martes, 30 de marzo de 2010

Eric Clapton/65th Birthday & World Tour


Eric Clapton celebrará su cumpleaños 65 con giras en EU y Europa


El guitarrista británico visitará su país natal el 18 de mayo hasta llegar a Estambul, Turquía, el 13 de junio. Eric Patrick Clapton nació el 30 de marzo de 1945 en Ripley, Surrey, Reino Unido.


Ciudad de México.- El guitarrista británico Eric Clapton, quien fuera miembro de bandas de rock como Yardbirds y Cream, cumplirá este martes 65 años de vida, entregado a la música con giras por Estados Unidos y Europa. Considerado el "Dios de la Guitarra", Clapton recién cerró su gira por 11 ciudades de Estados Unidos y ahora está concentrado para sus próximas presentaciones en Europa.

Visitará su país natal el 18 de mayo hasta llegar a Estambul, Turquía, el 13 de junio. Eric Patrick Clapton nació el 30 de marzo de 1945 en Ripley, Surrey, Reino Unido.

Fue un niño sosegado y con una clara aptitud para el arte, que creció hasta los nueve años con la creencia de que sus abuelos eran sus padres. Las primeras influencias musicales del llamado "Dios de la Guitarra" fueron el blues de Robert Johnson, Muddy Waters, Big Bill Broonzy, B.B.King y otros grandes músicos.

Eric Clapton se entusiasmó tanto por la música, que cuando cumplió 13 años su abuela le compró su primera guitarra y a los 15 pudo cumplir su sueño: tener una guitarra Kay eléctrica con un amplificador de 30 vatios, con la que comenzó a tocar en clubes folk por las noches. Se matriculó en el Kingston College of Art, donde eligió estudiar diseño de vidrio de colores; sin embargo, la mayor parte de su tiempo se la pasaba tocando la guitarra.

En 1963 fue expulsado del colegio por mal comportamiento e ingresó al grupo The Roosters, en el que duró siete meses, y durante un mes estuvo en el grupo Casey Jones & The Engineers.

Clapton comenzó a tener éxito cuando se unió a The Yardbirds, grupo que lo apodó "Slowhand", al mismo tiempo que le dio reputación como uno de los mejores guitarristas de Reino Unido. En 1965 se unió a la banda John Mayall´s Bluesbreakers, etapa en la que consolidó tanto su nombre como el de su banda. Fue durante este periodo en que aparecieron las pintas: "Clapton es Dios".

Un año después, en 1966, dejó el grupo de Mayall y se unió a Jack Bruce y Ginger Baker para formar la banda de rock, Cream, y después de tres años de grabaciones consecutivas y conciertos multitudinarios, sobre todo en Estados Unidos, se separaron, en 1968.

El guitarrista fue invitado a tocar en conciertos de John Lennon y juntos grabaron el sencillo "Cold turkey". A principios de 1970 hizo su primer álbum homónimo como solista, que incluyó temas clásicos de su repertorio como "Let it rain", "Blues power" y "After midnight".

Ese mismo año colaboró en la grabación del disco triple de larga duración de George Harrison, "All things must past", y formó un nuevo grupo con tres miembros de la banda de Delaney and Bonnie, Derek and the dominos.

Con este grupo y la ayuda del guitarrista Duane Allman, grabó el que se considera el mejor álbum de toda su carrera, "Layla and other assorted love songs", que compuso inspirado en la mujer de George Harrison, Patty Boyd, con quien se casó años después.

Tras el fracaso de Layla, la muerte de su padre Jack Clapp y la de su amigo Jimi Hendrix, Clapton comenzó su adicción a la heroína, dependencia que se agudizó durante dos años en los que desapareció de la escena musical y sólo asistió a conciertos de Harrison en Londres y Bangladesh.

Luego de una terapia basada en la acupuntura, Clapton dejó sus problemas con las drogas y su amigo Pete Townsend organizó su regreso a los escenarios en un multitudinario concierto en el Rainbow Theatre, de Londres, que dio vida a un excelente álbum en vivo.

En 1974 grabó el álbum "461 Ocean Boulevard", que fue número uno en las listas de popularidad estadunidenses y que incluía la versión del clásico de Bob Marley, "I shot the sheriff". Ese mismo año participó en la película "Tommy", de Ken Russel y Townshend.

Su verdadero éxito comercial como artista solista llegó en 1977 con el disco "Slowhand", que contenía los éxitos "Lay down Sally", "Wonderful tonight" y el clásico "Cocaine", el cual vendió más de tres millones de copias en Estados Unidos.

A finales de los 70, Clapton empezó a sentir los efectos de su adicción a la bebida, que culminó en 1981, cuando se desplomó durante una actuación en Madison, Wisconsin, por lo que fue hospitalizado y le diagnosticaron varias úlceras, tras lo cual ingresó en una clínica especializada para resolver su problema de alcoholismo.

En 1983 apareció una recopilación de sus grandes éxitos, consiguiendo ventas por más de siete millones de copias en Estados Unidos. Para 1990 editó su primer álbum recopilatorio titulado "Crossroads", con 73 canciones de todas sus épocas y grupos.

En 1990 su hijo Conor murió al caer por la ventana de un rascacielos en Nueva York, y en su recuerdo, compuso el inefable "Tears in heaven", que le valió el éxito absoluto en la edición de los premios Grammy.

Con "Unplugged" (1992) regresó al blues clásico por la puerta grande, valiéndole la distinción de seis premios Grammy. Fue el colofón a una carrera que aún continúa con éxitos como "Bright lights in blues city", "From the craddle" y "Pilgrim".

En 2004 lanzó un álbum homenaje al mejor bluesman de la historia: Robert Johnson. "Me and Mr. Johnson", que incluye 14 versiones de los 29 temas que grabó el maestro del blues de Mississippi durante su breve carrera en los años 30.

El músico ha tocado con innumerables artistas, entre ellos Otis Spann, Buddy Guy, George Harrison, Aretha Franklin, Leon Russel, Dr. John, Bob Dylan, Ringo Starr, Pete Townshend, Roger Daltrey, The Band, Marc Benno, Gary Brooker, John Martyn y Ron Wood.

Además de Albert Lee, Ry Cooder, Stevie Winwood, Jimmy Page, Bill Wyman, Charlie Watts, Phil Collins, Tina Turner y muchos otros. El llamado "Dios de la Guitarra" ha ganado varios galardones como el Billboard Music Award como Mejor Álbum de Rock, en 1990, y el Grammy como Artista en Solitario, en 1991.

En 1993 recibió seis Grammys por "Unplugged", otro Grammy más por "Riding with the king", en 2001. En 2006, el guitarrista invitó a Dereck Trucks and Doyle Bramhall II, con quien ya había trabajado anteriormente, para que acompañaran a su banda durante su gira 2006 y 2007.

El 20 de mayo de 2006 hizo una actuación con Roger Taylor (Queen) y Roger Waters (Pink Floyd) en el Castillo Highclere. Para agosto de ese año, apareció como invitado especial en el concierto de Bob Dylan celebrado en Columbus Ohio, en donde tocó la guitarra durante la actuación de Jimmie Vaughan, quien abrió el evento.

Tres meses después, publicó el álbum “The Road to Escondido” en colaboración con el músico J. J. Cale, que contó con la participación de Derek Trucks y Billy Preston.

El material logró Disco de Oro y recibió buenas críticas. Convencido de la química que hay con Derek Trucks, invitó a su banda para abrir su evento en el festival Crossroads Guitar en 2007, que también contó con la participación de Robbie Robertson, guitarrista que ha trabajado con Neil Diamon, U2 y Peter Gabriel. Para enero de 2008, Clapton anunció que su noche de sábado en el Hard Rock Calling 2008 estaría apoyada por los cantantes Sheryl Crow y John Mayer.

Días después, participó junto a su amigo Steve Winwood en el Madison Square Garden de la ciudad de Nueva York.

Esta sería la oportunidad de ambos para colaborar en un disco y el resultado fue el tema "Dirty City", sencillo de Winwood del album “Nine lives”, publicado ese mismo año. Posteriormente, Clapton continuó con una serie de conciertos, con los que recorrió Estados Unidos, Canadá y parte de Europa, gira que extendió hasta 2009.

Ese mismo año salió a la venta un set de dos CD y dos DVD de tres conciertos con Steve Winwood en el Madison Square Garden.

Por ahora, el guitarrista inició, desde finales de febrero hasta marzo, una serie de conciertos por Estados Unidos y anunció que realizará su tercera gira por Europa junto a Steve Winwood durante mayo y junio.

http://www.milenio.com/node/411659
Eric Clapton- Cocaine - Live in Japan (2009)

lunes, 29 de marzo de 2010

Carlos Regazzoni / De las Vías con Furor

El Dantesco Mundo de Regazzoni

"El valor del artista es armar un universo que gire dentro del universo”

Por Maria Hegouaburu
Entro al taller y lo veo al gigante de Rabelais, de espaldas. Me recibe con un abrazo y me da de comer zapallo recién cosechado de la huerta, con unas gotas de aceite de oliva. "Hola nena. Ahora estoy con el proyecto Sol negro, que se basa en la planificación de obras escultóricas, a desarrollarse en la región patagónica.
Ya tengo trabajos hechos en Pico truncado, Comodoro Rivadavia, Neuquén, y en pocos días más, en Bariloche y Usuhaia. Hace poco terminé el proyecto del Don Quijote de la Mancha en Azul, declarada segunda ciudad cervantina de América Latina, después de una ciudad mexicana, que ahora no me acuerdo el nombre." (Suena el teléfono. Es el cadete que le pregunta si tiene que llevarle las tarjetas del banco. Yo pruebo el puré de zapallo. Carlos se exaspera y lo putea graciosamente. Corta.) "Si, Azul es la ciudad que tiene mayor cantidad de colección de libros de diferentes ediciones sobre El Quijote. Como ocurre siempre, un bibliógrafo coleccionista murió, y luego un familiar fue a Castilla la Mancha, pidió a la Unesco, vino una comisión, revisó los documentos, y así lo aprobaron."

Enciende el cuarto cigarrillo, y me cuenta que hace 5 meses, armó el taller arriba del cementerio indio, un corralón antiguo municipal, y que también fundó la escuela "Arte e industria" con los chicos de Azul, que andaban en la vagancia, tomando drogas y alcohol. Con ellos, está trabajando en el segundo proyecto: la escultura de un malón, con 10 caballos y la indiada, y con cautivas atravesando el río que está en la ciudad. Va a pesar 50 toneladas y medirá unos 15 metros. Se escuchan los alaridos de los gallos de la granja. También hay unos gallos embalsamados y pintados, colgados de un gancho, al lado mío, cerca de la mesa. Parece una escena de Gato negro, gato blanco.

