22 Septiembre 2011 - - Ulises Fuente - Madrid
«Cuanto más refinado es tu concepto, más primitivo ha de ser». Ésta es la definición que, en términos elogiosos, dedicó Wynton Marsalis, uno de los grandes del jazz actual a un muchacho de apenas 25 años, Troy «Trombone Shorty» Andrews (Nueva Orleans, 1986), después de verle interpretar en directo su primer disco, «Backatown». Doscientos conciertos después, aparece el segundo, «For true», que le trae de gira por España, a Barcelona (martes, 27 de septiembre) y a Madrid (28), donde presenta esta batidora sin control de ritmos jazz, funky y rock. Porque, te guste o no, nacer en Nueva Orleans es decisivo. «Eso significa educarse en la mezcla, en una calle especial en la que muchos músicos de muchos estilos diferentes aprenden a tocar los instrumentos de los demás, de la forma en la que ellos lo hacen».
Su linaje es el de una familia de músicos, y su aprendizaje es el de la precocidad natural. Con tres años, tocaba por casa «la trompeta más pequeña del mundo». Con cuatro, se apoderó de un trombón y pasó a formar parte de una «parade». Con seis, ya era solista líder de una de ellas, y fue entonces cuando se ganó el sobrenombre. Su hermano, un trompetista de fama local, le vio desfilando en una de esas marchas callejeras dirigiendo a músicos mucho mayores, manejando un trombón que le duplicaba la estatura.
Formó su propia banda con algunos chicos de la calle. Algunos siguen hoy con él, como Dwayne Williams, percusionista. Y la música, simplemente, iba brotando. «Nunca nos paramos a pensar realmente en conceptos y sobre cómo queríamos hacer nuestra música. Con el paso de los años hemos dejado simplemente que cada uno de los miembros aportara sus influencias. El hecho de ser de Nueva Orleans hace que cualquier cosa que oigas, acabe saliendo a la luz, y, de hecho, si paso mucho tiempo en algún lugar, lo que oigo lo llevo de vuelta y se lo enseño a la banda. No hacemos más que juntar todo en un recipiente», explica Andrews con cierto orgullo de haber nacido en una ciudad que estuvo a punto de ser arrasada literalmente tras el huracán Katrina de 2005.
La formación de este joven es la del encuentro, la del vagabundaje por los géneros. «Nunca he seguido una ruta», dice cuando se le pregunta por su bagaje musical omnímodo. Él ha compuesto los catorce temas del álbum, en ellos interpreta tanto la trompeta como el trombón, y, además, el órgano, la batería, piano, teclados, sintetizador, percusión, y se ha atrevido a cantar por primera vez. Es el músico más joven que ha sido nombrado miembro de la Fundación NOCCA, que está detrás del centro para las artes creativas de la ciudad.
El resultado es un «mix», una mezcla de jazz, funky y rock, que él mismo se ha ocupado de bautizar como «Suprafunkrock» y que define como un «gumbo» (una sopa o guiso) musical que contiene todas las músicas que me interesan. El disco tiene grandes momentos, pero los mejores son los del directo: «Nos hemos encontrado gente emocionada por todas partes. Toda la banda ha ido mejorando con los directos, y ahora aspiramos a cosas más altas». Sus conciertos son una forma de estar en Nueva Orleans sin ir. O como dijo Marsalis, antes de declararse su «mayor admirador»: «Shorty posee la más infrecuente combinación de talento, aptitud técnica y el soul de la calle».
En el disco brillan las colaboraciones, algunas bastante sorprendentes, pero todas ellas «por amistad y admiración mutua». Sin excepciones. Entre ellos el guitarrista Jeff Beck, que se llevó a Andrews de gira por Inglaterra tras escucharlo en EE UU «alucinado». «Fue lo mejor del año», aseguró.
http://www.larazon.es/
Sala Bikini – Barcelona
Martes 27. 21: 00 horas.
Teatro Joy Eslava. Madrid
Miércoles 28. 21: 00 horas.
Trombone Shorty - "Hurricane Season" Live on KEXP (2011)