Ron Asheton, guitarrista.
Fundó The Stooges con el carismático Iggy Pop.
DIEGO A. MANRIQUE 08/01/2009
Ron Asheton, guitarrista y bajista de The Stooges, apareció cadáver el día de Reyes en su casa de Ann Arbor (Michigan). Según la policía, Asheton, de 60 años, llevaba varios días muerto, posiblemente debido a un ataque cardíaco.
Hace 40 años, los Stooges iniciaron una carrera que estuvo marcada por los más asombrosos desastres. Venían de Ann Arbor, una ciudad universitaria donde prendió una visión belicosa de la contracultura: los hijos de los obreros sindicados de Detroit querían cambiar el mundo, y hacerlo ya. Impresionados por la retórica (y los sonidos) del black power, muchos grupos locales apostaron por un rock de alta intensidad. En un contexto tan politizado, los Stooges iban a contracorriente, con su nihilismo kamikaze. A la larga, resultarían los más influyentes por su impacto sobre el punk rock de los setenta.
El catalizador fue el carismático Iggy Pop, que estuvo viviendo en el gueto de Chicago hasta que entendió que no tenía sentido imitar a los gigantes del blues. De vuelta en Ann Arbor, convocó a varios instrumentistas elementales para fundar un grupo que conjugara la pegada del rock de garaje con cierto aliento vanguardista: admiraban a jazzmen como John Coltrane y Albert Ayler. Hasta el nombre parecía una provocación: hacía referencia a los Three Stooges (Tres Chiflados), desquiciados humoristas cinematográficos que ganaron un nuevo público con la televisión infantil.
Allí estaban Ronald Asheton, nacido el 17 de julio de 1948, y su hermano Scott, baterista. Ron había sido un chico ejemplar -tocaba ¡el acordeón!- hasta que descubrió otra forma de vivir. El resultado fueron tres demoledores discos de estudio y una cadena de despropósitos que acabaría en 1974: esencialmente, los Stooges no encontraron un público que supiera ver más allá del show de Iggy y sabotearon todas las oportunidades, incluyendo el patrocinio de David Bowie. El mismo Ron contribuyó con su fascinación por la estética nazi. Una historia truculenta que Hollywood planea ahora filmar con Elijah Wood encarnando a Iggy. Mientras tanto, pueden enterarse de sus recovecos en libros como el reciente The Stooges: combustión espontánea, de Jaime Gonzalo.
Precavido con la heroína, Ron Asheton no fue el más damnificado de los Stooges: el bajista original, Dave Alexander, fallecería en 1975. Mientras Iggy ascendía a peculiar icono global, Ron animó proyectos fugaces como The new order, Destroy all monsters, The new race, Dark carnival, The empty set o The powertrane. Durante los ochenta y los noventa, se pretendió reunir a los Stooges, iniciativas que naufragaban ante los compromisos de Iggy como solista y el rencor de los supervivientes: Ron no olvidaba la humillación de verse relegado al bajo, cuando el papel de guitarrista y coautor recayó en James Williamson.
Los Stooges hicieron las paces en 2003. En los últimos años actuaron por todo el planeta, aparte de grabar el disco The weirdness. Todavía hoy, tienen más reconocimiento en Europa que en su propio país: han sido candidatos al Rock and Roll Hall of Fame en varias ocasiones, pero nunca lograron suficientes votos.
DIEGO A. MANRIQUE 08/01/2009
Ron Asheton, guitarrista y bajista de The Stooges, apareció cadáver el día de Reyes en su casa de Ann Arbor (Michigan). Según la policía, Asheton, de 60 años, llevaba varios días muerto, posiblemente debido a un ataque cardíaco.
Hace 40 años, los Stooges iniciaron una carrera que estuvo marcada por los más asombrosos desastres. Venían de Ann Arbor, una ciudad universitaria donde prendió una visión belicosa de la contracultura: los hijos de los obreros sindicados de Detroit querían cambiar el mundo, y hacerlo ya. Impresionados por la retórica (y los sonidos) del black power, muchos grupos locales apostaron por un rock de alta intensidad. En un contexto tan politizado, los Stooges iban a contracorriente, con su nihilismo kamikaze. A la larga, resultarían los más influyentes por su impacto sobre el punk rock de los setenta.
El catalizador fue el carismático Iggy Pop, que estuvo viviendo en el gueto de Chicago hasta que entendió que no tenía sentido imitar a los gigantes del blues. De vuelta en Ann Arbor, convocó a varios instrumentistas elementales para fundar un grupo que conjugara la pegada del rock de garaje con cierto aliento vanguardista: admiraban a jazzmen como John Coltrane y Albert Ayler. Hasta el nombre parecía una provocación: hacía referencia a los Three Stooges (Tres Chiflados), desquiciados humoristas cinematográficos que ganaron un nuevo público con la televisión infantil.
Allí estaban Ronald Asheton, nacido el 17 de julio de 1948, y su hermano Scott, baterista. Ron había sido un chico ejemplar -tocaba ¡el acordeón!- hasta que descubrió otra forma de vivir. El resultado fueron tres demoledores discos de estudio y una cadena de despropósitos que acabaría en 1974: esencialmente, los Stooges no encontraron un público que supiera ver más allá del show de Iggy y sabotearon todas las oportunidades, incluyendo el patrocinio de David Bowie. El mismo Ron contribuyó con su fascinación por la estética nazi. Una historia truculenta que Hollywood planea ahora filmar con Elijah Wood encarnando a Iggy. Mientras tanto, pueden enterarse de sus recovecos en libros como el reciente The Stooges: combustión espontánea, de Jaime Gonzalo.
Precavido con la heroína, Ron Asheton no fue el más damnificado de los Stooges: el bajista original, Dave Alexander, fallecería en 1975. Mientras Iggy ascendía a peculiar icono global, Ron animó proyectos fugaces como The new order, Destroy all monsters, The new race, Dark carnival, The empty set o The powertrane. Durante los ochenta y los noventa, se pretendió reunir a los Stooges, iniciativas que naufragaban ante los compromisos de Iggy como solista y el rencor de los supervivientes: Ron no olvidaba la humillación de verse relegado al bajo, cuando el papel de guitarrista y coautor recayó en James Williamson.
Los Stooges hicieron las paces en 2003. En los últimos años actuaron por todo el planeta, aparte de grabar el disco The weirdness. Todavía hoy, tienen más reconocimiento en Europa que en su propio país: han sido candidatos al Rock and Roll Hall of Fame en varias ocasiones, pero nunca lograron suficientes votos.
(Gracias Beanday2)