"Hace un rato me llamaron para que haga un monumento a los caídos en Malvinas, en la plaza Puerto Argentino que está al lado del Río, frente a Aeroparque. (Me muestra el boceto de la obra. Yo le estaba por decir qué lindo dibujito que te hizo tu hijo) "Son 5 soldados elevando las manos, agarrando la bandera argentina. De 7 por 7 metros, 6 de altura, y va a pesar 7 toneladas. Usaré lo que me mande el ejército: tanques viejos, orugas, que son tan lindas, y hierros, de gran carácter."

Me muestra un balde donde está preparando queso. Hay 100 litros de leche, para hacer 10 kilos de queso. No podría vivir sin queso le digo. Y me da de probar un poco del que ya está listo. Exquisito. Me cuenta que ahora es Esteban quien se encarga de atender el bar, todos los días a la noche. Carlos sigue en la cocina y, de vez en cuando, prepara unos suculentos y pantagruélicos guisos picantes.

"Hace un año tuve problemas con el intendente de París, Bertrand Delanoë , y tuve que sacar todas mis obras del taller que tenía en la estación abandonada del barrio 18, muy cerca de la torre Eiffel. Y las mudé al Castillo que me prestó un admirador de mis cuadros.El castillo, que tiene 157 habitaciones, 30 livings y un lago de 9 hectáreas, está en Fontaine Française, a 20 kilómetros de Dijon. Cerca de Alemania y Suiza, muy interesante porque me permite entrar en ese mercado. En el castillo hay expuestas 50 esculturas. Pero sólo se puede usar el baño y la cocina, imaginate que tiene 300 años y es patrimonio Nacional."

Me cuenta que los grandes artistas, no fueron intelectuales. Crecieron como artistas desde la pobreza. Policastro, al igual que Quinquela Martín, fueron hijos de carboneros. La falta de elementos, la humildad de la pobreza y la necesidad, empujan al acto creador.
"Hice un cuadro que, según dicen, es el mejor que pinté, y lo acabo de vender: se llama Puchero de gallo. Un día, hace como 15 años, estábamos con mi asistente Tarugo muriéndonos de hambre, y sin nada para comer. Dije, qué lindo sería tener un gallo, y papas, rabo, puerro, entonces grité, pará, pará, vamos a pintarlo. Pinté una cacerola, el gallo adentro. Además, mientras tanto, yo le hacía leer una poesía de Horacio Pilar sobre el gallo, de 3 páginas. Dibujé el puchero, la mesa, una chica que traía los puerros y las zanahorias. Una escena dantesca partiendo de la necesidad de comer un puchero."
Me explicó que la abstracción es una contra para el arte. El arte es una manifestación casi convencional, porque si no, el ser humano no la comprende. Y si eso sucede, difícilmente se pueda emocionar. Algo de convencional tiene que tener el arte para que el hombre no se sienta tan sólo.

Le pregunto en qué corriente se inspira: "A mi no me gusta el surrealismo ni el impresionismo, me gusta un culo, un bife de chorizo con papas fritas, eso es inspirador. En el arte tengo una visión muy dura para mis contemporáneos. Yo soy un protagonista, sólo puedo criticar históricamente, pero no ahora. Picasso abrió 13 puertas en el arte, todas maravillosas, pero no las explotó porque tenía una personalidad subliminal. Es un genio hijo de puta."
Se enoja cuando le digo que el arte es mágico: "el arte no es mágico. Es belleza pura. El alma del artista está al servicio de la razón. De lo contrario, no podrías ni hacer ni entender el arte. El cuadro o la escultura es una parte del destino del artista, que tiene que ver con su talento, con su ingenio para resolver las cosas, y para darle sentido y forma. Es un trabajo arquitectónico y es dramático, porque expresa cosas que el artista no sabe."Le doy un gran abrazo, me regala un limón del limonero, saludo a los dos burros que pastan en la entrada, y salgo a la avenida Del Libertador y la 9 de julio, en busca de un taxi.


Datos personales de Carlos Regazzoni:

Carlos Regazzoni nació en 1943 en Comodoro Rivadavia.

Actualmente vive y trabaja en “El gato viejo”, cinco galpones históricos en la estación Retiro (Buenos Aires), donados hace veinte años por la empresa Nueva Central Argentina. Allí se desenvuelve el mundo del artista:esculturas, pinturas, fotos, un museo, una galería de arte, un teatro ferroviario, sus animales de granja y un bar.

Más de 5 mil obras se cotizan hoy internacionalmente. Su segundo país es Francia. Viajó por primera vez en 1992 de la mano del Director francés Franck Joseph, quien presentó un video documental de su obra en Argentina y obtuvo el primer premio en el 4° Festival Internacional del Film Ferroviario de Vendome.

A partir de ese momento, Regazzoni sostuvo una relación cultural paralela con su país natal y Francia, donde le abrieron las puertas para exponer sus obras, brindándole un lugar de trabajo similar al de Argentina.

http://weblogs.clarin.com/eltoquemactas/archives/2007/07/el-dantesco-mundo-de-regazzoni.html

Morfando con Regazzoni- (Parental Advisory: Explicit Content)

domingo, 28 de marzo de 2010

Ornette Coleman / Lo que sé


Lo que sé

Por Ornette Coleman

Soy de Fort Worth, Texas. Es un lugar donde hay muchos de lo que se conoce como “cowboys”.
No me interesaba que me pagaran. Quería que me escucharan. Por eso vivo en quiebra.

Lo único que mi madre decía de mi música cuando yo le decía: “Mamá, escuchá esto”, era: “Junior, yo ya sé quién sos”.

Había muchos músicos en mi pueblo. Sobre todo uno: Thomas Connors, al que le decían Red. Red Connors era como Sonny Rollins antes de Sonny Rollins. Me gustaba ir a su casa. Era un hombre de iglesia. Y su casa era mi iglesia.

Sabía que no tenía que preocuparme por las notas, los acordes y las melodías si tenía ese sentimiento que llenaba de lágrimas y risas el corazón de la gente.

The Jim Hotel. En mi pueblo, el rico, el ciego, la prostituta, todos se encontraban ahí después de medianoche. A veces se ponía violento, es cierto. Pero era un lugar en el que se conseguía una habitación y una encamada al mismo tiempo. Uno llegaba, y antes de darse cuenta estaba rumbo a una habitación. ¿Se entiende? Todos los músicos de los hoteles de lujo terminaban de trabajar e iban a zapar al Jim.

¿Cómo puede ser que algo que te importa no se deje amar?

Pruebo con cualquier instrumento. Si hacés algo que nunca hiciste, es más fácil sentirse relajado. Cuando hacés algo que ya hiciste antes, y no lo podés hacer mejor, empieza la preocupación.

La mayoría piensa que el entretenimiento es salir con su chica y llevarla a comer, lo que no está nada mal. Pero mi idea del entretenimiento es ligeramente distinta.

A las personas les gusta hacer sentir a otros celosos.

La experiencia humana es una simple lucha para obtener cosas que parecen valiosas.

¿Cómo se puede convertir la emoción en conocimiento? Eso es lo que trato de hacer con mi trompeta.

No rechazo las categorías: no sé lo que son.

Uno toma el alfabeto occidental. De la A a la Z. Un símbolo adherido a un sonido. En música tenemos las notas y el tono. En la vida tenemos la idea y la emoción. Pensamos en ellos como conceptos diferentes. Para mí, no hay diferencia.

Es más fácil copiar a otro que encontrar el modo de no sonar como otro.

El violín, el saxo, la trompeta: cada uno produce un sonido distinto, pero las mismas notas. Es denso pensar eso. Imaginen cuántas razas componen la raza humana. Yo soy de color, vos sos blanco y él es otra cosa más. Pero los dos tenemos un culo y una boca. Disculpen.

No trato de complacer cuando toco. Trato de curar.

Cuando estaba empezando e iba a ver a alguien tocar, siempre me decían lo mismo: “No mires mis manos, no mires mis dedos”. Y yo me preguntaba: “¿Por qué?”.

Nunca pensé en ser famoso o hacerme rico. Sólo pensaba en conseguirme una chica linda y tocar todas las noches, y así ser feliz. Y funcionó por un tiempo. Pero la madre de la chica linda no confiaba en un tipo con una trompeta.

En inglés, perro (dog), leído al revés, se lee Dios (God). Eso es raro, ¿no?

Se habla de Dios en la iglesia. ¿Hay un Dios afuera de la iglesia? Espero que sí. Pero, ¿cómo puedo saberlo? ¿Cómo puede alguien saberlo?

¿La diferencia entre el sexo y el amor? Bueno, uno no siempre está seguro de estar enamorado. Pero cuando estás teniendo sexo, no hay forma de equivocarse.

Así respondió Ornette Coleman, el inspirado y controvertido revolucionario del free jazz, a la sección “Lo que sé” de la revista norteamericana Esquire. Este mes, Coleman cumplió 80 años y sigue tocando. Sound Grammar, su último álbum hasta la fecha, fue el primer disco de jazz en recibir un Pulitzer musical.

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-6027-2010-03-28.html

domingo, 21 de marzo de 2010

Son House / The Delta Blues Giant

Eddie James House Jr.
(21 de Marzo de 1902- 19 de Octubre de 1988)

Son House

Por Santiago Páez Buendía

Eddie James "Son House" Jr. nació en Riverton, Mississippi, el 21 de marzo de 1902. En sus primeros años era muy religioso. De niño asistía regularmente a una iglesia cercana a su casa donde cantaba en el coro. Fue predicador hasta los treinta años, pero su afición por el whisky y el blues tocado con una guitarra slide hicieron que abandonara su anterior oficio y se convirtiera en bluesman.

Su padre tocaba la trompa en una banda local, lo cual podría haber sido una influencia para el joven House de haberlo visto actuar, lo cual no se sabe con certeza, ya que sus padres se separaron cuando contaba con muy pocos años, quedándose con su madre, con la que se fue a vivir más al sur, a Tallulah, Louisiana.

"Son" trabajó desde muy niño con sus manos, recogiendo musgo para fabricar colchones de los árboles cerca de Algier, Lousiana. Al morir su madre empezó a recorrer el delta, desde Memphis hasta Arkansas para terminar en Louisiana. Trabajó esporádicamente en numerosas plantaciones, arando, recogiendo y cortando algodón. De hecho, cogió su afición por los sombreros estilo cowboy durante una temporada de trabajo en un rancho ganadero de Lousiana.

