Las remembranzas del bajista Patitucci
Si el jazz es un atracadero de asombros permanentes, Remembrance es el nuevo concilio insoslayable del jazz contemporáneo
Carlos Olivares Baró, México DF 06/05/2011
El jazz es una reminiscencia de muchos mapas; posiblemente, la más grande invocación musical de todos los tiempos. El jazz configura espacios para que el hombre more en cobijas de ramajes lenitivos y acentos que desafían los tabaleos de su propio corazón. El jazz es una mirada apremiante. El jazz es una mariposa que se sale de los saxofones. El jazz es un zunzún que se escapa del clarinete. El jazz es femenino: varones robustos silabean sus síncopas y dibujan en los muros los relieves y jacas de su punza sobre la tierra; pero, una muchacha desnuda se asoma por las consonancias de su fronda. Cuando en el mundo amanece, la primera exhalación de Dios es un acorde de jazz que nos despierta. Primero fue Bach y después Mozart, y más tarde Chopin, hasta que los negros del Mississippi que cultivaban el algodón, se pusieron a llorar en armonía, y entonces el jazz se confabuló con la vida.
Remembrance (Concord Music Group, 2009) del John Patitucci Trío, confirma que las añoranzas se anidan en los recodos y vuelcos de una melodía que brota en las hogueras de un antiguo blues, resistente a morir. Remembrance, obra maestra del jazz contemporáneo. Los responsables de estas escenas hirientes, dulces, apabullantes, blandas y sutiles se llaman Jonh Patitucci (bajo acústico, bajo eléctrico de seis cuerdas, compositor), Joe Lovano (sax tenor y clarinete alto) y Brian Blades (batería). No se conformaron con sus asechanzas armónicas e invitaron a la esposa del bajista, Sachi Patitucci en el cello, y a un experto en ritmos tradicionales brasileros, Rogerio Boccato en la percusión. Evocaciones que elogian a Thelonious Monk, Sonny Rollins, Freddie Hubbard, John Coltrane, Joe Henderson, Olivier Messiaen y Michael Brecker desde sonoridad post bop, hard bop, funk, retumbos afrocubanos, asomos free, euritmias malienses, neoclasicismo, blues, aires mediterráneos…
Si el jazz es un atracadero de asombros permanentes, Remembrance es el nuevo concilio insoslayable del jazz contemporáneo
Carlos Olivares Baró, México DF 06/05/2011
El jazz es una reminiscencia de muchos mapas; posiblemente, la más grande invocación musical de todos los tiempos. El jazz configura espacios para que el hombre more en cobijas de ramajes lenitivos y acentos que desafían los tabaleos de su propio corazón. El jazz es una mirada apremiante. El jazz es una mariposa que se sale de los saxofones. El jazz es un zunzún que se escapa del clarinete. El jazz es femenino: varones robustos silabean sus síncopas y dibujan en los muros los relieves y jacas de su punza sobre la tierra; pero, una muchacha desnuda se asoma por las consonancias de su fronda. Cuando en el mundo amanece, la primera exhalación de Dios es un acorde de jazz que nos despierta. Primero fue Bach y después Mozart, y más tarde Chopin, hasta que los negros del Mississippi que cultivaban el algodón, se pusieron a llorar en armonía, y entonces el jazz se confabuló con la vida.
Remembrance (Concord Music Group, 2009) del John Patitucci Trío, confirma que las añoranzas se anidan en los recodos y vuelcos de una melodía que brota en las hogueras de un antiguo blues, resistente a morir. Remembrance, obra maestra del jazz contemporáneo. Los responsables de estas escenas hirientes, dulces, apabullantes, blandas y sutiles se llaman Jonh Patitucci (bajo acústico, bajo eléctrico de seis cuerdas, compositor), Joe Lovano (sax tenor y clarinete alto) y Brian Blades (batería). No se conformaron con sus asechanzas armónicas e invitaron a la esposa del bajista, Sachi Patitucci en el cello, y a un experto en ritmos tradicionales brasileros, Rogerio Boccato en la percusión. Evocaciones que elogian a Thelonious Monk, Sonny Rollins, Freddie Hubbard, John Coltrane, Joe Henderson, Olivier Messiaen y Michael Brecker desde sonoridad post bop, hard bop, funk, retumbos afrocubanos, asomos free, euritmias malienses, neoclasicismo, blues, aires mediterráneos…
Saxofón tenor espontaneo, improvisador, imaginativo con técnica impecable y conocedor de las costuras hard en lúdicos coqueteos con el free ( “Monk/Trane”, “Sonny Side”, “Meditations” ); batería heredera de tumbos góspel/soul/funk y señas a las ideas jazzísticas de Wayne Shorter (“Messaien’s Gumbo”); cello en esbozos de música de cámara con sutil eclecticismo barroco (“Scenes From an Opera”); percusión que enriquece las líneas rítmicas en contrapunteo cómplice con el bajo (“Malí”, “Safari”); bajo líder abriendo rutas armónicas, conversando con el sax, incitando a las percusiones en una delineación sonora en la que se asoman visos brasileños, fusion music, post bop, funk, hard…: el músico de origen italiano, nacido en Brooklyn, demuestra que su paso por los grupos de Michael Brecker, Herbie Hancock, Chick Corea, Wayne Shorter, B. B. King o Dave Grusin lo curtieron. Hoy es uno de los más importantes arquitectos del habla del bajo moderno.
El jazz es un atracadero de asombros permanentes. Remembrance, velamen que transporta un aguacero imperecedero: el sax de Lovano relampaguea sobre la brizna. La batería de Blade chispea en los ángulos del tiempo. El cello de Sachi mordisquea la neblina. La percusión de Boccato se arroja sobre el celaje. El bajo de Patitucci merodea las sílabas del arcoíris. Remembrance, nuevo concilio insoslayable del jazz contemporáneo.
http://www.cubaencuentro.com/cultura/articulos/las-remembranzas-del-bajista-patitucci-262320
John Patitucci - Remembrance -Live Bass Solo at Catalina's Bar - Hollywood Ca