jueves, 31 de enero de 2013

Neil Young / Uncle Neil's Music & The Man Behind The Fog On His Journey To The Top




Ser rock antes que parecerlo


El canadiense Neil Young, a los 67 años y con medio siglo de carrera, publicó sus memorias y grabó dos discos junto a los Crazy Horse.


Escenarios Música 29/01/13
Por Guillermo E. Pintos


Neil Young integra el nutrido pelotón de los veteranos que lucen en digno estado de plenitud y alimentan su leyenda en un momento de alta cotización vintage en el gastado rock del siglo XXI. Con Bob Dylan y los Rolling Stones a la cabeza y una hipotética lista que además integran Van Morrison, Scott Walker, Leonard Cohen, Lou Reed, Dr. John y Mark Knopfler entre otros, se trata de una aristocracia que sobrevivió a sus excesos en la vida loca de juventud, remontó la curva descendente creativa y, lo más importante, eluden la decadente compulsión –que alguna vez los invadió a varios de ellos– por subirse a cada nueva ola que llegue a la costa. Ser antes que parecer es la cuestión. En cada caso, las particularidades propias de personalidades con musculosos Super yo hacen la diferencia. Young tiene 67 años y una historia familiar difícil, surcada por varias íntimas tragedias, que inevitablemente marcaron una extraordinaria carrera musical de cinco décadas. Sin embargo, luce activo y vital, atizando el fuego de su propio mito con leña recién cortada. En 2012 editó dos discos en apenas cuatro meses y medio, y también sus memorias, un largo relato de 497 páginas sin una secuencia temática lineal (al estilo Chronicles, de Bob Dylan), titulado Wagin heavy peace que todavía no tiene fecha de publicación en la Argentina. El libro, escrito según su autor apenas por haberse accidentado en la pileta y tener tiempo libre, sigue en la estela de recientes éxitos editoriales en dónde el tótem rockero cuenta su versión de la historia, tal como sucedió con el citado Dylan, Keith Richards (Life) y ahora más recientemente Pete Townshend (Who I am).


 La ráfagra creativa del músico canadiense, al que buena parte del mundo considera estadounidense, comenzó con la edición de Americana, un disco de versiones garaje de clásicos del folclore de los Estados Unidos (“Oh Susana”, “This land is your land”, entre ellas) que grabó de una con su mítica banda Crazy Horse. “Quería juntarme con ellos a rockear”, simplificó cuando le preguntaron la razón de ser de este disco. A la vista de los resultados, Americana resultó el calentamiento precompetitivo de una formación que él mismo definió como “una ventana al cosmos”, previa al verdadero compromiso que vino en envase doble. Psychedelic Pill es el primer disco de canciones nuevas de Neil Young que grabó con ellos desde 1996. Y el estilo es el mismo porque suena como puede esperarse, sin intervención digital ni ambiciones de trascendencia melódica. Cuando la formación clásica de rock que componen Ralph Molina, Billy Talbot y Frank “Poncho” Sanpedro echa a andar, no se sabe muy bien dónde pueden terminar. Envuelven con el zumbido de sus guitarras eléctricas sobre una base monolítica de bajo y batería, y... Allí todo puede pasar: pasajes de calma se cruzan con arranques de furia, en una suerte de contrapunto emocional convertido en rock ardiente pero a la vez tierno. Todo coronado con el excepcional registro agudo de Young, su marca de fábrica. En vivo, se replica el modus operandi pero el impacto es aún mayor. El público porteño que aguantó una tormenta de verano en el verano de 2001 en el Campo de Polo y se quedó para verlos cerca de la medianoche, puede dar testimonio de ello. Fue la única vez que Young tocó en Buenos Aires, también una experiencia excepcional.


 Al respecto, bien vale la muestra inicial de Psychedelic Pill: el track 1 es una cabalgata eléctrica con claros y oscuros titulada “Drifting back” que dura 27 minutos y reclama el calificativo de jam rockera en estado puro, una clase de cómo tocar para derribar un muro. “I’m drifting back” (algo así como “vuelvo lentamente”) repite el nombre como un mantra y va subiendo la intensidad hasta estallar en un choque de guitarrazos que se extiende durante casi media hora. Nada menos. De ahí en más, otros 61 minutos de baladas y rocks que muestran a Crazy Horse en estado de gracia. Como una manada de caballos salvajes galopando a campo traviesa, estos cuatro señores mayores dan rienda suelta al volumen de sus instrumentos y entregan un fervoroso testimonio de su pasión por tocar juntos. Se los puede imaginar como se los ha visto en vivo: levemente encorvados y reunidos en el espacio de un pequeño círculo de forma más o menos irregular, sacudiendo sus cabezas llevados por el ritmo y con los ojos cerrados, inmersos en un viaje hacia ningún lugar. “Cualquier viaje con los Horse posiblemente no tenga destino cierto”, escribió en su libro a manera de certera definición sobre el estilo de su banda de toda la vida. Con las interrupciones de sus discos solistas, sus reuniones con David Crosby, Stephen Stills y Graham Nash y sus inesperados encuentros con Devo y Pearl Jam por citar algunos, lleva 44 años tocando con esta banda y no habría por qué cambiar. “Es una proposición ‘Tómalo o déjalo’”, escribió el crítico Jon Pareles en The New York Times sobre el disco. También es una buena forma de resumir el estilo Neil Young de interpelación al oyente medio rockero. No se puede permanecer neutral.


http://www.revistaenie.clarin.com/escenarios/musica/Neil-Young-Americana-Psychedelic-Pill_0_854314600.html



Neil Young & Crazy Horse - "Psychedelic Pill"
"Psychedelic Pill" (Official Video) © 2012 WMG