jueves, 6 de mayo de 2010

John McLaughlin / An Englishman in Barcelona


John McLaughlin «¿Quién sabe de dónde nos llega la música?»

El veterano músico británico vuelve hoy al Festival de Guitarra (Palau de la Música, 21.00 horas) con el disco ‘To the One’.

Jueves 6/5/2010
ENTREVISTA CON EL GUITARRISTA DE JAZZ / ACTÚA EN BARCELONA
ROGER ROCA / BARCELONA

–Describe el disco To the One como un trabajo espiritual y se lo dedica al saxofonista John Coltrane.

–Por supuesto, para mí él fue una gran influencia. ¿Pero sabe una cosa? No tenía intención de grabar un disco. La música me vino sola. Y hay algo más: en octubre, me levanté en mitad de la noche con los títulos de las canciones en la cabeza. Y esos títulos me cuentan una historia, me hablan de mi viaje desde los años 60 hasta hoy, tanto en el terreno musical como espiritual.

–Cuando apareció su primer disco, en 1969, su forma de tocar la guitarra no tenía precedentes.

–Piense que con 16 años oí al grupo de Miles Davis con John Coltrane y esa se convirtió en mi escuela, mi jazz. Esos músicos no tenían guitarristas, pero me daba igual. Ya no escuchaba a guitarristas. Me han influido mucho más el saxofón o la trompeta.

–Pero su técnica, su fraseo... Usted ya sonaba totalmente maduro. ¿De dónde salió?

–No lo sé. ¿Quién puede decir de dónde viene la música? Es un misterio. Volviendo a To the One: estaba con mi familia comiendo en un restaurante en el sur de España, y de repente me llegó esta música. Le tuve que pedir rápidamente a mi mujer que me diese una servilleta para poner la música por escrito, porque si no la habría olvidado.

–Cuando le llegó la música de To the One, ¿sabía cómo y con quién la quería interpretar?

–Cuando la oí supe que era para The 4th Dimension, que es un grupo de jazz fusión. Eso es lo que decían de la Mahavishnu Orchestra, que hacíamos jazz rock, fusión. Pero de corazón me siento un músico de jazz. Aunque también soy un viejo hippy y el rock and roll y el blues son parte de mí, crecí con ellos.

–¿Qué les pide a sus músicos?

–Les pido el todo. Porque ser músico profesional requiere dedicación. No hasta el punto de sacrificar tu vida personal, pero esta es música muy exigente. Y en este grupo hay mucha improvisación. Para improvisar hay que dominar todos sus aspectos y ser capaz de articularlos en tu instrumento. En caso contrario, el instrumento te llega a dominar a ti. Etienne M’Bappé [bajo], Gary Husband [teclados] y Marc Mondesir [batería] hace años que tomaron este compromiso. Todos compartimos ese espíritu y por eso la banda llega a funcionar.

–Los músicos de su generación siguen encabezando los carteles de los grandes festivales de jazz. ¿Es que no hay relevo para ustedes?

–No estoy de acuerdo. Cuando yo era joven ocurría lo mismo. Y un día de estos Chick Corea, Herbie Hancock y yo nos moriremos y los jóvenes ocuparán nuestro lugar. Puedes seguir arriba mientras no dejes de ofrecer algo musicalmente creativo. Conozco a músicos que se toman años de descanso, y luego lo acusan.

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John McLaughlin & The 4th Dimension- To The One- The Fine Line

John McLaughlin, imparable.



El guitarrista británico dio un monolítico recital de jazz rock en el Palau

8/5/2010/ROGER ROCA/BARCELONA

John McLaughlin es un caso extremo de artista que solo se expresa plenamente con su arte. Días antes, durante una entrevista telefónica, por un momento este cronista le tomó por otra persona. Fue un error, claro. Era él. McLaughlin habla pausadamente, con un acento que no es de ninguna parte. Pero cuando toca la guitarra, no se le puede confundir con nadie. Es él, locuaz, único e imparable. Nadie toca así. Ni toca tanto.

El jueves en el Palau de la Música, dentro del Festival de Guitarra, arrancó a toda velocidad, a todo volumen, y no aflojó en dos horas. Sus fans incondicionales, los que le quieren por esa dicción perfecta, ese control sobrenatural que tiene sobre la guitarra, salieron encantados. Quienes disfrutan del jazz rock elevado al cubo, de los solos llevados al paroxismo, tuvieron motivos para estar contentos. McLaughlin vino a Barcelona con el cuarteto eléctrico 4th Dimension, una máquina de alta precisión que tritura compases y escupe notas a la velocidad de la luz y con la insistencia de un martillo neumático. El camerunés Etienne M’Bappé, última adquisición de grupo, toca el bajo a una velocidad que ya querría para sí el común de los guitarristas. Marc Mondesir parece inagotable tras la batería y Gary Husband, teclista tan virtuoso como de gusto dudoso, probó que también es un hacha cuando se sienta a los timbales y los platos.

McLaughin propuso una música estéticamente anclada en la fusión de los años 80 –pegadiza, algo melosa, optimista– pero radical en su planteamiento: o se está con él o no se está. Y quienes le piden otra cosa a la música–variedad, ¿emociones?–, se tuvieron que ir a casa con el rabo entre las piernas. Con McLaughlin, hoy, es todo o nada.

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