lunes, 7 de diciembre de 2009

Route US 66 / On The Road


La serpiente de asfalto

Steinbeck la llamó la Carretera Madre. Otros, la Calle Principal de USA. Historia y leyenda confluyen en «Ruta 66. En el corazón de América», un libro por el que lanzarse al galope hacia la libertad.

MANUEL DE LA FUENTE MADRID

Atraviesa las entrañas de Norteamérica como un puñal de alquitrán, como un látigo de asfalto. Desde el Chicago de Al Capone hasta la luz de Santa Mónica, y casi se moja los pies en las playas del Pacífico. Le apodan la calle principal de América. Aunque Steinbeck, mientras desmochaba sus uvas de la ira, la llamó la Carretera Madre, y por ella puso a vagabundear a Tom Joad en pos de la tierra prometida californiana. Por alguno de sus tramos, se lanzaron al galope sobre sus motos Dennis Hopper y Peter Fonda en «Easy Rider».

Es el territorio de las Harley-Davidson, esos caballos de metal ideados a ocho manos, las de William Harley y los hermanos Arthur, Walter y William Davidson. Son 3.620 km hacia la gloria o 2.250 millas hacia el infierno. Quizá fue la carretera del trueno por la que Springsteen demostró que había nacido para correr. Es el camino de la conquista motorizada del Oeste, una gigantesca serpiente de cascabel que repta, sibilina, pertinaz, incansablemente a través de ocho estados de la Unión: Illinois, Missouri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo México, Arizona y California.

Columna vertebral de los Estados Unidos durante casi medio siglo, por donde merodeaba el fantasma de Jesse James, donde podías cruzarte con el vaquero-actor Will Rogers, donde en la noche acechaban apaches y navajos. En el camino, on the road, y Sal Paradise y Dean Moriarty, con Jack Kerouac en el asiento trasero. Ruta 66, carretera asfaltada en dos direcciones, odisea interestatal, nacida del afán, en 1923, de un empresario, Cyrus Avery, que vio su sueño hecho zigzagueante realidad en 1926, cuando se inauguró.


Los tres mil moteles

Tierra de los tres mil moteles, de las gasolineras en ruinas, de los abierto 24 horas, de los neumáticos perdidos, de las llantas olvidadas, de los honky-tonk de carretera, cuya puerta no debiste cruzar, forastero, tierra del Gran Cañón, del Sendero de las Lágrimas, la Ruta 66 empezó su declive a finales de los 50, cuando el presidente Eisenhower se quedó de piedra al ver las autopistas alemanas y puso en marcha el sistema de autopistas yanquis. La Ruta ya no es imprescindible, pero sus amantes no quieren dejar que caiga en el olvido. Por ello, han creado asociaciones para su preservación (como www.national66.com; www.rt66nm.org). Y, aunque esté en desuso, miles de personas se lanzan cada año en pos de conocerla y saborearla.

Como Marie-Sophie Chabres y Jean-Paul Naddeo que han andado y desandado ese camino, la ruta de los sueños, y han plasmado lo que sus ojos y sus cámaras han visto en «Eterna Ruta 66. En el corazón de América» (Ed. Timeo), libro apasionante, libro de viajes, guía sentimental y práctica, documento y sentimiento para volar, de foto en foto, de curva en curva, de recta en recta, hacia el infinito de los horizontes lejanos y los centauros del desierto, con las tripas rebosantes de hamburguesa y Coca-Cola, o pollo Kentucky y Budweisser, a elegir, volar por este camino legendario, esta carretera hacia el paraíso, esta carretera del corazón americano. Quizá sea un viaje a ninguna parte. O a todas. Pero eso ya depende del romanticismo de su alma, de sus ansias para hartarse de libertad.

http://www.abc.es/20091206/cultura-cultura/serpiente-asfalto-20091206.html
http://www.national66.com/
Route 66 - Steppenwolf - Born To Be Wild - Easy Rider