viernes, 28 de mayo de 2010

Scandinavian Jazz / The Amazing Landscape of Jazz

El Jazz que viene del frío

Por Eduardo Hojman

El adjetivo «nórdico» evoca invariablemente paisajes yermos, blancuras infinitas, noches eternas, vientos helados y austeridad calvinista. En el jazz, esa imagen se corresponde con los sonidos atmosféricos de músicos como Jan Garbarek, Terje Rypdal o Bobo Stenson, entre otros representantes de un escudo báltico cuyo estilo tan característico tiene más que ver, en realidad, con un visionario alemán, Manfred Eicher, creador del afamado sello ECM. Eicher introdujo en el mundo del jazz un concepto sonoro caracterizado por una música álgida, paisajística, llena de espacios vacíos y prácticamente despojada de swing, que en el imaginario de los oyentes no tardó en asimilarse al jazz europeo o jazz nórdico, aunque en un principio ECM generó ese panorama sonoro con músicos norteamericanos.

Mal Waldron, Don Cherry, Bill Frisell, Pat Metheny y Keith Jarrett fueron esos primeros artistas de ECM, cuyo sonido parecía influido por el supuesto entorno estepario donde grabaron sus discos. En la década de 1970, Jarrett mantuvo una agrupación conocida como su «cuarteto europeo», con la que grabó el disco My Song, cuyas melodías evocadoras, introspectivas y relajadas marcaron la forma en que se suponía que debía sonar el jazz nórdico.

Sonido atmosférico. Los otros miembros del cuarteto, el percusionista noruego John Christensen, el contrabajista sueco Palle Danielsson y en especial el saxofonista noruego Jan Garbarek alimentaron el temprano interés de ECM por grabar también a músicos escandinavos, que mantuvieron ese mismo sonido atmosférico, por algunos llamado neo cool. Hoy en día, cualquier aproximación superficial al jazz del Norte de Europa sigue considerándolo sinónimo de ese neo cool o de ECM.

Pero el jazz existía en esos fríos países europeos antes de la aparición providencial de Eicher, aunque sin marcas identificatorias claras. Uno de aquellos pioneros fue el saxofonista sueco Lars Gullin, con una carrera iniciada a fines de la década del cuarenta y más tarde influida por los sonidos cool de Gerry Mulligan y por la cerebral introspección de Lennie Tristano. Gullin fue uno de los escasísimos músicos europeos que dejaron una marca en el jazz norteamericano, que celebraba tanto su impresionante rango sonoro como las influencias escandinavas que cada tanto dejaba traslucir en su música. Años antes, el danés Svend Asmussen (conocido como «el violinista vikingo») también obtuvo repercusión a partir de la calidad técnica con que demostraba su fuerte influencia de Stuff Smith y otros violinistas del swing.

De todas maneras, el danés más famoso dentro del jazz fue durante mucho tiempo el impresionante contrabajista Niels-Henning Ørsted Pedersen. Más conocido como NHØP, Pedersen se convirtió en el acompañante favorito de muchos músicos norteamericanos que vivían o pasaban por Dinamarca. Practicaba un jazz con un alto sentido del ritmo y fuertes raíces en el hard bop y con un sonido exento de colores locales daneses.

«Generalizando mucho -dijo una vez el pianista sueco Esbjörn Svensson- el jazz de Dinamarca es bastante tradicional, suena muy parecido al norteamericano. El de Noruega, en cambio, es novedoso: experimentan mucho con máquinas, sonidos, colores, y crean un estilo completamente propio. En Suecia, estamos algo así como en el medio». Si el sonido escandinavo de ECM influyó en el jazz norteamericano con su atmósfera gélida y austera, Dinamarca se convirtió por lo contrario en un «hogar fuera del hogar» tanto para la tradición más rancia como para los músicos mismos. Stan Getz, Oscar Pettiford, Dexter Gordon, Kenny Drew y Ben Webster, entre otros, residieron allí un tiempo y crearon, con su poderosa presencia, un jazz danés muy estadounidense. Miles Davis, sin llegar a vivir allí, tuvo en su banda a dos grandes músicos daneses: la percusionista Marilyn Mazur (danesa de adopción) y el trompetista y compositor Palle Mikkelborg, responsable de la penetrante atmósfera noreuropea del disco Aura, de Davis.

Bugge Wesseltoft - Yellow is the Colour


La regla de tres. La regla de tres de Svensson es acertada, especialmente al ubicar el jazz más avanzado en Noruega. Antes, sin embargo, del explosivo surgimiento del mismo Svensson, la tradición jazzística sueca se basaba mayormente en la legendaria historia de Gullin y en la interesante carrera de Bobo Stenson, versátil pianista con un sonido melódico y romántico que acompañó a Sonny Rollins, Charles Lloyd y Don Cherry, y que generó algunos sonidos más propios en compañía de su compatriota Palle Danielsson, de los noruegos Garbarek y Arild Andersen, o del polaco Tomasz Stanko.

El EST trío, liderado por el pianista Esbjörn Svensson, no sólo puso a Suecia de golpe en el mapa del jazz, sino que se convirtió en la banda de jazz más exitosa de Europa. Con un sonido que bebía tanto de la fase más lírica (y clásica) de Keith Jarrett y de las audacias armónicas de Thelonious Monk como del rock progresivo de los setenta y hasta de Jimi Hendrix, el EST trío lanzó unos catorce títulos antes de que un absurdo accidente de submarinismo acabara en 2008 con la vida de su líder. Para algunos cultivador de un jazz simple y modernizado para consumo masivo, Esbjörn Svensson fue una maravillosa estrella fugaz que encarnó, por un breve lapso de tiempo, la versión más amable y popular del jazz europeo.

A la labor pionera de Garbarek, que ayudó a definir el jazz nórdico en general (aunque luego se inclinó peligrosamente hacia la new age), y de Terje Rypdal, un atmosférico guitarrista capaz de evocar las heladas extensiones bálticas con Odyssey, After the rain y Waves, se sumó a finales del siglo XX el inclasificable pianista, compositor y productor Bugge Wesseltoft, uno de los máximos representantes europeos de lo que se ha dado en llamar future jazz o nu jazz.

El futuro es noruego. Wesseltoft sentó las bases de un sonido basado en ritmos de la música house, improvisaciones melódicas y armónicas herederas tanto del jazz lírico de Bill Evans como de la fusión y el ambient, y una saludable falta de respeto por las divisiones entre la música popular y la culta. Si para algunos es un músico técnicamente limitado y sobrevalorado, demasiado inclinado a coquetear con sonidos comerciales de atuendo elegante e informal, lo cierto es que muchos de sus discos ofrecen sonidos tan ricos como accesibles. Otros de los representantes de la música más avanzada de Noruega son Christian Wallumrød, con su avanzada fusión entre la música contemporánea y el jazz, y el trompetista Nils Petter Molvær.

La escena noruega es lo bastante pequeña y abierta como para alentar todo tipo de cruces estilísticos y de personal entre sus músicos. Esta actitud, transferida al jazz báltico en general, ha tenido como resultado el meteórico crecimiento de la que bien puede ser la mejor banda de jazz noreuropeo, Atomic, un quinteto formado por suecos y noruegos que fueron considerados el supergrupo del free jazz europeo. Si en los Estados Unidos esta música empieza a dar muestra de cierto anquilosamiento y en el resto de Europa aún es difícil encontrar sonidos realmente particulares, el jazz que viene del frío bien puede ser uno de los más interesantes futuros posibles.

Esbjörn Svensson Trio- A Picture Of Doris Travelling With Boris