"Tocar con Miles Davis fue una bendición"
Entrevista a Chick Corea
CHEMA GARCÍA MARTÍNEZ 10/07/2010
"Como si nos subiéramos a un trampolín y nos sumergiéramos de un salto en el corazón de la música". Así describe el pianista el inicio de un concierto de jazz libre, en el que nunca se sabe lo que ocurrirá en el escenario.
Una multitud de fans se agolpa a las puertas de los camerinos situados en el piso superior del Blue Note Jazz Club, en Nueva York, a la espera del encuentro necesariamente fugaz con el artista. Entre ellos está Fred, de Boston, quien lleva esperando cuarenta años para ver la firma de Chick Corea estampada en un viejo ejemplar de Light as a Feather. Junto a él, Margareth, de Filadelfia, solo desea contarle al pianista lo importante que ha sido su música en su vida. La mayoría pretende apenas estrecharle la mano o hacerse una foto "face to face". En una ciudad con la oferta jazzística de Nueva York, la presencia del veterano pianista y compositor no pasa desapercibida. "Eso debe ser porque soy viejo", bromea el aludido, a quien la edad -69 años recién cumplidos- parece sentarle estupendamente.
Armando Anthony Corea estará en Vitoria el 16 de julio, al frente de una constelación de estrellas difícilmente imaginable (Roy Haynes, a la batería; Kenny Garrett, a los saxos, y Christian McBride, al contrabajo). "Me es imposible adelantar nada de lo que va a pasar porque ni yo mismo lo sé, pero ése es el verdadero espíritu del jazz libre. Con Roy todo es posible. Él y yo llevamos juntos desde 1967. Roy me hizo el honor de tocar en mi disco de debut en trío, con Miroslav Vitous, y después yo he tocado en su banda y él en la mía. Además, él se ha sentado a la batería junto a muchos de mis héroes, Charlie Parker, Thelonious Monk o John Coltrane, mi "dios". Esa es mi Historia de la Música y Roy está presente en ella. Con él, no necesito demasiadas formalidades, ambos hablamos el mismo lenguaje y sabemos lo que vamos a hacer sin necesidad de decirnos nada. Pero es que, con los "jovencitos", Christian y Kenny, ocurre algo parecido, porque ambos tienen un amplio conocimiento de la tradición. La sensación es como si nos subiéramos a un trampolín y nos sumergiéramos de un salto en el corazón de la música. Lo que pueda ocurrir, eso no vamos a saberlo hasta que estemos encima del escenario". Para Corea, la idea de saltar a un escenario sin un programa establecido resulta algo perfectamente natural y muy apetecible. "Por descontado que vamos a interpretar estándares, pero no solo eso. Kenny me llamó le otro día: 'Chick, escucha esto', y durante los siguientes 15 minutos estuve oyéndole tocar el piano por teléfono, '¿qué piensas de esta canción', 'es fantástica, tráela'. Así que vamos a tocar varias de sus piezas, también Chris está escribiendo material nuevo, y yo voy a aportar alguna cosilla, pero básicamente va a ser un tipo de composiciones sencillas que nos permitan subirnos al trampolín y saltar hacia nadie sabe dónde. Por eso he bautizado a la banda como Freedom Band (la banda libertad)".
Pocas cosas pueden objetarse a un conjunto irrepetible, tan alejado de los aires raciales que definen una parte de la obra del pianista desde My Spanish Heart, y tan cercano al espíritu aventurero de quien fue su maestro y mentor, el trompetista Miles Davis: "Tocar con Miles fue una bendición. Escucho su música desde que tenía seis o siete años, primero en los discos de pizarra de mi padre, luego en los vinilos. He crecido acompañado por el sonido de su trompeta. En 1951, cuando publicó su primer disco como líder, Dig, yo estaba el primero en la tienda para comprarlo. Desde entonces he seguido su carrera disco a disco, hasta 1968, cuando me uní a su banda. Entenderá que trabajar con él durante tres años me marcó. Miles me acogió como un padre, me llevó de su mano y me animó a desarrollar mis propias ideas".
