Última charla con Frank Zappa
"Creo que los manejos de la industria terminarán matando al rock", dijo el cantante fallecido, durante la grabación del disco final de su carrera
JOE JACKSON 12/12/1993
Nacido en Baltimore, Estados Unidos, en 1940, de padres pertenecientes a una segunda generación de griegos sinos (su padre tocaba la guitarra al estilo melódico errante), Frank Vincent Zappa empezó a estudiar percusión orquestal en una escuela de verano a los 12 años. Tempranamente influido por Ionización, del compositor de vanguardia Edgar Varese, que fue el primer disco que compró dos años más tarde, se apasionaría después la experimentación rítmica, comple mentada por una pasión adolescente por el tipo de solos de guitarra eléctrica que oía en los singles de rhythm and blues.Sin embargo, al cumplir 15 años, cuando el mundo daba sus primeros pasos en la era del rock, su madre le preguntó qué quería que costara unos cinco dólares y, como recordó ella en su autobiografía de 1989, la respuesta fue: "Bueno, en vez de comprarme algo, ¿por qué no me dejas simplemente hacer una llamada de larga distancia?". Ella le dejó. "Decidí llamar a Edgar Varese a Nueva York. Su mujer, Louise, me dijo que estaba en Bruselas trabajando en una pieza para la Exposición Universal (Poema electrónico). No recuerdo exactamente lo que dije cuando por fin hablé con él unas semanas más tarde, probablemente algo bien formulado como: 'Tío, tu música me pone'. Pero me dijo que estaba trabajando en una nueva pieza Ramada Desiertos, lo cual me emocionó, ya que Lancaster, California, es, taba en el desierto. Cuando tienes 15 años y vives en el desierto de Mojave y descubres que el Mayor Compositor del Mundo está trabajando en una canción que habla, como aquel que dice, de tu lugar natal, ¡te emocionas al instante!". A Zappa le sorprendió igualmente la sensación de reconocimiento cuando compró su segundo disco, una versión de La consagración de la primavera, de Stravinsky, hecha por una no muy prestigiosa orquesta. Arrastrándole al mundo de la música dodecafónica, los cuartetos para cuerda de Anton Webern y su Sinfonía Opus 21 completaron el trío de influencias que dominaron desde entonces su mente y su corazón.
Frank Zappa, que falleció de cáncer de próstata en Los Ángeles el 4 de diciembre, llevaba casi 30 años en primera fila de lo que podría definirse vagamente como rock de vanguardia. Lo que sigue es el resultado de una conversación no planeada e improvisada sobre la marcha, que tuvo lugar en Hollywood Hills, con vistas a Los Ángeles, el 26 de febrero, la mañana siguiente a la entrega de los Premios Grammy. Con 52 años y una salud precaria, Zappa se tomó un descanso en la grabación que estaba realizando con Tom Jones y los Chieftains para reflexionar sobre su a menudo tortuosa carrera y sobre el estado general de la música contemporánea. La charla discurrió en un tono relativamente superficial y callado, con un Zappa visiblemente debilitado y de piel amarillenta que sólo un momento antes se había llevado a Paddy Moloney a un extremo del estudio para explicarle tranquilamente: "Tengo que volver a mi habitación, por la enfermedad".Frank Zappa había llegado a los noventa anticipándose al futuro. En la década anterior, compuso un musical de Broadway sobre el sida, la homofobia y el racismo titulado Thing-Fish; produjo un concierto con música de Varese; grabó un disco de música barroca del siglo XVIII, y, aunque esto sería discutible, se plantó en el siglo XXI con su forma de tocar la guitarra de rock and roll en discos como Shut up & Play yer guitar.
