Captain Beefheart: sin máscaras ni réplicas
Por Andrés Gualdrón
De niño Don Van Vliet (California, 1941-2010), también conocido como Captain Beefheart, fue una especie de revelación de la escultura: ganó a los 9 años un concurso local organizado por el zoológico de Los Ángeles, le fueron ofrecidas distintas becas a Europa y varios de sus maestros lo consideraban un prodigio. A lo largo de su vida hizo miles de dibujos y durante sus últimos 30 años de vida ejerció como pintor, exponiendo en importantes galerías alrededor del mundo. Dicen sus compañeros de banda que al grabar Trout Mask Replica, considerado por la Rolling Stone como uno de los 100 discos mas importantes de todos los tiempos, estaba no tanto en contacto con su lado de músico e interprete sino en una conexión profunda con su faceta de artista plástico, esculpiendo materiales, lanzando pinceladas furiosas, no temiendo al desequilibrio entre las formas e imaginando paisajes de música y sonido nunca antes escuchados.
Cantante, saxofonista, armonicista y amigo personal de Frank Zappa durante la niñez, Van Vliet creó el personaje de Captain Beefheart hacia mediados de los años 60. Formando su Magic Band, grabaría una serie importante de discos que irían migrando paulatinamente del rock/blues tradicional (dónde cosechó algunos éxitos menores) a un sonido abiertamente experimental, en el que el free-jazz y la poesía sicodelica adquirían cada vez más peso. Al tiempo, su excéntrica personalidad, que lo llevaba a exagerar detalles de su propia biografía en entrevistas (afirmando entre otras que había enseñado a sus músicos a tocar los instrumentos desde cero y que podía recordar el momento de su propio nacimiento), fue haciéndole ganar un grupo importante de seguidores entre los amantes de la música más extraña de la época.
Entre 1968 y 1969 grabaría Trout Mask Replica, un disco doble que parece eclipsar al resto de sus 11 discos, no únicamente porque en él llegó a los extremos más afilados de su estilo sino por la curiosa manera en la que fue compuesto, ensayado y grabado: mudándose durante ocho meses a una casa en un suburbio de Los Ángeles, el capitán sometió a su banda a un encierro constante con jornadas de ensayo de 14 horas diarias, bajo su vigilancia estricta y casi dictatorial. Con las ventanas de la casa oscurecidas por cartulinas, privados de sueño, subalimentados y en un ambiente descrito por algunos como Mansonesco, los músicos terminaron por memorizar las complejas estructuras de este disco para finalmente grabarlas en tan solo 4 horas y media una vez en el estudio. Frank Zappa, quien figura como el productor de la sesión, afirmaría años después que intentó interponerse lo menos posible entre las ideas de Captain Beefheart y el producto final, así estas contradijeran todos los estándares técnicos existentes para elaborar un disco. (Como anécdota, Zappa cuenta que las voces fueron grabadas por Beefheart escuchando la pista instrumental que sus músicos habían hecho no a través de audífonos sino a través del débil sonido que se filtraba por la ventana de la cabina de grabación).
En temas de Trout Mask Replica como Hair Pie: Bake 2, My human gets me blues o Frownland, escuchamos que el caos de lo que en apariencia parece una música tocada aleatoriamente es en realidad un ejercicio riguroso y enormemente complejo de composición, en el que cada instrumento asume su propia lógica rítmica y tonal, desligada del conjunto por momentos y completamente conectada con éste en otros. Las letras alucinantes de Beefheart añaden a las composiciones un elemento a veces cómico y a veces profundamente introspectivo y espiritual.
La carrera creativa del músico no terminó con este disco. Con varios altibajos estilísticos y económicos, su estatus de músico de culto sin embargo fue creciendo con los años y su rebeldía creativa inspiró a una nueva generación de músicos (desde Tom Waits hasta toda una generación de Punks), quienes acabaron por establecer el respeto unánime del que su trabajo goza actualmente. En 1982 se internó en el silencio musical absoluto. Dedicándose a la pintura y alcanzando la estabilidad económica mediante este viraje en su carrera, abandonó los escenario para siempre hasta su muerte, acaecida en diciembre de 2010 por esclerosis múltiple.
En su canción Frownland de 1969, declara: I cannot go back to yer land of gloom / Where black jagged shadows / Remind me of the comin' of yer doom. / I want my own land. La obra de Don Van Vilet es la de quien ha encontrado, en efecto, su propio territorio: uno, por demás, pocas veces transitado.
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La Tierra de las Muecas (Frownland)
Mi sonrisa está atorada.
No puedo regresar a tu Tierra de las Muecas.
No puedo regresar a tu Tierra de las Muecas.
Mi espíritu está hecho de oceáno, de cielo,
de sol y de luna y todos mis ojos pueden ver.
No puedo regresar a tu tierra de penumbras
donde oscuras y dentadas sombras me recuerdan la llegada de tu condena.
Quiero mi propia tierra.
Tomá mi mano y sigueme.
Aún no es demasiado tarde para ti
y aún no es demasiado tarde para encontrar mi tierra natal,
donde un hombre puede defender a otro hombre,
sin egos que vuelan, sin personas que mienten
y donde nadie muere por una mano terrenal.
Dejá que los demonios ardan, que los mendigos aprendan
y que las muchachitas que viven en esos viejos mundos
se dejen guiar por mi amable mano.
Mi sonrisa está atorada.
No puedo regresar a tu Tierra de las Muecas