lunes, 31 de enero de 2011

John Barry / The Man With The Midas Touch




Muere el compositor británico John Barry




(AFP) – hace 4 horas


LONDRES — El compositor británico John Barry, ganador de cinco Oscar y conocido sobre todo por las bandas sonoras de 11 películas de James Bond, falleció a los 77 años de edad, anunció este lunes su familia.

Barry murió el domingo en Nueva York, donde vivió los últimos años, de un ataque al corazón.


Su nombre quedará para siempre asociado a las películas de James Bond, entre ellas 'Goldfinger', 'Desde Rusia con Amor' y 'Sólo se vive dos veces', aunque ninguna de ellas le valió la preciada estatuilla de Hollywood.


Aunque no compuso el tema principal de la serie, cuya autoría corresponde a Monty Norman, Barry fue el autor de los arreglos que lo convirtieron en la melodía distintiva de las aventuras del agente 007.


Los Oscar los consiguió por 'Born Free' ('Nacida libre', 1966), donde además del de mejor banda sonora ganó también el de mejor canción original, 'The Lion in Winter' ('El león en invierno', 1968), 'Out of Africa' ('Memorias de África', 1986) y 'Dances With Wolves' ('Bailando con lobos', 1991).

También fue candidato al dorado galardón en otras dos ocasiones por 'María Estuardo, reina de Escocia' (1971) y 'Chaplin' (1992).


Entre el centenar de bandas sonoras que compuso a lo largo de su carrera destaca también las de 'Midnight Cowboy' ('Cowboy de Medianoche', 1969). La última fue la de la película de Michael Apted 'Enigma' en 2001.

Nacido en 1933 en la ciudad inglesa de York (norte del país), desarrolló su vocación desde pequeño. Su padre era propietario de varios cines y su madre pianista.


Tras estudiar piano y trompeta, Barry montó en 1957 un grupo de rock and roll, 'The John Barry Seven', antes de empezar a trabajar en la televisión, de donde saltó al cine.


Casado en cuatro ocasiones, una de ellas durante tres años con la actriz Jane Birkin, John Barry vivía desde 1978 con su cuarta esposa, Laurie, en Estados Unidos. Tenía cuatro hijos y cinco nietos.



Chet Baker, Chris Botti, John Barry & Orchestra-Playing By Heart

domingo, 30 de enero de 2011

Free Jazz / La Revolución Iconoclasta


Free Jazz : Cincuenta Poderosos Años

Por Sergio Monsalvo C.


El jazz ha prosperado de forma constante, al adquirir nuevas técnicas y nuevos conceptos y con cada cambio legítimo, amplía sus alcances y extiende su creatividad. Los cambios periódicos en su historia han implicado rupturas, pero han sido las inevitables de un crecimiento orgánico, vital. El free jazz (surgido en 1960 con el disco homónimo del doble cuarteto de Ornette Coleman, subtitulado “A Collective Improvisation”) representó la primera reflexión fundamental sobre el procedimiento y los materiales básicos del género tras las innovaciones de Charlie Parker.


“El bebop se había convertido ya en una cuestión de ‘dame los acordes y yo me ocupo del resto’: lo que yo hago es exactamente lo contrario: llegar a los acordes desde la melodía”, dijo Coleman y tras la pasión y el profundo convencimiento con que la hicieron sus representantes (Cecil Taylor, Eric Dolphy, Don Cherry y Freddy Hubbard, entre otros) ya no hubo vuelta atrás.


Hubo la irrupción del deseo en la liberación de las frases musicales; el empeño en la búsqueda: sin estereotipos, sin fórmulas previsibles en la manera de interpretar y proceder. Se abolieron las limitaciones y se consolidó una actitud antiacademicista. “No hay una sola forma válida de tocar el jazz”, comentó Ornette, y el jazz se volvió una aventura loca y emocionante. Se improvisó colectiva, salvaje y duramente, con líneas que se cruzaban y friccionaban entre sí.


El choque no se hizo esperar. Se dio en lo musical, en lo social, en lo político, en lo estético, en lo racial, en lo religioso. El bebop y el blues se convirtieron en las fuentes musicales. El free aportó una nueva concepción rítmica y desató la exploración sobre la música del mundo más allá de Occidente: hindú, japonesa, africana, árabe, caribeña, hispanoamericana.

Se creó una tendencia entre los negros hacia el islamismo (incluso muchos de ellos cambiaron sus nombres). Se puso énfasis en la intensidad interpretativa (éxtasis orgiásticos o místicos) y a la par de todas las demás aportaciones, se buscó una extensión del sonido musical al invadir el ámbito del noise. El free jazz se convirtió así en una forma de expresión ricamente articulada que comandó toda la escala de las emociones humanas.


Se trató de aprehender toda la historia del jazz y más allá de ésta: la música negra, la historia trágica del pueblo negro, la mutilación sociopolítica de sus individuos. Una historia que quiso romper sus cadenas por medio de la música cuando la ira se apoderaba de ella. Este subgénero no acompaña a un movimiento revivalista sino es la clave perpetua para un futuro posible. Para dominar una situación perturbadora, sus autores tuvieron que inventar un sistema original de referencias, forzosamente heterogéneo, utilizando los elementos africanos de los que disponían pero practicando también, en su nuevo entorno, una auténtica apropiación cultural de otros lares.

El free es una música que cambia de curso naturalmente, como un río; que escucha a su tiempo, lo abraza y se adapta. Hoy, tras cincuenta años de existencia, sus intérpretes (en todo el orbe) continúan transformando el eco de aquella declaración de principios en forma de un eterno amanecer, pero ya no sólo negro, sino multicolor. Ya no es el puntal de la evolución del jazz, sino uno de sus caminos. En todos ellos, en cualquier caso, se mantienen elementos aportados por él: recursos atonales, ritmos globales e improvisación colectiva, entre otros.


http://musica.nexos.com.mx/?p=707


The Adventure - On Free Jazz & Ornette Coleman (I)

The Adventure - On Free Jazz & Ornette Coleman (II)

sábado, 29 de enero de 2011

Julio Sosa / El Varón del Tango


Julio Sosa: El Varón del Tango

Sábado 22 de enero de 2011

Manuel Adet


Se dice que el apodo “El varón del tango” fue una invención del periodista Ricardo Gasperi. El apodo se lo merecía: buena estampa, voz recia y cálida que no se debilitaba ni siquiera en los momentos más dramáticos, “pinta entradora”, con el encanto viril de quien sugiere que es muy hombre porque es muy vulnerable.


En un tiempo en que el tango había ingresado en un prolongado ciclo de decadencia, Sosa vuelve a instalarlo en los grandes escenarios y sobre todo entre la juventud. La película de Hugo del Carril, “Buenas noches Buenos Aires”, en la que Sosa baila con Beba Bidart ante la mirada asombrada y complaciente de los chicos de la “nueva ola” fue, tal vez sin proponérselo, un documento veraz de lo que efectivamente estaba pasando.


El long play “El varón del tango” se vendió como pan caliente, al punto que la leyenda cuenta que el número de ventas superó al disco hits de esos años: “Explosivos”, un adefesio de mala música y peores letras transformado en el paradigma de la “nueva ola” de los inicios de los sesenta.



Para esos años Julio Sosa llegó a ser el cantante más popular del país. Sus actuaciones en la radio, las numerosas grabaciones, su presencia cotidiana en los distinguidos locales nocturnos de Buenos Aires y sus giras por el interior del país, daban cuenta de su popularidad, reforzada en los últimos años por su presencia en los programas de televisión “Luces de Buenos Aires”, “Copetín de tango” y “Casino”, donde se desenvolvía con naturalidad y gracia.


Lo escuché cantar siendo adolescente en Unión de Sunchales, el club de mi pueblo. Ya entonces se hablaba de su talento como cantor y de su afición a las mujeres y a la bebida. Pedro Rosales, un cantor de tango santotomesino, me habló de la noche que actuó en Unión de Santo Tomé y después de la función oficial se quedó con los muchachos de la peña cantando tangos a capella hasta que salió el sol.



A pesar de esas indisciplinas, que en sus últimos años eran cada vez más frecuentes, fue un cantor profesional, exigente consigo mismo, que trabajó un repertorio de letras más o menos conocidas pero a las que él les dio su tono particular. Muchos de esos tangos ya habían sido cantados por Gardel, pero Sosa lo hizo a su manera y sobre todo en un tiempo en que existía un público que deseaba reencontrarse con esas letras.

A las dotes de su garganta y su afinación, le sumó sus dotes actorales. Sosa interpretaba los tangos con las expresiones del rostro, los movimientos de las manos y las singulares inflexiones de su voz. Fue muy popular y como todo cantante popular tendía a ser concesivo con el público. Los años de gloria de Sosa fueron los años de la proscripción al peronismo. El siempre se encargaba, a través de un guiño, una sonrisa o un movimiento de los brazos en recordarlo, para satisfacción de un sector de su público.


A todas estas dotes y habilidades le sumaba un singular talento para recitar. Las introducciones a “Madame Ivonne” o “María” son antológicas. El recitado de “La cumparsita”, con letra de Celedonio Flores, fue una improvisación de una noche de copas y se constituyó en su principal carta de presentación. Sosa recitaba bien y silbaba muy bien, como se puede apreciar en temas como “Criollita de mis amores”, “En la madrugada” y “Silbando” el tango de González Castillo.


