martes, 12 de julio de 2016

Christian Scott aTunde Adjuah / Stretch Jazz Against Phenomenally Dark and Evil Attitude




Jazz y Política

El jazz como denuncia del racismo policial.A propósito de Ku Klux Klan Police Department, de Christian Scott aTunde Adjuah

Domingo 10 de julio | 
Por Juan Duarte

Escuchar la banda del joven trompetista negro Christian Scott aTunde Adjuah puede producir de todo, menos indiferencia. Desde el comienzo, su música conmueve, hace emerger sensaciones viscerales, estremece por momentos, por momentos da lugar a ritmos y melodías festivas y dionisíacas, y por momentos convoca tensiones propias de la lucha, de la épica. Al mismo tiempo nos lleva a paisajes sonoros y emocionales que pueden también resultar familiares al amante de ciertas bandas de rock como Joy Division o Radiohead. Hay algo en ese paisaje musical que de alguna manera interpela al oyente.

El ensayista y activista por los derechos civiles (entre un largo etcétera) Leroi Jones señala, refiriéndose al jazz y su crítica, que “la música de los negros es esencialmente la expresión de una actitud, o una colección de actitudes, acerca del mundo, y solo secundariamente sobre el modo de hacer música.[...] Las notas de un solo de jazz, cuando aparecen, existen como tales por razones que son musicales pero solo de manera concomitante. Los alaridos de Coltrane no son ‘musicales’, pero son música, y una música muy conmovedora. Los gritos de Ornette Coleman son musicales solo una vez que se comprende la música que su actitud emocional intenta crear. Esta actitud es real, y quizás sea el aspecto más singular e importante de su música.”

En el caso del joven trompetista de Nueva Orleans y de su joven banda, ese mundo lleva la marca de la opresión, persecución y violencia policial de los negros afroamericanos en Estados Unidos, tal como pusieron nuevamente arriba de mesa los nuevos casos de brutalidad policial racista la semana pasada, y que ha dado lugar a movimientos de lucha como #BlackLivesMatter.

Christian Scott aTunde Adjuah, a sus 33 años, ya es un músico, compositor y productor de jazz consagrado. Dirige una joven banda de tremendos músicos (Elena Pinderhughes, flauta; Braxton Cook, saxo alto; el exquisito Lawrence Fields, piano; Dominic Minix, guitarra; Kris Funn, contrabajo; y el alucinante Corey Fonville en batería) con la que gira por el mundo y con la que ya lleva grabados 8 discos. Forma parte de una generación de nuevos músicos de jazz norteamericanos tan disímiles como talentosos, entre los que podemos incluir a Robert Glasper, Kamasi Washington, Esperanza Spalding, Thundercat y su hermano Ronald Jr, entre otros, que comparten un afán por ir más allá las fronteras tradicionales del género, y acercarse a géneros populares en la juventud. Lo que significa, el lector ya habrá adivinado, que transitan por el universo del hip hop. En esto no hay originalidad, ya que es un camino que en su momento recorrió el último Miles Davis, que lejos de respetar las fronteras preestablecidas, encontró en el hip hop una estética y una energía bullendo desde una juventud oprimida. Por cierto, en este otro universo, hay un planeta con un campo gravitacional musical común enraizado en esa opresión racial alrededor del cual orbitan estas nuevas estrellas, se trata de Kendrik Lamar.

Pero en el caso de aTunde Adjuah sus influencias van más allá, y constituyen claramente su música, a la que él mismo llama, marcando esta amplitud, “stretch jazz”: “Estamos tratando de estirar –no reemplazar– las convenciones rítmicas, melódicas y armónicas del jazz para abarcar todas las formas, lenguajes y culturas posibles”, dice en uno de sus discos. Así, además de las notable amplitud de referencias dentro del jazz, desde las más obvias (Miles, Coltrane, Monk, etc.) hasta las del latin jazz, lo vemos tocando con raperos y portando su remera de Joy Division como un estandarte mientras algo de la oscuridad de la banda británica se cuela en sus composiciones. También lo podemos encontrar de repente compartiendo escenario con Tom Yorke y Flea y su banda Atoms For Peace, tocando “The Eraser”. De hecho, el cantante de Radiohead es una de sus referencias musicales, comparten una amistad y su propia versión del tema es estremecedora.

