Aprendió de su entrañable amigo, Aníbal Troilo, que nuestra música debía ser contada; con su voz inconfundible supo desgranar cada estrofa.
Viernes 28 de enero de 2005
Le gustaba salir a cazar jilgueros. A veces lo acompañaba su esposa Luisa. Se dice que en la casa de Melián al 3100, en el barrio de Saavedra, llegó a tener cuatrocientos. El 24 de agosto de 1994, día en que falleció, la música tuvo una gran pérdida y el dolor, un símbolo: más de 20 pájaros suyos aparecieron muertos.
Casualmente, al nacer le decían “Canario”, por su pelo blanco y tez amarilla. Años más tarde, el cantor Angel Díaz lo rebautizó como “El Polaco”, por sus ojos claros y por el corte que llevaba, similar al de los jóvenes de origen polaco de aquella época. Sin embargo, fue Aníbal Troilo, quien popularizó ese apodo, con el que se hizo conocido en todo el mundo.
Roberto Goyeneche fue el artista que narró los versos de los tangos. “Tu voz, que al tango lo emociona, diciendo el punto y coma que nadie le cantó...”, entonó una y otra vez Cacho Castaña en “Garganta con arena” , que compuso en su honor.
El Polaco nació el 29 de enero de 1926. Fue conductor de colectivos, taxista y mecánico. A los dieciocho años debutó en la orquesta de Raúl Kaplún y luego fue vocalista de Horacio Salgán. En 1956 fue convocado por Aníbal Troilo, incorporándose a su orquesta como cantor hasta 1963. Alentado por Pichuco, con el que llegaron a ser grandes amigos, al año siguiente se constituyó en forma definitiva como solista, etapa que se prolongó durante tres décadas.
Grabó casi cien discos, acompañado por las más importantes orquestas: la de Armando Pontier, Baffa-Berlingieri, Atilio Stampone, Astor Piazzolla, Raúl garello y la Orquesta Filarmónica del Teatro Colón.
Su repertorio fue muy extenso y variado. Interpretaciones características de su estilo son "Sur", "Malena", "Garúa", "Afiches", "La última curda", "Cafetín de Buenos Aires", "Che bandoneón", "El último café", "Gricel", "María", entre otras.
Su versión de "Naranjo en flor" alcanzó una popularidad increíble. Fue el primero en registrar "Balada para un loco" de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer al tiempo que hizo versiones de temas cantados por Carlos Gardel como "Volvió una noche", "Siga el corso" y "Lejana tierra mía".
Ecléctico y original, Goyeneche subrayó el sentido literario, vital, de cada composición. Su voz irremplazable fue el medio para expresarlo.
Roberto Goyeneche : La Voz de un Mito
Roberto Goyeneche, el Polaco, es sin duda una de las figuras mas representativas y queridas de la música rioplatense. Nació el 29 de enero de 1926 en el barrio porteño de Saavedra, y lo hizo con la marca del tango: su tío, Roberto Emilio Goyeneche, fue el autor de composiciones tan importantes como De mi barrio, El metejón, Yo fe perdono y Pompas.
Además, pasó la infancia y la adolescencia en un ambiente modesto donde la música popular rioplatense impregnaba todas las vidas y ero reina y señora. Apenas adolescente comenzó a frecuentar cafés y cabarets donde brillaban los grandes de la también grande generación de 1940. Pronto afloró su vocación de cantor, aunque no tuvo, por limitaciones económicas, uno formación académica.
Dada su humilde condición, esa vocación debió dejar tiempo para la subsistencia, mucho mas urgente que el estudio dirigido a cultivar cualidades innatas. Por eso el Polaco fue conductor de colectivos, taxista y mecanico. En su biografia se sintetizo lo de muchos artistas, que saltan a la fama con los sólidos cimientos que da la lucha por la vida a brazo partido. Y al influjo de su canto, Goyeneche se transformó en uno de los grandes mitos de la ciudad de Buenos Aires.
Su primer éxito, que sirvió para que críticos y tangueros pusieran su atención en él, se originó en un concurso para voces nuevas organizado por el Club Federal Argentino, en 1944. Lo ganó sin discusión. Apenas tenía 18 años.