Julio María Sosa Venturini nació el 2 de febrero de 1926 en la localidad uruguaya de Las Piedras, departamento de Canelones. Hogar humilde, se ganó la vida en sus primeros años trabajando de peón y vendedor ambulante. Su vocación de cantor la tuvo desde siempre porque era menor de edad y ya estaba en la orquesta de Carlos Gilardoni. Si el tango fue una pasión temprana, también lo fueron las mujeres. A los 16 años se casó con Aída Acosta. Como suele pasar en estos casos, el matrimonio no alcanzó a durar dos años. Más adelante se casará con Nora Edith Ulfed, con la que tendrá su única hija, Ana María. Los amigos de Sosa dicen que ese matrimonio fue un desastre, que se separaron de la peor manera y su ex esposa le negaba ver a su hija. En sus últimos años su pareja fue Susana “Beba” Merighi. Para esos años Sosa era lo que se dice un triunfador, su imagen pública era la de un hombre exitoso, pero no bien se prestaba atención a su vida se descubría que no era feliz, que la afición por la bebida y por la velocidad disimulaba una insatisfacción profunda. “Vivía buscando la felicidad, pero cuando la encontraba no sabía conservarla; creo que era un hombre desolado por dentro” dirá de él Oscar Ferrari, el cantor con quien compartía el escenario bajo la dirección de Armando Pontier. Es que como se dice en estos casos, para ninguna mujer debe haber sido fácil ser pareja de Sosa. Mucha noche, muchos amigos, muchas mujeres, muchas copas.



Julio Sosa - Mala Suerte




Con veinte años recién cumplidos, Sosa llega a Montevideo y actúa en diferentes orquestas. Con el conjunto de Hugo di Carlo canta con el apodo de Alberto Ríos. Con Edelmiro “Toto” D’Amario salen de gira y el recorrido se extiende hasta Punta del Este. D’Amario será quien años más tarde le pondrá música al tango “Seis años”, una hermosa letra escrita por Sosa, de la que lamentablemente no hay noticias de que algún cantor se le haya animado.

En todas estas actuaciones, incluidas la presencia casi diaria en el comedor “Luces de canelón chico” de Montevideo, a Sosa le pagan monedas, pero le alcanza para comer y dormir. En 1948 graba cinco temas acompañado por al orquesta de Luis Caruso, entre los que se destacan “Sur” y “La última copa”.


En 1948 Sosa llega a Buenos Aires y, como se dice en estos casos: con una mano atrás y otra adelante. Su debut porteño será en el bar “Los Andes” ubicado en las esquinas de Córdoba y Jorge Newery, donde cantará acompañado por las guitarras de Cortese y Fontana por veinte pesos por día.


A un letrista de tango, Raúl Hormaza, le corresponde el honor de haberlo descubierto. Y también de haber convencido a Enrique Francini y Armando Pontier para que lo examinen, inspección que aprobó con las mejores calificaciones. A partir de ese momento la taba se dio vuelta. El cantor de veinte pesos por día pasó a ganar tres mil por mes. Debutó en 1949 en el “Picadilly”, la célebre boite de Corrientes y Paraná. Su compañero de canto era nada más y nada menos que Alberto Podestá. Con esta orquesta graba quince temas, entre los que merecen destacarse “Dicen que dicen” y “Viejo smoking”.


En 1953 se integra a la orquesta de Francisco Rotundo. Reemplaza a Enrique Campos y el puesto de cantor lo comparte con Floreal Ruiz. Fue para esa época que le salieron pólipos en la garganta y su carrera profesional estuvo a punto de venirse abajo. Una excelente intervención quirúrgica hecha por un médico recomendado por Juanita Larrauri, esposa de Rotundo, le permitió recuperar la voz.


Con Rotundo graba doce temas, entre otros “Mala suerte” y “Bien bohemio”. El cantor uruguayo ahora gana cinco mil pesos por mes y el futuro se abre generoso. Desde 1955 y hasta 1959 integra la orquesta de Armando Pontier, con quien graba 33 temas. Los cantores con los que comparte el escenario son Roberto Florio y Oscar Ferrari. Para principios de los sesenta se inicia como solista, acompañado por la orquesta de Leopoldo Federico. Allí grabó 62 temas, a los cuales hay que sumarle doce temas con las guitarras de Héctor Arbelo.



Julio Sosa murió el 26 de noviembre de 1964. El 25 a la madrugada volvía de una fiesta con algunas copas de más y atropelló la baliza levantada en la esquina de avenida Figueroa Alcorta y Mariscal Castilla. Agonizando lo trasladaron al Hospital Fernández donde falleció al otro día. Tenía 38 años y estaba preparando una gira para Europa. En esos días grababa su séptimo long play, grabación que interrumpió la muerte y de la que quedaron dos termas: “Siga el corso” y “Milonga del 900”.



Lo velaron en el Luna Park y una multitud lo acompañó hasta el cementerio. Se dice que el último tango que cantó la noche misma del accidente fue “La gayola”, escrito por Armando Tagini y musicalizado por Rafael Tuegols. La última estrofa fue trágicamente sugestiva: “Pa que no me falten flores cuando esté dentro del cajón”. El año de su muerte publicó su único libro de poemas: “Dos horas antes del alba”. Los poemas no son buenos, pero hay momentos poéticos muy bien logrados. Si el destino le hubiera regalado un poco más de tiempo y un poco menos de infortunio seguramente que hubiera sido tan buen poeta como cantor.


http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2011/01/22/escenariosysociedad/SOCI-03.html

Julio Sosa - Que Me Quiten Lo Bailao

miércoles, 26 de enero de 2011

Alejandro Medina / Hoy No Es Ayer, Ni Mañana Es Hoy



Alejandro Medina: Sin Blues No Hay Rock

Fecha: 26/01/2011
Autor: Marcelo J. Silvera (desde Villa María)



El bajista, ex integrante de Manal, Aeroblus y La Pesada del Rock & Roll, cerró la segunda fecha del Costanera Rock 2011 de Villa María (Córdoba). Nuevo disco, y un repaso por la historia de un mito viviente del rock nacional.


Formó parte de cuatro de las bandas más importantes del rock nacional: Manal, Aeroblus, Pappo’s Blues y La Pesada de Billy Bond. Es uno de los bajistas más virtuosos del país y una referencia.


- ¿Cuál fue la última visita a la ciudad?
- Estoy muy contento de volver a Villa María después de tantos años. La última vez que estuve por aquí fue en el evento Blues Total 2002, un sábado 18 de mayo, en el Teatro Verdi, y fue genial. Mi banda sonó tremenda y de yapa tuvimos de invitado a Pappo, así que creo que para los memoriosos esa noche fue increíble!


- Y ahora con la Medinight Band, ¿cómo va este proyecto?
- La Medinight Band ya no es un proyecto, es mi realidad desde el 2003, que fue cuando apareció ese nombre Medinight jugando un poco con las palabras medianoche y Medina. A partir de ahí se fundó Alejandro Medina y la Medinight Band, compuesta por Claudio Rodríguez en guitarra, Javier Boleda en Batería, la Lola Medina en voz y coros y yo en bajo y voz. En el 2005 edite un CD que se llama “De qué sirve la vida”y se vendió y se sigue vendiendo muy bien, ya que lo reedito año tras año gracias al pedido de la gente.


- Ante el avance pop, metido a presión por las radios, y las bandas barriales, el blues no cede terreno y aunque sin nuevos grandes referentes, se mantiene. ¿Como ves la actualidad del género?
- El blues existe y siempre existirá, sin blues no hay rock. Es el alma mater de todos los géneros.


- En algún momento dijiste que los jóvenes te ven como un héroe, y no es para menos tras formar parte de cuatro de las bandas más trascendentes del rock argentino (Manal, Aeroblus, Pappo’s Blues y La Pesada). ¿Qué queda de todo aquello?
- Solamente música, hermano!


- Aún parece que el Carpo fuera a volver… ¿qué nos dejó Pappo?
- La referencia máxima de un guitarrista del rock y blues.


- En ocasión de cumplirse los 40 años del rock se hicieron muchos balances ¿Cuál hacés vos hoy?
- Yo toco profesionalmente desde que tengo 14 años. Y sigo tocando: es lo único que me interesa. Lo de los balances o estadísticas se lo dejo a los entendidos.


- Qué destacás de lo “histórico” y qué rescatás de lo nuevo?
- Que hoy no es ayer, ni mañana es hoy!



- Sé que vivís en Morón (Provincia de Buenos Aires), alejado de todo, y lo disfrutas. Pero ¿qué hay en este 2011 en tu camino?

- Vivir en Morón es genial porque es el oeste y es re tranqui. Yo me la paso ensayando y tocando por todos lados y estoy en este momento a días de editar mi nuevo trabajo que se llama “Alejandro Medina ‘Yosoy’ Alejandro Medina”, que es una obra concebida temáticamente y distribuida en 15 tracks. Me llevó 2 años grabarla y me encanta el resultado, creo que es el mejor disco que hice hasta hoy.



http://www.rock.com.ar/blog/20119675/medina-sin-blues-no-hay-rock/

Entrevista al legendario Alejandro Medina

Alejandro Medina - Sniff Blues

Quentin Tarantino / The American Caesar In France



Quentin Tarantino recibirá el César de Honor


Quentin Tarantino recibirá el César de Honor. ¿Se acuerdan de Quentin Tarantino? Claro que sí, quién puede olvidarlo: Pulp Fiction en 1994, Jackie Brown en 1997, Kill Bill en 2003 ó 2004 y Inglourious Basterds en 2009. Todas bajo la dirección de uno de los creadores más polifacético del cine estadounidense. El actor, guionista, productor y director norteamericano Quentin Tarantino recibirá el próximo 25 de febrero el Premio César de Honor en su edición número treinta y seis.