Pero aquellas son solo algunas fuentes de inspiración del torbellino interior que levanta el “stretch jazz” de aTunde Adhjuah cuando lo escuchamos. La fuente, retomando a Leroi Jones, hay que buscarla en esa relación con el mundo social del artista. Y en este caso, ese contexto se hace explícito, y nos encontramos una búsqueda conciente del jazz como forma de expresión de denuncia, crítica y lucha: “Una de las cosas que me molesta de una gran cantidad de músicos es que sé que a diario ven una gran cantidad de cosas jodidas pasando, y tienen sentimientos sobre esas cosas. Pero en lugar de escribir sobre eso, ves canciones en sus álbumes llamadas ‘silla roja’... me importa un carajo una silla roja... Cuando la gente mire atrás dentro de 30 años y trate de averiguar lo que teníamos que decir, o cómo nos sentíamos acerca de cualquier cosa, no lo sabremos, porque la música se está plagando de ‘sillas rojas’.” (1)

En la mayoría de los temas, los títulos de los temas hablan por sí solos: “Danziger”, por ejemplo, hace referencia a los disparos policiales desde el puente Danziger seis días después de que el huracán Katrina azotara New Orleans, que se llevaron la vida de dos afroamericanos e hirieron a otros cuatro, ninguno de los cuales estaba armado ni había cometido ningún delito. Esta búsqueda estética abarca a toda la banda: una vez, grabando “Dred Scott”—inspirada por la historia del esclavo que demandó por su libertad ante la corte suprema y perdió, sufriendo una muerte cruel por tuberculosis— algo faltaba. “Habíamos grabado tres o cuatro veces —recuerda Kris Funn, el bajista—. Él paró toda la sesión y se puso serio como la mierda… prácticamente nos dio una biografía de 10 minutos de Dred Scott, y nos dijo ‘ahora pónganse en sus zapatos, y pongan el instrumento en sus manos. Y como sea que se sientan, pongan eso en su interpretación.’”

Las raíces esclavistas de la opresión del pueblo afroamericano son obviamente parte del universo de Christian Scott aTunde Adjuah, y el lo plantea de entrada: siguiendo una tradición bastante extendida en los 60s y 70s (recordar a Muhammad Alí, o el mismo Leroi Jones, que adoptó el de Amiri Baraka), agregó dos apellidos africanos al original legal. “Acepto el hecho de que ‘Scott’ sea parte de mi linaje y de mi historia —dice—, y no soy el tipo de persona ve en el nombre algo inherentemente malo, negativo o malicioso solo porque este viene de alguien que compró a tu familia. Pero en el otro extremo también reconozco que mi historia va más allá de los Estados Unidos.”

Proveniente de una familia humilde de artistas (padre artista visual, hermano director de cine, y un tío, Donald Harrison Jr., reconocido saxofonista alto, que lo inició en el instrumento), cuenta a quien quiera oir (se pueden leer varias entrevistas en la web) cómo sintió de chico la opresión de ser afroamericano. Cuando tenía diez años, por ejemplo, su amigo Byron murió en sus brazos luego de una balacera: “me afectó enormemente, porque era mi amigo. Pero eran todos mis amigos. Me acuerdo de ser chico y que te digan ‘cuando tengas 18, todos tus amigos van a estar muertos o en la cárcel’. Y vos pensás que es una broma cuando sos chico. Cuando tenés 14 y ves que pasa de verdad, te afecta.”

“Ku Klux Klan Police Department” (“Departamento de Policía Ku Klux Klan”, como se nombra popularmente a la policía por su racismo) abre el tremendo Yesterday You Said Tomorrow (Ayer Dijiste Mañana), su octavo disco, y el trompetista aprovecha en cada presentación en que puede para explicar el origen de la canción (y trata de hacerlo con todas, al punto de editar un disco con introducciones a algunos de sus temas). A continuación transcribimos su relato y dejamos al lector frente a frente con la música de Christian Scott aTunde Adjuah.

