miércoles, 17 de febrero de 2010

Marvin Pontiac / The Legendary Pontiac

Marvin Pontiac

Por Martín Sassone

Robert Taylor es un negro seductor, enigmático y apasionado del blues, que esconde su verdadera profesión: la de narcotraficante. Se hace amigo de Dennis Lenahan, un saltador de trampolín, a quien trata de convencer para que se una a su banda delictiva. En medio de esa historia de tiros, traiciones, drogas y sexo, Robert le hace escuchar a Dennis sus discos de Muddy Waters, Willie Dixon, Sonny Boy Williamson y Emore James. Y también el de Marvin Pontiac, a quien menciona como su blusero favorito.

Taylor es uno de los personajes de Tishomingo Blues, la novela del escritor estadounidense Elmore Leonard traducida al español como Blues del Mississipi. Pero... ¿quién es Marvin Pontiac? Se preguntara cualquier lector amante del blues. Muddy Waters y compañía son nombres familiares para los bluseros. ¿Pontiac será un músico nuevo? ¿O un invento de la imaginación de Leonard? En los libros especializados su nombre no figura. Tampoco en las más prestigiosas enciclopedias del género. Sólo en Internet aparecen algunos datos dispersos y unas pocas fotos -bastante extrañas, por cierto- de un hombre negro, vestido con singulares túnicas blancas. Su cara se ve borrosa y es casi imposible distinguir sus rasgos. Lleva además una suerte de turbante, y tiene una guitarra acústica en sus manos. Las fotos, parece, fueron tomadas en un oscuro y misterioso instituto mental... tan oscuro y misterioso como su leyenda.

La red guarda apuntes que relatan cómo las canciones de Marvin Pontiac le cambiaron la vida a músicos como David Bowie, Beck, Leonard Cohen, Iggy Pop o Michael Stripe (de REM). También aparece la foto de la tapa de su único disco: "The Legendary Marvin Pontiac Greatest Hits", editado en 2000. Y hay, además, una pequeña biografía de Pontiac que -siguiendo un derrotero de sombras- va igualmente encaminada a alimentar el mito.


Según esa reseña, Pontiac nació en Detroit en 1932. Era el hijo de un musulmán de apellido Toure (africano, de Malí) y de una neoyorquina judía, que en 1934 fue internada en un Instituto psiquiátrico. Ese mismo año su padre se llevó al pequeño Marvin a Bamako, Malí. Allí se crío y empezó a gestar su amor por la música. A los 15 años, Pontiac dejó Africa y volvió a los Estados Unidos. Se radicó en Chicago y empezó a tocar la armónica en Maxwell Street. Fue allí mismo -dicen- donde se peleó con Little Walter. La humillación que le ocasionó la derrota en esa lucha lo obligó a abandonar la ciudad. Dejó entonces Chicago y se instaló en Lubbock, Texas.

De acuerdo con su biografía, se rumorea que en 1950 habría participado del exitoso asalto a un banco. Como músico, su primer éxito lo tuvo a los 20 años, con el tema "I´m a doggy" que, curiosamente, también fue un hit en Nigeria. Y la fábula crece: a mediados de los cincuenta, Marvin se fue a vivir a Slidell, Louisiana. Sus datos son pocos durante los años siguientes, hasta que en 1970 reaparece con una extraña denuncia: dijo que había sido secuestrado por extraterrestres. Un año después fue detenido por la Policía mientras andaba desnudo en bicicleta. Al igual que su madre, fue a parar a un instituto psiquiátrico, del que se escapó para regresar a Detroit. En 1977 fue atropellado por un ómnibus y murió.

Su música es una mezcla de blues, funky, afro-pop y jazz. El sonido es denso y su voz suena como si se fusionaran las de Tom Waits, Leonard Cohen y Howlin' Wolf. Las letras de sus canciones son satíricas e irónicas: "Soy un perrito / Apesto cuando me mojo", entona en "I´m a doggy".

Una historia por demás extraña. Una historia que genera demasiadas dudas, particularmente al ver quiénes son los músicos que tocan en el disco: Marc Ribot, John Medeski y Jamie Scott, entre otros. Ocurre que todos ellos no superan hoy los 40 años. Entonces, ¿cómo es posible que hayan grabado junto a Marvin Pontiac en la década del cincuenta?

El músico John Lurie, del grupo de jazz neoyorquino The Lounge Lizards, aparece como productor del disco. Según dijo, encontró las cintas perdidas de Marvin Pontiac y decidió editarlas en su sello discográfico Strange & Beautiful Music. "Ese disco cambió mi vida", sostuvo Lurie, sin especificar -sin embargo- si ese impacto fue producido por las cintas halladas o por el disco que él mismo grabó. Porque sólo basta escuchar el disco para llegar a la conclusión de que Marvin Pontiac en realidad nunca existió: es evidente que la calidad de grabación dista de la que se podría haber logrado hace cincuenta años.

Marvin Pontiac no fue un invento del escritor Elmore Lenonard. Es -finalmente- el alter ego de Lurie, aunque él públicamente nunca lo admitió. Al igual que el Ziggy Stardust de David Bowie, Lurie intentó crear un mito para editar un disco oscuro y alejado de la música que suele grabar.

Rescatar viejos bluseros del olvido es algo que la historia nos enseñó a apreciar. Y Lurie jugó con eso. Tal vez, crear su leyenda fue puro marketing. Lo cierto es que Marvin Pontiac no fue un músico de carne y hueso. Pero sí palpitan las catorce canciones del disco... que a fin de cuentas es lo único que importa. Y lo único que nos queda: su fascinante música.

http://www.lacasadelblues.com.ar/articulos/marvin_pontiac.htm

I'm a doggy- Marvin Pontiac