Apreciados como el equivalente de los premios Oscar norteamericanos, la Academia del Cine Francés le concederá a Tarantino este reconocimiento especial por toda su obra y por ser considerarlo como un gran artista internacional, tal y como lo ha expresado a los medios César Alain Terzian, su actual director.


Tarantino ha recibido varias nominaciones y premios por su trabajo, pero de toda su carrera, la película Pulp Fiction fue la que más reconocimiento obtuvo: Premio Oscar, premio BAFTA, Palma de Oro en el Festival de Cannes y Globo de Oro, todos al mejor guión y en el mismo año, 1994.


Para este año, los principales realizadores que han sido postulados al Premio de Mejor Director son Xavier Beauvois, máximo pretendiente, el cual exhibe su filme Des Hommes et des Dieux (Dioses y hombres) y ha recibido once nominaciones; el polémico Roman Polanski quien llega con su película The Ghost Writer (El escritor) y ha recibido ocho nominaciones y por último, Matthieu Amalric el cual es candidato con la obra Tournée, acaparando siete nominaciones.


http://www.peliculas.info/


Quentin Tarantino -Film Director, Screenwriter, Producer, Cinematographer & Occasional Actor

martes, 25 de enero de 2011

Johnny Hodges / An Sphere Of Influence


Johnny Hodges, el amigo de Duke

Por Rafael Cuadrado



Johnny Hodges (John Cornelius Hodges, Cambridge, Massachusetts, 25 de julio de 1907 - Nueva York, 11 de mayo de 1970), fue un músico de jazz, saxofonista alto y soprano, extraordinario e inigualable, y uno de los tres saxofonistas altos más influyentes y reconocidos de la historia del jazz junto con Benny Carter y Charlie Parker. La sonoridad de Johnny, es transparente y tensa, a la vez que amplia, delicada y de indefinible belleza. Su nombre permanecerá escrito en la historia del jazz, como uno de los solistas más determinantes de la gran orquesta de Duke Ellington en la que ingresó en 1928 con apenas veintidós años y que no abandonaría hasta su muerte. Fue un grande a la hora de la improvisación, y sus ideas sorprendentes, y su sonido melodioso, pulcro, y lírico, crearon escuela entre los saxofonistas.


La historia del Jazz suele escribirse según las revoluciones que cada artista ha protagonizado, por el mérito de "ir más allá que los demás". De este modo, Louis Armstrong fué el primero en darle importancia a un instrumento solista... sin él no habría un Miles Davis, ni un John Coltrane... sin él, probablemente otro habría llegado a ese mismo punto, pero Louis Armstrong además tenía un talento descomunal. Coleman Hawkins, por ejemplo, fue el primero en interpretar un tema sin prácticamente tocar dicho tema, sólo esbozando la melodía y luego volando libremente... sin él no habría un Charlie Parker, ni un Dave Brubeck... sin él, probablemente otro habría llegado al mismo punto, pero es que Coleman Hawkins además tenía un talento inmenso. Y se pueden decir cosas parecidas de gente como Duke Ellington, Dizzy Gillespie, Charles Mingus y muchos otros gigantes del jazz. Pero al contar una historia del jazz basándose en estas proezas, suele pasar que músicos como Johnny Hodges sólo tengan una pequeña mención sin importancia, y eso es una injusticia, porque talento, a Johnny Hodges le sobraba.


Sus primeros pasos en el jazz los dio con el clarinetista de New Orleáns, Sidney Bechet. De Bechet, aprendió a usar el saxo soprano, instrumento que Hodges tocaría alternativamente con el saxo alto hasta 1940 en el que adoptó definitivamente este último. Posteriormente pasó efímeramente por las bandas de Lloyd Scott, Chick Webb, Luckey Roberts y Willie "The Lion" Smith. Finalmente llegaría a Ellington con quien pasó toda su vida siendo un elemento indispensable en su orquesta durante los años treinta y cuarenta. En los pupitres de Duke Ellington, Johnny Hodges, enriqueció con su sonido, la ya de por sí impecable sección de vientos de la orquesta con un sonido innovador, original y de una pulcritud innegable. En los tempos lentos (a los que Ellington le ligaba frecuentemente) emocionaba mientras que en los tempos rápidos desarrollaba un swing irresistible, lo que le hizo el saxofonista alto más popular de los años cuarenta y cincuenta. Los otros miembros de esa estelar banda fueron junto con Johnny Hodges, Harry Carney en saxofón, el clarinetista Barney Bigard, los trompetistas Rex Stewart y Cootie Williams (quien fue reemplazado por Ray Nance en 1940) y los trombones de Joe Nanton, Juan Tizol y Lawrence Brown, Sonny Greer en batería y "el pianista", como Ellington solía referirse a sí mismo.


Fuera de la orquesta de Ellington, abanderó varias bandas con miembros inclusive de la propia orquesta ellingtoniana que resultaron ser igualmente magníficos. Animado por Norman Granz, promesas de más notoriedad, más éxito y más dinero hicieron que desde 1951 a 1955, Hodges haga un paréntesis con Ellington para formar su propia banda, con la que tuvo un hit con "Castle Rock", de la que el mismo Duke era músico invitado y donde John Coltrane tocó durante el último año. Sus encuentros con otros músicos también son importantes, dando muestras de que era capaz de generar swing con su saxo con independencia de la formación en la que tocara. Son destacable sus encuentros con el organista Wild Bill Davis, con el trompetista Dizzy Gillespie, y con los pianista Earl Hines o Teddy Wilson. Grabó su nombre a una treintena de discos. De ellos dos sobresalen con luz propia. El primero grabado con la orquesta de Ellington y en la que el "Duke" le permitió liderar la sesión y editar el disco a su nombre, un privilegio nunca concedido a ningún otro miembro de la orquesta, titulado "Side by Side" grabado para "Verve" en 1958. El segundo, grabado en 1964 para el sello Impulse!, fue "Everybody Knows" con practicamente la sección de vientos de Ellington al completo. También participó en la banda sonora de la película Swingers.


Julio Cortázar lo admiraba, y esto quedo plasmado en "El perseguidor", que es como una pequeña "Rayuela", por las similitudes de sus personajes Johnny y Oliveira. "El perseguidor", dedicado In memoriam de Ch. P. (Charlie Parker), retrata a un Johnny Carter (donde se reúnen nombre y apellido de dos saxos memorables: Johnny Hodges y Benny Carter), que hereda aficiones de Parker: alcohol, drogas, escándalos, amoríos... Johnny es un músico arbitrario y genial, que descoloca con gestos y desplantes de intuitivo a Bruno (es decir, Cortázar), un crítico racional que está escribiendo un libro sobre Johnny.


Fernando Trueba, otro declarado admirador suyo, incluye en "El baile de la victoria" el tema What´s the rush de Gerry Mulligan, tocado por Johnny Hodges. Cuenta el mismo Trueba que Mulligan la iba a tocar junto con Hodges, pero no pudo dejar de escucharlo.


La repentina muerte de Johnny Hodges en 1970 marca el principio del declive de la banda y de Ellington. Si bien Duke continuó grabando, haciendo giras y produciendo buena música hasta su muerte, el 24 de mayo de 1974, en las grabaciones de esos años la banda ya no brilla y ocasionalmente el cansancio de su líder es notorio.


http://www.eldiariodegualeguay.com.ar/?ID=7353
A Few Minutes With Johnny Hodges

Raymond Carver / Y En Ese Desencanto Brutal Que Me Condena



Raymond Carver : A Short Cut


Escritor y poeta estadounidense nacido en Clatskanie, Oregón. Vivió en docenas de lugares trabajando en ocupaciones ocasionales y mal pagadas, debatiéndose en la más absoluta de las pobrezas, con un matrimonio destrozado, con graves problemas de alcohol durante varios años. Además de libros de poemas, Un sendero nuevo a la cascada (1985) y Bajo una luz marina (1986), publicó cuatro volúmenes de relatos que lo acreditaron como uno de los mejores escritores norteamericanos de la década: ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? (1976), De qué hablamos cuando hablamos de amor (1981), Catedral (1983) y Tres rosas amarillas (1988). Los libros de Carver están formados por relatos cortos que reflejan los dramas aparentemente más triviales, las catástrofes silenciosas de la gente más común, que poseen la capacidad de provocar una impresión fortísima, una indeleble conmoción. Dotado de un apreciable escepticismo y resentimiento, mediante una técnica escueta y directa, carente de adornos estilísticos, casi minimalista, dibuja una gama de anónimos perdedores de una sociedad que parece haberse olvidado de ellos: desempleados, alcohólicos, divorciados, seres solitarios que van hacia la deriva y que no tienen otra cosa que hacer sino mirar la televisión, evitando mirar a su propio interior y comprobar que no son más que sombras cargadas de desesperanza. En 1988, cuando estaba en su mejor momento, porque había dejado de beber, tenía una estimulante relación amorosa con la poeta Tess Gallagher y se había convertido en el mejor cuentista vivo estadounidense, se le detectó un cáncer de pulmón. Murió en Port Angeles, Washington ese mismo año. © epdlp


http://www.epdlp.com/escritor.php?id=1556



Raymond Carver: El vacío como comienzo de todas las cosas




Por Rodrigo Burgos (2009)

Todo artista de cierta repercusión muerto prematura y sorpresivamente, debe aceptar el sino de la intranquilidad post-mortem: sus descendientes y albaceas olisquearán en su mesa de noche y traperías domésticas buscando un último filón que mantenga la leyenda en lo alto, aparte de enanchar las arcas, y aleje el fantasma del olvido al que todos están condenados inexorablemente.


