jueves, 2 de diciembre de 2010

Seasick Steve / Three-String Trance Wonder

Vagabundo Superstar

Puesto que ha sido vagabundo la mayor parte de sus 66 años de vida, Seasick Steve se declara honestamente sorprendido con el éxito reciente de sus discos.

Puesto que ha sido vagabundo la mayor parte de sus 66 años de vida, Seasick Steve se declara honestamente sorprendido con el éxito reciente de sus discos: “No sé por qué insisten en escuchar lo que lo quiero decir”.

La respuesta a su incógnita está en su propia vida. A los cuatro años pensó en robar la pistola de su padrastro para matarlo.

El niño Steven Gene Wold (su verdadero nombre) había sufrido severas golpizas de parte de este hombre que era un veterano de la guerra de Corea y se había casado con su madre para apoderarse de la granja familiar en Oakland.

Una tarde, el padrastro lo arrojó por la ventana. El niño voló, rompió los vidrios y cayó en el patio trasero.

En ese momento pensó en robar la pistola y matarlo. Pero Wold no lo hizo: “Algo sucedió en mi cerebro y me di cuenta de que no era una buena idea.

Pero sólo tenía dos opciones: matarlo o huir. No eran buenas opciones pero eran las únicas”.

A partir de entonces, la historia de Seasick Steve es un constante rodar y rodar que lo convirtió en una leyenda de la vida en libertad, del músico bohemio, del hombre sin ataduras.

Cuando el mainstream lo descubre (la noche de Año Nuevo de 2006, cuando apareció en el programa birtánico de Jools Holland), la gente se fascina con su biografía y encuentra en sus canciones, la autenticidad y verdad de la que carecen los artistas prefabricados.




En realidad, desde aquella noche de 2006, Seasick Steve ya se mostraba francamente sorprendido: “No entiendo todo este alboroto; si lo que yo hago parecen maullidos”.

Este año se publicó su cuarto álbum titulado Man of another time. Por primera vez incluye canciones desde su posición de famoso (y “hombre con un trabajo temporal”, la frase con que él describe el éxito y la estabilidad económica).


Katie Tomes, crítica de The Guardian, escribe: “Las canciones que incluye el disco sobre viajes en tren haciendo trabajos peligrosos y temporales, parecen una parodia de sí mismo.

Pero cuando canta sobre su presente, de manejar su tractor John Deere, de su esposa Elisabeth, entonces obtenemos esa emotividad que lo ha hecho famoso”.

Menos duro, el bloguero de música Jeff Perkins habla de un “hombre espectáculo capturado en un glorioso disco análogo”.

Esta última peculiaridad ha sido especialmente alabada: el disco se grabó sin apelar a los recursos de la tecnología y respetando el sonido duro de un estudio de grabación con tomas completas y banda en vivo.

Pero definitivamente la vida de Seasick ha cambiado con el éxito. Jeff Perkins, crítico londinense, pone el dedo en un verso de la canción “My Youth” en la que Seasick canta: “Todavía tengo recuerdos para contarles”.

Perkins especula: “Quizá Seasick se ha dado cuenta de que la gente se ha cansado de escuchar sus historias”.

En efecto, poco a poco la vida de este cantautor se ha hecho popular y bien conocida.

Se sabe que pasó la mayor parte de su adolescencia viajando en trenes y escondido en granjas, donde trabajaba ocasionalmente a cambio de comida.

“Seguía a los migrantes para obtener sus trabajos: cosechando maíz en Iowa, pizcando manzana en Weanatchee, jitomate en el verano.

Las granjas son un buen lugar para esconderse porque son un agujero del mundo, hay un ambiente rural que, por cierto, es muy aburrido para un niño”.




Pero ¿quién no se sentiría fascinado por un joven que luego de este pasado en granjas decide tomar su guitarra y tomar un avión a París? La anécdota, de hecho, está llena de detalles emotivos.

“En 1972 me fui a Francia. Todo se me había derrumbado y yo no tenía un lugar donde vivir.

Entonces vi la publicidad de un vuelo charter que costaba 100 dólares a París, y yo tenía 110.

Así que aterricé ahí con 10 dólares en la bolsa”. Y cuando llegó pidió un aventón para que lo llevaran a donde hubiera mucha gente.


Llegó a Left Bank. “Ahí, simplemente comencé a tocar en la calle, haciendo la misma cosa que he hecho siempre”, dice Seasick.

A pesar de todo lo que ahora lo rodea (giras constantes por Reino Unido desde 2007, llenos totales en el Royal Albert Hall, presentaciones en el Festival de Glastonbury, nominaciones a los Britt Award en 2009 por mejor artista masculino), Seasick Steve asegura que su vida sigue siendo incierta: “He vivido en 56 casas diferentes en 25 años”, dice a manera de prueba, aunque en los últimos cinco ha estado mucho en Noruega, país de su segunda esposa, Elisabeth.

Precisamente ella parece ser el ancla de su nueva vida. En febrero de este año publicó una edición limitada de un minidisco titulado Canciones para Elisabeth.

Él explica el contenido así: “La gente habla siempre de la manera en que yo siempre hago canciones sobre mi vida ruda y difícil de mi pasado.

Pero un día ella me dijo: ‘No es cierto que siempre hagas lo mismo, tú haces muchos tipos de canciones acerca de mí’”.

Seasick Steve descubrió entonces que en su viejo catálogo había muchas canciones de amor: “Nunca me he considerado un tipo romántico y quizá por eso no había reconocido todas estas canciones amorosos, las cuales, por cierto, son un poco raras”.

Y después de todo, conserva el mismo atuendo con que recorría aquellas granjas y ferrocarriles de su juventud, aunque por eso mismo, en la ceremonia de los Brit Awards del año pasado, los agentes de seguridad lo sacaron de la alfombra roja sin creerle que estaba postulado y era un posible ganador.

Ahora, en 2010, también está postulado en la misma categoría y asegura que irá vestido con ese mismo overol de mezclilla desgastado con el que suele andar.


Seasick Steve – Diddley Bo -Live at Hard Rock Calling