jueves, 20 de agosto de 2009

David Bowie / Ten Years After


Un legendario show televisivo de David Bowie


A sus majestades fanáticas del rock


En 1999, el Duque Blanco aceptó dar un recital donde la consigna era hablar de la historia de cada canción. Ahora acaba de salir en CD+DVD y el resultado es impecable.


Marcelo Fernández Bitar 18.08.2009


Antes de apostar todo al furor actual de los reality shows, hubo un tiempo en que MTV y su hermanito VH1 eran señales que no sólo brindaban una difusión sin igual para el rock –y el pop–, sino que también contribuyeron a crear programas de televisión, que sin proponérselo, inauguraron formatos únicos, exitosos e irresistibles para los fans, como fueron los ciclos Unplugged y Storytellers.


Así como los “desenchufados” tuvieron su pico de popularidad con el célebre recital de Eric Clapton, uno de los más logrados shows de “contadores de cuentos” fue el que dio David Bowie en 1999 en The Manhattan Center de Nueva York. Y ahora, diez años después, finalmente sale la edición oficial, en CD y también como combo CD+DVD, que suma el complemento visual y no agrega los jugosos parlamentos del Duque Blanco, porque por suerte ya están incluidos en el disco de audio. Eso sí: el bonus del DVD son cuatro canciones más, que no tienen comentarios del autor pero tampoco desperdicio. Quizá se tocaron como precalentamiento o simplemente para entretener al público, que habrá pasado una larga jornada haciendo de “claque” para la grabación.


Para todo fanático del rock, no hay nada menor que una colección de pequeñas anécdotas y apostillas, y exactamente eso es lo que provee David Bowie, con un histrionismo tan desbordante como su talento de cantante y compositor. Es un storyteller que rinde a lo largo de los 45 minutos del show, con historias contadas con humor, aportes casi teatrales a los integrantes de su banda, y una capacidad constante de name-dropping para mencionar nombres de gente importante.

Tras el primer tema –“Life on Mars?”–, por ejemplo, recuerda que un día de 1968 su mánager le pidió que tradujera el tema “Comme D’Habitude”, de un cantante francés, y lo hizo pero no gustó y la traducción quedó en manos de Paul Anka, que lo rebautizó “My Way”, y, sí, fue un hit mundial. Para desquitarse, Bowie compuso “Life in Mars?”, que asegura que tuvo su momento bizarro cuando Barbra Streisand hizo una versión en 1974.


La lista de temas elegidos no es un “grandes éxitos” sino una selección inteligente y sutil, que permite viajar en el tiempo e imitar la voz y el acento de Marc Bolan –previo a un fragmento de “Rebel Rebel”–, Steve Marriott –antes de hacer “Can’t Help Thinking About Me” que, admite, contiene uno de sus peores versos–, Iggy Pop –sobre los días de correrías en Berlín, hasta desembocar en “China Girl”–, Abbie Hoffman –una frase del político hippie que detonó “Seven”– y los músicos de Mott the Hoople, que le devolvieron el tema “Drive-in Saturday” y de bronca se emborrachó y lo grabó en 1973.


Otro recuerdo singular es sobre la primera vez que vio una autobiografía de Eartha Kitt y la imagen de tapa que treinta años después se convirtió en el tema “Thursday’s Child”. Y suena especialmente honesto –aunque con remates graciosos– cuando se ríe de su banda Tin Machine y su descripción sobre la época oscura del ’76 que motivó escribir la señal de alerta que fue “Word on a Wing”.


Hoy, a seis años de su último álbum, Reality, esta visita al boulevard de los recuerdos resulta tan apasionante como vital para todos aquellos con síndrome de abstinencia de Bowie.



David Bowie - Drive-In Saturday - VH1 Storytellers