Durante la gran migración de los negros sureños del campo a las ciudades a comienzos de los años 20, "Son", animado por las historias del próspero norte, se trasladó a St. Louis, Missouri. Encontró trabajo en una factoría de acero en East St. Louis, Illinois. Ganaba un dólar a la hora, que ya era más que lo que pagaban por las labores agrarias en Mississippi. No tardó mucho en regresar al Delta nuevamente, pues era un espíritu vagabundo.

En una ocasión en Matson, Mississippi, pudo contemplar una actuación improvisada de los guitarristas Willie Wilson y Ruben Lacy, que se consideran sus primeras influencias y mentores, sobre todo Lacy puesto que de Willie Wilson apenas se conoce casi nada.

En 1928 fue encarcelado en la "granja" Parchman del estado de Mississippi por asesinato, al haber disparado a un hombre durante una fiesta en la que estaba ebrio. Un par de años después un juez volvió a analizar su caso y lo dejó en libertad. Entonces se traslada a Lula a ver a unos parientes, lugar donde conoció y trabó amistad con Charley Patton.

Sin ser un gran guitarrista, House poseía la sonora voz de un cantante de gospel. "Preachin´ the blues" es una de sus canciones más famosas y, casi con toda seguridad, autobiográfica. En 1930 coincidió con Willie Brown en una sesión de grabación a la que Charley Patton les invitó. En el transcurso de esta sesión Brown y House se hicieron amigos rápidamente, trabajaron juntos afincados en la ciudad de Robinsonville y se convirtieron en los reyes del blues del norte del Delta durante los siguientes treinta años.

Cuando Willie Brown murió, House aceptó un trabajo en el ferrocarril de Rochester y se alejó de la corriente principal de actividad del blues, hasta que en 1964 fue redescubierto por unos investigadores que le convencieron para que reemprendiera su carrera. Ese mismo año tocó en el Festival de Newport. Al Wilson, del grupo Canned Heat, fue uno de los que motorizaron el retorno al blues. Durante varios años "Son House" sorprendió a todos con la fuerza de su auténtico blues del Delta. Llegó a tocar en el Carnegie Hall y firmó un contrato con la CBS. Su álbum "Father of the Folk Blues" alcanzó un considerable éxito. En los años siguientes se presentó en un gran número de festivales, tanto en los EEUU como en Europa.

El 19 de octubre de 1988, en la ciudad de Detroit, Eddie James "Son House" Jr. falleció, no sin antes haber influenciado decisivamente a una nueva generación de bluesmen, entre los que destacaba un joven llamado Robert Johnson.
Son House "Death Letter Blues"

viernes, 19 de marzo de 2010

Alex Chilton/ Box Tops - Big Star



Muere Alex Chilton, pionero del 'Power Pop'

El líder de la banda Big Star y ex integrante de Box Tops, de 59 años, sufría de problemas cardíacos

FERNANDO NAVARRO - Madrid - 18/03/2010

La muerte de Alex Chilton significa el adiós a uno de los grandes músicos de culto de las últimas cuatro décadas en la escena del rock. Chilton, que ha fallecido a los 59 años a causa de un problema cardíaco según informó la CNN, representaba al artista independiente y calavera, tan capaz de lo mejor como de cosas más intranscendentales, pero la memoria colectiva del mundo del rock le recordará siempre por su dosis perfecta de power-pop, tanto en solitario como en The Box Tops y, sobre todo, en los grandiosos Big Star. Sin alcanzar apenas repercusión mediática en los medios generalistas, Chilton tenía una más que considerable acogida entre los músicos y la prensa especializada.

Nacido en Memphis en 1950, pronto tuvo inquietudes musicales pero no se le puede considerar un músico original de la ciudad del country de Sun Records. Sus influencias llegaron del entorno del soul sureño y de más lejos: en plena adolescencia se entusiasmó por los sonidos de la Invasión Británica, encabezada por los Beatles, los Rolling Stones, los Zombies o los Who. De ahí nace su pletórica visión musical.

Con una banda de instituto llamada The DeVilles, da sus primeros y tímidos pasos musicales pero gracias a un manager hábil y a sus buenas maneras deciden tomárselo más en serio y forman The Box Tops. Tuvieron un importante éxito con el tema The Letter. Pop adolescente pero con un buen espíritu de soul. Lo que en Estados Unidos y Reino Unido se conoció como Blue Eyed Soul, una etiqueta que englobaba a artistas blancos influenciados por el R&B, al estilo del primer Van Morrison, y en la que entraban Joe Cocker o Eric Burdon, entre otros.

Sin embargo, el salto de calidad llegó con Big Star, una banda esplendorosa, una estrella musical tan radiante como fugaz. Formada en 1971, Big Star fue por encima de todo la conjunción de Chilton y Chris Bell, que apenas duró un par de años. Ambos dieron forma a un estilo melódico de grandes vuelos que sembraba las semillas del power-pop. Guitarrazos directos, voces sugerentes y magnífica capacidad para absorber al oyente entre reminiscencias psicodélicas. En un tiempo en el que se extendía las atmósferas progresivas de Yes, las composiciones conceptuales de Pink Floyd o la rudeza de Led Zeppelin, los acordes efusivos de Big Star insuflaban un rayo de esperanza al siempre delicado y excitante mundo de la orfebrería pop.

El problema fue que Bell dejó la formación por continuas disputas con Chilton, que tenía, según varios conocidos, una personalidad muy complicada. Bell murió repentinamente en 1978 pero Big Star seguirían adelante con Chilton al frente y más de una reunificación, la última prevista para este año en el prestigioso festival de South By Southwest.

Pese a todo, #1 Record o Radio City, publicados a principios de los 70, son dos álbumes que, de alguna manera, se sellaron en los corazones de muchos amantes del pop melódico. Las imperecederas píldoras de Big Star serían utilizadas por varias generaciones como verdaderos elementos de estímulo creativo. Sin ellas, tal vez, no se entenderían los trabajos de REM, Teenage Fanclub, The Posies, Replacements, Long Ryders o Weezer.

El espíritu errante y complicado de Chilton fue símbolo de una carrera en solitario de bastantes tumbos. Se dejó ver en la escena del punk de Nueva York o dedicó algunas de sus energías a nuevas labores en los mandos de la producción, como cuando trabajó con The Cramps. Varios de sus últimos trabajos estaban repletos de versiones que dieron perspectiva de su altibajo compositivo aunque auténtico sentido ecléctico. En España, no fueron pocas las bandas que le tenían como una referencia, entre ellas, Surfin' Bichos. Porque Alex Chilton era un músico de culto, mitad maldito, mitad pura bendición, como los mejores temas de Big Star.

http://www.elpais.com/articulo/cultura/Muere/Alex/Chilton/pionero/power/pop/norteamericano/elpepucul/20100318elpepucul_2/Tes

miércoles, 17 de marzo de 2010

Martha Argerich / En Roma - Italia

Martes, 16 de marzo de 2010

El piano de los argentinos

Martha Argerich presentó en Roma este fin de semana obras de Astor Piazzolla, Carlos Gardel, Alberto Ginastera y otros compositores argentinos. La prestigiosa pianista ofreció dos conciertos en el Auditorium-Parque de la Música. En ambas oportunidades abandonó a sus autores favoritos –Beethoven, Ravel, Chopin y Liszt– para dedicarse a sus compatriotas. Dueña de un público fiel en Europa, Argerich sorprendió y sedujo a la platea con una serie de páginas inéditas para Italia: música de Carlos Félix López Buchardo, Angel Lasala y Carlos Guastavino se sumaron a los ya mencionados. La acompañaron en las interpretaciones amigos y compatriotas residentes desde hace tiempo en Europa, como los compositores y pianistas Luis Bacalov y Eduardo Hubert, el violinista Rafael Gintoli, el bandoneonista Néstor Marconi y el director de coro y orquesta José María Sciutto. También otras figuras convocadas para la ocasión, como el pianista Alberto Portugheis, el charanguista Rolando Goldman y la cantante Susana Moncayo. En uno de los conciertos se incorporó a último momento la Misa criolla de Ariel Ramírez, que no estaba dentro del programa.

martes, 16 de marzo de 2010

Miles Davis / Grabaciones & Libros


Un Miles Davis para cada ocasión

Por primera vez, se encuentra al alcance del público local una parte sustantiva del catálogo del genial trompetista estadounidense. La oferta se completa con las cajas de la integral de sus grabaciones para el sello Columbia y la reedición de la casa Prestige, así como con varios libros importantes, ya distribuidos en las librerías.

Por: Jorge Fondebrider

Si se exceptúan algunos discos ocasionales realizados en sellos menores, Miles Davis (1924-1991) grabó para Prestige, Blue Note, Columbia y Warner Bros. Con mayor o menor fidelidad a los registros originales, una y otra vez, en la Argentina se han editado títulos sueltos de esa notable serie de grabaciones. Sin embargo, desde hace al menos tres años, la filial argentina de Sony –dueña del sello Columbia– viene editando localmente la parte más significativa del catálogo del trompetista, en muy cuidadas ediciones que, a precios razonables, reproducen todas las novedades que ofrece el mercado estadounidense.

Se trata, entonces, no sólo de las ediciones originales, sino, en muchas ocasiones, de las reediciones con abundantes tomas alternativas o en su momento descartadas y, en algunos casos, de verdaderas novedades, como, por ejemplo, en el caso de Round about midnight, primer disco de Davis en la compañía, que en la nueva edición incluye nada menos que cuatro bonus tracks y un segundo disco en vivo, con el mismo elenco, grabado en Festival de Jazz de Newport de 1955, a semanas de grabado el álbum clásico. No es todo: en octubre de 2008, adelantándose unos meses a los cincuenta años de la edición original de Kind of blue, previsora ante el vencimiento de sus derechos –que en la industria discográfica internacional se extienden por apenas 50 años desde el momento del lanzamiento de un disco y en la industria discográfica argentina, por 70 años–, Sony editó una edición aniversario, con diversos materiales complementarios para delicia de los fanáticos de paladar negro. Fue una manera de celebrar la grabación y lanzamiento de uno de los más importantes álbumes de jazz de todos los tiempos, que en el lapso que media entre su edición y la actualidad vendió más de 10 millones de copias en todo el mundo. Y aunque la cifra parezca relativamente baja si se la compara con las ventas de la música pop, es el álbum de jazz que más público tuvo en la historia. Más aún, según Ashley Kahn, autor de Miles Davis y Kind of blue. La creación de una obra maestra (Barcelona, Alba, tercera edición de 2006), un extraordinario estudio musicológico disponible en muchas librerías argentinas, "en la iglesia del jazz, Kind of blue es como una reliquia sagrada. Los críticos lo adoran como hito estilístico, como uno de los raros momentos musicales en la larga tradición del jazz, comparable a los Hot fives de Louis Armstrong o a los quintetos de bebop de Charlie Parker. Los músicos reconocen su influencia y se han grabado centenares de versiones de temas del álbum. El productor, compositor y confidente de Davis, Quincy Jones, llega a afirmar que en un caso hipotético en el que desapareciera de la capa de la tierra todo rastro de la música de jazz bastaría con tener Kind of blue para poder explicar el género".