“Esta es una canción que compuse sobre un tema realmente serio. Cuando compuse el tema, este se encontró en realidad con un montón de desprecio de mucha gente en esta cultura en particular. Nosotros tocamos Stretch Music, que es como llamamos a nuestra música, pero básicamente es una forma de jazz, y el tema fue compuesto a partir de una experiencia que tuve en mi barrio de Nueva Orleans con un grupo de oficiales de policía. Me arrastraron una noche, me apuntaron con sus armas sin ninguna razón, diciéndome que me desvista y que me tire al suelo, y –supongo– que los deje hacer lo que sea que quisieran hacerme. No había hecho nada malo, estaba volviendo a casa de una actuación con una gran banda llamada Soulive, este auto de policía sigue al mío por 9 cuadras, me tiran el vehículo encima, y lo próximo que se es que mi auto está todo rodeado, los jefes de policía salen del auto y me ponen un revolver en la cabeza, me dicen que salga del auto, me saque la ropa y me tire al suelo. No había hecho nada malo así que les pregunto por qué me están deteniendo, y me dicen que me calle, que ellos eran mis jefes, la autoridad, y que iba a hacer lo que ellos dijeran. A lo que les digo que yo pago mis impuestos y que no los considero mis jefes, y que me tienen que decir por qué me detienen. […] Lo próximo que me dice es que si no obedecía mi madre me iba a tener que buscar en la morgue. Al rato aparecieron oficiales de más alto rango, así que tenía varias patrullas apuntándome a las 3 am. Finalmente me permitieron irme.

Volví a casa de mi madre en Nueva Orleans, con una mezcla de sensaciones: enojado, pero también herido. Pensando en porqué lo habían hecho, vinieron a mi mente un montón de insultos racistas que me tiraron esos oficiales […] Volví a casa… Y después de pasar una noche terrible decidí que lo más inteligente que podía hacer era componer un tema que representara con precisión el rango de emociones que sentí en ese momento, de modo de iluminar a mucha gente que estas todas todavía pasan.[…] Yo nací en Nueva Orleans, y las cosas que ví y sentí mientras crecí contrastan con la brutalidad policial con la que veo hoy. La primera vez que escribí el tema, la gente me miraba como si estuviera siendo sensacionalista, como si lo que estaba diciendo no fuera cierto. […] Y es loco porque desde otras culturas te hacen ver como si todos acá fuéramos parte de un elemento criminal, y esta fuera nuestra vida normal, y nos mereciéramos lo que nos pasa. Completamente falso. […] Vamos a tocar este tema convencidos de que esta nueva generación tiene la oportunidad de crear su propia realidad… si no empezamos ahora, mis hijos o tus hijos van a heredar esa situación. Entonces, este último tema es un tema sobre el abrumador racismo contra los latinos, negros en especial afroamericanos que en este país específicamente distingue a la policía, y se llama ’Ku Klux Klan Police Department’.”

http://www.laizquierdadiario.com/El-jazz-como-denuncia-del-racismo-policial



Christian Scott  -  K.K.P.D.  -  Yesterday You Said Tomorrow  (2010)



lunes, 4 de julio de 2016

Jorge Luis Borges / 30 Años Sin La Pluma Mayor




“Soy un anarquista conservador”

Entrevista inédita con Borges: Un chico de 15 años le pidió al escritor en 1982 una cita para un trabajo de la escuela y para su sorpresa se la concedió. Ahora, 30 años después de la muerte del escritor de 'El Aleph', aquella entrevista sale a la luz.


Madrid - Junio 16 2016 

Claudio Pérez Míguez


Cuando cursaba el tercer año de la escuela secundaria, en Don Bosco, partido de Quilmes, en la provincia de Buenos Aires, con quince años de edad, la profesora de literatura, una española llevada de pequeña a Argentina y muy admiradora de la obra de García Lorca, Josefa Iglesias de Fanelli, pidió como trabajo práctico que eligiéramos a alguien para hacerle una entrevista.

La literatura y la figura de Borges, tan controvertida en la Argentina de aquellos años, ya había llamado mi atención, por lo que tuve la idea de hacerle a él ese reportaje. Ni yo ni mi entorno próximo teníamos contactos literarios, por lo que pensé ver si encontraba su número en la guía telefónica. Buscando por Borges, encontré que estaba, todavía, a nombre de su madre, Leonor Acevedo de Borges, que ya había muerto. Aún recuerdo el número: 42-2801. Inmediatamente llamé, me atendió Fanny Úbeda, la señora que se encargaba de la casa, y me dijo que Borges estaba de viaje.

