viernes, 20 de julio de 2012

Roberto Fontanarrosa / El legado de un intelectual sólido y sensible



Fontanarrosa y su legado

Publicado el Jueves, 19 Julio 2012 15:15
Escrito por Gastón Rossetti

No se me viene a la memoria otra muerte de un tipo al que jamás conocí, que me doliera tanto como la del negro Roberto Fontanarrosa.

Nada más erróneo y equivocado que pensar que uno sólo padece por la partida de aquellos con los que compartió gratos momentos.

Al negro ni cerca estuve de conocerlo, más allá de que mi condición de rosarino enamorado de mi ciudad seguramente llevó a que coincidamos en el mismo espacio en cientos de oportunidades. No lo conocí porque con ciertas personas que admiro, el respeto me impone la necesidad de mantener esa prudente distancia. Una cuestión extraña de explicar a la que, para ser sincero, ni siquiera le encuentro explicación.

De Fontanarrosa guardo historias, frases célebres, anécdotas y la sensación de que en un punto fue lo que muchos pretendemos coronar en nuestra existencia criolla. El negro es la imagen de un hombre que se despidió rodeado de amigos de su adolescencia, de su familia, con la pasión en llamas por el fútbol y Rosario Central, con un amor inquebrantable por Rosario y con la argentinidad al palo, llevándola a cada rincón del planeta en el que dejó su huella.  

Para quienes vivimos, o sobrevivimos, escribiendo, Fontanarrosa representó  la expresión más acabada de un tipo que con frases simples y sin ribetes literarios lograba resumir el pensamiento del argentino medio.

En sus textos se mezclan con una alquimia inmejorable la anécdota que sucede a la vuelta de la esquina con el lenguaje de un tipo común que nació con el inmenso don de plasmar en papel lo que a muchos nos cuesta trasladar desde nuestras cabezas.

Alguna vez, con motivo de la construcción del Alto Rosario Shopping, los dueños del lugar le pidieron una recomendación como asesor de los gustos rosarinos.

"Que sea una galería grande, donde se pueda dar la vuelta del perro y haya bares con mesitas en el medio para sentarse a ver pasar las minas", les dijo, casi sin pensar. Por supuesto, el shopping se moldeó a sus recomendaciones.

Hoy se cumplen cinco años de su partida. Su última intervención pública en el Congreso de la Lengua de Rosario fue el regalo final que le dejó a sus admiradores pero también a su ciudad. Si algo le faltaba a Rosario para coronarse como símbolo del movimiento cultural en nuestro país, era que su hijo pródigo la hiciera trascender más allá de nuestras fronteras con una alocución, a esta altura, “histórica”, sobre las malas palabras.

En Rosario su vida se nota en la mesa que religiosamente ocupaba en el bar El Cairo, en las paredes de Arroyito pintadas con sus frases y su rostro, en la estatua que lo tiene en un banco de plaza esperando el abrazo de algún turista y en otros pasajes de un lugar al que jamás abandonó.

Los que nunca lo conocimos seguimos preguntándonos porque hoy nos seguimos lamentado su partida. Tal vez en su legado haya que empezar a buscar una explicación.




Cinco frases inolvidables para recordar a Fontanarrosa

El 19 de julio de 2007 se fue el Negro Fontanarrosa y su recuerdo se agiganta con el paso del tiempo. A modo de homenaje va una selección arbitraria de apenas cinco frases de su inmensa creación.

Publicado el 19/07/2012 -
Fuente | lacapital.com.ar

A cinco años de la muerte de Roberto Fontanarrosa el recuerdo del gran humorista siempre se sostiene con una sonrisa. Es que el Negro sigue presente por su legado literario, con sus eternos Mendieta, Eulogia, Don Inodoro y sus loros, por su recordada conferencia en el Congreso de la Lengua, por sus canalladas, por la estatua en el bar El Cairo que desde este año invita a propios y extraños a llevarse una foto con la figura que desde el fondo espia a la "mesa de los gaalnes" y por la imaginación de lo que habría dicho el Negro ante ciertos avatares del país que nunca descansa.

Para recordar a Fontanarrosa elegimos cinco frases de su inmensa creación que increíblemente hoy no se puede conseguir en las librerías por un litigio entre sus herederos.

- "Puto el que lee esto" es el título de un relato y una frase muy utilizada para recordar al Negro y para llamar la atención del texto que sigue a continuación. en aquel relato Fontanarrosa escribió: "Nunca encontré una frase mejor para comenzar un relato. Nunca, lo juro por mi madre que se caiga muerta. Y no la escribió Joyce, ni Faulkner, ni Jean-Paul Sartre, ni Tennessee Williams, ni el pelotudo de Góngora. Lo leí en un baño público en una estación de servicio de la ruta. Eso es literatura. Eso es desafiar al lector y comprometerlo. Si el tipo que escribió eso, seguramente mientras cagaba, con un cortaplumas sobre la puerta del baño, hubiera decidido continuar con su relato, ahí me hubiese tenido a mí como lector consecuente. Eso es un escritor. Pum y a la cabeza. Palo y a la bolsa. El tipo no era, por cierto, un genuflexo dulzón ni un demagogo. "Puto el que lee esto", y a otra cosa. Si te gusta bien y si no también, a otra cosa, mariposa. Hacete cargo y si no, jodete".

- "El secreto de la palabra pelotudo, ya universalizada —no sé si está en el diccionario de dudas—, está en que también puede hacer referencia a algo que tiene pelotas. Puede hacer referencia a algo que tiene pelotas, que puede ser un utilero de fútbol que es un pelotudo porque traslada las pelotas; pero lo que digo, el secreto, la fuerza, está en la letra t. Analicémoslo —anoten las maestras—: está en la letra t, puesto que no es lo mismo decir zonzo que decir peloTudo", en el Congreso de la Lengua (2004).

- La recomendacion a los creadores del Alto Rosario Shopping que lo contrataron como asesor de los gustos rosarinos. "Que sea una galería grande, donde se pueda dar la vuelta del perro y haya bares con mesitas en el medio para sentarse a ver pasar las minas".

- "Sólo dos veces mi mujer me despertó antes de las diez de la mañana: una fue cuando me dijo: "invadieron las Malvinas". Y la otra: "Diego firmó para Newell’s". Dos catástrofes."

- "(...) Hace algún tiempo escribí, en una pieza literaria sinceramente inmortal: “Rosario Central no tiene historia. Tiene mitología”. Y esto es así porque sus orígenes, sus avatares y sus formidables campañas están siempre fluctuando entre la realidad y la fantasía, lo palpable y la ficción, lo comprensible y lo inexplicable. ¿Cómo no ser hincha, entonces, de un equipo así? ¿Acaso puede evitar, un intelectual sólido y sensible como quien esto escribe, ser captado, atrapado y seducido por una divisa que desde la realidad más palmaria y comprobable se dispara hacia la exageración y la desmesura? Todo es increíble, todo es sospechoso, mis amigos, en los relatos partidarios de hechos inusitados, de hazañas que rozan lo inconcebible, lo fantasioso y la imaginación pura. (...)", extracto de "Mi historia con Rosario Central".

http://www.elliberal.com.ar/ampliada.php?ID=51482