Una discografía comentada

A pesar de que las palabras de Quincy Jones (que produjo desde a Peggy Lee hasta Tony Bennett y Michael Jackson) tal vez sirvan para explicar por qué Miles Davis sigue suscitando tanta atención, parecerían reducir su influencia a un único disco. En realidad, no es así. Davis, prácticamente desde el principio, marcó tendencia, adelantándose a sus contemporáneos. Generalmente, fue uno de los primeros en advertir por dónde venía la cosa y cuál era la música que iba a definir cada época en cuestión. Ocurrió cuando, alrededor de 1948, en pleno apogeo del estilo bebop, luego de abandonar a Charlie Parker, formó un noneto que, con arreglos de Gil Evans, Gerry Mulligan y John Lewis, creó un nuevo estilo basado en la contención, denominado cool jazz, cuyo principal testimonio es The birth of the cool (1950). Pero antes de que el estilo terminara de asentarse y se trasladara de Nueva York a la Costa Oeste, constituyéndose en un patrimonio de los músicos blancos, Davis ya se había desplazado a una vertiente del bebop menos abstracta y más cercana al gospel y al blues, a la que la crítica llamó hard bop.

Así, grabó para Blue Note y para Prestige una serie de álbumes en los que probó distintas formaciones hasta dar con su primer gran quinteto (John Coltrane, Red Garland, Paul Chambers y Philly Joe Jones). Con esa formación, pasa al sello Columbia y, con producción de George Avakian, primero, y Teo Macero, después, comienza una historia jalonada por grandes obras: Miles Ahead (con arreglos y dirección orquestal de Gil Evans; 1957), Milestones (con el grupo convertido en sexteto, a partir de la inclusión del saxofonista Cannonball Adderley; 1958), Porgy and Bess (nuevamente con orquesta dirigida y arreglada por Gil Evans; 1958), la reciente recopilación Miles and Coltrane (donde aparece el pianista Bill Evans; 1955-1958) Jazz at the Plaza, Vol. 1 (1958) y, por fin, Kind of blue (1959), donde el jazz modal –vale decir, el estilo en el cual el intérprete en vez de improvisar sobre acordes o armonías lo hace sobre escalas– se impone sobre formas anteriores.

Pero Davis tampoco se queda allí. A la publicación de Sketches of Spain (1960, considerado su álbum más accesible), sigue una serie de álbumes hasta que, a partir de Seven steps to Heaven (1963) comienza a formarse el segundo gran quinteto, con Wayne Shorter en saxo tenor, Herbie Hancock en piano, Ron Carter en contrabajo y Tony Williams en batería. Con ellos grabará My funny Valentine (1964), Miles in Berlin (1964), E.S.P (1965), Miles smiles (1966), Sorcerer (1967), Nefertiti (1967), y Miles in the sky (donde se suma el guitarrista George Benson; 1968).

Para entonces, Davis había tomado debida cuenta de la existencia del free jazz (que rechaza, aunque varios de los jóvenes miembros de su grupo se muestran interesados) y del rock (aunque, tal vez, convendría circunscribirnos a las diferentes variedades de la música popular negra que lindan con el rock and roll). Desde Filles de Kilimanjaro (1968) hasta Agharta (1975) y Pangaea (1975), pasando por In a silent way (1969), Bitches brew (1969), Big fun (1969-1972), Jack Johnson (1970), Live at the Filmore East (1970), Live-Evil (1970), Black beauty (1970), At Filmore (1970), On the corner (1972) y Dark magus (1974), entre varios otros álbumes, Miles Davis inventa el jazz rock e incluye en sus grupos a todos los grandes músicos de la próxima generación que, pocos años después, se multiplicarán en grupos como Weather Report (su disco más exitoso fue Heavy Weather), Return To Forever (liderada por Chick Corea en su primera formación), Tony Williams' Lifetime, Mahavishnu Orchestra (donde participó el guitarrista John McLaughlin) y The Headhunters (con Herbie Hancock a la cabeza), entre otros. Sin embargo, a ese período de tanta creatividad sigue una época oscura.

Los años finales

Según Ian Carr, trompetista británico, líder del grupo de jazz rock Nucleus y autor de Miles Davis. La biografía definitiva (Barcelona, Global Rhythm, 2005), un voluminoso estudio disponible en muchas librerías argentinas, "con el transcurso de los años, se había generado un patrón en la forma en que la vitalidad creativa de Miles se curvaba hacia arriba y hacia abajo, acompañada de fluctuaciones similares en su salud en general. A principios de los cincuenta hubo cuatro años en los que sufrió una severa adicción a las drogas. Después de librarse del hábito y de volver a estar en forma, se produjo un extraordinario lapso de creatividad entre los años 1954 y 1961. Miles volvió a enfermarse de gravedad y a quedar fuera de juego durante casi todo 1965. Más tarde se inició lentamente otra etapa caracterizada por una creatividad excepcional, durante la cual formó su segundo gran quinteto, que se mantuvo hasta 1968. Luego se produjo otro cambio todavía más radical con el advenimiento de la electrónica y sus nuevos conceptos de instrumentación y de procedimientos que tuvieron como resultado su fusión jazz rock. En aquel último período (1968-1975) hubo muchos cambios de personal en los diversos grupos de Miles y fue una época de turbulencia y estrés en su vida privada. En 1975 también enfermó de gravedad y se vio obligado a alejarse de la escena. Cumplió cincuenta años en 1976, una edad bastante avanzada para un músico de jazz (la expectativa de vida promedio de esa época era de cuarenta y dos), pero joven para la mayoría de las otras artes. La renovada actividad creativa que se había caracterizado en las dos décadas previas, sin embargo, no se produjo en los setenta. El ya había explorado tantos territorios nuevos que cada vez se volvía más difícil encontrar sonidos y procedimientos novedosos".

Así, en Miles, la autobiografía del trompetista escrita con la ayuda de Quince Troupe (Barcelona, Ediciones B, 1995), puede leerse: "Entre 1975 y comienzos de 1980 no agarré la trompeta: durante más de cuatro años no la agarré ni una sola vez. Me acercaba a ella, la miraba, pensaba en tocarla, o en intentarlo por lo menos. Sin embargo, no llegué a hacerlo nunca. Al cabo de un momento se me olvidaba porque me había embrollado en otras cosas, en cosas que en su mayoría no eran buenas para mí".

Con todo, a fines de 1980, un Davis desconcertante y atiborrado de cocaína, aparece con The man with the horn, al que lo suceden We want Miles (1981), Star people (1983), Decoy (1983), You're under arrest (1985) y Aura (1985).

Para entonces, Miles, quien en vísperas del jazz rock adoraba al guitarrista Jimi Hendrix y a la banda funk Sly & The Family Stone, ahora está embelesado con Prince, a quien considera "el nuevo Duke Ellington". Por lo tanto, no es de extrañar que, roto su contrato con Columbia, editase una serie de discos para Warner Bros., en los cuales el rap y el hip hop son una presencia ominosa. Tutu (1986), Amandla (1989), Doo Bop (1991) y Miles & Quincy live at Montreaux (1991) son algunos de ellos.
Podrá advertirse entonces que, hasta su muerte, el trompetista no cesó de cambiar. Acaso para comprobarlo bastaría con oír las músicas incidentales que compuso para los filmes Ascenseur pour l'echafaud (Louis Malle, 1958), Siesta (Mary Lambert, 1987) y Dingo (Rolf de Heer, 1990). Probablemente haya un Miles Davis a la medida de nuestras necesidades y, ahora, la abundancia en el mercado local de grabaciones y libros dedicados a él nos permiten descubrir cuál nos corresponde.

http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2010/03/17/_-02160758.htm

domingo, 14 de marzo de 2010

Pannonica de Koenigswarter Rothschild / Guardiana y Musa del Jazz


Fotos de Idolos

La baronesa Pannonica de Koenigswarter fue de esas personas que parecen haber vivido varias vidas en una: aristócrata inglesa bautizada con el nombre de una mariposa descubierta por su padre, uno de los Rothschild, fue espía, soldado y miembro de las fuerzas de la Francia Libre durante la Segunda Guerra, se mudó a Nueva York, donde descubrió el Parnaso del jazz que los blancos trataban como perros. Se unió al sindicato para defenderlos, fue musa de monstruos como Sony Clark, Kenny Drew, Tommy Flanagan y Horace Silver, le compusieron y dedicaron alrededor de 20 temas y se ocupó personalmente de cuidar a Coleman Hawkins, Bud Powell, Charlie Parker y Thelonius Monk. Además, durante los 35 años que fue la gran dama del jazz, los fotografió a todos con su cámara Polaroid y les preguntó cuáles eran sus tres deseos. Ahora, ese material imperdible finalmente sale a la luz.

Por Eduardo Febbro
Desde París / Domingo, 18 de marzo de 2007

Ninguna descripción podría tornarla más visible y completa que los poco más de 8 minutos que dura el tema musical que Thelonius Monk compuso para ella. Pannonica. Atípica, excéntrica, caprichosa, genial, rebelde, aristócrata británica refugiada en el submundo del Nueva York manchado por la violencia de la discriminación racial contra los negros, fugitiva de un orden que la aburría o simplemente aventurera, protagonista de varias vidas intensas circulando adentro de una sola: pintora, resistente contra el nazismo, espía, soldado, conductora de camiones militares, piloto de avión, madre de cinco hijos, musa del jazz, fotógrafa, mecenas de lo irrepetible. Los calificativos y las aproximaciones para definir a la baronesa Pannonica de Koenigswarter abundan tanto como las imprecisiones sobre quién fue esta mujer y el papel que desempeñó en la historia del jazz. La baronesa Pannonica de Koenigswarter albergó y protegió a casi todos los compositores e intérpretes de jazz más geniales que la historia haya conocido. En su casa de Nueva York murieron dos de ellos: Charlie Parker y Thelonius Monk.