Como el plazo para la entrega del trabajo transcurría, buscamos a otras personas para cumplir con la tarea, pero cuando faltaban dos días, se me ocurrió intentarlo de nuevo. Me volvió a atender Fanny, y cuando yo esperaba hablar con alguien para explicarle mi idea y que este se lo trasladara a Borges, ella le pasó el teléfono directamente a él, que habiendo escuchado mi propuesta me dijo: "Venga mañana o pasado, 10 o 10 y media". Esa misma noche preparé las preguntas. Se las mostré a mi padre para que me diera su opinión sobre el cuestionario, y me dijo por qué en lugar de tratar de hacer una entrevista imitando a la que le hacían los periodistas, buscando generalmente alguna declaración explosiva que diera un titular, no trataba de encararla desde mi punto de vista, viendo lo que pudiera interesarme a mi edad. Me pareció un buen consejo y traté de reformularlo de esta manera.

Como el trabajo había que presentarlo en equipo, invité a mis compañeros, varios me acompañaron, y por supuesto estuvimos en su casa el día siguiente a las 10.

Este encuentro me permitió seguir frecuentándolo en su domicilio, llevarlo a dialogar a mi colegio, a mi casa, y un gran número de encuentros que seguramente definieron mi gusto por los libros y lo literario. Pero esto ya es otra cosa, en lo que nos concierne, la entrevista fue realizada en el piso de Borges, en la calle Maipú 994, de Buenos Aires, el 29 de julio de 1982, más de un año antes del retorno de la democracia a Argentina. El resultado es el que transcribimos a continuación, y que se conservó inédito hasta la fecha. "A mí se me hace cuento" que ya han pasado más de tres décadas de ese día y que se cumplan 30 años de su muerte. "El tiempo que los mármoles empaña", cambia muchas cosas y otras no, su palabra sigue iluminándome.

¿Podría contarnos cómo estaba constituida su familia?

Sí. Mi madre era criolla, era católica, pero católica a la manera argentina, es decir, más una cuestión social que teológica. Mi abuela inglesa, era de tradición protestante, predicadores metodistas. Ella sabía de memoria la Biblia. Ud. le recitaba un versículo cualquiera y ella le decía, sí, Libro de Job, capítulo tal, versículo tal y seguía adelante. Entre los protestantes hay mucha gente que conoce de memoria la Biblia. En los hoteles, por ejemplo en Inglaterra, en Escocia y en Nueva York también, siempre en el cajón de la mesa de luz hay una Biblia. Y además las citas bíblicas que serían pedantescas en castellano, son comunes en inglés. La gente continuamente está citando versículos de la Biblia o frases bíblicas, y eso no resulta pedante. En cambio, en los países católicos resultaría forzado. De modo que mi abuela era muy religiosa, metodista.

La familia de mi madre era católica, como dije, a la manera de los países latinos, de un modo superficial. Mi padre era agnóstico, es decir, librepensador, y nos llevábamos todos muy bien, eso jamás provocó una discordia.

Que más puedo decir de mi familia. Mi padre era profesor de Psicología, en el Colegio de Lenguas Vivas, y yo recuerdo exactamente lo que ganaba, él era abogado además, era Secretario Civil. Él tenía que dar dos clases de Psicología por semana en Lenguas Vivas y le pagaban 100 pesos al mes. Cien pesos al mes era dinero entonces, y ahora corresponde más bien a la literatura fantástica. Cien pesos no significan nada. En ese tiempo sí, todo era mucho más barato que ahora. Yo recuerdo que el dólar estaba a 2 pesos con cincuenta centavos. Creo que actualmente ha subido el precio, ¿no? Nuestra moneda es la mas baja del mundo, creo.

Por el lado de mi padre y mi madre, era una familia militar, mi abuelo el Coronel Francisco Borges se hizo matar, realmente, en la batalla de La Verde, que ocurrió cerca del pueblo de 25 de Mayo, provincia de Buenos Aires. Mis abuelos hicieron la campaña de la independencia, luego las guerras civiles, la guerra con el Brasil, todo eso.

Ahora, por el lado de mi abuela inglesa, no. Eran predicadores y profesores.

¿Qué estudios realizó usted?