Carver fue un escritor inmenso, y su obra sigue estando muy lejos del desgaste y la pérdida de sentido. A pesar de los tijeretazos de Gordon Lish, editor que confesó haber intervenido varios relatos del libro más famoso del autor de Tres Rosas Amarillas, De qué hablamos cuando hablamos de amor.


Hacia el 2000, Tess Gallagher, viuda del escritor, publica cinco cuentos que a lo largo de los noventa han sido descubiertos en diversas bibliotecas y universidades de los Estados Unidos. Son relatos de impresionante acabado, manuscritos en su mayoría, muy próximos al punto final. El resultado, Si me necesitas, llámame, es hasta ahora el último muestrario del hombre que prescindió de los artificios para descender a tientas hacia el escondite de los dolores más intensos de la vida corriente que es la tuya, la mía, la de todos: en donde respiran entrecortadamente los frágiles eslabones que nos mantienen a flote a pesar de tantos fracasos, terrores y desesperanzas.


Se le ha llamado minimalista al estilo de Raymond Carver, acentuando el hecho tal vez solo como una opción entre varias posibles. En cambio, su mirada sucinta, seca y carente de filtros, es la única alternativa para acercarse con algo de certidumbre al pozo de los íntimos y diarios quiebres de personas al borde del desbarranco.



Alguna vez Charles Bukowski explicaba que la existencia estaba a fin de cuentas determinada por las diarias rutinas: por la conversación con tu pareja, por esa cuenta impaga, por el temor a la falta de dinero, por una mala jornada en tu trabajo. Era la acumulación de este sedimento doméstico sobre el aplomo de hombres y mujeres lo que podía producir incontables caídas. Carver llevó este principio hacia el extremo. Sus narraciones versan sobre estados de crisis permanentes: hombres que terminan sus relaciones maritales y necesitan acometer actos redentorios para vislumbrar una salida; catástrofes sordas y casi inadvertidas por la comunidad que asolan a gente inserta en un constante ejercicio de supervivencia. Traumas y derrotas que sumen en el descolorido universo de la decepción pero, a su vez, en un deseo inacabable de persistir en la refriega.



Los personajes de Raymond Carver transitan por un friso donde son escasas las expectativas y los claros de luz, no obstante su decadencia no está sentenciada: hay una lucha, una capacidad de reacción que los enaltece. Y hay también un respeto por ese dolor, por el incesante malestar existencial de quienes pueblan las páginas de uno de los cuentistas fundamentales de la segunda mitad del siglo XX. Carver los deja desnudos en una intemperie emocional, pero es un desamparo en que surgen una fuerza y dignidad sobrenaturales. Un tránsito excesivamente escarpado en que el se recorre un camino desde un punto ingrato hasta otro tan o más terrible o al menos desconocido. Quién sabe, pero a la noche estaremos listos para una nueva aventura como se señala en “Leña”, soberbia narración que abre Si me necesitas, llámame. “Luego dejó el bolígrafo y se quedó un momento con la cabeza apoyada en las manos. Enseguida, se levantó, se desnudó y apagó la luz. Se metió en la cama dejando la ventana abierta. Así estaba muy bien”. Y para nosotros también lo está, querido Raymond!


http://surruido.com/2009/01/22/raymond-carver-el-vacio-como-comienzo-de-todas-las-cosas/

lunes, 24 de enero de 2011

Sonny Stitt / Mighty Lone Wolf




Sonny Stitt y el Fantasma de Charlie Parker


Por Rosa Olivia Hellion Tovar


Sonny Stitt fue uno de los grandes saxofonistas de la época del bebop y el hard bop. Al igual que muchos otros que fueron muy populares en su momento, Stitt carece del reconocimiento que merecería, dadas su gran calidad como intérprete y compositor y sus notables aportaciones al jazz.


Edward Sonny Stitt nació el 2 de febrero de 1924 en Boston, Massachussets, pero se crió en Saginaw, Michigan, dentro de una familia musical. Su padre era profesor de música, su hermano pianista clásico y su madre maestra de piano. 
En 1943, conoció a Charlie Parker y ambos encontraron con sorpresa que sus estilos tenían gran similitud, a pesar de que ninguno había escuchado antes al otro.


Las primeras grabaciones de Stitt fueron con Stan Getz y Dizzie Gillespie, en 1945. También tocó en algunas orquestas de swing, pero principalmente en orquestas de bop. A principios de los cuarenta, fue miembro de la orquesta de Tiny Bradshaw y en 1945 reemplazó a Charlie Parker en la orquesta de Gillespie, para más tarde tocar saxofón alto con Billy Eckstine, al lado de futuros pioneros del bop como Dexter Gordon y Gene Ammons; fue entonces cuando cambió a saxofón tenor y llegó a tocar con Bud Powell. Desgraciadamente, en 1948 cayó en prisión acusado de vender narcóticos. Dos años debió pasar en la cárcel.


A pesar de sus similitudes con Charlie Parker –muchos lo acusaban de imitar a The Bird-, Stitt desarrolló un sonido propio. Gracias a ello, en los años cincuenta grabó para sellos como Argo, Verve y Roost, en donde experimentó con el jazz afrocubano junto con Thad Jones y Chick Corea, con quienes realizó versiones de temas clásicos como “Autumn Leaves”. En 1960, se unió brevemente a Miles Davis y grabó en concierto con el quinteto del genial trompetista, hasta que éste lo despidió por sus problemas de alcoholismo. Decidido a ser solista, Stitt le rindió homenaje a Charlie Parker en su disco Stitt Plays Bird (Atlantic, 1963), en el cual contó con la participación de Jim Hall en la guitarra.


Con el también saxofonista Gene Ammons grabó extraordinarios álbumes, considerados entre lo mejor de ambos músicos (como The Blues Up and Down, de 1950, para Verve), además de hacer muy populares sus duelos de sax tenor en presentaciones.


Stitt fue uno de los primeros músicos de jazz en usar el saxofón eléctrico (llamado Varitone). Viajó con los Giants of Jazz, orquesta en la que tocaban Dizzie Gillespie, Art Blakey y Thelonious Monk y continuó haciendo giras y grabando incesantemente. Sus últimas grabaciones fueron hechas en Japón poco antes de su muerte.


El 22 de julio de 1982, Sonny Stitt murió a consecuencia de un ataque cardíaco. Su legado musical es abundante, pues dejó un extenso catálogo de excepcionales y siempre disfrutables discos.


http://musica.nexos.com.mx/?p=7



Sonny Stitt - Blues Greasy


En conmemoración. Se cumplen 87 Años del nacimiento del gran Sonny Stitt

domingo, 23 de enero de 2011

Serge Gainsbourg / Por Un Puñado De GITANES




El viejo Gainsbourg ha vuelto


Nuevas ediciones, filmes e inéditos recuerdan dos décadas de la muerte del cantante


ANTONIO JIMÉNEZ BARCA - París - 23/01/2011


Basta acercarse a su casa parisiense de siempre, vacía desde hace 20 años, en Saint-Germain-des-Prés, para darse cuenta de que Serge Gainsbourg sigue contando: las persianas, la verja, las paredes, la puerta... todo está abarrotado de pintadas, de grafitis, de dibujos, de frases ("eras el mejor, eras guapo, eras un artista"). Muchos son recientes, y todos pertenecen a seguidores de este artista feo y orejón, que sedujo a las mujeres más bellas de la época, Brigitte Bardot entre ellas, tímido hasta la enfermedad en sus comienzos y provocador obsceno y chabacano al final de su carrera, que murió solo mientras se echaba la siesta en esa misma casa el 2 de marzo de 1991. Francia se prepara para celebrar el 20º aniversario: todas sus canciones se editarán de nuevo en una serie de 20 CD que saldrá a la venta el 28 de febrero. Antes, una antología de sus textos se publicará en un volumen de 700 páginas llevada a cabo por su biógrafo de referencia, Gilles Verlant. Paralelamente se exhuman y se radian viejos temas pretendidamente inéditos: una versión en la que acompaña en un ensayo a la cantante Dani, para la que compuso la canción Como un boomerang.


El viejo Gainsbourg ha vuelto, pues, con su Gitanes y su cóctel de algo en la mano, al lado siempre de la más guapa. La verdad es que Gainsbourg ya estaba ahí. El año pasado, una película del cineasta Joann Sfar (Gainsbourg, vida de un héroe), le devolvió parte de su fama y desde entonces, como en los buenos tiempos, no se ha bajado de las páginas de los periódicos franceses o de las pantallas de la televisión.



Gainsbourg, conocido en España sobre todo por su célebre -y escandalosa en su tiempo- Je t'aime... moi non plus, interpretada junto a Jane Birkin, el tema más explícitamente sexual que se ha compuesto nunca, nació en París, en 1928. Su territorio de infancia fue Montmartre. Quiso ser pintor, pero para ganarse la vida tocaba el piano en un tugurio de travestís de Pigalle. Obsesionado por triunfar, por ganar dinero, fama y reconocimiento, comenzó a componer. Por entonces ofreció a Juliette Gréco una joya en forma de canción titulada La Javanaise, que él también interpretó en su tiempo con su estilo algo acomplejado y timorato de entonces. Su primera grabación en televisión data de 1957 y al recordarla, en un documental emitido hace meses por France 2 titulado Gainsbourg caras ocultas, Gréco se echaba las manos a la cabeza, asegurando: "era espantoso". Tras algunos años de aparecer a lo Jacques Brel, sin ganar ni fama ni dinero, abandonó el escenario y se dedicó a componer canciones para otros. En 1965 escribe para la casi adolescente France Gall Poupée de cire, poupée de son con la que esta gana el Festival de Eurovisión de 1965. Adiós a los trajes y al existencialismo: bienvenido al mundo yeyé, mucho más lucrativo y alegre.


