Piazzolla: El otro Mito del Tango
Se cumplen 90 años del nacimiento de Astor Piazzolla, el renovador del tango Su natural talento y su formación clásica bebieron del jazz estadounidense
Música 12/03/2011 - 03:31h
Robert Mur - Buenos Aires ( Corresponsal)
Si Gardel universalizó el tango, Piazzolla lo modernizó. Si la voz en blanco y negro del Zorzal Criollo lo convirtió en un mito, los característicos acordes creados por el mejor bandoneonista de todos los tiempos van a la zaga de Gardel. Astor Pantaleón Piazzolla cumpliría ayer 90 años y varias ciudades argentinas le dedican una serie de homenajes musicales a este revolucionario del tango.
Nacido el 11 de marzo de 1921 en Mar del Plata, Piazzolla provocó un cisma en el compás porteño por excelencia. A mediados del siglo pasado, los tangueros más ortodoxos, los puristas, le declararon la guerra cuando se atrevió a innovar. Alteró el ritmo, la armonía y el timbre tradicionales. Compuso obras largas, básicamente instrumentales, donde dio juego a los instrumentos clásicos del tango (bandoneón, piano, cuerda, flauta, guitarra, percusión y, de vez en cuando, la voz). Y dejó para la posteridad su estampa tocando el bandoneón de pie, apoyado sobre su pierna elevada, en lugar de tocarlo sentado.
Piazzolla recogió el guante con gusto y se dedicó a provocar a los puristas que negaban una y otra vez la condición de tango a sus partituras. "Yo no hago tango, hago música contemporánea de Buenos Aires", respondía Piazzolla a las críticas con ironía.
"Me di cuenta de que mucha gente escuchaba esos arreglos míos y no les causaba ninguna gracia porque, lamentablemente, en esa época, en el 1939 o en el 1940, como hoy también se puede decir que en la Argentina se puede cambiar todo menos el tango, era como convertirse a otra religión, como si de ser cristiano me hubiera pasado al budismo o a ser musulmán", decía Piazzolla en una entrevista televisiva pocos años antes de que en 1990 una trombosis cerebral, cuando residía en París, lo dejara postrado hasta su muerte en 1992 en Buenos Aires, a los 71 años.
Hijo de inmigrantes italianos en Argentina, la familia se trasladó a Nueva York, donde vivió entre los cuatro y los quince años. Cuanto sólo tenía ocho años, su nostálgico padre le regaló un bandoneón. Sus biógrafos coinciden en que la influencia del jazz estadounidense, unida a la formación musical clásica de Piazzolla, forjaron al genio que hoy es, casi indiscutido por la comunidad tanguera, con contadas excepciones.
"El debate todavía existe, aunque no de la manera que se manifestaba en la década del cuarenta", explica a este diario Walter Piazza, secretario y fundador de la Academia Nacional del Tango, presidida por Horacio Ferrer, poeta que colaboró intensamente por Piazzolla y que estos días se multiplica para participar en todos los homenajes al maestro, como el concierto de anoche al aire libre en el parque Centenario de Buenos Aires.
Colaboró con otros grandes del tango como el compositor Osvaldo Pugliese, el cantor Roberto Goyeneche o el bandoneonista Leopoldo Federico, e incluso adaptó letras de Jorge Luis Borges. Pero quien realmente abrió las puertas a Piazzolla, fue el maestro Aníbal Troilo, quien en 1939 le ofreció incorporarse a su orquesta, a cargo del bandoneón.
Entre los cientos de sus composiciones, destacan Adiós Nonino - dedicada a su padre tras su muerte y que Piazzolla consideraba un tango insuperable-, Libertango, Balada para un Loco, Fuga y Misterio, Se armó o El desbande.
Sin embargo, la colaboración que más destacan los mitómanos fue el encuentro entre Gardel y Piazzolla, que no pasó de ser anecdótica, aunque premonitoria. Piazzolla tenía trece años, cuando en 1934 participó en el rodaje de la película El día que me quieras,interpretando a un vendedor de periódicos, junto al popular cantante.
"Gardel fue el gran creador del tango en la primera mitad del siglo XX, y Piazzolla lo fue en la segunda mitad", opina Walter Piazza, que considera que el electrotango actual ejecutado por músicos como Bajo Fondo y Gustavo Santaolalla "es una evolución de lo que empezó Piazzolla".
El punto de quiebre en su carrera se produce en 1954. Ese año viaja a París con una beca para estudiar música con la prestigiosa profesora Nadia Boulanger. Antes, Piazzolla ya ha provocado a los tradicionalistas en Buenos Aires, pero ante su nueva maestra se muestra como un discípulo que oculta su pasión por el bandoneón, avergonzándose a ratos por la escasa consideración de música culta que entonces tenía el tango. Sin embargo, Boulanger lo convence y le recomienda seguir perfeccionando su amado instrumento. Tras su primera etapa parisiense, el autor regresará a Argentina, donde montará su Octeto de Buenos Aires para grabar otra de sus obras emblemáticas, Sinfonía de tango.
"Yo tuve la feliz idea - feliz idea para mí, por supuesto-de cambiarlo, y desde 1940 hasta hoy día he tenido todos los problemas más tremendos en mi vida por una sola causa, por querer cambiar, por querer evolucionar una música popular que se llama el tango", decía Piazzolla en la entrevista antes mencionada.
http://www.lavanguardia.es/musica/20110312/54125165635/piazzolla-el-otro-mito-del-tango.html
Astor Piazzolla - Adiós Nonino- (Tango for Bandoneon & Orchestra)-Das Kölner Rundfunk Orchester