Pannonica suena como música pura, como algo etéreo, sólo audible, sin cuerpo, inconsciente. Muchos la llamaban “Nica”. Pannonica de Koenigswarter solía llevar puestos vestidos de colores vivos, era delgada, con un rostro blanco de destellos aristocráticos, una mirada a veces nostálgica, otras vivaz, cabellos negros eternamente embebidos por el humo del cigarrillo que fumaba con una boquilla. Dos años antes de su muerte, en 1986, Pannonica de Koenigswarter no había cambiado ninguno de los hábitos forjados durante los últimos 35 años de su vida. Una de sus descendientes, Nadine de Koenigswarter, cuenta: “Cuando vi a Nica por última vez en Nueva York, en 1986, hicimos lo que siempre acostumbraba hacer: la ronda tardía de los clubes de jazz en su viejo Bentley descapotable”. Esta vida nocturna y la veintena de temas musicales que compositores como Monk, Sony Clark (“Nica”, “My dream of Nica”), Kenny Drew (“Blues for Nica”), Tommy Flanagan (“Thelonica”) y Horace Silver (“Nica’s dream”) le dedicaron, parecía algo totalmente extranjero al futuro de una mujer nacida en Londres en 1913 en el seno de una familia perteneciente a la rama inglesa de los Rothschild. Su nombre de mariposa se lo puso su padre, el banquero Charles Rothschild, un personaje singular que asumió la función familiar de banquero que le fue asignada pero conservó toda su vida una pasión por la entomología. Charles Rothschild descubrió una nueva especie de mariposas en el curso de un viaje a Hungría, el país de origen de su mujer. Hungría es “Pannonica” en latín y Charles le puso ese nombre a la mariposa y a su hija. A Pannonica le gustaba la pintura abstracta e instantánea, las formas libres que permitían recorrer los brotes de un esbozo, de manera espontánea, siguiendo los caprichos de la luz, mezclando en los cuadros leche, whisky, perfume y aceite. Cuando apareció el sistema Polaroid, Pannonica se interesó en la fotografía, un tipo de soporte que, muchos años después, daría lugar a la más extraordinaria colección de fotografías sobre los músicos de jazz norteamericanos realizadas hasta hoy. Pannonica las hizo a lo largo de su extensa relación con aquellos gigantes excluidos de los privilegios del hombre blanco.

La relación de Pannonica con el jazz nació en la abundante discoteca de su padre, y durante la Segunda Guerra Mundial se prolongó gracias a su hermano Víctor. Enviado especial de Wiston Churchill a los Estados Unidos para negociar con Roosevelt, Víctor descubrió la amplitud del jazz en América. En aquellos años londinenses, el jazz era apenas unas sílabas sin sonoridad. En Estados Unidos, Víctor, pianista clásico, descubrió al pianista Art Tatum y, de vuelta a Inglaterra, trajo los destellos de esa fascinación. Víctor y Pannonica empezaron a asistir a todos los conciertos de jazz, a beber esa música espiritual que llegó a Europa con los soldados que liberaron Francia de las tropas nazis. La Segunda Guerra Mundial la conectó con el jazz y fue también el preludio de una nueva existencia. En 1935, Pannonica conoció a Jules Koenigswarter, su futuro marido. A principios de la guerra, Jules respondió al llamado del general De Gaulle para combatir a Hitler. Junto a Pannonica, Jules se sumó a las FFL, las Fuerzas Francesas Libres. Jules fue enviado en misión a Africa Ecuatorial y Pannonica se unió a él para integrar una unidad de los servicios secretos del general De Gaulle. Pannonica fue soldado en las FFL, comentarista en radio Brazzaville, conductora de vehículos militares a través de la Costa de Oro de Ghana, Congo, Nigeria, Egipto, Libia, Túnez, Italia y Francia. Después de la guerra, la carrera diplomática de Jules le resultó estrecha. Entre una embajada en Noruega y otra en México, Pannonica se separó de su marido en 1952. La mujer vivió un tiempo entre dos mundos: Nueva York y México. Invitada a la casa del pianista Tedia Wilson, Pannonica escuchó la voz secreta que forjaría su tercer destino. Wilson le hizo escuchar el emblema de todos los emblemas, la matriz del todo, el arte de componer una melodía y descomponerla, como la luz, diluida, recuperada, alargada, concentrada, eco y silencio: “Round Midnight”, de Thelonius Monk.

En 1954, Pannonica viajó a París para asistir a un concierto que Monk dio en la Sala Playel. Mary Lou Williams, pianista y compositora de jazz, se le presentó. Pannonica de Koenigswarter tenía 41 años. Un año más tarde, junto a su primera hija, Janka, Nica se fue a vivir a Nueva York, en una suite del hotel Stanhope. Allí frecuentará a la nunca igualada galería de genios que Estados Unidos trataba como perros: Lionel Hampton, Art Blakey, Walter Davis, Bud Powell, Coleman Hawkins, Sonny Clark, Charlie Parker, Tommy Flanagan, John Coltrane, Charles Mingus, Miles Davis, Sonny Rollins y tantos otros. Como lo haría aún 35 años después, Nica recorría cada noche, al volante de su Bentley, los clubes más concurridos del momento: Five Spot, el Village Vanguard, el Birdland, Minton’s Playhouse, o el Small’s en Harlem. Implicada en los problemas y los dramas que conocían los músicos, Pannonica se volvió miembro del sindicato de músicos para defender sus derechos y conseguirles nuevos contratos. Art Blakey dirá de ella: “Hasta que la conocí no sabía cómo mantener una orquesta. Ella me enseñó a actuar con diplomacia”. Pannonica se ocupó de Coleman Hawkins, epiléptico y solitario, de Bud Powell, prisionero de una terrible depresión, y de Charlie Parker. Destruido por las drogas y el alcohol, sin siquiera ser aceptado en el Birdland fundado en su nombre, Parker se refugió en la casa de Pannonica. Tenía 35 años y un encono irrenunciable contra los médicos. Parker no quiso que los médicos lo atendieran y murió días más tarde en la casa de Nica.


Su vida era pura música, una suerte de lujuria frenética que, después de los conciertos y las rondas nocturnas, continuaba con las jam-sessions que ella organizaba en la suite del hotel. La gerencia, excedida por las quejas de los clientes, triplicaba el precio de su suite para que se fuera. Pannonica se mudó varias veces: al Algoquin, al Bolívar. En ese último hotel Pannonica compró un piano Steinway que le regaló a Monk, que en ese entonces vivía en su casa con mujer e hijos. Monk compuso en ese piano grandes standards: el famoso “Pannonica”, “Ba-Lue Bolivar Ba-lues-Are”, “Brilliant Corners”. Su vida no era simple: una mujer blanca que se desplazaba con negros, que además morían en su casa y consumían drogas y alcohol. Nica, muchas veces, asumió la responsabilidad de las infracciones en nombre propio. Fue ella quien defendió a Monk cuando, en el curso de una gira por el estado de Delaware, Monk fue denunciado por ser negro, por ser grande y por ser introvertido. Monk bajó del auto a pedir agua y el dueño del bar llamó a la policía. Thelonius Monk fue arrestado. Pannonica suplicó para que no le pegaran en las manos. Los policías revisaron el Bentley y encontraron marihuana. Dijo “eso es mío” y la condena a tres años de cárcel recayó sobre ella. Algunos años después, al cabo de varias apelaciones, la condena fue levantada pero Monk perdió el carnet de cabaret que autorizaba a los músicos negros a actuar públicamente. Hay que imaginar a Monk y a Pannonica juntos, caminando por la calle tomados del brazo, ella, la mujer blanca y delgada, y él, el gigante de dos metros, de corpulencia montañosa, con un sombrero ignoto sobre la cabeza. Pannonica contó que cuando caminaban por las calles del sur de los Estados Unidos la gente los escupía y cambiaba de vereda.

Fue una existencia de música espiritual, de exuberancia, de delirio, de exclusión racial, de confidencias y de íntimos mecenatos. Pannonica, mariposa incrustada en una noche segregacionista, donde el jazz era aún considerado como una cosa “de negros”, narra, con el contraste de su blancura, de su aristocracia heredada, el odio de un sistema social a uno de los miembros que lo constituye. Expulsada de todos los hoteles donde residió, Pannonica, gracias a los consejos de Thelonius Monk, terminó comprando una casa en Weehakem, Nueva Jersey. La casa, bautizada por Monk Catsville, se llama hoy Cathouse. Doble juego de palabras: Cat por los 120 gatos que Pannonica cuidaba ahí; Cat porque, en el lunfardo de los músicos negros, quiere decir “tipo”, “músico”. En 1957 Pannonica consiguió que Monk recuperara su carnet de cabaret, sin el cual no podía tocar. En cuanto lo obtuvo fundó uno de sus grandes cuartetos: Monk, Ahmed Abdul Malik en bajo y Roy Haynes en batería. Discriminación racial, estafas, contratos truchos, droga, falta de dinero, problemas con la policía, disposiciones administrativas excluyentes, la Norteamérica de entonces hizo todo cuanto estuvo a su alcance para destruir el núcleo de iluminados que Pannonica protegía. Nica consiguió que los carnets de cabaret fueran abolidos en 1967 así como la obligación de que los músicos de night clubs dejaran en la comisaría sus huellas digitales.


El período de la desaparición de Thelonius Monk también fue vivido bajo el techo de Nica. Monk se encerró en sí mismo, y desde 1973 hasta el fin de su vida –exceptuando tres conciertos– no salió de Cathouse. Nueve años de encierro, de silencio, de una vida vegetativa, acostado en la cama, mirando eternas horas por la ventana sin decir una palabra, hasta su muerte. En un artículo publicado en 1986 (“A remembrance of Monk”) Pannonica de Koenigswarter escribió: “Monk, como hombre, era igual a su música. Podía transformar la vida entera. Uno podía caminar por el sendero de la vida tranquilamente hasta que, de pronto, algo parecía abrirse de todas partes. (...) Monk podía tocar cualquier standard y era capaz de hacer sentir la música desde el interior y desde el exterior. Monk nos transportaba al corazón infinito de la música”. Nica y Monk. N y M. Pannonica obtuvo que la calle 63 de Nueva York, donde Monk vivió casi medio siglo, fuera bautizada Thelonius Sphere Monk Cercle. Nueva York accedió a ese pedido en 1983, cinco años antes de la muerte de Pannonica, en noviembre de 1988.

