Los héroes dibujados del blues.
Poseído por el blues, Crumb, el dibujante de Mr. Natural y Fritz the cat ofrece un cálido homenaje a las leyendas fundacionales del blues y el jazz pionero. Ahora un libro disponible en Internet recupera los mejores dibujos.
Por: Marta D. Riezu*
El buen y viejo Crumb. Su afición a los muslos prietos, y a las mujeres que le arrastran a uno por los pelos. Su cuerpo enclenque y su admiración por Harvey Kurtzman. El aura de eterno perdedor. De Crumb me gusta casi todo: bastante Weirdo,Zap Comix o American Splendor,un poco menos en Mr. Natural y Fritz the cat.Pero lo que más me fascina es su fijación constante y diría que creciente por los discos de 78 rpm.
Poseído por el blues, Crumb, el dibujante de Mr. Natural y Fritz the cat ofrece un cálido homenaje a las leyendas fundacionales del blues y el jazz pionero. Ahora un libro disponible en Internet recupera los mejores dibujos.
Por: Marta D. Riezu*
El buen y viejo Crumb. Su afición a los muslos prietos, y a las mujeres que le arrastran a uno por los pelos. Su cuerpo enclenque y su admiración por Harvey Kurtzman. El aura de eterno perdedor. De Crumb me gusta casi todo: bastante Weirdo,Zap Comix o American Splendor,un poco menos en Mr. Natural y Fritz the cat.Pero lo que más me fascina es su fijación constante y diría que creciente por los discos de 78 rpm.
Cada coleccionista tiene una lista mental de dealers para sus vicios. El pacto es tácito: si les eres fiel, ellos te cuidan. Conocen tu estilo, y te avisan cuando llega algo que les recuerda a ti. Eminentemente mercantil, sí, pero con un punto sentimental. Con mi proveedor de cómics apenas hablo nunca. Fer y Jordi (tatuajes y rizos, respectivamente) son de mi quinta, y es en ellos en quien confío. En una reciente visita, mariposeaba por la tienda y vi "Heroes of blues, jazz & country" ,ilustrado por Robert Crumb.
El libro, con introducción de Terry Zwigoff (otro que tal baila) tiene tres partes: Heroes of the blues,Early jazz greats y Pioneers of country music.A cada músico se le dedica una página doble: a la izquierda, una breve biografía; a la derecha, la ilustración de Crumb. Es un documento bellísimo. En la selección están todos los gordos: Skip James, Ramblin Thomas, Charley Patton, Bix Beiderbecke, Coleman Hawkins, Jelly Roll Morton, Earl Hines, Duke Ellington, Dock Boggs, Happy Hayseeds... ¡Qué nombres! ¡Qué aspecto fabuloso! Brillantina, zoot suits, drape cuts, slacks con pinzas, plus-fours, sombreros fedora, pajaritas, gafas de carey...
El libro, para ser perfecto, debería venir con un 78 rpm, pero no se puede pedir peras al olmo; en su lugar hay un cedé de 21 canciones, seleccionadas por Crumb. El sonido, debo ser sincera, es de baja calidad. No importa. El peso está en el libro, en percibir cómo el autor traslada su pasión incondicional a las ilustraciones. Se ve al instante que es un trabajo hecho con afecto. Uno imagina a Crumb gruñendo y carraspeando mientras se sienta en la mesa de su estudio, coloca la aguja en un disco y, con absoluta concentración, se pone a dibujar ojillos vivos y banjos sombreados.
Tan emocionada me debieron ver con mi hallazgo, que me recomendaron un magnífico set de cartas de la serie Early Jazz Greats y, ya que estaba (¡ah!, el taimado "ya que estás"), también un cedé ilustrado por Crumb de Les As du Musette, esto es (y ahora es cuando creen que he perdido la chaveta), grupos de acordeonistas - girls only-de los años 30 parisinos. Perfecto para amenizar una merienda de compromiso y provocar así que los invitados no vuelvan jamás, con el consiguiente ahorro de energía y tiempo. Mi pequeño lote Crumb era tan bonito que, al llegar a casa más tarde, desplegarlo todo sobre la mesa, ojearlo, escucharlo y olerlo, tuve que llamar a la tienda. Contestó el rizos. "Esto está realmente bien, chico". Colgué y, mientras sonaba Jimmie Noone, empecé a preparar una tortilla de papas.
© La Vanguardia y Clarín