Sam Cooke: Mr. Soul
El artista fue uno de los grandes mitos de la música pop y un abanderado de su raza
MANUEL DE LA FUENTE / MADRID
Día 21/06/2011 - 17.30h
Sam Cooke, el padre del soul. Y con él, volvemos a Mississippi, ese granero de la cultura popular norteamericana. Allí, en Clarksdale, nació el 22 de enero de 1931, Samuel Cook, que con los años se convertiría en Sam Cooke, uno de los primeros artistas negros en tener su propia discográfica y en explotar comercialmente su carrera sin intermediarios, y uno de los grandes nombres de eso que llamamos música pop.
Bendita música
Hijo del reverendo de la Iglesia Evangélica Charles Cook, Sam se crió en Chicago, y creció cantando en el coro de la iglesia dominical, hecho del que ya hemos comentado en más de una vez su importancia en el desarrollo de muchos artistas de relumbrón del pop y el rock and roll. Siendo apenas un mozalbete, en compañía de varios de sus hermanos fundaron su primer grupo, los Singing Children. Con apenas diecinueve años ya era miembro de uno de los grupos de música gospel más importante de los Estados Unidos, The Soul Stirrers. En 1956 llegó su primer éxito «Lovable», firmado como Dale Cooke para que su audiencia de música espiritual no se rasgara las vestiduras antes sus devaneos con la música profana.
Cambió un par de veces de discográfica, y en 1957, llegaba uno de sus primeros exitazos, «You send me», con la que aparte de arrasar en las listas de rhythm and blues, consiguió meter la cabeza en las de pop. Cooke, cosa rara en el género, se decidió a escribir sus propias canciones y, desde luego, no le fue mal. Hasta fundó su propia compañía discográfica, SAR Records, en la que grabaría, por ejemplo, Bobby Womack. Llegaron entonces varios de sus mayores éxitos como «Sad Mood», «Bring it on Home to Me», «Another Saturday Night» y «Twistin the Night Away». También fue muy popular su versión de «What A Wonderful World».
Black Power
Pero Sam Cooke no sólo fue el inventor del soul caliente y apasionado, y no esa meliflua y pastosa cosa que se oye hoy en día bajo ese nombre. No sólo fue uno de los grandes creadores del pop, cuyas canciones siguen sonando tan modernas y palpitantes como hace cincuenta años. Cooke fue también un hombre negro guapo, triunfador, que demostró a su gente que los afroamericanos podían y debían salir adelante y que su música igualmente podía llegar al corazón de blancos y negros, y fue un hombre que le dio a su raza confianza en sí misma, orgullo de ser lo que eran, valentía para salir adelante en las calles, las malas calles. Comprometido con la causa de los Derechos Civiles, Sam Cooke también fue autor de una de las canciones protesta del momento, «A change is gonna come», una suerte de «Los tiempos están cambiando» pero en clave soulera y negra.
Sin embargo, Sam Cooke murió un 11 de diciembre en circunstancias que nunca han llegado a aclararse. Fue tiroteado en hotel de mala muerte de Los Ángeles. Algunos apuntan a que fue la dueña de la pensión (el Hacienda Motel), una tal Bertha Franklin. Otros prefieren un final igual de trágico pero algo más romántico: Sam habría sido asesinado por un marido despechado.
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Sam Cooke - A Change Gonna Come (1963)