lunes, 22 de noviembre de 2010

Atomic / Expansivas Concepciones Espontáneas


Guerrilleros del Jazz Molecular

Atomic abandera con su nuevo álbum una escena global de improvisación inspirada por el háztelo tú mismo

IKER SEISDEDOS - Madrid - 22/11/2010

El rasgo que mejor define a la banda de jazz escandinavo Atomic es la inquietud. No tanto por su música, adscrita a la libre improvisación aunque de consumo recomendado a todos los públicos (¿free jazz para las masas?), como por la tendencia de sus miembros a meterse en toda clase de fregados. A su alrededor se teje una de las redes más estimulantes de la música contemporánea. Tocan continuamente en diversos formatos y bajo distintos nombres con otros intérpretes noruegos y suecos, así como con músicos estadounidenses (sobre todo de Chicago), ingleses o alemanes. Se comportan como miembros de una escena local de alcance global.


El mejor ejemplo de ese modo de vida quizá lo ofrezca su batería, y cabría decir que líder, Paal Nilssen-Love. Renovador de su instrumento al introducir elementos de su educación hard rock y punk en un discurso fluido y enérgico, Nilssen-Love ha participado a sus 35 años en más de 140 álbumes con una treintena de grupos diferentes. Pese a no ser una persona fácil de sorprender en casa, atendió recientemente al teléfono desde su apartamento de Oslo: "El modo en que funcionamos, nuestra abundante producción discográfica en franco desafío a las reglas de la industria que desaconseja publicar discos... todo eso pueden considerarse técnicas de guerrilla, sí, aunque yo lo veo como una perpetua invitación a ponernos en situaciones complicadas solo para ver de lo que somos capaces".


De las habilidades de Atomic llega a las tiendas un inmejorable ejemplo en formato de disco doble; nunca han temido desfallecer en las largas distancias. Titulado Theater tilters y grabado en directo durante dos noches seguidas en el teatro Lederman, en Estocolmo, la crítica lo ha recibido como la confirmación de las promesas hechas en los 10 años de existencia del quinteto. "Creo que hemos ganado en complejidad compositiva, al tiempo que sonamos más explosivos. Por lo demás, poco han cambiado las cosas en esta década. Han nacido niños, se ha caído el pelo y todos estamos más ocupados que el demonio".


El público español tiene continuas oportunidades de comprobar en qué emplean el tiempo los guerrilleros de Atomic. Free Fall (trío formado a mayor gloria del histórico clarinetista Jimmy Giuffre por Ingebrigt Håker Flaten y Håvard Wiik, bajista y piano de Atomic, con el saxofonista Ken Vandermark) actuará en Cádiz y Valladolid el jueves y el viernes. Y batería y bajista tienen una cita el 5 de diciembre en el festival de jazz de Sigüenza con The Thing (trío que completa Mats Gustafsson).

Si es raro que defrauden las actuaciones de estos músicos, que tocan cada noche como si no hubiera mañana, aún lo sería más que cualquiera de estos dos conciertos superasen en intensidad al ofrecido por Nilssen-Love recientemente en Madrid como miembro del Peter Brötzman Chicago Tentet. Liderada por el saxofonista alemán, padre del free jazz europeo, la velada quedó archivada entre muchos de los asistentes al Johnny en categorías como histórica o irrepetible. Poco antes del concierto, Brötzmann, de 68 años, se congratulaba de la existencia de la escena joven que abandera Atomic: "Con su entusiasmo, cada día me dan una lección de ética y estética".

http://www.elpais.com/articulo/Tendencias/Guerrilleros/jazz/molecular/elpeputec/20101122elpepitdc_1/Tes




Atómicos



La gran esperanza del jazz europeo celebra una década de éxitos con Theater Tilters

Pablo SANZ Publicado el 01/10/2010

Diez años llevan los integrantes de Atomic desmarcándose entre el free jazz norteamericano y la libre improvisación europea.

