sábado, 17 de abril de 2010

Dick Dale / Legendary Surf Rock Guitar

CRÓNICA - EL MUSEO DEL SURF

Dick Dale revivió los albores del Rock en Apolo

JORDI BIANCIOTTO/ BARCELONA / 17/04/2010

Hace unas cinco décadas, Dick Dale acuñó un sonido de guitarra innovador, basado en el uso del reverb, que dio identidad al naciente surf rock, inspiró a los Beach Boys y disfrutó de un reinado americano minutos antes de la British invasion. Dale tiene hoy 72 años y pasea por los escenarios como uno de los pocos supervivientes que nos quedan de la primera era de rock’n’roll; un guitar hero embrionario, como el desaparecido Link Wray, cuya influencia abarca desde Jimi Hendrix a los Pixies.

El guitarrista zurdo se presentó el miércoles en La [2], de Apolo, acompañado por un batería y bajista; sustento suficiente para desenterrar un repertorio eminentemente instrumental y de trazos rudos, apuntalado en unas digitaciones que mantuvieron su tono natural agreste, dotadas de una técnica ancestral. Cinta en la cabeza, pose de caballo loco y un viaje concienzudo a esbozos rocanroleros como Nitro, Riders in the sky, Shake’n’stomp y Let’s go tripping.

Canciones algunas de las cuales se hicieron un lugar en las listas de éxitos de los primeros años 60, interpretadas con fidelidad, como orgullosos objetos museísticos. A media actuación, Dick Dale, que piropeó a su público con dedicación (¿«qué ciudad es esta? ¿Barcelona? No, ¡es el cielo!») integró en el temario versiones de Summertime blues, The house of rising sun y Fever. Hasta aquí, todo bien. Pero, ¿hacía falta incluir un fragmento de Smoke on the water (Deep Purple) y España cañí?

Todo comenzó a tambalearse en esa recta final, cuando cayeron más versiones (Louie, Louie, Ring of fire) y Dale se marcó una intervención con la trompeta. Tras Hey Bo Diddley, amenizada con un solo de batería, sonó, por fin, Misirlou, la canción de origen griego que Dale arregló en 1962 y que, tres décadas después, Quentin Tarantino reivindicó en Pulp fiction. Un trofeo del rock’n’roll listo para adornar nuestra vitrina.

http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=705429&idseccio_PK=1013&h=



Lección de historia

CARLOS P. DE ZIRIZA 15/04/2010

Aunque su nombre siga sonando extraño en los mentideros de la popularidad, no debería ser necesario a estas alturas remarcar que Dick Dale es una leyenda absoluta, uno de los más seminales guitarristas en la historia del rock. Sin su forma de tocar las cuerdas sería imposible entender el surf rock, apreciar a Jimi Hendrix tal y como lo conocemos (influencia asumida) e incluso reconocer algunas de las semillas del heavy metal, antes aún de que los escarceos de The Troggs o The Kinks pusieran su granito de arena. Y a estas alturas, debería ser motivo de alborozo que a sus 73 años mantenga una forma física tan envidiable como la que mostró en Wah Wah, muy lejos de la decrepitud que se le podría suponer. Cosas de su proverbial aversión a las drogas y al alcohol: se pasó toda la noche sorbiendo una bebida energética.

Su paso por Valencia fue un amplio muestrario de su incendiaria forma de tocar la guitarra, endiabladamente virtuosa, y potente como un cohete a propulsión. En su caso, poco importa que su concierto derive con el paso de los minutos hacia los lugares comunes de la vieja gloria que echa mano de estereotipados clásicos ajenos ante la ausencia de material reciente (el suyo data de hace casi diez años).

Porque, más allá de la recuperación de gemas propias como The Wedge, Let's Go Tripping o el Misirlou con el que Tarantino le recuperó para las masas, o de sus guiños a Johnny Cash (Ring of Fire), The Animals (House of the Rising Sun) o The Kingsmen (Louie, Louie), lo que quedó es una forma única y casi en extinción de exprimir el instrumento de las seis cuerdas al servicio de la canción, un modus operandi pata negra, sin exhibicionismos gratuitos porque es la guitarra quien suplanta a la voz merced a una expresividad tan apabullantemente vigorosa como concisa. La leyenda en estado puro sentando cátedra, y aún en plena forma.