Javier Martínez: "No se puede vivir del pasado"
En el marco de los festejos de sus 50 años de carrera, el ex baterista y compositor del mítico grupo Manal se presenta por primera vez en Mendoza.
Miércoles, 05 de Diciembre de 2012
Por Pablo Pereyra
El fundador del rock blues en español, también conocido como "El poeta de la nota azul" está lejos de retirarse. Con 66 años vuelve a las giras y se presentará en formato 2x1 junto a su compañero de carreteo Clavito Actis en doble función (mañana en San Juan Bar y el viernes en Teatro Plaza Paradiso).
Por primera vez, este formato híbrido de dos bandas que comparten músicos trazarán el recorrido histórico de la carrera de los capitanes de estos navíos por más de cuatro décadas, hilvanando varias generaciones de canciones, en un solo concierto tanto de las bandas de cada uno como de las compuestas a dúo y en solitario. Este proyecto en movimiento ya lleva un año por los circuitos de bares del país, aunque de forma intermitente, se ha venido desarrollando desde que ambos músicos se conocieron hace ya doce años.
Javier, -baterista, compositor y cantante-, este año viene cumpliendo 50 años de carrera. Comenzó a los 16 a tocar los platillos por la movida under de Olivos y Vicente López -como era menor de edad, su padre le hizo un poder escrito para recorrer bares-, por aquel entonces, epicentro rock del mapa inicial de las bandas pioneras. Pasó por la mítica La Cueva, formó Manal junto a Claudio Gabis y Alejandro Medina, la primera en animarse al blues en castellano rioplatense y que, junto con Almendra y Los Gatos, fueron las grandes fundadoras del llamado “rock nacional”.
Martínez fue autor de la mayoría de las canciones de Manal y de forma precoz, luego de dos exitosos álbumes, el trío se separa y el baterista partió a Europa, donde exploró las posibilidades del jazz. Otra vez en Argentina, el entusiasmo de volver al formato Manal fracasó a meses del reencuentro en 1980 - con un disco en vivo editado - , potenciado por las diferencias irreconciliables de sus integrantes. Lo que ha sido y será un tema ríspido para tratar aún por estos años.
La ruptura derivó en su etapa solista: "Sol del sur" (1983); "Corrientes" (1993); "Swing" (1998); "Basta de boludos" (2003) y ""El agujero sin borde" de 2011, demostrando en cada ocasión su talento como compositor con "No pibe", "Avellaneda blues", "Una casa con diez pinos" y otras, que lo mantienen en primer plano. Ahora, es tiempo de presentarse con todo su batallón de canciones.
Animal de Rock
Las populares frases "Viejo lobo de mar" y "el zorro pierde el pelo pero no las mañas" podrían definir el perfil de Javier Martínez, en más de un aspecto. Por un lado, él detesta la ciudad, aunque admite no poder vivir sin ella. Él es un híbrido urbano-rural, como el lobo de mar y el zorro, un habitante nocturno de los climas portuarios y de las pampas. En esa dualidad, geográfica-social-profesional, ha equilibrado su carrera: armar y desarmar bandas, arrojarse a proyectos en solitario, grabar discos propios y colaborar en ajenos, vivir en invierno en París y en verano en Barcelona, pasar un tiempo en Capital Federal y otro dando vueltas por las provincias.
Por otro lado "climático", él admite ser, como los de la banda del Indio, "un fundamentalista del aire acondicionado", por eso pasa la mayor parte del verano bajo la rendija de uno. "Esta será mi primera vez en Mendoza y voy a hacer todo lo posible para que se repita", adelantó Javier desde su casa porteña en 21 grados centígrados. "Me siento un animal de doble sensibilidad, la del campo y la ciudad. No me gusta cómo está Buenos Aires ahora, perdió el swing, perdió la onda", apuntaló.
Ida y vuelta
"Cuando murió Franco decidí quedarme definitivamente en Barcelona, desde el 75 al 80. Fue una época fabulosa, la del destape español. Incluso tenía cuatro baterías para moverme por las giras" - recordó - "Fue tan próspera aquella época y de tanto movimiento profesional que terminé reseñado en el libro 'Historia y poder del rock Català', del famoso escritor Jordi Sierra, de 1977. Allí sale mi historia de aquellos años. Pero cuando me convocaron para la vuelta de Manal, en el 80, volví a la Argentina".