Pocos. Yo estudié en el Collège de Ginebra, estudié y tengo mi bachillerato. Ahí había dos materias principales, que eran el francés y el latín. Yo comprendí que si estudiaba bien francés y latín podía prescindir de las otras materias, lo cual ha hecho que yo sea extraordinariamente ignorante, ya que estudié física, botánica, mineralogía, zoología, música, gimnasia, química y no sé absolutamente nada de ellas. Historia sí me gustaba. Pero historia en Suiza no es una materia obligatoria, es optativa. Si usted quiere puede estudiar historia Suiza, si no, no. Yo estaba interesadísimo en conocer la historia de Suiza ya que yo estaba ahí, entonces la estudié. Sí son obligatorias, la historia antigua, la moderna, etc, pero no la Suiza.

Ese es el único título que tengo, los demás son títulos Honoris Causa, que no son más que generosidades, soy Doctor Honoris Causa de Tucumán, de Nueva York, de universidades italianas, colombianas, mexicanas, luego de Harvard, de Oxford, de la Sorbona, pero creo que no puedo llamarme Doctor ya que estos doctorados Honoris Causa son un favor que le otorgan a uno y que por supuesto agradezco, ya que es un honor, aunque no sé si lo merezco.

Personalmente solo puedo decir que soy bachiller del Collège de Calvino en Ginebra.

¿A qué edad toma conciencia de su vocación literaria?

Yo no sé. No recuerdo una época sin leer ni escribir. Yo siempre estaba leyendo y escribiendo. Ahora mi padre me dijo que solo leyera lo que me interesaba, que no leyera un libro por el sentimiento del deber, porque era famoso. Que leyera solo cuando me interesara, y que solo escribiera cuanto tuviera una necesidad de hacerlo. Que escribiera mucho, que rompiera mucho y que no me apresurara a publicar, ya que publicar no es parte necesaria del destino de un escritor.

¿Cómo llega a publicar su primer libro?

Mi primer libro lo publiqué tardíamente, yo tenía 24 años. Se llamó Fervor de Buenos Aires, y se publicó aquí, en Buenos Aires. Mi padre me dio 300 pesos que me permitieron la impresión de 300 ejemplares. No se puso en venta, lo repartí entre mis amigos. A mí me gustaba mucho. Pero, en realidad, era el cuarto libro que escribía. Había escrito tres antes, que curiosamente, destruí. Tal vez debería haber destruido ese también.

¿Cómo surgen sus obras? ¿Se sienta a escribir sistemáticamente o lo hace cuanto siente la necesidad?

Eso es muy complejo. Yo siento que hay algo que quiere que yo lo escriba, y yo trato de disuadirlo. Pero si hay un tema que vuelve, un argumento de un cuento o un poema que vuelve, entonces lo escribo. Me parece un error buscar temas, hay que dejar que los temas lo busquen y lo encuentren a uno. Si no salen libros fabricados.

Creo que todo el mundo escribe así, aunque los periodistas, no, ellos buscan temas. Y, por ejemplo, un escritor que admiro mucho, Capdevila, escribió un libro sobre las catorce provincias argentinas, es muy raro que todas le interesaran, y menos que le interesaran favorablemente. Eso es ponerse a fabricar un libro. Yo por ejemplo he escrito un poema al agua, y no se me ocurrió escribirle al fuego, a la tierra y el aire. Sería una cosa mecánica. Escribí un poema al agua porque me interesaba. De modo que buscar temas es un error. Hay escritores que se proponen escribir sobre la vida de los campesinos de tal sitio, y así salen los libros.

¿Cuál de sus libros prefiere y por qué?

Bueno, la mayoría no me gusta. Me resigno a ellos. Aproveché las llamadas obras completas para omitir dos libros. Para mí, mi mejor libro es el que se titula El libro de arena. Es de fácil lectura, es un libro breve, no uso ninguna palabra que requiera el uso del diccionario. Es un libro de cuentos, y otro libro de cuentos que me gusta es El informe de Brodie. El libro de arena es el único del que estoy satisfecho. Tal vez el tiempo juzgue así también y borre los demás, que son realmente borrables borradores.

Pero hay mucha gente que admira toda su obra...

Sí, pero yo no me encuentro entre ellos. Eso es un error, y no sé si agradecerlo, porque no sé si hay que agradecer los errores.

¿Cómo se definiría a sí mismo?

Si yo tuviera que definirme diría un escritor, aunque tal vez sería mejor decir un lector, ya que yo creo ser mejor lector que escritor.

¿Cómo trascurre un día en la vida de Jorge Luis Borges?