Pannonica de Koenigswarter había tenido un sueño que alimentó durante muchos años. Con su cámara Polaroid, la mujer fotografió a todos los músicos que pasaron por su casa. A cada uno de ellos les hizo la misma pregunta: ¿cuáles son tus tres deseos? Pannonica quería hacer un libro con las fotos y las respuestas. En vida no pudo, pero el libro existe hoy en francés gracias a la paciencia de quienes recuperaron las fotos y los textos. Esa mezcla de imágenes y palabras testimonia de todo lo que ocurría en la época pero, sobre todo, es un breve y profundo recorrido por la pasión, la constancia y las esperanzas de una generación de músicos que sólo sonaba con una cosa: tocar lo mejor posible. Los músicos de jazz y sus tres deseos, publicado en París por Buchet Chastel, recoge esas imágenes y esas respuestas. Miles Davis dice: “Quiero ser blanco”. Coltrane: “Tener tres veces la potencia sexual de hoy”. Cliford Jarvis: “Tener una batería nueva”. George Coleman: “Ser la mitad de lo bueno que es Bird”. Paul Wheaton: “Poder tocar lo que siento”. Sun Ra: “Un instrumento flexible para reflejar todas las emociones de cualquier ser viviente, incluido un gato o un pájaro”. Pannonica cumplió con su sueño. El libro emite sus signos y sus asombros, existe como existieron sus cenizas arrojadas en el río Hudson alrededor de medianoche. “Round Midnight”, Pannonica, eternamente.

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-3678-2007-03-18.html


Thelonious Monk – Pannonica

domingo, 7 de marzo de 2010

Charlie Parker / A Revolutionary Bird

Charlie Parker: Como un pájaro libre (A 55 años de su último vuelo)

Revolucionó el jazz. Vivió con el mismo vértigo de sus solos de saxo. Tocó con Dizzy Gillespie y Miles Davis, entre otros. Fue honrado desde el cine por Clint Eastwood y desde la literatura por Cortázar. Cuando murió tenía 34 años pero parecía de 60.
Por Gabriela Saidon

Cuando Charlie Parker murió, el 12 de marzo de 1955, el parte médico del forense informaba que el cadáver era de un hombre de 60 años. En realidad, no había cumplido los 35. El precio de llegar a ganarse, para la eternidad, inmensas (y justas) calificaciones, como "genio del jazz moderno" o "el saxofonista más grande de todos los tiempos", fue alto.

Había nacido el 29 de agosto de 1920, negro y pobre, en Kansas City. A los 13 años, en el College Lincoln descubrió su interés por la música. En la banda del colegio lo pusieron a tocar la tuba, pero a su madre no le pareció que era un instrumento para él y con sus ahorros le compró su primer saxo.

Un año después abandonó el colegio y a los 15 tuvo que salir a trabajar para mantenerse. "Teníamos que tocar de las 9 de la noche a las 5 de la mañana. Por lo general recibíamos $ 1.25 por noche", contó. Junto con su inmersión en el mundo de la música (y del trabajo a cambio de poco) ingresó en otro mundo: el de las drogas. Talento musical precoz, también fue adicto precoz a la heroína, adicción que acompañó una vida tan intensa como trágica.

Charlie Parker encaja perfectamente en el paradigma del artista torturado. Talento querido y envidiado, sus picos de creatividad (muy frecuentes) y de éxito (menos frecuentes) alternaban con profundas caídas en abismos infinitos. Así, trágico, con un caminar siempre tambaleante y sacándole sonidos mágicos al saxo, lo retrató Clint Eastwood en su película Bird ("Pájaro", derivado de Yardbird, su seudónimo original), que centra su vida sentimental en la relación que tuvo con Chan Richardson, madre de sus dos hijos, un varón y una nena que moriría de pequeña, precipitando su destrucción.

Otra ficción famosa que rescata su figura es el cuento largo de Julio Cortázar, El perseguidor, donde oculto bajo el nombre de Johnny, aparece en su etapa parisino como un músico obsesionado por el tiempo, que tiene la sensación de que lo que toca, en realidad lo está tocando mañana. "'Esto lo estoy tocando mañana' —le hace pensar Cortázar a su narrador, Bruno— se me llena de pronto de un sentido clarísimo, porque Johnny siempre está tocando mañana y el resto viene a la zaga, en este hoy que él salta sin esfuerzo con las primeras notas de su música".

Un adelantado, un vanguardista, compositor de futuros standards (algunos jugando con su apodo, como Ornithology o Chasing' the Bird), fundador de un nuevo ritmo: el bebop, capaz de hacer maravillas armónicas con viejos temas encorsetados por el swing, alguien que torció el rumbo del jazz para siempre.

Con 17 años, se unió a la orquesta de Jay McShann, una orquesta típica de blues de su ciudad natal. En 1940, con esa formación grabó Confession ' the Blues. Y blues era lo que mamaba Charlie Parker. Su ídolo por entonces era Lester Young.

Una anécdota de las tantas que hay sobre la vida de Charlie Parker lo imagina llegando a Chicago, en un viaje parecido a una huida, sucio y en harapos. Acto seguido, por la noche toca como nadie nunca había tocado jamás.

Trabajó de lavaplatos en un local donde tocaba Art Tatum y por temporadas no tenía instrumento que tocar, porque los empeñaba o incluso los perdía. Pero para él, "lo peor era que nadie comprendía mi música". Cierta vez, tocando en la banda de Count Basie, el baterista Jo Jones le arrojó un platillo por la cabeza (la imagen del platillo volador se repite varias veces en el filme de Eastwood). Parker se fue llorando. Los días siguientes se lo vio con los ojos irritados de tanto llorar.

Odiaba las big bands pero, necesidad obliga, en 1941 llegó a Nueva York con la McShann Band. La noche en que tocaron en el Savoy Ballroom de Harlem, un trompetista se acercó y preguntó, tímido: "¿Puedo tocar con ustedes?" Era Dizzy Gillespie. Fue la primera vez que los dos músicos tocaron juntos. Luego volverían a encontrarse en el Minton's Playhouse, un pequeño local de Harlem que se convertiría en el templo del bebop. De vidas y personalidades opuestas, "Dizzy y Bird" formaron una dupla musical indivisible, que se consolidó en 1945, con temas a dúo como Groovin' High o Hot House.

Allí, en Minton's, solían reunirse también en jam sessions el pianista Thelonious Monk, el baterista Kenny Clarke y el guitarrista Charlie Christian. Otra dupla memorable que formó Parker fue con el trompetista Miles Davis, con quien armarían un quinteto e incluso llegarían a convivir.

De todos modos, a pesar de una carrera que se perfilaba brillante, y llegado el reconocimiento (en 1949 en Broadway se abrió Birdland, un local que lo homenajeaba desde el nombre y donde Parker era el principal intérprete), aunque en los '40 no estaba de moda hablar de baja autoestima, Charlie Parker padecía de ese mal. Las manifestaciones más notables de su genio parecían contrapesarse en grandes depresiones. Para intentar bajar el consumo de drogas recurría sin límites al alcohol. La primera gran crisis ocurrió en Los Angeles (una ciudad que Parker eligió porque era más fácil conseguir heroína), después de grabar su impresionante versión de Lover man en los estudios de la compañía Dial. Al llegar al hotel donde estaba viviendo, prendió fuego al cuarto y salió al pasillo desnudo y gritando como desaforado. Después de ese episodio lo internaron por primera vez en un hospital psiquiátrico durante seis meses. Habría, en su vida, más de un intento de suicidio.

Solitario, solía pasar noches enteras viajando en subterráneo. En el cuento de Cortázar, es en el metro parisino donde el músico elabora sus hipótesis sobre el tiempo, mostrándolo, a diferencia de Clint Eastwood, como un hombre de mentalidad compleja. En una visita a la Argentina, el saxofonista blanco Lee Konitz dijo: "Creo que Charlie valoraba la calidad de la música y no el color de la piel, y no había nadie más intelectual que él. Era un genio, un gran compositor, un gran instrumentista, un hombre muy leído y en sus solos había un gran trabajo intelectual. Y cambió absolutamente todo el vocabulario de la música".

Su período de éxito comercial duró apenas dos años, de 1948 a 1950, cuando grabó con orquestas de cuerdas. Su producción discográfica se concentró en seis años, desde Now' the Time (1945), hasta K.C. Blues, de 1951. Entre 1949 y 1951 hace su gira Europea.

En 1954 muere su hija. Bird tiene varios intentos de suicidio. Y le escribe a su ex mujer: "... La muerte es algo urgente... Mi fuego es inextinguible". Esas palabras funcionaron como profecía. Porque cuando murió, ese 12 de marzo de 1955, destruido internamente por su úlcera perforada, cirrosis crónica y neumonía, sentado frente al televisor, riéndose de un show cómico, en la casa de la baronesa Pannonica de Koenigwarter, se convertía en la referencia ineludible para el futuro del jazz. El corazón había dicho basta. Un graffiti se repetía ad infinitum: Bird vive. El mito explotaba.

http://www.clarin.com/diario/2005/03/12/espectaculos/c-01001.htm

http://www.cmgww.com/music/parker/


(1950)Charlie Parker (alto sax) & Coleman Hawkins (tenor sax)Hank Jones - Piano-Ray Brown - Bass,-Buddy Rich - Drums

sábado, 6 de marzo de 2010

Epumer-Machi-Judurcha / PWR3

Viernes, 5 de marzo de 2010

MACHI-EPUMER-JUDURCHA TIENEN LISTO SU PRIMER DISCO, POWER TRIO

“El trío es un formato casi mágico”
Los tres músicos, que tocaron en algún momento de sus vidas junto a Spinetta, sintieron que había “piel” desde el primer ensayo que hicieron. Más allá del nombre del disco, la música que generan está más cerca del jazz que del rock.

Por Cristian Vitale

“Hubo piel al instante.” Christian Judurcha es, de los tres, el que menos habla. Pero la economía de palabras no excluye la posibilidad de explicar, por su parte, el todo que implica el trío: él, baterista libre del jazz, más dos pesos pesado de la música argentina, Lito Epumer y Machi Rufino. Piel al instante, en efecto, y un disco debut de reciente cocción (Power Trío) que emerge como una de las recetas más saludables del año que despierta. “La definición de power-trío es genérica... Quiere decir trío sin teclado: guitarra, bajo y batería. Incluso se puede usar una guitarra acústica. Pero trío es por formato, no por adjetivo de potencia”, desentraña una y otra vez Machi, amo y señor del bajo. Primera aclaración, entonces: quien espere un power a la Experiencie o –correlato criollo– Divididos, estará paladeando lo improbable. “Si bien hay potencia en nuestra música y en vivo solemos hacer ‘Vida de Topos’, de Divididos, lo nuestro se dispara hacia otro lugar”, sigue Epumer, guitarrista y heredero del bravo cacique sureño.