La irrupción del quinteto escandinavo Atomic en la escena jazzística europea tuvo un merecido eco en Estados Unidos. La banda se propuso enarbolar la bandera del free jazz americano cuando los músicos de aquel país se sometían definitivamente a la fusión, a un “todo-vale” que a menudo no tenía traducción. O si la tenía era intrascendente. Así pues, la presentación en sociedad de Atomic supuso una ráfaga de aire fresco en un tiempo de aburguesamiento creativo, al tiempo que reivindicaba los valores de la esencia del jazz: la energía y la improvisación. Hoy la ardiente temperatura musical del grupo y su audacia compositora apenas encuentra espejos donde mirarse, si acaso en la igualmente intensa y vital propuesta de colectivos como el actual cuarteto de Wayne Shorter.

Al margen de colaboraciones previas en bandas como Fire House, Element o Fredrik Norén Band, Atomic cumple este año una década de existencia. Y lo celebra con el lanzamiento de un disco grabado en directo en el Teatro Lederman de Estocolmo, Theater Tilters (Jazzland/Universal), donde avanzan nuevos temas y repasan clásicos de su repertorio como Roma o Bop About. “Somos una banda de directo”, comenta su baterista Paal Nilssen-Love. “Sólo en el directo la música puede crecer y desarrollarse. Sin música no hay público y sin público no hay música. Por eso estamos siempre de gira. La música en un estudio de grabación puede llegar a morirse, se pierde la magia del momento, aunque disfrutemos mucho con los procesos posteriores de mezcla y masterización”.


Theater Tilters sale a la venta en España la semana próxima y supone el séptimo registro de Atomic, donde la delantera sueca la ocupan el trompetista Magnus Broo y el saxofonista y clarinetista Fredrik Ljungkvist, y de la retaguardia noruega se ocupa el pianista noruego Håvard Wiik, el contrabajista Ingebrigt Håker Flaten y el mencionado Nilssen-Love. El registro vuelve a publicarse bajo un sello asociado al jazz electrónico, del cual el baterista se desmarca: “Creo que en la música electrónica hay una falta de interacción inmediata, espontánea, por lo que no me ocupo mucho de ella. No reniego de este lenguaje, eso sí, siempre y cuando no limite la velocidad y la espontaneidad”.

El jazz expansivo y nuclear de Atomic se basa, a partes iguales, en una arrebatadora concentración de elementos de la escuela tradicional jazzística americana y elementos de la música improvisada europea, aunque también realicen encendidas actualizaciones del hardbop o el postbop, que muchos han descrito como freebop. “Escuchamos de todo. Música contemporánea, étnica, rock... Trabajamos de manera muy democrática, aunque Wiik y Ljungkvist escriban la mayoría de los temas. Y desde hace un par de años, la improvisación es mucho más colectiva, incluso en los tramos solistas. La interacción que ahora tenemos está a un nivel superior, el juego es mucho más vivo, porque nos ofrece la oportunidad de estirar más la música, de enfrentarnos a un desafío continuo...”.


El concepto colectivo del grupo bien podría echar raíces en los grupos de Miles Davis y en discos suyos como Bitches Brew, del cual se celebra este año el 40 aniversario. “El disco abrió multitud de puertas musicales a un montón de artistas, no sólo de jazz. Es un disco importantísimo para la historia del jazz, pero no menos importante es lo que generó después. Es necesario que no dejemos de escuchar a gente como Miles, John Coltrane, Joe McPhee, Peter Brötzmann, Don Cherry, Cecil Taylor, Art Blakey, John Stevens, Evan Parker, Charlie Parker, Eric Dolphy... Ellos nos abrieron el camino”.


Desde la publicación de su primer álbum, Feet Music (2002) -título que tomaron prestado de un tema de Ornette Coleman-, Atomic se ha convertido en una de las voces referenciales de la cultura vanguardista, gracias a un jazz explosivo que a menudo parece un acelerador de partículas musicales.

http://www.elcultural.es/version_papel/ESCENARIOS/27891/Atomicos

Atomic "Two Boxes Left"Osaka (Japan) April 2010