La conexión Miles-Corea sigue funcionando por vía doble, por cuanto el pianista se haya involucrado en un proyecto multi-nacional que acerca la música del Príncipe de las Tinieblas al universo latino -Miles en Español- y por su actuación en el Blue Note, el pasado mes de mayo, recordando a Bill Evans, quien ocupó la silla del pianista en el conjunto de Davis en el año 1958. "Para mí es un lujo compartir el escenario con dos de los acompañantes favoritos de Evans. Paul Motian, como sabe, formó parte de su trío más famoso, junto a Scott LaFaro; y Eddie Gómez, estuvo con Bill durante nada menos que 11 años. Bill era un poco mayor que yo. Recuerdo que, cuando se unió a Miles, yo estaba en el instituto. Escuché aquella banda increíble con Miles, Evans, Cannonball Adderley, John Coltrane, Jimmy Cobb y Paul Chambers en el Storyville de Boston, donde yo vivía. Ahora me produce una cierta vergüenza recordarlo, pero lo cierto es que no me sentó demasiado bien cuando me enteré de que venía Evans, porque yo a quien quería escuchar era a Wynton Kelly. Saber que en su lugar iba a estar "ese tipo blanco" fue una decepción. Luego, por supuesto, escuché Kind of Blue y sus discos en trío y eso lo cambió todo. Bill ejerció una enorme influencia en mí a través de su sonido, su sentido de la armonía, la emoción de sus interpretaciones. Fue el último poeta del piano y el primer romántico del jazz. Antes que él, los pianistas de jazz tenían que golpear el teclado, los pianos en los clubes eran baratos, la gente hablaba a gritos..., con Bill Evans todo eso cambió. Era un clásico tocando jazz".
En su actuación del 15 de mayo en el Blue Note, el trío Corea-Motian-Gómez contó como invitado especial con el guitarrista Niño Josele: "Le considero el heredero natural de Paco de Lucía, lo que es decir mucho porque, para mí, Paco es el guitarrista con mayúsculas. No hay otro como él. Sobre todo, tiene algo que le distingue: su creatividad. Después de él, he escuchado a otros guitarristas flamencos, pero ninguno me ha producido el impacto del Niño. Le escuché en uno de sus primeros discos, Madera Negra, hace muchos años. Me dejó de piedra. Por fin había alguien en condiciones de coger el testigo de Paco. Por eso, cuando Bob Belden, el productor de Miles en Español, me pidió que le recomendara algunos músicos españoles, le hablé de Jorge Pardo y Carles Benavent, con quienes vengo tocando desde hace muchos años, y de Niño Josele. Belden no se lo pensó dos veces, cogió el teléfono y le invitó a la grabación. Nos encontramos hace una semana. Fue una cita a la manera de los músicos, sin muchas palabras, dejando que la música hablara por nosotros. El Niño es el único guitarrista flamenco que conozco que está metido de cabeza en el jazz. Todo lo ha aprendido por sí mismo, las armonías, las progresiones, es algo increíble. Para mí esto es muy importante porque, si el músico flamenco con el que estoy tocando sabe algo de jazz, la posibilidad de comunicarme con él se multiplica". Como toda pasión que se precie, el romance que une a Corea con lo español en general y el flamenco en particular carece de una explicación racional. "No tengo ni idea de por qué me interesa el flamenco, lo único que puedo decir es que es un sentimiento genuino".
El pianista mantiene no menos de ocho proyectos funcionando al mismo tiempo. Entre los mismos se incluyen sus tríos con Christian McBride y Brian Blade, y Miroslav Vitous y Roy Haynes (Now he sings, now he sobs); un dúo con el también pianista Stefano Bollani y una nueva edición de Return to Forever, la banda pionera del jazz rock, con la que visitó por vez primera nuestro país. "Recuerdo aquella primera actuación en Madrid el año 1974. España era muy diferente entonces". El año pasado, Corea, Stanley Clarke y Lennie White, miembros originales de RTF, ofrecieron 50 conciertos desenchufados y fue "como volver a casa, porque los tres venimos del mismo sitio, somos músicos de jazz, pero nunca habíamos tocado en acústico. El año que viene tenemos la idea de montar una gran fiesta, posiblemente en San Francisco, aprovechando que fue allí donde nos reunimos por primera vez. Esa ciudad tiene un sonido especial que viene de los tiempos del Fillmore y las bandas de rock de los sesenta".
Una cosa está clara: Chick Corea no se aburre. Muchos me preguntan de dónde saco el tiempo para hacer tantas cosas. "El año tiene 365 días, lo importante es concentrarse en lo que se está haciendo y hacer solo una cosa al tiempo. Esta semana mi mente está ocupada únicamente con el trío, la semana que viene será otra cosa. Para mí, esto es vivir. Éste soy yo, así es como vivo, tengo a mi lado a la mujer que amo, a veces, incluso, paso un par de días en casa. Mi vida es mi música y no creo que haya nada mejor que esto".
http://www.elpais.com/articulo/portada/Nino/Josele/sucesor/Paco/Lucia/elpepuculbab/20100710elpbabpor_40/Tes
Entrevista a Chick Corea
CHEMA GARCÍA MARTÍNEZ 10/07/2010
"Como si nos subiéramos a un trampolín y nos sumergiéramos de un salto en el corazón de la música". Así describe el pianista el inicio de un concierto de jazz libre, en el que nunca se sabe lo que ocurrirá en el escenario.