"Creo que los manejos de la industria terminarán matando al rock", dijo el cantante fallecido, durante la grabación del disco final de su carrera
JOE JACKSON 12/12/1993
Nacido en Baltimore, Estados Unidos, en 1940, de padres pertenecientes a una segunda generación de griegos sinos (su padre tocaba la guitarra al estilo melódico errante), Frank Vincent Zappa empezó a estudiar percusión orquestal en una escuela de verano a los 12 años. Tempranamente influido por Ionización, del compositor de vanguardia Edgar Varese, que fue el primer disco que compró dos años más tarde, se apasionaría después la experimentación rítmica, comple mentada por una pasión adolescente por el tipo de solos de guitarra eléctrica que oía en los singles de rhythm and blues.Sin embargo, al cumplir 15 años, cuando el mundo daba sus primeros pasos en la era del rock, su madre le preguntó qué quería que costara unos cinco dólares y, como recordó ella en su autobiografía de 1989, la respuesta fue: "Bueno, en vez de comprarme algo, ¿por qué no me dejas simplemente hacer una llamada de larga distancia?". Ella le dejó. "Decidí llamar a Edgar Varese a Nueva York. Su mujer, Louise, me dijo que estaba en Bruselas trabajando en una pieza para la Exposición Universal (Poema electrónico). No recuerdo exactamente lo que dije cuando por fin hablé con él unas semanas más tarde, probablemente algo bien formulado como: 'Tío, tu música me pone'. Pero me dijo que estaba trabajando en una nueva pieza Ramada Desiertos, lo cual me emocionó, ya que Lancaster, California, es, taba en el desierto. Cuando tienes 15 años y vives en el desierto de Mojave y descubres que el Mayor Compositor del Mundo está trabajando en una canción que habla, como aquel que dice, de tu lugar natal, ¡te emocionas al instante!". A Zappa le sorprendió igualmente la sensación de reconocimiento cuando compró su segundo disco, una versión de La consagración de la primavera, de Stravinsky, hecha por una no muy prestigiosa orquesta. Arrastrándole al mundo de la música dodecafónica, los cuartetos para cuerda de Anton Webern y su Sinfonía Opus 21 completaron el trío de influencias que dominaron desde entonces su mente y su corazón.
Frank Zappa, que falleció de cáncer de próstata en Los Ángeles el 4 de diciembre, llevaba casi 30 años en primera fila de lo que podría definirse vagamente como rock de vanguardia. Lo que sigue es el resultado de una conversación no planeada e improvisada sobre la marcha, que tuvo lugar en Hollywood Hills, con vistas a Los Ángeles, el 26 de febrero, la mañana siguiente a la entrega de los Premios Grammy. Con 52 años y una salud precaria, Zappa se tomó un descanso en la grabación que estaba realizando con Tom Jones y los Chieftains para reflexionar sobre su a menudo tortuosa carrera y sobre el estado general de la música contemporánea. La charla discurrió en un tono relativamente superficial y callado, con un Zappa visiblemente debilitado y de piel amarillenta que sólo un momento antes se había llevado a Paddy Moloney a un extremo del estudio para explicarle tranquilamente: "Tengo que volver a mi habitación, por la enfermedad".Frank Zappa había llegado a los noventa anticipándose al futuro. En la década anterior, compuso un musical de Broadway sobre el sida, la homofobia y el racismo titulado Thing-Fish; produjo un concierto con música de Varese; grabó un disco de música barroca del siglo XVIII, y, aunque esto sería discutible, se plantó en el siglo XXI con su forma de tocar la guitarra de rock and roll en discos como Shut up & Play yer guitar.
A todas luces, no cree que el rock and roll haya evolucionado tanto como ha evolucionado la música clásica en este siglo. "Algunos creen que si añades un acorde de más a un blues has ampliado los horizontes, y otros creen que si añades ese acorde de más has arruinado el blues ", dice sonriendo. "Así que, en lo que al progreso musical se refiere, depende del punto de vista del que partas y de lo purista. que quieras ser. Pero si echamos un vistazo a los últimos 30 años de actividad musical, me temo que tendría que decir que si el rock ha avanzado, en el sentido literal de la palabra, lo ha hecho sobre todo en el terreno de la mercadotecnia industrial. La mayor parte de la creatividad que ves en el mundo del rock de nuestros días es la creatividad en el marketing que, para empezar, respalda un material simplón e increíblemente banal".