Black Trombone- Serge Gainsbourg




En 1967 conoció a Bardot. Se enamoraron en un restaurante. Ella le pidió una noche, según la leyenda, que le compusiera la canción de amor más bonita del mundo y él rescató una melodía que había utilizado años atrás para una banda sonora y escribió Je t'aime... moi non plus. La grabaron juntos. La versión de Bardot es más explosiva que la de Birkin. Tanto que la actriz, casada por entonces, al ver el escándalo monumental que se organizó en la Francia de la época, rogó a su amante que la retirara del mercado. Gainsbourg, tan feo como caballeroso, accedió. Dos años después lo volvería a grabar, esta vez con su mujer de entonces, la cantante y actriz Jane Birkin. La canción les catapultó a los dos para siempre.



Gainsbourg grabó más de 19 álbumes, dirigió cuatro películas, participó como actor en muchas más, compuso cientos de canciones y vivió un momento extraño de gloria y redención: en 1979, en un recital en Estrasburgo, un grupo de militares franceses y miembros de la extrema derecha más feroz ocuparon las primeras filas de la sala. Venían dispuestos a impedir que Gainsbourg interpretara su último éxito, Aux armes et caetera, una versión reggae de La Marsellesa, considerada por muchos un ultraje. Al ver el panorama, el cantante ordenó a sus músicos rastas que no se bajaran del autobús. Subió al escenario solo a pesar de que el dueño de la sala le advirtió del peligro. Y dijo: "los que han impedido el concierto han devuelto a La Marsellesa su sentido inicial". Después, este hombre apolítico, con fama de chulo y de degenerado, probablemente borracho, levantó el brazo derecho -el del cigarro- y adquiriendo una dignidad y una grandeza inesperada, comenzó a cantar, en solitario, el himno de Francia. Los militares que le observaban atónitos no pudieron hacer otra cosa que cuadrarse.



Alcoholizado, hundido psicológicamente, abandonado por Birkin, deprimido, enflaquecido, sus últimos años fueron una pesadilla a veces retransmitida por televisión, donde seguía interpretando el personaje provocador que se había creado: llegó a quemar un billete de 500 francos en directo para protestar por los impuestos que pagaba o a proponer a Whitney Houston que se acostara con él.


Murió a los 63 años, en su casa de siempre, la que compró para vivir con Brigitte Bardot y en la que vivió con Jane Birkin, después de haber tratado inútilmente de deshacerse del alcohol y el tabaco. Ya entonces sus admiradores escribían frases en su puerta.


Cinco imprescindibles del mito feo


Bonnie and Clyde (1968). Una noche de mucho alcohol y poco acierto desembocó en el tema que da nombre al disco. Era la primera cita entre Gainsbourg y Brigitte Bardot, la otra voz de este disco.- Jane Birkin / Serge Gainsbourg (1969). El disco pasó a la historia por la canción Je t? aime... moi non plus. Un canto al amor y al sexo que la pareja entonaba en una cama con orgasmo final incluido.- Histoire de Melody Nelson (1971). Narra la historia de un hombre de mediana edad que se topa con una lolita. Una obra en parte autobiográfica producida por el compositor Jean-Claude Vannier.- Aux Armes et caetera (1979). Versión reggae del himno francés La Marsellesa, con Robby Shakespeare, Sly Dunbar y Rita Marley. Le costó amenazas de muerte de los veteranos de la Guerra de Argelia.- L' Étonnant Serge Gainsbourg (1961). Tercer disco orquestado y arreglado por Alain Goraguer, pianista francés que también colaboró con Boris Vian. Destaca, La chanson de Prévert.


http://www.elpais.com/articulo/cultura/viejo/Gainsbourg/ha/vuelto/elpepucul/20110123elpepicul_2/Tes



L'hôtel particulier- Serge Gainsbourg

sábado, 22 de enero de 2011

Queens of the Stone Age / Rooted In The Blues



Queens of the Stone Age prometen un álbum marcado por el blues



LOS ANGELES, 19 Ene. (EUROPA PRESS)



Después de más de tres años de silencio, la banda de California está trabajando en su próximo disco, que, según ha explicado el guitarrista Troy Van Leeuwen, hará que los seguidores del grupo se arranquen a bailar.


"A todos nos encanta el blues y a todos nos encanta bailar", explica el guitarrista de la banda para justificar la nueva orientación musical, pese a que reconoce que todavía no está nada definido el camino que están tomando para este nuevo trabajo.


"Es demasiado pronto en el proceso y no está muy definido lo que es, pero todos nos sentimos muy bien y no hay falta de ideas. Estamos intentando filtrar lo mejor de lo mejor", añade Troy Van Leeuwen sobre el primer trabajo de Queens of the Stone Age desde 2007.


Aún así, la banda se lo toma sin prisas, pues, como indica el guitarrista, "las cosas pasan de forma natural". Por ello, antes de terminar la grabación, pretenden salir de gira para celebrar el relanzamiento de su álbum debut, Queens of the Stone Age, de 1998.


De hecho, Van Leeuwen afirma que el líder del grupo, Josh Homme -que ha estado trabajando con el supergrupo Them Crooked Vultures en los últimos tiempos- sigue componiendo canciones para ese nuevo disco aún sin título o fecha de salida.


Por otro lado, el propio cantante ha explicado que los miembros del grupo trabajan sin estrés o presión, simplemente compartiendo las ideas que han surgido en estos años en los que no han trabajado juntos.


"Todos intentan ganar al otro con su iPod", afirma Josh Homme, que ha revelado en una entrevista con NME que una simple operación de rodilla casi le cuesta la vida por culpa de unas complicaciones que, finalmente, le tuvieron tres meses en cama.


http://www.europapress.es/cultura/




Queens of the Stone Age - Burn the Witch (Live At Reading 2010)

Grateful Dead / A Trunk Full Of Dead


Grateful Dead Europe '72: The Complete Recordings

En 1972, Grateful Dead viajaron al extranjero por primera vez. Ofrecieron 22 conciertos en Inglaterra, Alemania, Francia, Dinamarca y Holanda. En noviembre de ese año apareció un triple álbum con una selección de aquellos conciertos, el clásico “Europe ’72”.


Ahora, Grateful Dead anuncian una nueva edición de aquel álbum, pero ampliada a 60 CDs, sí, sesenta cedés, ni Jerry Garcia podría haber imaginado algo así en uno de sus más inspirados “viajes”. “Europe ’72: The complete recordings”, que está previsto que Rhino/GD publique en septiembre, contendrá los 22 conciertos de la gira europea del 72 completos. El productor David Lemieux está actualmente mezclando y masterizando las grabaciones. La caja costará unos 450 dólares, precio que no parece nada caro por semejante cantidad de kilos sonoros.
Grateful Dead European Tour 1972 Dates

April 7 Wembley Empire Pool, Wembley
April 8 Wembley Empire Pool, Wembley
April 11 Newcastle City Hall, Newcastle
April 14 Tivolis Koncertsal, Copenhagen
April 16 Aarhus University, Aarhus
April 17 Tivolis Koncertsal, Copenhagen
April 21 Beat Club, Bremen
April 24 Rheinhalle, Dusseldorf
April 26 Jahrhundert Halle, Frankfurt
April 29 Musikhalle, Hamburg
May 3 Olympia Theatre, Paris
May 4 Olympia Theatre, Paris
May 7 Bickershaw Festival, Wigan
May 10 Concertgebouw, Amsterdam
May 11 Rotterdam Civic Hall, Rotterdam
May 13 Lille Fairgrounds, Lille
May 16 Theatre Hall, Luxembourg
May 18 Kongressaal – Deutsches Museum, Munich
May 23 Strand Lyceum, London
May 24 Strand Lyceum, London
May 25 Strand Lyceum, London
May 26 Strand Lyceum, London



Grateful Dead-Dark Star- From The Europe 72 Tour- Live in Rotterdam Netherlands

viernes, 21 de enero de 2011

Gato Barbieri / New York Meeting


Gato Barbieri : “No soy argentino, soy internacional”



Entrevista Gato Barbieri. Se acaba de editar un disco que el saxofonista grabó con Néstor Astarita en Nueva York.



21.01.2011 Por Pablo S. Alonso .



Junto con Carlos Gardel, Astor Piazzolla, Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, Lalo Schifrin y Dino Saluzzi, el rosarino Leandro “Gato” Barbieri es uno de los pocos músicos argentinos que lograron trascendencia internacional por encima de los territorios hispanoparlantes. El caso de Barbieri es doblemente particular: no sólo, al igual que Schifrin, alcanzó prestigio dentro de un género norteamericano, sino que su nombre quizás sea el que más circuló después del de Gardel. A esto último se deben dos factores: su participación como autor e intérprete de la música de Ultimo tango en París, de Bertolucci, y sus exitosos discos de la segunda mitad de los setenta. .




Las últimas tres décadas no sumaron muchos pergaminos. Una pérdida de rumbo en los ochenta, en medio de cambios en el mercado musical y adicciones. La muerte en 1995 de su esposa Michelle, una presencia fundamental en su vida y en su carrera, lo sumió en una depresión, uno de los factores que desembocaron en un triple bypass. Volvió a grabar en 1997, Pero qué pasa, che corazón (1999) y The Shadow Of The Cat (2002) son una versión desdibujada de sus trabajos más comerciales de finales de los setenta.