Una multitud de fans se agolpa a las puertas de los camerinos situados en el piso superior del Blue Note Jazz Club, en Nueva York, a la espera del encuentro necesariamente fugaz con el artista. Entre ellos está Fred, de Boston, quien lleva esperando cuarenta años para ver la firma de Chick Corea estampada en un viejo ejemplar de Light as a Feather. Junto a él, Margareth, de Filadelfia, solo desea contarle al pianista lo importante que ha sido su música en su vida. La mayoría pretende apenas estrecharle la mano o hacerse una foto "face to face". En una ciudad con la oferta jazzística de Nueva York, la presencia del veterano pianista y compositor no pasa desapercibida. "Eso debe ser porque soy viejo", bromea el aludido, a quien la edad -69 años recién cumplidos- parece sentarle estupendamente.
Armando Anthony Corea estará en Vitoria el 16 de julio, al frente de una constelación de estrellas difícilmente imaginable (Roy Haynes, a la batería; Kenny Garrett, a los saxos, y Christian McBride, al contrabajo). "Me es imposible adelantar nada de lo que va a pasar porque ni yo mismo lo sé, pero ése es el verdadero espíritu del jazz libre. Con Roy todo es posible. Él y yo llevamos juntos desde 1967. Roy me hizo el honor de tocar en mi disco de debut en trío, con Miroslav Vitous, y después yo he tocado en su banda y él en la mía. Además, él se ha sentado a la batería junto a muchos de mis héroes, Charlie Parker, Thelonious Monk o John Coltrane, mi "dios". Esa es mi Historia de la Música y Roy está presente en ella. Con él, no necesito demasiadas formalidades, ambos hablamos el mismo lenguaje y sabemos lo que vamos a hacer sin necesidad de decirnos nada. Pero es que, con los "jovencitos", Christian y Kenny, ocurre algo parecido, porque ambos tienen un amplio conocimiento de la tradición. La sensación es como si nos subiéramos a un trampolín y nos sumergiéramos de un salto en el corazón de la música. Lo que pueda ocurrir, eso no vamos a saberlo hasta que estemos encima del escenario". Para Corea, la idea de saltar a un escenario sin un programa establecido resulta algo perfectamente natural y muy apetecible. "Por descontado que vamos a interpretar estándares, pero no solo eso. Kenny me llamó le otro día: 'Chick, escucha esto', y durante los siguientes 15 minutos estuve oyéndole tocar el piano por teléfono, '¿qué piensas de esta canción', 'es fantástica, tráela'. Así que vamos a tocar varias de sus piezas, también Chris está escribiendo material nuevo, y yo voy a aportar alguna cosilla, pero básicamente va a ser un tipo de composiciones sencillas que nos permitan subirnos al trampolín y saltar hacia nadie sabe dónde. Por eso he bautizado a la banda como Freedom Band (la banda libertad)".
Pocas cosas pueden objetarse a un conjunto irrepetible, tan alejado de los aires raciales que definen una parte de la obra del pianista desde My Spanish Heart, y tan cercano al espíritu aventurero de quien fue su maestro y mentor, el trompetista Miles Davis: "Tocar con Miles fue una bendición. Escucho su música desde que tenía seis o siete años, primero en los discos de pizarra de mi padre, luego en los vinilos. He crecido acompañado por el sonido de su trompeta. En 1951, cuando publicó su primer disco como líder, Dig, yo estaba el primero en la tienda para comprarlo. Desde entonces he seguido su carrera disco a disco, hasta 1968, cuando me uní a su banda. Entenderá que trabajar con él durante tres años me marcó. Miles me acogió como un padre, me llevó de su mano y me animó a desarrollar mis propias ideas".
