lunes, 15 de noviembre de 2010

Indio Solari & Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado / Tandil, Un Infierno Encantador


El Cacique del Rock

El ex ricotero se presentó en el Hipódromo de Tandil, ante más de 80 mil personas. Con un fuerte operativo de seguridad, la fiesta del músico conmovió a la ciudad serrana. Solari repasó sus discos solistas e interpretó covers de bandas históricas. Una velada inolvidable.

15 NOV 2010 10:23h

Unas 80 mil personas provenientes de distintos puntos del país disfrutaron anteanoche de la única presentación del año del rockero argentino Indio Solari, que se concretó en el Hipódromo de Tandil.

La ciudad de unos 130 mil habitantes llevaba más de un par de semanas preparándose para uno de los eventos del año, la actuación del ex vocalista de los Redonditos de Ricota. Acompañado por su banda, Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, Solari armó un repertorio de covers de bandas históricas argentinas como “Jugo de tomate frío”, de Manal, y “Post-Crucifixión”, de Pescado Rabioso, sumado a dos versiones de canciones inéditas de Patricio Rey como “Un tal Brigitte Bardot” y “El regreso de Mao”.

En “el concierto del año”, el Indio dispuso de una parafernalia infernal con pantallas de alta definición en el escenario, otras en el centro del campo y cinco veces más sonido respecto de su última visita, en julio de 2008. Solari sorprendió a todos cuando abrió el show con los acordes de “Jugo de tomate frío”, al que pegó el tema inédito de los Redondos “Un tal Brigitte Bardot”. Mientras que “Post-crucifixión” fue compaginada con “Vamos las bandas”.

La misa pagana que tiene al cantante como ícono y referente ideológico-espiritual, una vez más, dejó extasiadas a miles de almas ricoteras que terminaron la noche a puro pogo con el clásico “Jí, jí,jí”. Recorrieron kilómetros de rutas para asistir al único show del artista en 2010. Y después de atravesar regiones de campos sembrados y otras de pastizales, tuvieron premio. Una costumbre que se remonta a los tiempos de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, la banda que logró que estas peregrinaciones se conviertan en una metáfora de libertad para sus fieles. El grueso del público llegó a primera hora del sábado, pero los tandilenses se acostumbraron desde el jueves a una postal poco común: chicas y chicos caminando por las calles con la remera del ídolo. Muchos de los visitantes acamparon en las afueras del predio, en la plaza frente a la terminal de micros o en las afueras de la ciudad. Las 7 mil camas “hoteleras” fueron reservadas con anticipación y ya no quedaba nada disponible.


Solari repasó los temas de “El tesoro de los inocentes” y “Porco Rex”. Y, apoyado en la contundencia de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, también le sacó lustre a clásicos ricoteros para otro ritual histórico.

http://www.larazon.com.ar/show/Cacique-Rock_0_186300066.html




El Indio Solari: el último héroe del rock and roll argentino



A Carlos el Indio Solari desde hace unos años lo conoce todo el mundo, todo el mundo vivió una anécdota con él, tuvo algún trato, alguna dedicatoria, le hizo alguna entrevista. Como los millones que estuvieron en Woodstock. Este cronista que lo conoció en una fiesta de ricota en La Plata, promediando los ochenta, pueda dar fe de su sentido del humor negro, de su desprecio por la abnegación declamada, y de la falsa humildad (la humildad del blog). Solari reventó Tandil, es el último de una estirpe en vías de extinción.

14-11-2010
Pablo E. Chacón


Era una noche de septiembre u octubre, era 1985, éramos muchos, éramos muchos que íbamos y veníamos y nos preparábamos para ver el tercer episodio de "Horizontes verticales", una película que el tiempo está convirtiendo en libro (o en la leyenda de un libro). La película la dirigía Guillermo Beilinson, el hermano de Skay, el Indio todavía era amigo del Mufercho, las platenses, algunas platenses, amaban a los marplatenses, nunca supe por qué, la noche estaba cálida, el Indio estaba en paz, el resto, más o menos. Pero todavía no se había muerto nadie.

Conversamos un rato, sobre Vonnegut, Mailer, después tragos y más tragos y después el cine. Lo vi un par de veces más. Eso fue todo. Nunca lo adoré. Siempre me interesó. Solari detesta la demagogia. Celebro que haya tocado solo, sin rémoras de cartón que se pelean por vía del twitter. Al Indio no lo van a poder usar jamás. Que quiera saludar a las Madres de Plaza de Mayo o a la presidenta de la Nación, son gestos de caballero. Y a brillar, mi amor.

Fueron 80 mil los que se acercaron a bailar con el último héroe que le queda al rock and roll argentino. Fue en Tandil, y no hubo proselitismo previo, ni entrevistas, ni nada. El Indio detesta a los periodistas. Y lo bien que hace. El Indio es un músico, un poeta, no es un justiciero, no es un policía, no sale en Ñ, en Adn. Al Indio le gusta Nueva York. ¿A quién no le gusta Nueva York? ¿Brad Melhdau? Seguro. Pero antes Tom Verlaine.

Solari se enciende cuando se apaga la estrella lobotomizada de Charly Garcia, nuestro otrora Prince, al cuidado de una gorda nutricionista y de Darío Lopérfido. Festeja a Javier Martínez y a Luis Alberto Spinetta, a Manal y a Pescado Rabioso.

Solari no dice cuídense, chicos, y los manda a la guerra, no lee textos en el museo Larreta, no pisa la Buenos Aires de Macri, duda del mate después de la coca. Solari tiene la piel dura. Se paró solo, se la bancó, está cerca de la libertad, no brilla como un diamante loco ni habla estupideces de barrio chico. Disfrutemos de ser contemporáneos de este tipo: no habrá otro igual.

Indio Solari & Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado - El Arte del Buen Comer - Tandil 2010