Desde entonces, Barbieri se mantuvo alejado de los estudios, paseando su leyenda en lucrativos shows en vivo, como sus apariciones en el Blue Note de New York, ciudad en la que vive hace más de 40 años. Pero una idea de Néstor Astarita, viejo compañero suyo en la escena musical porteña, germinó, tras la intervención de Litto Nebbia como productor, en un nuevo disco, New York Meeting.



El estilo, parte del material y la intención de los productores sugieren una vuelta a los días y el espíritu del Jamaica, uno de los legendarios locales musicales de Buenos Aires, donde el Gato y Astarita tocaban juntos. Pero la mención de esto a Barbieri, en una entrevista telefónica, lo hará ofuscar: “No tiene nada que ver.”



El Gato no es un entrevistado fácil. A veces es impredecible como sus solos más salvajes. “Yo nunca hablé de mis discos”, dice. No se pone el casete para promocionar un nuevo trabajo: “Astarita quería hacer la reunión de los argentinos y salió bien. Es un disco bastante lindo. Podría haber sido mucho mejor. Se hizo muy rápido. Yo soy famoso en todo el mundo, entonces puede agarrar acá como en Europa, en Rusia. Yo tampoco soy argentino, soy internacional.” Aún no había escuchado la versión definitiva del álbum, mezclado y masterizado en Buenos Aires.Barbieri sólo puede ver a una distancia muy cercana, consecuencia de su diabetes, por eso ya no puede leer partituras. Esa y otras cuestiones de salud han cambiado su manera de encarar su trabajo: “Preparo un esquema y meto la música como si fuera un filme. Me tengo que hacer los dientes. Toco con dos dientes abajo. Me hizo muy bien (risas). Cada uno inventa, hay que saber inventar porque si no, siempre hay un problema. Chet Baker tenía un diente salido, y él tiraba por ahí.”




Recorrer ciertos momentos claves de su carrera comienza con un joven Gato cambiando el saxo alto por el tenor, y a Charlie Parker y Lee Konitz por John Coltrane: “Nunca pienso que toqué el alto (risas), porque el tenor es mucho más difícil. En Uruguay escuché Round About Midnight (Miles Davis, 1957, en un quinteto que incluía a Coltrane). Y cuando lo oí a Coltrane dije ‘Mi Dios’. Pero no lo copié porque era imposible.”




En 1962, a instancia de Michelle, Gato viajó a Italia. Allí conoció al cornetista Don Cherry, con quien comenzó a hacerse un nombre en las ligas mayores: “Aprendí a escuchar, estaba atento a lo que dice el director. Era muy difícil porque en cuarenta y cinco minutos tocábamos quince temas; estábamos en un tiempo lento y se iba a un tiempo rápido.” Sus característicos sobreagudos en el tenor eran particularmente notables por entonces: “Viene del free jazz, pero cada uno grita distinto. Cuando yo grito es como cuando ves un partido y hacemos un gol.”Barbieri estuvo muy activo a finales de esa década como líder y como ladero en proyectos de músicos como Carla Bley, Michael Mantler y Charlie Haden, quien a su vez fue el bajista del Gato en The Third World (1969), donde Barbieri abrazó su herencia latina; el comienzo de una serie de trabajos muy distintos de lo que hoy se conoce como Latin Jazz.



La inflexión fue una sugerencia del director de cine brasilero Glauber Rocha. “Me dijo: Andate para Latinoamérica y formá tu banda”. Barbieri recuerda como un hito su vuelta a Buenos Aires en 1970 para un ciclo en el Teatro Regina, con una banda que incluía a Nana Vasconcelos en berimbao, Domingo Cura en percusión y Adalberto Cevasco en bajo: “Toqué de todo: tangos, boleros, chacareras, bailecitos (risas), fue increíble.”



Eran años politizados. “Yo era de izquierda desde que estaba en Buenos Aires; repartía papeles y éramos diez gatos. Uno trata, pero... no sucede nada”, lamenta, antes de volver sobre su país de residencia. “Obama quiere cambiar un país que no está preparado. Acá lo único que saben es business, dinero y robar. El pueblo americano no tiene educación política. Eso te lo digo porque mi señora (Laura, su actual esposa, con quien tuvo a su hijo Christian), que es americana, no se da cuenta de cómo son las cosas.”




El lado jazzman del Gato



New York Meeting (Melopea) reúne a Barbieri con Astarita, Carlos Franzetti (piano) y David Finck (contrabajo). No solo es fácilmente más interesante que sus últimos albumes sino que presenta un lado del Gato jazzman del cual casi no había constancias en disco. El repertorio fue elegido entre Barbieri y Astarita. Estandards de los cincuenta y primeros sesenta: Straight no chaser (Thelonious Monk), Someday My Prince Will Come (tema de Blancanieves, luego introducido en el jazz), So What, Blue In Green (ambas de Miles Davis), Equinox (John Coltrane), más It’s Over (de Ultimo tango en París) y Prepárense, de Astor Piazzolla. El único elemento sudamericano en la ejecución viene de detalles como el ritmo de milonga en Equinox, percibido en la mano izquierda de Franzetti. Barbieri nunca había tocado con él ni con Finck, convocado por el pianista. ¿Hablaron del approach? “No. El (Franzetti) tiene un estilo billeviano (por Bill Evans). Hay una tendencia a folclorizarlo. Yo traté de no folclorizarlo. Lo que pasa es que hemos hablado muy poco. No de música sino de fútbol”, dice el Gato, apasionado hincha de Newell’s.



http://www.clarin.com/espectaculos/musica/argentino-internacional_0_412758852.html



Gato Barbieri - Prepárense (A. Piazzolla) "New York Meeting" Álbum

Syl Johnson / The Real & True Soul Music



Syl Johnson : An Afro-American Blues & Soul Singer


Syl Johnson nació como Sylvester Thompson en Holly Springs, Mississippi, cantó y tocó con artistas de blues Magic Sam, Billy Boy Arnold, Junior Wells y Howlin 'Wolf en la década de 1950, antes de la grabación con Jimmy Reed en 1959. Hizo su debut como solista ese mismo año con la Federal, una filial de la King Records de Cincinnati, con el respaldo de Freddie King en la guitarra.

Luego comenzó a grabar para el sello Twinight de Chicago a mediados de 1960. Empezando con su primer éxito, Come On Sock It to Me en 1967, Johnson dominó tanto la etiqueta como creador de éxitos y productor. Su canción golpes diferentes, también a partir de 1967, presentada recientemente en el último saltos y golpes de compilación breakbeat.

Al igual que otros compositores negros de la época, varios de sus discos son materia de estudio por su contenido de identidad afro-americanos y los problemas sociales en canciones como, Is It Because I'm Black que alcanzó el número 11 en las listas de R & B en 1969.

En 1971, Willie Mitchell llevo a Johnson a Hi Records , para la grabación de dos, tres álbumes y que dio lugar a una serie de singles. Producido en Memphis con la banda de Hi Records, estas producido la música del poder y valor duradero, incluyendo los éxitos We Did It, de nuevo por un sabor de tu amor y llévame al río, su mayor éxito, alcanzando el número 7 en las listas de R & B en el año 1975. Sin embargo, en Hi Johnson siempre fue, en cierta medida a la sombra de Al Green comercialmente, si no artísticamente. Mitchell también optó por utilizar principalmente el material en casa en vez de los originales de Johnson.


Después de los años terminó con Hi records, Johnson se produjo dos discos por su propio sello Shama, el último de los cuales (Ms. Fine Brown Frame, 1982) fue recogido para su distribución por redes Boardwalk y sería el último hit de Syl Johnson,.

A mediados del decenio de 1980, Johnson comenzó con el negocio de la gastronomía, lo que produjo en cierto modo su retiro de los escenarios, sólo haciendo apariciones ocasionales en algún que otro concierto en clubs de blues.

En 1992, Johnson se enteró de que su canción "Different Strokes" había sido objeto de muestreo por el número de raperos como Wu-Tang Clan, Public Enemy, Kool G Rap, en martillo y la Geto Boys. Estimulado por este hecho, decidió hacer una reaparición en la industria de la música. En 1994, lanzó el álbum Back in the Game en el sello Delmark. El álbum contó con la sección rítmica de Hi Records y su hija menor Syleena Johnson.



Syl Johnson "I'm Talking About Freedom"


Syl Johnson - Is it because i'm black?

Boris Vian / Navis Orbi & Les Vies Parallèles




Boris Vian

(Escritor, trompetista de jazz, poeta, ingeniero, actor, inventor, pintor, dramaturgo, director)


Por Javier Memba


Tal vez sea una canción, 'El desertor' -la más bella expresión del pacifismo que la historia registra-, su obra más conocida, pero Boris Vian -sentado a la derecha de Sartre en la mesa del existencialista-, fue muchas más cosas además de un gran cantante. El más aventajado discípulo de Alfred Jarry también fuer un escritor de variados registros, compositor musical, trompetista ingeniero y actor. Ahora bien, su diversificación no le impidió demostrar idéntico talento en todas las labores emprendidas.


Diríase que Boris Vian siempre supo que habría de vivir muy poco -murió con 39 años- y que por ello desarrolló una actividad tan frenética. Diríase también, a tenor de su diversidad, que fue un hombre del renacimiento, pero lo cierto es que fue una de las mentes más preclaras de la postguerra, un verdadero precursor del pensamiento progresista de la segunda mitad del siglo XX. Lo más sorprendente, habiendo hecho tantas cosas en tan poco tiempo, es que, pese a su prematura muerte, su bibliografía, que sobrepasa la veintena de títulos, incluyendo sus novelas, piezas teatrales, ensayos y colecciones de poemas, sea una obra completa. Boris Vian murió joven, en efecto, pero todas sus grandes páginas ya estaban escritas. A diferencia de tantos autores cuya obra queda truncada por su repentina muerte, la del maestro francés es una bibliografía completa.