Intentos vanos
El predominio de las exigencias del mercado en el rock hace que Frank Zappa piense a veces que todos sus intentos por ampliar el género han sido en vano. "Porque sólo puedes llevar las cosas hasta cierto punto si no puedes alcanzar una gran audiencia, si en la radio no ponen tu música y si no puedes permitirte salir de gira a menos que estés financiado por una compañía de refrescos", dice.
"Te echan del mercado las fuerzas que están claramente más interesadas en vender su producto que en ampliar los horizontes de la música, y también los músicos que las sostienen. De hecho, ambas fuerzas conspiran para que no avance la música, para que todo se mantenga en un nivel básico, manejable y comercial", añade.
Con este telón de fondo, ¿ve alguna esperanza para la música rock o cree que los manejos de la industria acabarán matando todo el potencial que demostró tener en sus inicios, a mediados de los cincuenta? "Creo que los manejos de la industria terminarán matando al rock", dice suspirando. "Es por eso por lo que le digo a la gente que lo aprovechen antes de que se enfríe. Es otra de las. cosas buenas de un grupo como los Chieftains. Tocan en directo sin ninguna concesión a la era del vídeo. Es algo real, no una mierda como la mayor parte de lo que ves/oyes en estos días, especialmente de lo que ves. Es trágico".
No debería sorprender a sus seguidores europeos saber que en nuestros días pueden oírse con frecuencia las últimas composiciones de Zappa en la emisora de música clásica de la BBC, Radio 4, y que, por desgracia, es en revistas de música clásica como The Gramophone y no en publicaciones de rock donde se hacen las reseñas de sus grabaciones. Está a punto de publicarse Yellow shark, la grabación de un concierto que dio en Alemania el pasado mes de septiembre. El pasado febrero estaba trabajando en una ópera que, "si todo va bien" se estrenará en Viena en 1994. No hace falta decir que su planteamiento de la ópera, como sucede con su lenguaje musical en general, no es lineal ni tradicional.
"Hay muy poco canto en esta ópera, si es que lo hay. Está la voz humana, pero casi todo es hablado y el 90% del acompañamiento musical está hecho con ordenador. El texto hablado está compuesto de frases y párrafos comprensibles, pero, cuando oyes lo que dice, te quedas rascándote la cabeza y preguntándote lo que de verdad te están diciendo. Es en gran parte porque fue creada con trozos sueltos, con trozos de conversaciones que al unirse forman la trama".
Zappa sonríe irónicamente al revelar que el título de esta pequeña obra es Civilización Fase III. No obstante, su sonrisa desaparece cuando habla de sus temores de que la ópera nunca se lleve a escena.
"La música ya está terminada, así que lo único que queda por ver es si la producirán en Viena o no", dice Zappa. "El director del festival de Viena estuvo aquí hace un mes, escuchó toda la partitura y le encantó. Pero el problema es que el espectáculo requiere una gran maquinaria escénica, por lo que está intentando por todos los medios montar el espectáculo en otros cinco o seis teatros de ópera, para poder financiarlo. Y no he vuelto a tener noticias de él desde que estuvo aquí. Pero me reuní la semana pasada con Peter Sellars, el productor de ópera, y, aunque también le encantó, dijo: 'No deberías llevarla a escena, haz una película con ella'. Pero es de esperar que algo suceda si, como digo, las cosas van bien".
Búsqueda propia
En sus 30 años de carrera, ¿cree que ha hecho llegar su música al público que deseaba, ya sea a un público de rock o a su nuevo público como compositor de música clásica? "La mayoría de la gente que disfruta con mi música probablemente entró en contacto con ella gracias a su propia búsqueda y no por los medios normales de la industria musical., Y me escribe y me dice lo que significa para ellos, qué discos les gustan más y por qué, y eso siempre ha sido muy gratificante, te da ánimos para seguir adelante. Pero la mayoría de la gente, sobre todo aquí, en Estados Unidos, no tiene ni idea de lo que hago o de lo que he hecho. Como digo, mi música suena en las radios estadounidenses raras veces o.nunca. Si ponen algo, siempre se trata de éxitos como Don't eat the yellow snow, o puede que en Irlanda suene Peaches in regalia, pero ninguna de las cosas que considero mis mejores trabajos".