Pregunta obligada: Con tus ex compañeros de Manal, ¿qué pasa?
-Está todo mal. La verdad es que me dan pena. Al principio pasé de la bronca al odio, luego del odio al asco, después a la indiferencia y ahora a la pena. Mirar para el pasado es letal y hacerlo huele a fracaso. Pero en cierta medida, eso de que nos volviéramos a desarmar en meses, - refiriéndose a la breve vuelta de Manal en los 80- , admito que eso me dio mi carrera solista, una carrera que quiero mucho. Que me llena. Cada cinco años estoy sacando discos y "El agujero sin borde" me llena de orgullo.
Hoy por hoy
Javier Martínez admite experimentar una nueva etapa en su vida, con la política de salir de gira por el interior lo que más pueda, con su mejor amigo músico del momento: el experimentado bajista Clavito Actis. "Con Clavito tenemos una alianza que ya lleva doce años. Hicimos click durante la militancia política en las internas de Sadaic, aunque ya nos conocíamos cuando volví de Europa, cruzándonos en el club donde él tocaba en la banda de Luis Salinas".
Por aquel entonces, ambos se habían quedado sin banda y decidieron formar un crossover al modo "juntos pero no revueltos": la Javier Martínez Clavo's Band. "En la profesión de rockero hay mucho cretino, pero con él nos cuidamos mutuamente", admitió. A pesar de que luego de dos años cada uno formó sus propios ensambles, cada tanto, de acuerdo a los estados de ánimo, arman giras como esta que los traerá a Mendoza.
Por aquella época, primeros años de la década pasada, Clavito, como productor del repertorio nacional del sello Warner, le ayudó a que Martínez consiguiera renegociar los derechos de sus canciones más poderosas de su anterior sello, "los fierros" como se dice en la jerga musical, como "Avellaneda blues", "Necesito un amor", "Jugo de tomate" y otros clásicos de Martínez.
Hace un año atrás, la alianza Martínez-Actis volvió a modificarse. Actis mismo reemplazó al bajista de Javier, formando una banda con músicos compartidos y en con esta formación se presentará en Mendoza. Prometió canciones como "Ahora sí New Orleans", "La máquina del oro", "El hombre restante", "Porque hoy nací", "Pappo's blues", "Positivo", el boogie acelerado de "Vagabundo", incluso un "tango ablusado", "Por la vuelta", de Enrique Cadícamo. Imperdible.
La "bostalgia"
"Eso de las vueltas, me tienen cansado. Pink Floyd, Creedence, Cream...Yo lo llamo "bostalgia". Muchos boludos que con la idea de que 'todavía estamos vivos' no se dan cuenta que en realidad están muertos y vuelven. La ‘bostalgia’ está generalizada en el planeta. Bandas como Cream, que se odian entre ellos, se juntaron solo por el dinero para salvar económicamente a Ginger Baker y Clapton debía ponerse en el medio de los dos, con Jack Bruce, porque se agarraban a trompadas. Hicieron la gira que necesitaban y ahora ni se saludan otra vez. Hay bostalgia por todos lados, porque estamos en una época de decadencia y lo moderno, lo actual, es bastante carente de talento en muchos casos. La industria se ha perdido, porque está produciendo a tipos que mejor ni nombramos. Desafinan, son un desastre". Finalizó la entrevista remarcando dos músicos de una nueva generación de rockeros que le gusta bastante: Baltasar Comotto, el guitarrista de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado y de Spinetta y Andrés "Ciro" Martínez, el ex Piojos. Y cita como fuente literaria de esta movida de la bostalgia y de sus fundadores, "El hombre mediocre" de José Ingenieros de 1913. "Este es el ABC de la mediocridad criolla", dispara.
http://www.losandes.com.ar/notas/2012/12/5/javier-martinez-no-puede-vivir-pasado-683775.asp