Miles Davis & Boris Vian




Pasión por el jazz Nacido en Ville-d'Avray en1920, la enfermedad -un reumatismo articular que acabaría degenerando en una cardipatía- se manifiesta por primera vez en él cuando el futuro ingeniero sólo cuenta 12 años. Meses después, apenas recuperado, forma su primera orquesta de jazz. El jazz habría de ser una de sus grandes pasiones, de ahí su simpatía por los negros, que inspiraría una de sus mejores novelas: 'Escupiré sobre vuestra tumba´.Mucho antes, en 1938, esa misma pasión por los sonidos estadounidenses le lleva a comenzar a estudiar trompeta. De nada sirve que los médicos le digan que los esfuerzos que requiere la práctica de dicho instrumento son perniciosos para su afección cardíaca.


Licenciado en Ingeniería en 1943, ideará insólitos puentes para París para que los coches se dejen caer por ellos sin gastar gasolina. De más está decir que nunca llegarán a construirse. Lo que sí llama la atención en el París de 1946 son las colaboraciones de Vian en publicaciones como 'Temps Modernes', 'Combat' y 'Jazz Hot'. Unas y otras posibilitan la publicación de su primera novela, 'Vercoquin y el plancton' (1946), donde ironiza sobre el desenfreno de la juventud del momento. Pero será el éxito obtenido por la ya citada 'Escupiré sobre vuestra tumba', publicada ese mismo año, la que le permita dedicarse profesionalmente a la literatura. Firmada con el seudónimo de Vernon Sullivan -"non de plume" con el que aparecerán todos sus "thrillers", genero que cultivará con asiduidad- la historia que se nos cuenta en ella es la de un negro blanco que, aprovechando su peculiaridad epidérmica, venga a su hermano -de piel oscura- asesinado por racistas blancos. Durante varios meses, todo París creerá que la obra es original de un negro estadounidense. Cuando se descubre que su autor es Boris Vian, el escritor y su editor se verán sometidos a un proceso judicial en el que se les condenara por "ultraje a la moral y a las buenas costumbres". Al cabo, todo el escándalo redundará en un insospechado éxito de ventas para el libro.


Sarcástico sentido del humor


Siempre imbuido por un sarcástico sentido del humor, y sin dejar por ello de tocar la trompeta y cantar en las "caves" de Saint-Germain-des-Près, las publicaciones bien firmadas con su nombre, bien con el de Vernon Sullivan, se suceden a un ritmo vertiginoso. Así, en 1947 aparecen 'La espuma de los días', 'El otoño en Pekín´ verdadero homenaje a su maestro, Jarry- y 'Todos los muertos tienen la misma piel'. En el 48 aparecerán 'Que se mueran los feos' y 'Con las mujeres no hay manera', dos nuevos "thrillers" de Sullivan, y su primera pieza teatral 'L'Equarrissage pour tous'. Sin detenerse apenas a saborear las mieles del éxito, siendo ya uno de los más aplaudidos representantes de la bohemia del Barrio Latino, acepta la dirección de un par de compañías discográficas e incluso interpreta un pequeño papel en la película "Nuestra señora de París". En su otoño años, la misma crítica que antaño le ensalzara comienza a denostarle: sus últimas novelas, son ignoradas por la prensa. Ya en 1959, cuando Boris Vian muere en París, desaparece con él una de las mentes más preclaras de la orilla izquierda del Sena.


http://www.elmundo.es/elmundolibro/2001/06/24/anticuario/993225708.html



Boris Vian

Mick Rock / The Iconic Shots of Rock & Roll


Mick Rock, el retratista de los dioses


Por: Íñigo López Palacios


Mick Rock es un londinense de 1949 conocido como “el hombre que fotografió los setenta”. Eso no le hace justicia. Los 250 retratos que componen Exposed faces of rock n roll (Chronicle Books), su nuevo libro, van desde Syd Barrett en 1969 hasta Lady Gaga en 2009. Un periodo de tiempo mucho más largo en el que siempre ha estado activo. Lo que es cierto es que en los setenta era más que un fotógrafo. Él creó la iconografía de esa década. Cuando ves lo inmenso de su trabajo es difícil no sentir envidia. Da la impresión de que ha estado en todas las batallas en las que merecía la pena estar. Y que ha sido más que un mero espectador. Imágenes que tenemos en la memoria como nuestras son suyas. Retrataba músicos y nos devolvía iconos eternos. Hay una era (y es una época mítica para muchos) que conocemos a traves de de sus ojos. Hace casi 30 años que dejó Londres y se instaló en Nueva York, desde donde contesta profusamente estas preguntas.


Usted estudió literatura en Cambridge. ¿Cómo dio el salto a la fotografía?
Mick Rock. ¡Por casualidad! Una noche estaba en estado de “embriaguez química” y cogí la cámara de un amigo. Yo iba con una joven muy atractiva y empecé a apuntarle. Días más tarde pregunté a mi amigo y me dijo que nunca había habido película. La siguiente vez, en las mismas circunstancias y con la misma joven, tomé de nuevo prestada la cámara de mi amigo, pero esta vez me aseguré de que hubiera película. Y así empezó todo.


¿Y cómo llegó al rock?
M. R. Al principio fotografiaba a amigos o novias. Se trataba de jugar, sin ningún objetivo real. Después, una banda local de Cambridge me ofreció unas pocas libras por tomar instantáneas suyas, y pensé: “¡Así que puedo cobrar por esto!”. Era mejor que un trabajo de verdad.


¿Hay algún fotógrafo al que considere su maestro?
M. R. No, yo ni aprendí nada de fotógrafos, ni estudié fotografía. Aprendía lo que necesitaba saber sobre la marcha. No parecía muy complicado. Seguía mi instinto y lo pasaba bien. Nunca me interesó el aspecto técnico. Sólo las imágenes. Todo era muy primario.


¿Fue realmente el rock de los setenta un movimiento artístico rebelde? ¿Eran los músicos potencialmente peligrosos para la sociedad?
M. R. Bueno, todavía había una actitud rebelde, de outsider, que ciertamente molestaba a algunos de la vieja generación, lo que añadía encanto a la diversión. Y estaba unido a la revolución sexual, la ropa y los peinados locos. Era la vanguardia del movimiento juvenil y, ciertamente, cuando llegaron el glam y el punk nos vimos como una especie de revolucionarios. Pero… ¿peligrosos? Éramos todos muy jóvenes y, puesto en perspectiva, creo que éramos tan peligrosos como el algodón de azúcar.


¿Es verdad que hubo un tiempo en que los músicos no tenían publicistas ni estilistas? ¿Cómo era aquello?
M. R. No recuerdo un tiempo sin publicistas. Siempre los hubo en los sellos y los rockeros siempre han demandado atención. Los publicistas eran necesarios para que fueran conocidos y les persiguieran groupies. Tocar nunca era suficiente. La fiesta también era parte, el lado salvaje. Pero la mayoría tenía su propio estilo. Vestían lo que querían. Bowie tenía un amigo cercano, Freddie Burretti, que hizo muchos de sus primeros modelos de Ziggy y, más tarde, el diseñador japonés, Kansai Yamamoto hizo un mondon de extravagantes disfraces para él. A Freddie mercury le gustaba la diseñadora Zandra Rhodes y ella hizo grandes trajes para Queen en 1974 y 75. Pero no eran estilistas per se. Los rockeros con los que yo trabajé vestían lo que les daba la gana y de vez en cuando usaban diseñadores para que les hicieran trajes especiales.


¿Recuerda la primera vez que vio a Bowie? ¿Qué pensó de él?
M.R. Conocí a Bowie en el backstage antes de un show en el Birmingham Town Hall a principios de marzo de 1972. Había 400 personas en el público, tenía una especie de culto underground, pero no era conocido por el gran público. Tenía una gran energía, una inteligencia que picó mi curiosidad y, por supuesto, un aspecto como nunca había visto antes. Era una figura única y me impresionó. Empecé a fotografiarle y a escribir pequeñas piezas en revistas sobre él, y me vi envuelto en la mágica ascensión que comenzó con el lanzamiento de Ziggy Stardust, en julio de 1972. También hice algunos videos musicales para él que ahora son parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York: Life in mars, Jean Genie, Space Oddity, John I'm Only Dancing.


¿Y a Syd Barrett?
M. R: Conocí a Syd en el backstage de una fiesta de navidad del Cambridge Arts College en mi primera estancia en Cambridge en 1966, después de haber visto a Pink Floyd tocar. Eran completamente desconocidos, pero el espectáculo fue una revelación, tanto visual como musicalmente. Estaba impresionado. Por supuesto que también era muy joven, yo tenía 17 años. Syd y yo nos hicimos amigos casi de inmediato. Él era muy alegre, le gustaba reír y tenía una novia muy hermosa que yo también admiraba.


La mayoría de los artistas glam que fotografió en los años setenta pararon cuando llegó el punk. ¿Cómo experimentó el punk? ¿Fue fácil la transición?
M. R. Recuerda que disparé la cubierta de Raw power, un montón de fotos de Iggy & The Stooges en el verano de 1972 y Transformer de Lou Reed. Ambos considerados hoy padrinos del punk. Yo estaba siempre en busca de gente diferente. De la energía de algo nuevo, de actitudes fuertes. En el invierno de 1975, Malcolm McLaren me invitó a filmar a su nueva banda, The Sex Pistols. Así que tomé sus primeras fotos. Bailaba en la vanguardia de los tiempos y eso era lo que me entusiasmaba.