Esa direccionalidad estética, ajena al concepto más popularizado de power trío, se funde en nueve temas, en su mayoría instrumentales, en los que Epumer-Machi-Judurcha (así se llama la banda) dilucidan un sonido lindero al jazz, pero con las posibilidades de roce con otras vertientes que el género permite. “Cabezota”, “Judo”, “Papaya”, “Silvia`s Blues”: todas composiciones de Epumer, anudadas por un sonido conceptual pero variado, en el que su guitarra y la batería de Judurcha juegan a la libertad sostenidos por el muro rítmico, imperturbable, del ex Pappo’s Blues e Invisible. “El tipo es un ancla, una pared que no movés con nada”, sintetiza, otra vez, Judurcha.

–¿Por qué decidieron llamar al grupo por sus apellidos?

Machi Ruffino: –Por una razón práctica: es más fácil, en el caso de músicos con una trayectoria de años, que la gente sepa quiénes somos a que relacione el nombre de una banda con quienes la integran. Es un trámite que lleva tiempo y nosotros somos chicos grandes ya (risas). No podemos tomarnos cinco años para que la gente relacione un nombre con nosotros.

Los tres están relajados en una terraza de Villa Crespo. Rueda el mate y la bocina del ferrocarril San Martín destroza el silencio cada diez minutos. Ellos fuerzan la voz. Dicen que la presentación oficial del disco no pasará de mayo, que piensan seguir hasta que les dé el cuerpo, y que la idea original de grabar en vivo se cayó a tiempo. “Hubo algunas fallas técnicas, sobre todo en el audio, y lo tornó imposible. Sólo dejamos los dos temas con invitados, y el resto lo grabamos en un día”, cuenta Epumer. De la vieja intención quedaron “Cold Turkey”, la gema de Lennon en la que participa Pedro Aznar, y “Stratus”, de Billy Cobham, con Ricardo Mollo. “Además de lo que dice Lito, no era el momento ideal. Teníamos sólo tres meses de rodaje y era una locura salir con una grabación. Muy apresurado”, sigue Machi.

–¿Hay mucha cocina, mucho ensayo en el trío, o todo lo contrario?

M. R.:
–Ensayar mucho los temas es contraproducente... Incluso, el hecho de no tocarlos seguido aporta una frescura que se evidencia en el momento de hacerlos. Existe la creencia de que la repetición tiende a la perfección, pero en este tipo de música, donde hay mucha improvisación, eso no cierra. Nadie toca lo mismo todo el tiempo.

Lito Epumer: –Tengo la misma teoría. Sea la música que fuere, no me gusta ensayar. Mecaniza la música, la robotiza. Eso por un lado. Por otro, el sonido: hubo épocas como los ’80 en las que se agarraba un tambor y se lo transformaba en un lagarto gritando (risas). Era todo armado como un rompecabezas y entonces eso, más varios productores que metían mano, provocaba que cada tema tuviera un sonido distinto. Es muy raro eso.

–Es general que entre los músicos “libres” se ensalce el formato trío. ¿Cuál es la razón?

M. R.: –He tocado más en trío que en cualquier otra formación durante toda mi vida, pero es algo casual. Se dio, ¿no? Con Starc y Amaya; con Pappo’s Blues, con Baby López Furst, con Invisible e incluso con Tantor, que era un trío con dos tecladistas invitados. En verdad, el formato me gusta por algo que excede lo musical. La convivencia humana en las bandas es crucial y el trío es como un triángulo donde cada ángulo es esencial. Es un formato casi mágico, más allá de las limitaciones que existen desde lo sonoro.

L. E.: –Yo toqué en todos los formatos: dúo, trío, cuarteto, quinteto, pero el trío, por dedicarme a la parte armónica y melódica, me resulta más exigente. Como guitarrista no podés tener lagunas, todo tiene que funcionar todo el tiempo, algo que en un cuarteto no ocurre: podés parar y tomarte un respiro.

La tercera versión que E. M. J. incluye en su ópera prima es “Durazno sangrando”, tema caro a los tres, que alguna vez en sus vidas han tocado con Spinetta. Cuenta Machi que la primera vez que la hicieron fue durante una de las tres presentaciones debut del grupo, el 23 de enero del 2008, el mismo día en que su creador cumplía 58 años. “Arranqué solo con el bajo haciendo una parte y la gente se puso a cantarlo. Fue tremendo. Y en la presentación siguiente lo hicimos los tres”, evoca el bajista. Casi dos años después, el Flaco –desconociendo el antecedente– invitó a Machi para que cantara la segunda estrofa de “Durazno...” en los ensayos previos al inolvidable recital de Vélez: el hecho resultó una premonición. “Fue como una bendición de Luis hacia nosotros. Digamos que la versión está auspiciada por el autor.”

–Para el rock argentino, ¿hubo un antes y un después del recital de Spinetta y las Bandas Eternas?

L. E.: –No puedo ser objetivo, para nada. Adoro a Luis y ese día lo vi tan feliz, que fue muy fuerte. Me halagó el lugar que me dio. ¿Qué más pedir? Fui partícipe de una pequeña parte de su historia y que me haya regalado ese lugar fue como cerrar el círculo. Lloramos todos. Ese recital marcó un hito y todos los que estuvimos le estábamos rindiendo pleitesía al padre, al mejor.

C. J.: –No pude estar, porque tenía un compromiso con el Festival de Jazz de Buenos Aires. Pero haber tocado nueve meses con él –entre la disolución de Los Socios del Desierto y el armado de la actual banda de Spinetta– fue una bendición. Luis es como un puñetazo para seguir abriendo cabezas.

M. E.: –Javier Malosetti me dijo: “¿Sos consciente de que participamos en un evento único en la historia?”. En mi caso, jamás imaginé que iba a volver a tocar con Pomo y Luis. Pensaba, por cómo es Luis, que no iba a darse nunca. Tanto es así que mucha gente que se había enterado antes de lo previsto me llamaba para confirmarlo y yo decía: “¿Estás loco? ¿Cómo se te ocurre?” Con Invisible hemos vivido situaciones irrepetibles. Estuvimos seis meses los tres solos en una quinta, y desde el minuto cero del ensayo, la magia funcionó.

–¿Fue muy moño volver a sacar “Jugo de Lúcuma” o “La conciencia que regula al mundo”, después de tantos años?

M. R.: –Hubo que sacarlos, hubo que tomarse el laburo. No fue tan sencillo como para decir “Sí, ‘Jugo de Lúcuma’, cómo no”. Lo que dije fue: “¿Esto tocábamos hace 33 años? ¡Dios mío!”.

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/3-17142-2010-03-05.html


PWR3 [Epumer-Machi-Judurcha]

viernes, 5 de marzo de 2010

Keith Jarrett/París-London Testament


El arte de la variación

Crítica "Testament", de Keith Jarrett Se trata de una caja con tres cds, que incluyen improvisaciones en piano grabadas en París y Londres.

Por: Federico Monjeau

La última grabación solista de Keith Jarrett (una caja con tres cds) lleva un título inquietante: Testamento, aunque por cierto no se trata de una obra póstuma, ni de una abierta despedida de las salas de conciertos o de la improvisación en piano solo. Aunque de todas maneras hay algo que podría haber llegado a un cierto límite, y tal vez sean las propias fuerzas del pianista, no por lo que oímos en el disco sino por lo que se lee en el cuadernillo. Es una larga nota autobiográfica en la que el músico revisa las distintas etapas de su arte de la improvisación, desde que era niño prodigio y no podía dejar de modificar ciertas notas de Bach o Mozart (en casa, no en público), hasta las largas series iniciadas en los 70 en Alemania y el punto de giro hacia formas más breves que significó Radiance (Japón, 2005), en las que se también se inscriben estos dos nuevos conciertos-testamento editados en tres discos: el 26 de noviembre de 2008 en la Salle Pleyel de París y cinco días más tarde en la Royal Festival Hall de Londres.

Pero lo sorprendente de esas notas es la forma confesional; Jarrett cuenta que poco antes de esos recitales acababa de dejarlo su esposa Rose Anne (tras treinta años de matrimonio) y del tremendo gasto de energía física, mental y emocional que insumen este tipo de conciertos; su descripción de la desazón que lo embargó el paisaje navideño de Londres parece un relato de Dickens.

Pero en el disco se oye el Jarrett de siempre, lo que no quiere decir que se repita, sino que se lo reconoce por entero en su estilo pianístico y en su amplio arco emocional. La secuencia de las improvisaciones se desarrolla por el principio del contraste, o del cambio franco. Si el concierto de Londres comienza por una suerte de búsqueda marcadamente ascensional, una especie de tanteo armónico-melódico que no se ancla en ningún lado, la segunda improvisación tiene un carácter rítmico para concluir en una forma en ostinato, y luego será el turno de una de esas luminosas melodías en tres tiempos, que tanto parecen suyas como del archivo rural norteamericano. Y si la cuarta tiene una forma ornamental y evanescente que transcurre principalmente en el registro agudo, la quinta comenzará en la zona grave, mientras que el grandioso arte suyo de la variación sobre un pequeño núcleo motívico tiene una de sus más felices manifestaciones en la apertura del concierto en París.«

Paris/London-Testament-Keith Jarrett -ECM

http://www.clarin.com/diario/2010/03/03/espectaculos/c-02151095.htm

Keith Jarrett- Paris-London- "Testament"

jueves, 4 de marzo de 2010

The Flying Burrito Bros/The Gilded Palace of Sin

The Flying Burrito Brothers

“The Gilded Palace of Sin”A&M ( 1969 )
Por Luis Lapuente

En 1968, Gram Parsons había dado por concluida su estancia en The Byrds tras la publicación de “Sweetheart of the Rodeo”, una de las obras maestras del grupo liderado por Roger McGuinn. Enamorado de las tradiciones del country & western, Parsons convenció a los ejecutivos de A&M del potencial artístico y comercial de sus ideas de fusión de los sonidos vaqueros con el rock californiano de espacios abiertos y dio forma a una de las bandas más legendarias y excitantes de la escuela country-rock, los Flying Burrito Brothers.

Los primeros Burritos fueron el propio Gram Parsons (guitarra y voces), el ex Byrds Chris Hillman (guitarra y voces), ‘Sneaky’ Pete (steel guitar) y Chris Ethridge (bajo). Con esta formación grabaron su primer álbum, titulado “The gilded palace of sin” (1970), formidable álter ego del citado “La novia del rodeo” y una de las cumbres del country-rock de todos los tiempos. En 1970, Parsons abandonó el grupo tras la publicación de su segundo trabajo, el irregular “Burrito de luxe”, y continuó su carrera en solitario, completando dos celebradísimos LPs: “G.P.” (1972) y “Grievous angel” (1973), que precedieron a su muerte por sobredosis de heroína, el 19 de septiembre de 1973. Su antigua banda, entretanto, entregó un par de excelentes discos, “The Flying Burrito Brothers” (1971) y “The Last of The Red Hot Burritos” (1972), y fue diluyéndose con producciones cada vez más anémicas en el circuito de la segunda división de la música vaquera.