Bueno por la mañana si tengo suerte, vienen a verme periodistas de Quilmes. Pero generalmente mis días no son tan favorables, luego duermo una siesta y escribo algo.

¿Qué es para usted la amistad?

Cuando Eduardo Mallea publicó el libro Historia de una pasión argentina, yo pensé: será sobre la amistad, ya que la amistad es la pasión argentina, quizá la única. Yo tengo esa impresión de que la amistad es muy importante para nosotros, lo cual está bien, no?

¿Cómo definiría Buenos Aires?

Yo tengo un poema, en mi último libro, que se llama La Cifra. Voy a citar el primer verso, que es una definición: "He nacido en otra ciudad que también se llamaba Buenos Aires", es decir, que ha cambiado tanto que es otra. Es que uno no llega impunemente a los 83 años. A los 83 años casi todos mis amigos están en La Recoleta. La ciudad ha cambiado enteramente. Yo nací en el centro de Buenos Aires, en la calle Tucumán entre Esmeralda y Suipacha. Toda la manzana, salvo el almacén que estaba en la esquina, era de casas bajas, con azoteas, con patios, con aljibes, había algunas casas altas que se hicieron después, en la calle 25 de Mayo o Reconquista.

¿Qué podría decirle a los jóvenes que se empiezan a interesar por lo problemas del país?

Yo no sé, hay tantos problemas. A lo mejor este país logra salvarse, aunque yo no veo cómo. La situación es mala, y no solo aquí sino en el mundo entero. Tal vez todos los momentos sean terribles y sintamos más este porque está más cerca. Yo no veo salvación posible, y tal vez vayamos hacia la tercera guerra que puede ser la última. Lo que está sucediendo, en el Líbano, lo que sucedió aquí, lo que está sucediendo en Irak o en Irán. Esperemos que no, porque sería un suicidio de la humanidad.

¿Cree que los jóvenes deben interesarse por la política?

Yo no sé. A mí no me interesó nunca la política. Me interesa más la ética. Creo que si cada uno actúa éticamente eso puede tener un efecto político muy grande.

¿Qué forma de gobierno prefiere?

Yo querría un mínimo de gobierno, pero lamentablemente todavía los gobiernos, aún los gobiernos malos, son necesarios. Como la policía, que es evidentemente necesaria. Si fuéramos éticamente perfectos no serían necesarios los gobiernos, que son un peligro, sin duda. Pero yo no puedo opinar en materia política, soy un anarquista conservador. Mi padre era anarquista. Una vez fuimos a Montevideo y mi padre me dijo que me fijara en las banderas, en las aduanas, en los uniformes, en las iglesias, en las comisarías, porque todo eso iba a desaparecer. Nosotros, cuando fuimos a Europa, en el año 14, viajamos sin pasaporte. No había pasaporte, usted pasaba de un país a otro como de una habitación a otra. Luego vino la Primera Guerra Mundial, la desconfianza, el espionaje, y ahora todo ha cambiado, no se puede dar un paso sin identificarse, es muy triste eso. Espero que en Quilmes[1] estén mejor las cosas que en Buenos Aires...

¿Cómo imagina el futuro de Argentina?

Yo quiero pensar que habré muerto, pero creo que vamos barranca abajo. Yo ya no tengo esperanza, ustedes son jóvenes, tal vez tengan esperanzas, yo ya no tengo ninguna.

Muchas declaraciones suyas generan polémica, y hay gente que cree que usted busca ese efecto...

¡Por supuesto que no! El que piense eso no me conoce nada.

Para terminar ¿querría dejarnos algún consejo o mensaje?

Yo no he sabido manejar mi vida, no puedo dirigir la vida de los demás. Mi vida ha sido una serie de equivocaciones. No puedo dar consejos, ando un poco a la deriva, cuando pienso en mi pasado me avergüenza. Yo no doy mensajes, los políticos dan mensajes


[1] Quilmes es un municipio de la Provincia de Buenos Aires, anexado a la Capital y a solo 20 km de ésta. Esto que dice Borges es un chiste.

Claudio Pérez Míguez coordinador del Centro de Arte Moderno de Madrid y Director del Centro Editores.




Pedro Aznar - Al Horizonte de un Suburbio
 (Poemas de Jorge Luis Borges) Caja de Música (2000)