miércoles, 29 de diciembre de 2010

John Coltrane / When God Comes In Trane



John Coltrane : El Uno & El Universo

De muy pocos hombres se puede decir que han llevado adelante una revolución . Se necesita una energía especial, y John William Coltrane, la tenía. En verdad, su música generó un cambio profundo, al punto de que hay un antes y un después de este genial músico. Este saxofonista vivió, además, la poco común coincidencia de ser un artista aclamado por compañeros, críticos y público.

César Pradines (2001)


"Trane", llamado así porque desplegaba una fuerza musical similar a la de un tren en marcha, falleció el 17 de julio de 1967, con 40 años, es decir, cuando estaba en el inicio de su madurez. Su prematura muerte resultó una tragedia para el jazz. En sus últimos seis años trastrocó las reglas de la improvisación tan profundamente como lo habían hecho anteriormente Armstrong o Parker.


Nació en Hamlet, un pequeño pueblo de Carolina del Norte. Su padre, un sastre de clase media baja, pudo costearle una limitada educación musical, que John acrecentó cuando la familia se mudó a Filadelfia y logró obtener una beca. Sus estudios fueron truncados por el llamado al servicio militar, que hizo en la Armada. En sus dos años en Hawaii participó activamente en la banda musical.


Coltrane comenzó en el saxo alto, al que sólo dejó en 1951. Ya de regreso de la conscripción, se integró en orquestas de rhythm & blues, para en 1949 entrar de lleno en el bebop con la orquesta Apollo, de Dizzy Gillespie (1949-51). Más tarde pasó a la orquesta del saxo alto Earl Bostic (1952-53) y finalmente, a la de Johnny Hodges (1953-54). Aquí dejó el alto por el tenor. En septiembre de 1955 lo llamó el trompetista Miles Davis para su quinteto y nació una complicidad musical similar a la de otra gran sociedad de esa época: Gillespie-Parker. Esta sociedad, con altibajos, duró hasta 1960, cuando Coltrane formó su propio cuarteto.


Su carrera musical tomó cierta trascendencia con el disco "Tenor Madness", con Sonny Rollins, pero es con el quinteto de Davis -específicamente, cuando grabó su solo en el "Round´ midnight", de Monk , en septiembre de 1956- cuando la escena fijó su atención en este reservado músico.


Paralelamente con su reconocimiento aumentó su adicción a la heroína, al parecer desde 1949, y al alcohol. Una verdadera fuerza destructora se abatió sobre él. A fines de aquel año, Davis lo despidió y Coltrane, en enero de 1957, retornó a su casa familiar de Filadelfia, buscando desintoxicarse. En medio de un síndrome de abstinencia, "Trane" sintió un "despertar espiritual" que lo liberó de esa esclavitud. El definió así ese momento: "De pronto recibí de Dios amor y armonía, que es su esencia".


A su regreso, ya "limpio" de drogas y alcohol, lo llamó el genial Monk para una serie de actuaciones en el Ive Spot de Nueva York. Allí abrió su mente a las variaciones rítmicas y armónicas de Monk. "Sólo nos aprendíamos los acordes básicos y luego cada quien intentaba lo que quería... Después llegaba Monk y nos salvaba", relataba Coltrane.


Después volvió con Davis, en tiempos del sexteto con Bill Evans en el piano -al que nunca comprendió- y junto al saxo alto "Cannonball" Adderley, Paul Chambers y Philly Joe Jones. En esta época grabó el disco "Milestones", que contiene "Straight no chaser", otro tema de Monk, en donde el tenor se mueve en nuevas áreas de expresión. Su solo es premonitorio de lo que sucederá; suena desequilibrado y hasta enfermizo. Aparece ese concepto de articular grupos de notas como racimos consumidos y con una insistencia tan marcada que transforma el standard y logra por contraste que Davis y Adderley suenen simples y hasta monótonos.


Vino luego ese estilo de tocar que tantos problemas le generó a Davis, que opinaba que John debía tocar menos frases. "Si no sabés cómo terminar tu solo, quitate simplemente el saxo de la boca", le recomendaba enfurecido por esas maravillosas corridas que atacaba el genial Coltrane.


Al mismo tiempo fue Davis quien decía de Coltrane: "Era el saxofonista más potente y más rápido que he visto. Tocaba a la velocidad del vértigo y, a la vez, con mucho volumen sonoro. Y eso es difícil. Cuando se ponía el saxofón en la boca parecía un poseído. Era tan vehemente y apasionado y, sin embargo, tan tranquilo y amable cuando no tocaba. Una bellísima persona".


Llega su música


A fines de los años cincuenta, Coltrane se despidió de Davis para desarrollar su música con su grupo. Una trilogía muestra ese avance impetuoso y revolucionario: "Giants steps", "Coltrane jazz" y" My favorite things", los tres para el sello Atlantic. Sus improvisaciones se volvieron desafiantes. La relación con su baterista Elvin Jones era tan rica como explosiva en términos musicales. No hay paz, hay acción. Por ejemplo, el apretado rosario de armónicos en "Harmonique", en el disco "Coltrane Jazz", es demoledor y, a la vez, algo aterrador el escucharlo. "Suena a un hombre maduro aprendiendo a hablar", dirá el polémico crítico Leroi Jones (Imamu Amira Baraka).


Como si fuese poco, Coltrane tomó el saxo soprano y le dio carta de ciudadanía en el jazz a partir de ese vals edulcorado, "My favorite things" usando el soprano como sosouka, con la misma sonoridad oriental. Fue su caballo de batalla durante los años restantes, el tema que una y otra vez hizo en busca de estirar sus fronteras.


A medida que avanzó en su música se percibió su corriente de espiritualidad. Sus melodías eran su manera de relacionarse con Dios, pero con un Dios propio, al que identificaba como "el Uno, el Universo".


Llegó el momento de un despegue violento de las reglas ortodoxas del jazz. En sus últimos tres años, Coltrane creó cuatro discos de enorme significación, tanto en lo musical como en lo personal: "Crescent" (1964), el himno "A Love Supreme" (1964), "Ascension" (1965) e "Interstellar Space" (1967).


Una música que suena viva en las manos de este virtuoso que, en su etapa final, llevó sus conciertos al punto de quedar exhausto durante días. Para este tiempo agregó al grupo al inspiradísimo tenorista Pharaoh Sanders, que era quien lo provocaba a seguir siempre un paso adelante. Como un viejo obispo que invita a un joven predicador a su sermón, así Coltrane buscó superarse. Y lo logró.


Un cáncer de hígado lo llevó junto a su dios. Dicen que no aceptó morigerar su agonía con morfina. Desde el 57, nada lo había quitado de la realidad y, al parecer, no quiso perderse el final. Sí tenía casi una adicción por los dulces y su único desvío era fumar un puro o una pipa al final de cada show.

Una de las funciones del arte es revelar belleza. La música de "Trane" reúne elegancia, elevación y entusiasmo. En "A Love Supreme", en el salmo final, escribió: "¡Quiero ser digno de Dios!" Sinceramente creemos que lo logró.

John Coltrane-A Love Supreme-IV Psalm (Festival du Jazz Antibes, J-Les-Pins, France)