¡Ah!, pero siempre quedará para la historia el sensacional “Palacio dorado del pecado”, un álbum para disfrutar de principio a fin, siempre de actualidad excepto quizás por las fotografías de la carpeta, extrañas instantáneas a caballo entre la estética de “Easy rider” y “La matanza de Texas”, servidumbres de la época hippy. La música, en cambio, mantiene hoy toda su vigencia desde los primeros compases de ‘Christine’s tune’ hasta los últimos de ‘Hippie boy’, con esos riffs psicodélicos de ultratumba bajando la persiana del disco. Entre medias se sitúan algunas de las mejores composiciones de Parsons, ‘Sin city’, ‘Juanita’ y ‘Wheels’, coescritas con Chris Hillman, y, sobre todo, las apasionantes ‘Hot Burrito # 1′ y ‘Hot Burrito # 2′, en las que el pedal de la steel guitar del gran ‘Sneaky’ Pete echa humo de puro sentimiento. Por si fuera poco, Parsons se sacó de la manga una maravillosa transgresión, con sendas revisiones en clave country-rock de ‘Do the right woman’ y ‘Dark end of the street’, clásicos del soul sureño escritos por Chips Moman/Dan Penn y Spooner Oldhan/Dan Penn respectivamente, que terminaron de abrillantar una fabulosa colección de lo que el malogrado cantante definiría como un sueño de “música cósmica americana”.

The Flying Burrito Brothers -Sin City- The Gilded Palace Of Sin (1969)

miércoles, 3 de marzo de 2010

Iggy & The Stooges/ Raw Power,Georgia Peaches & Rock & Roll Hall Of Fame


Iggy Pop descubre grabaciones inéditas de los 70

El cantante tocará en Madrid junto a su banda The Stooges el próximo 30 de abril .

EUROPA PRESS - 02/03/2010 18:19

El próximo 13 de abril se publicará una reedición del disco 'Raw power', álbum detonante del movimiento punk, con grabaciones inéditas de Iggy Pop and The Stooges de principios de los años 1970. El interés y la curiosidad hacia 'Raw power' coincide con la llegada de Iggy and the Stooges a España para un concierto el próximo 30 de abril en Madrid (La Riviera), dentro de su gira europea.

El disco incluye un concierto en un club de Atlanta (Estados Unidos) y algunas canciones que han circulado clandestinamente como reliquias. Además, el próximo 15 de marzo, el artista y su banda serán introducidos en el Rock And Roll Hall Of Fame en Nueva York.

Al disco doble 'Raw Power: Legacy Edition', le seguirá, dos semanas después, 'Raw Power: Deluxe Edition', una caja con tres CD y un DVD con un documental, un libreto de 48 páginas, memorabilia y una reproducción de la portada del single de 45rpm, que se lanzará exclusivamente a través de la Red , como ya se hizo con la caja-amplificador 'Backtracks', de AC/DC.

Polémicas grabaciones de Bowie

El corazón de estas dos ediciones es 'Raw power', el álbum original de Iggy and the Stooges (James Williamson a la guitarra, Ron Asheton al bajo, fallecido en 2009, y Scott Asheton a la batería) que está considerado como un icono de la historia del rock con la inolvidable fotografía de Mick Rock en la portada y contraportada.

Casi cuatro décadas después de su publicación en febrero de 1973, sus 34 minutos y ocho canciones ('Search and destroy', 'Gimme danger', 'Your pretty face is going to hell', 'Penetration', 'Raw power', 'I need somebody', 'Shake appeal' y 'Death trip') todavía causan un impacto revolucionario.

En esta nueva edición, el CD contiene la versión original del álbum, producida a finales de 1972 en CBS Studios de Londres por Iggy Pop y mezclada en Hollywood por David Bowie. La versión 2010 ha sido remasterizada por el ingeniero Mark Wilder, ganador de un Grammy, y pretende poner el punto final al estigma a las mezclas de Bowie. Como señala el productor Bruce Dickinson, "las mezclas de Bowie estuvieron a merced de ingenieros de la vieja escuela en 1972, quienes nunca habían escuchado nada parecido a 'Raw power', como quedó demostrado al final".

Tercero con rarezas

El segundo CD, que incluye estas dos ediciones, es 'Georgia Peaches', la grabación de un concierto de una hora en el club Richards de Atlanta en octubre de 1973, donde Iggy and the Stooges tocaron tres o cuatro noches a dos pases por sesión.

"No tocaban 'Raw Power' de principio a fin" dice Robert Matheu, otro de los productores. "Escribían constantemente nuevas canciones y las añadían al repertorio", explica. Así, junto a canciones del disco original, aparecen temas como 'Head on', 'Heavy liquid', 'Cock in my pocket' y 'Open up and bleed', que formarían parte del repertorio de los Stooges durante los meses siguientes. El disco 'Georgia peaches' termina con dos temas inéditos. El primero, 'Doojiman', proviene de una 'jam' grabada en estudio que fue desechada de las sesiones de grabación de 'Raw Power'. El segundo es una versión de 'Head on' grabada en 1973 en los CBS Studios de Nueva York antes de su gira por Estados Unidos.

A los discos 'Raw power' y 'Georgia peaches', la edición de lujo añade un tercero con rarezas, tomas desechadas y mezclas alternativas de aquella época y un DVD titulado 'The making of Raw power' producido y dirigido por Morgan Neville con entrevistas a Iggy Pop, James Williamson, Scott Asheton, Mike Watt, Johnny Marr y Henry Rollins, además de grabaciones realizadas en escenario de concierto de Iggy and the Stooges en el Festival Planeta Terra en Sao Paulo (Brasil) en 2009.

http://www.publico.es/culturas/298970/iggy/pop/descubre/grabaciones/ineditas

http://www.iggyandthestoogesmusic.com/

Iggy and The Stooges-Raw Power-Gimme Danger

martes, 2 de marzo de 2010

Morphine / At Your Service


Salió a la venta el álbum "At Your Service", un recopilatorio de la banda estadounidense Morphine.El título del disco hace alusión a la frase que el fallecido Mark Sandman usaba para abrir sus conciertos: “We are Morphine at your service”.

At Your Service es un doble álbum con 35 canciones. El primer CD, titulado Shadows, contiene también temas inéditos como Its Not Like That Anymore, Women R Dogs, Bye Bye Johnny y Come Along. El segundo disco, titulado Shade, se abre con dos grabaciones en directo recogidas por una radio de Cambridge, Massachusetts, donde Morphine interpretó cinco canciones en cada ocasión. También aparecen versiones alternativas de canciones como Buena, Empty Box y The Night.

La leyenda de Mark Sandman sigue creciendo. El año pasado, a diez años de su muerte sobre el escenario del festival Nel Nome del Rock en Palestrina, Italia, apareció At Your Service, un álbum doble con temas inéditos, versiones alternas y material en vivo de la banda con la que Sandman le dio carne al Low Rock: Morphine.
Dana Colley, el intenso saxofonista de Morphine, cuenta en las notas interiores del disco que la banda empezó de un día para el otro. “Mark estaba sentado en el banco del piano que tenía en su pequeño apartamento de la calle Williams, en Cambridge (Massachusetts), tocando el bajo de una cuerda que acababa de inventar, y cantando. Yo tocaba mi saxo barítono y las ideas fluían divinamente. A los diez minutos él dijo ya está, consigamos un baterista y un par de tocadas. Yo le dije, ¿estás loco?, no tenemos canciones.” El siguiente ensayo fue con Jerome Deupree, primer baterista de la banda, en el sótano de un Deli que estaba en Everett, un suburbio de la clase trabajadora de Boston. De aquel encuentro, sucedido hace veinte años, más o menos, salieron Claire y The Other Side, dos de los trece temas incluidos en Good (1992), el álbum debut. Después de tocar y sudar, el trío subió al Deli a comer algo y Mark, como si hubiese estado pensando en ello durante años, dijo: eso es, Morphine, ya tengo el nombre.

Aunque Morphine nunca fue exactamente mainstream, encontró su gente (su familia alternativa en una década en la que todo, se supone, era alternativo), editó cinco discos de estudio en ocho años y salió de gira varias veces y por varios países. Pero para Mark eso no era suficiente. El tema no era, nunca fue, buscar fama y riqueza, sino darle la talla a su desbordada ambición creativa en varios soportes y formatos. Antes de Morphine, Mark formó Treat Her Right, que de hecho tocó varias veces fuera de USA e, incluso, fue banda telonera de Bob Dylan. Además, mientras tocaba con Morphine, Sandman tocaba también con Hypnosonics, Candy Bar, Pale Brothers y otras bandas cuyos nombres y grabaciones, espero, irán apareciendo con el paso de los años. Al parecer, Mark escribía non-stop y cuando las canciones no le quedaban a Morphine inventaba otra banda para poder tocarlas en vivo. Tal vez por eso, porque lo que importaba era tocar, seguir tocando, ninguno de sus proyectos paralelos salió de un exclusivo y acaso bendito circuito de tres bares en Cambridge: Middle East, The Plough & Stars y el Lizard Lounge.

Según Billy Conway, baterista de Treat Her Right y Morphine, Mark Sandman debe ser uno de los artistas con más grabaciones en el mundo. Sandman sabía que muchos de los momentos más afortunados de una banda se dan y se pierden en los ensayos y, por si acaso, grabó todos los ensayos de Morphine en casetes 8-track. Así que At Your Service quizá sea el comienzo o, más bien, la continuación de una historia que muchos queremos seguir escuchando. Yo llevo un par de días en ello, medio perdido y medio encontrado en canciones que, digan lo que digan, son nuevas. Por ahora me quedo con Come Along, It’s Not Like That Anymore, Bye Bye Johnny, Women R Dogs, 5:09 y Lilah II (continuación del corto instrumental que abre el disco Like Swimming, de 1997, esta vez con letra y casi cinco minutos de duración) que encajan perfectamente en el repertorio de Morphine pero, también, dan cuenta del posible rumbo que hubiese tomado la banda en el siglo XXI: arreglos más elaborados y letras que llevan la ironía y la melancolía all the way. Eso en el primer disco. El segundo es casi todo en vivo y es casi perfecto.

Morphine - The Night