Al reconocer la voz de su mujer, Gail, llamándole y diciéndole que la enfermera ha llegado, Zappa esboza una sonrisa a medias irónica y a medias triste y dice: "El que acabo de describir no es, ciertamente, el camino musical que recomendaría a los jóvenes que empiezan. Si emprenden ese camino, probablemente venderán incluso menos discos que Walker con Climate of hunter o que yo con algunos de mis álbumes".
Zappa ha estado con un abrigo puesto a lo largo de toda la conversación, a pesar de lo caluroso del clima de California. Preguntado al final por su salud, dice que "no es buena" y después hace una pausa. Tras unos momentos en los que se queda mirando silenciosamente la cinta girando en la grabadora, que parece recordarle el inexorable paso del tiempo, dice casi en un susurro: "Tengo cáncer de próstata y se ha extendido a los huesos".
¿Es mortal a corto plazo? "Todo es mortal", dice sonriendo Frank Zappa. "Pero en cuanto a si es mortal a corto plazo, todo lo que puedo decir es que espero que no", añade. "Todo depende. Por eso ahora tengo que dejarle e ir a mi habitación para que me hagan una transfusión de sangre".
"La música ya está terminada, así que lo único que queda por ver es si la producirán en Viena o no", dice Zappa. "El director del festival de Viena estuvo aquí hace un mes, escuchó toda la partitura y le encantó. Pero el problema es que el espectáculo requiere una gran maquinaria escénica, por lo que está intentando por todos los medios montar el espectáculo en otros cinco o seis teatros de ópera, para poder financiarlo. Y no he vuelto a tener noticias de él desde que estuvo aquí. Pero me reuní la semana pasada con Peter Sellars, el productor de ópera, y, aunque también le encantó, dijo: 'No deberías llevarla a escena, haz una película con ella'. Pero es de esperar que algo suceda si, como digo, las cosas van bien".
Búsqueda propia
En sus 30 años de carrera, ¿cree que ha hecho llegar su música al público que deseaba, ya sea a un público de rock o a su nuevo público como compositor de música clásica? "La mayoría de la gente que disfruta con mi música probablemente entró en contacto con ella gracias a su propia búsqueda y no por los medios normales de la industria musical., Y me escribe y me dice lo que significa para ellos, qué discos les gustan más y por qué, y eso siempre ha sido muy gratificante, te da ánimos para seguir adelante. Pero la mayoría de la gente, sobre todo aquí, en Estados Unidos, no tiene ni idea de lo que hago o de lo que he hecho. Como digo, mi música suena en las radios estadounidenses raras veces o.nunca. Si ponen algo, siempre se trata de éxitos como Don't eat the yellow snow, o puede que en Irlanda suene Peaches in regalia, pero ninguna de las cosas que considero mis mejores trabajos".
Al reconocer la voz de su mujer, Gail, llamándole y diciéndole que la enfermera ha llegado, Zappa esboza una sonrisa a medias irónica y a medias triste y dice: "El que acabo de describir no es, ciertamente, el camino musical que recomendaría a los jóvenes que empiezan. Si emprenden ese camino, probablemente venderán incluso menos discos que Walker con Climate of hunter o que yo con algunos de mis álbumes".
Zappa ha estado con un abrigo puesto a lo largo de toda la conversación, a pesar de lo caluroso del clima de California. Preguntado al final por su salud, dice que "no es buena" y después hace una pausa. Tras unos momentos en los que se queda mirando silenciosamente la cinta girando en la grabadora, que parece recordarle el inexorable paso del tiempo, dice casi en un susurro: "Tengo cáncer de próstata y se ha extendido a los huesos".
¿Es mortal a corto plazo? "Todo es mortal", dice sonriendo Frank Zappa. "Pero en cuanto a si es mortal a corto plazo, todo lo que puedo decir es que espero que no", añade. "Todo depende. Por eso ahora tengo que dejarle e ir a mi habitación para que me hagan una transfusión de sangre".
Frank Zappa - Ensemble Modern-The Yellow Shark- Overture-Alte Oper, Frankfurt, Germany