¿Por qué se mudó a Nueva York?
MR: Fue gradual. Era como un imán. No podía estar lejos. Algunos han dicho que fue el encanto de las chicas de Nueva York y la química lo que me sedujo. Fue sin duda la energía oscura de la ciudad en ese momento. Para mí era mucho más emocionante y "peligroso" de Londres. Era un lugar salvaje en los años 70 y principios de los 80. Y por supuesto tenía mi acento Inglés y mis credenciales de tipo que estaba en el meollo del rock n roll. Para un hombre joven, hambriento de todo tipo de experiencias, era un sueño. Más tarde se convirtió en una pesadilla, pero mirando hacia atrás, era inevitable.



En las enciclopedias, el punk se considera un movimiento creado desde la calle. Sin embargo Sex Pistols fueron la creación de un productor, Malcom McLaren y su esposa, una diseñadora de moda. Usted estaba allí. Así que ¿era real o no el punk?
M. R: Fue absolutamente real. Mucho más que una moda, un estilo de vida. No era la 'creación' de Malcolm y Vivienne. Por supuesto que no. Ya estaba en Nueva York, en clubes como CBGB y el Max's Kansas City. Ellos lo vieron y lo llevaron a Londres, le dieron una onda Brit y lo vendieron como moda. Yo vi a The Ramones, Blondie y televisión en el CBGB en la primavera de 1974. Los Pistols ni siquiera dieron su primer show hasta finales de 1975.


¿Los fotógrafos de rock han creado la imagen del rock and roll como lo conocemos?

MR: Los rockeros mismos crearon la "imagen" del rock and roll con su carisma, su música, su directo y su actitud desinhibida. Los fotógrafos de 'rock' capturamos esta actitud y ayudamos a ponerla al alcance de un público más amplio. Los mejores probablemente han contribuido a promover y ampliar la influencia de la música. Pero ¿Qué son los fotógrafos sin sujetos tan fabulosos para trabajar?


¿Quién ha sido, en su opinión, el músico más influyente del rock?
M. R. Estoy seguro de que es discutible, pero si hablas con gente joven en el mundo de las artes y del diseño, el nombre de Bowie aparece constantemente. Es difícil pensar en otro que fusionara lo sonoro y lo visual de una manera tan indeleble. Su herencia sigue teniendo eco hoy. ¡Estoy seguro de que Lady Gaga estaría de acuerdo!



Usted era amigo de muchos de sus fotografiados. ¿A eso debe su éxito?
M. R. Incluso desde esta distancia es difícil para mí hacer afirmaciones sobre mi propia conducta. Ciertamente, me identifiqué y empaticé con ellos ¡Incluso me parecía y hablaba como alguno! Mi lealtad estaba siempre con mis retratados. Yo no era propiedad de ninguna discográfica o medio. ¡Era libre! Por encima de todo, con mis fotos quería complacer a mis fotografiados. Al principio de mi relación con Bowie le dijo a su mánager: “Mick es el primer fotógrafo en verme como me veo a mí mismo”. Tal vez de lo único de lo que puedo vanagloriarme es de cierta visión intuitiva, pero no puedo explicar cómo se traduce en mis fotos.


¿Cúando llegó a ser tan famoso como sus clientes? ¿Ser famoso facilita las cosas a un fotógrafo?

M.R: Nunca he pensado mucho en ello. Desde luego no me veo a mí mismo como una celebridad . Todavía soy solo 'Mick' y me encanta tomar fotos. Eso es lo que me importa. Lo demás es periférico y parte de mi trabajo actual. Es cierto que hoy en día siempre soy invitado a la alfombra roja y hago un montón de entrevistas todos los años. Y es bastante irónico. La fotografía en general se toma más en serio hoy en día que cuando empecé. Sí, probablemente sea cierto que ser conocido me da un margen de maniobra adicional y que es muy cool ser respetado por mi trabajo. Pero yo sé lo que son verdaderas celebridades del rock: David Bowie, Iggy Pop, Lady Gaga, Madonna. Mi fama es muy, muy modesta en comparación a la de ellos.


¿Cree que el rock tiene futuro como movimiento de masas o se convertirá en un estilo marginal, como, por ejemplo, el jazz?

M. R: El rock llegó para quedarse. No parece que se vaya a ir. Puede que no sea ya la única forma dominante de la música popular .... ahora lo comparte con el Rap, el Dance, diferentes formas de Reggae, House... Mi hija de 20 años me informa de que los DJs modernos como Swedish House Mafia y Deadmouse son las nuevas estrellas del rock. Para su generación parece haber algo de verdad en eso por lo que he visto.


¿Es un converso a la tecnología digital? ¿Sigue usando película?

M.R: No soy un converso total, aunque disparó un montón con digital. Sin embargo, en situaciones controladas todavía me gusta usar la Hasselblad con película, aunque mucho menos de lo que solía. Lo mio es conseguir imágenes y lo cool de la fotografía digital es que puedo disparar tanto como quiera sin parar para recargar. Y por supuesto que puedo ver inmediatamente lo que estoy haciendo. Es muy bueno para la comunicación instantánea


¿Hay alguien a quien le hubiera gustado fotografiar, pero nunca pudo?

M. R: Elvis Presley en 1956 antes de su manager, el Coronel Parker decidiera ejercer un control completo sobre su imagen y ya no permitiera ninguna interacción espontánea entre el y los fotógrafos. Echa un vistazo a las fotos de mi venerable amigo Al Wertheimer y verás. También a Bob Dylan en la época de Like A Rolling Stone con su pelo salvaje, y su comportamiento de poeta loco. Y a Keith Richards en 1969 en la época de Altamont, con su bohemio estilo de vestir.


La biografía es realmente sorprendente, pero una de las cosas más sorprendentes para mí es que Rock es su verdadero apellido: ¿cree en la predestinación?

M. R: ¡Por supuesto! De alguna manera extraña e intuitiva creo que he abrazado mi destino. Para algunos de nosotros, tal vez todo estaba escrito hace mucho tiempo. Me parece que el verdadero arte de vivir es saber cabalgar tu propio destino. Pero no hay un manual sobre cómo hacerlo. Sólo se puede creer y continuar. La parte triste es que tengo un montón de amigos que abrazando su destino murieron demasiado jóvenes. A medida que envejezco mis héroes son Man Ray, Picasso y Marcel Duchamp. Ellos nunca abandonaron y siguieron trabajando durante una larga vida.


http://www.elpais.com/articulo/portada/Fabricante/dioses/elpepisupep3/20110121elptenpor_5/Tes

jueves, 20 de enero de 2011

Don Kirshner / The Man With The Golden Ear


Muere Don Kirshner, el Hombre con el Oído de Oro


Fue un reconocido promotor de rock que lanzó las carreras de famosos como Neil Diamond y James Taylor

LAS VEGAS Martes 18 de enero de 2011 AP El Universal


El promotor del rock Don Kirshner, a quien la revista Time una vez apodó el ''Hombre con el Oído de Oro'', murió el lunes en un hospital de Florida, dijo un socio y amigo cercano de su familia. Tenía 76 años.


El promotor Jack Wishna dijo el martes que Kirshner estuvo en un hospital en Boca Raton, donde recibió tratamiento por una infección.


''Donny Kirshner recogería a un chico de la calle, lo traería a la oficina en el Edificio Brill y lo convertiría en un Neil Diamond, una Carole King, un James Taylor'', dijo Wishna.


''No he hablado con nadie en la industria de la música a quien Donny no haya descubierto, promovido o conmovido de algún modo. Nunca he conocido a otra persona así en mi vida'', expresó.


Kirshner estuvo detrás del ''Concierto de Rock de Don Kirshner'' en 1972, dándole exposición nacional a músicos como Billy Joel y The Police. El espectáculo también ayudó a impulsar las carreras de Prince, The Eagles, Lionel Richie y Ozzy Osborne, e incluso de comediantes como Billy Crystal, Arsenio Hall y David Letterman.


El Edificio Brill fue una fábrica de éxitos notable por atraer compositores, agentes y otros como inquilinos. Más de 160 de sus arrendatarios trabajaban en la industria musical a principios de los 60, según la Comisión de Preservación de Hitos de Nueva York.


Wishna dijo que Kirshner fue un mentor experto en el arte de descubrir talentos y que se preocupaba por los artistas con quienes trabajaba.


''Fue como un padre para ellos aun cuando algunos eran sólo tres o cuatro años menores que él'', indicó Wishna.


Añadió que Kirshner fue un pionero que desarrolló un sistema para que cantantes y compositores compartieran las ganancias de su música.


Kirshner también dirigió tres sellos discográficos: Dimension Records, Colgems Records y Kirshner Records.


http://www.eluniversal.com.mx/notas/738259.html



The Ramones- Live at Don Kirshner's Rock Concerts

The White Stripes / A Special Thing To Do


The White Stripes rinden tributo a Captain Beefheart

The White Stripes van a reeditar tres versiones de Captain Beefheart, recientemente fallecido, que publicaron en 2001 a través del Club del Single de Sub Pop: “Party of Special Things to Do”, “China Pig” y “Ashtray Heart”. En esta ocasión, la reedición la pondrá a la venta el sello del propio Jack White, Third Man Records, en vinilo de color.


http://www.musicopolis.es/notiflash-white-stripes-jane%E2%80%99s-addiction-foo-fighters-flaming-lips-y-strokes/199582011/




The White Stripes - Party of Special Things To Do (Captain Beefheart)