Formado en la caudalosa corriente gardeliana, fue creando un estilo y una forma de decir, casi de hablar el tango, que lo han hecho inconfundible.
Se le han marcado influencias de Antonio Rodríguez Lesende y de Edmundo Rivero, pero su talento y sus condiciones vocales le permitieron forjar un estilo inconfundible, absoiutamente autónomo y diferenciado de quienes hayan podido ser sus ídolos y maestros.
http://www.tangoalmacen.com/polaco-goyeneche.htm
“Polaco” Goyeneche: Cantor de Buenos Aires
Cuando en tango se piensa en la figura del cantor, generalmente se recae en la de Carlos Gardel. Es cierto, el “Zorzal Criollo” fue quien ubicó la canción tanguera en lo alto del mundo de la música. Pero al poco tiempo que Carlitos se fue, empezaron a proliferar las famosas “Orquestas Típicas” que casi siempre se distinguían por su director y por su cantor. Y cuando se piensa en “El” cantor de orquesta enseguida surge un nombre: Roberto “Polaco” Goyeneche.
Roberto Goyeneche nació un 29 de enero de 1926 en Buenos Aires, y poco después se trasladó al Barrio Saavedra, que nunca abandonaría. Desde joven se mostró inclinado al tango demostrando dotes en el área del canto. Pero sus primeros trabajos estuvieron lejos de las tablas o cafés. Durante mucho tiempo, alternando con sus actuaciones fue colectivero y también taxista. Irónicamente, cantando una noche el tango “Mano a Mano” en el colectivo (casi sin pasajeros) es oído por el representante de Horacio Salgán, quien lo alienta a probarse en la orquesta del formidable vanguardista: ese es el ingreso de Goyeneche a las luces del tango, luciendo su particular estilo en una de las más avanzadas orquestas de entonces. Y por ese tiempo fue cuando se ganó su apodo de “Polaco” por su cabellera rubia, sus ojos azules y su delgado cuerpo.
Si algo lo hizo distinguirse rápidamente de los demás cantores fue su manera única de decir el tango: solía ubicar las frases poco antes o después de los compases creando una atractiva forma de cantar un ritmo que, por definición, es más bien rígido. Esto se debía, según él, a que su madre le enseñó a enunciar correctamente siempre. Esta es una práctica que (suponemos) inadvertidamente, el “Polaco” tomó del jazz. Además de esta peculiar condición, siempre fue notable su potencia en la voz y sus conmovedoras interpretaciones de tangos como “Garúa”, “Desencuentro”, “María” o “Afiches” en donde sólo él supo poner la entonación necesaria para el paisaje que la poesía propone.
Luego de la orquesta de Salgán, Goyeneche se sumó a la de Aníbal Troilo en donde encontró la consolidación definitiva como el cantor de Buenos Aires: la mezcla era perfecta, la más prestigiosa Orquesta Típica y la mejor voz de su tiempo. Permaneció con esta orquesta siete años y grabó 26 tangos con ella. Pero su prestigio era ya tan grande que se convirtió en solista siendo sólo él la gran figura. Como solista grabó una gran serie de discos, entre los cuales se destacan sus discos con Atilio Stampone o el mega hit “Balada Para un Loco” de Piazzolla y Ferrer.
Para describir su espíritu de cantor, podemos citar lo que alguna vez dijo el diario “Le Monde” luego de una presentación en París: “Parece Gardel reencarnado. Es un artista que no necesita idiomas: Goyeneche es capaz de enmudecer al público leyendo la Biblia o la guía de Teléfonos”.
Permaneció como solista cantando no sólo en Buenos Aires, sino en todo el mundo con el espectáculo “Tango Argentino”. Además, participó en la película “Sur” de Pino Solanas, en donde no sólo cantó sino que también se mostró como un talentoso actor. Falleció el 27 de Agosto de 1994, dejando vacante un lugar único en el mundo del tango.
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Polaco Goyeneche - El cantor de Buenos Aires