La conexión Miles-Corea sigue funcionando por vía doble, por cuanto el pianista se haya involucrado en un proyecto multi-nacional que acerca la música del Príncipe de las Tinieblas al universo latino -Miles en Español- y por su actuación en el Blue Note, el pasado mes de mayo, recordando a Bill Evans, quien ocupó la silla del pianista en el conjunto de Davis en el año 1958. "Para mí es un lujo compartir el escenario con dos de los acompañantes favoritos de Evans. Paul Motian, como sabe, formó parte de su trío más famoso, junto a Scott LaFaro; y Eddie Gómez, estuvo con Bill durante nada menos que 11 años. Bill era un poco mayor que yo. Recuerdo que, cuando se unió a Miles, yo estaba en el instituto. Escuché aquella banda increíble con Miles, Evans, Cannonball Adderley, John Coltrane, Jimmy Cobb y Paul Chambers en el Storyville de Boston, donde yo vivía. Ahora me produce una cierta vergüenza recordarlo, pero lo cierto es que no me sentó demasiado bien cuando me enteré de que venía Evans, porque yo a quien quería escuchar era a Wynton Kelly. Saber que en su lugar iba a estar "ese tipo blanco" fue una decepción. Luego, por supuesto, escuché Kind of Blue y sus discos en trío y eso lo cambió todo. Bill ejerció una enorme influencia en mí a través de su sonido, su sentido de la armonía, la emoción de sus interpretaciones. Fue el último poeta del piano y el primer romántico del jazz. Antes que él, los pianistas de jazz tenían que golpear el teclado, los pianos en los clubes eran baratos, la gente hablaba a gritos..., con Bill Evans todo eso cambió. Era un clásico tocando jazz".
En su actuación del 15 de mayo en el Blue Note, el trío Corea-Motian-Gómez contó como invitado especial con el guitarrista Niño Josele: "Le considero el heredero natural de Paco de Lucía, lo que es decir mucho porque, para mí, Paco es el guitarrista con mayúsculas. No hay otro como él. Sobre todo, tiene algo que le distingue: su creatividad. Después de él, he escuchado a otros guitarristas flamencos, pero ninguno me ha producido el impacto del Niño. Le escuché en uno de sus primeros discos, Madera Negra, hace muchos años. Me dejó de piedra. Por fin había alguien en condiciones de coger el testigo de Paco. Por eso, cuando Bob Belden, el productor de Miles en Español, me pidió que le recomendara algunos músicos españoles, le hablé de Jorge Pardo y Carles Benavent, con quienes vengo tocando desde hace muchos años, y de Niño Josele. Belden no se lo pensó dos veces, cogió el teléfono y le invitó a la grabación. Nos encontramos hace una semana. Fue una cita a la manera de los músicos, sin muchas palabras, dejando que la música hablara por nosotros. El Niño es el único guitarrista flamenco que conozco que está metido de cabeza en el jazz. Todo lo ha aprendido por sí mismo, las armonías, las progresiones, es algo increíble. Para mí esto es muy importante porque, si el músico flamenco con el que estoy tocando sabe algo de jazz, la posibilidad de comunicarme con él se multiplica". Como toda pasión que se precie, el romance que une a Corea con lo español en general y el flamenco en particular carece de una explicación racional. "No tengo ni idea de por qué me interesa el flamenco, lo único que puedo decir es que es un sentimiento genuino".
El pianista mantiene no menos de ocho proyectos funcionando al mismo tiempo. Entre los mismos se incluyen sus tríos con Christian McBride y Brian Blade, y Miroslav Vitous y Roy Haynes (Now he sings, now he sobs); un dúo con el también pianista Stefano Bollani y una nueva edición de Return to Forever, la banda pionera del jazz rock, con la que visitó por vez primera nuestro país. "Recuerdo aquella primera actuación en Madrid el año 1974. España era muy diferente entonces". El año pasado, Corea, Stanley Clarke y Lennie White, miembros originales de RTF, ofrecieron 50 conciertos desenchufados y fue "como volver a casa, porque los tres venimos del mismo sitio, somos músicos de jazz, pero nunca habíamos tocado en acústico. El año que viene tenemos la idea de montar una gran fiesta, posiblemente en San Francisco, aprovechando que fue allí donde nos reunimos por primera vez. Esa ciudad tiene un sonido especial que viene de los tiempos del Fillmore y las bandas de rock de los sesenta".
Una cosa está clara: Chick Corea no se aburre. Muchos me preguntan de dónde saco el tiempo para hacer tantas cosas. "El año tiene 365 días, lo importante es concentrarse en lo que se está haciendo y hacer solo una cosa al tiempo. Esta semana mi mente está ocupada únicamente con el trío, la semana que viene será otra cosa. Para mí, esto es vivir. Éste soy yo, así es como vivo, tengo a mi lado a la mujer que amo, a veces, incluso, paso un par de días en casa. Mi vida es mi música y no creo que haya nada mejor que esto".
http://www.elpais.com/articulo/portada/Nino/Josele/sucesor/Paco/Lucia/elpepuculbab/20100710elpbabpor_40/Tes
The Chick Corea Freedom Band